Oscar Robelo
El 12 de octubre Nicaragua conmemora el Día de la Resistencia Indígena, Negra y Popular, una fecha en la que el país, de naturaleza multiétnica, recuerda el inicio de la lucha de los pueblos originarios contra la dominación colonial y la reivindicación de sus derechos ancestrales. Fue el 12 de octubre de 1492, cuando las huestes españolas iniciaron su invasión en tierras del continente americano.
De ahí que históricamente, el país ha mantenido una continua resistencia contra todo tipo de dominación colonial, neocolonial e imperialista que pretenda menoscabar la independencia y la autodeterminación del pueblo. Y esta resistencia se ha demostrado desde hace más de cinco siglos con las luchas iniciadas por nuestros ancestros en defensa de su cultura e integridad.
Para el docente investigador de la Unan-Managua, Edwin Taylor Rigby, la resistencia inicia en Nicaragua con la llegada de los españoles que efectuaron un violento proceso de conquista y colonización de los territorios nicaragüenses, pero donde se encontraron con un enorme espíritu de lucha y capacidad combativa de los pueblos originarios.
“Los pueblos indígenas lucharon por preservar su cultura, en el Pacífico los españoles vinieron y establecieron un sistema cultural europeo en el que impusieron religiones, su sistema administrativo y todo lo que tiene que ver con el dominio colonial”, explicó el historiador Taylor.
La acción de defensa de los caciques Diriangén y Nicarao en contra los invasores españoles, constituyeron las primeras manifestaciones combativas organizadas y desarrolladas en la historia nicaragüense, expresando así el espíritu guerrero de los pueblos originarios.
“Después de ser vencidos inician la resistencia pasiva que es, por ejemplo, huir de los colonizadores, no dejarse bautizar, las mujeres no tener hijos, lo que indica que hay diversas formas de resistencia en todas las culturas en Latinoamérica y lo hicieron para mantener su cultura”, agregó, señalando que primero fueron los indígenas y después se involucraron en el proceso de resistencia los negros, los afrodescendientes.
Resistencia al imperio inglés
Taylor contó que los españoles, al desaparecer a casi toda la población y verse sin mano de obra, empezaron el tráfico de millones de personas traídos de Africa como esclavos hasta el siglo XVIII. Posteriormente, los ingleses llegaron a la Costa Caribe centroamericana, región donde no pudieron entrar los españoles porque era selvática y “los indígenas eran agresivos, no se dejaron fácilmente”.
Diferente al imperio español, el inglés estableció un protectorado nombrando un rey misquito, a través del cual emitía sus directrices. Para Taylor, “de alguna manera eso fue más <diplomático> porque no entraron de forma violenta, pues era una estrategia para socavar a los españoles, pero sí impusieron e hicieron que los indígenas dejaran de hacer sus prácticas culturales”.
Según Taylor, los africanos tuvieron su manifestación de resistencia porque cuando los traían desde África algunos huían a las montañas y se quedaban allí, “como era una zona boscosa no podían entrar a recapturarlos. Esos africanos que huyeron de esos dominios se reunían y empezaron a dar manifestaciones de rebeldía”.
“Luego, en los tiempos contemporáneos, viene la parte popular cuando el pueblo se involucró en la resistencia contra toda opresión y las políticas de dominio del imperio yanqui”, agregó el docente universitario. En consecuencia, sostuvo que en Nicaragua se conmemora la Resistencia Indígena, Negra y Popular con el concepto de independencia.
En la nación de lagos y volcanes están definidos diez grupos étnicos, cuya herencia junto a encuentros y desencuentros ha dado origen a un pueblo combativo, digno, alegre y creativo: Mayangnas, Ulwas Miskitus, Ramas, Creoles y Garifunas, en la Costa Caribe; Chorotegas, Nahoas, Sutiabas y Matagalpas en el Pacífico, Centro y Norte.
A juicio del historiador Taylor, la resistencia continúa ante los afanes de potencias que no conciben que un país como el nicaragüense pueda tener autodeterminación, que no acepta condicionamientos de nadie en sus relaciones con otros países.
En la actualidad, para conmemorar el Día de la Resistencia Indígena, Negra y Popular, a lo largo y ancho del país se desarrollan diversos eventos como demostraciones musicales, ferias, bailes, declamaciones y degustaciones gastronómicas, que tienen como objetivo mantener vivo el patrimonio cultural de estos pueblos.
Desde hace 37 años se conmemora el Día de la Autonomía
Ley de Autonomía: hito histórico
Oscar Robelo
Cada 30 de octubre se conmemora el Día de la Autonomía en la Costa Caribe, como un reconocimiento a los derechos ancestrales de los pueblos indígenas y afrodescendientes sobre la Costa Caribe; un reconocimiento histórico a la naturaleza multiétnica, multicultural y multilingüe de Nicaragua plasmado en la promulgación de la Ley 28 aprobada por la Asamblea Nacional en ese día de 1987.
La Ley 28 contiene el Estatuto que establece el Régimen de Autonomía de las Regiones en donde habitan las comunidades de la Costa Caribe de Nicaragua, y reconoce los derechos y deberes propios que corresponden a sus habitantes, de conformidad con la Constitución Política.
Es con la revolución sandinista que se logra la promulgación del Estatuto de la Ley de Autonomía de la Costa Caribe, constituyendo “un hito histórico nacional y a nivel mundial que un Estado reconozca la autonomía de una parte de su territorio, que es básicamente que los pueblos indígenas administren sus territorios de acuerdo a sus necesidades vinculadas con sus prácticas culturales”, afirmó el profesor e historiador Edwin Taylor Rigby.
Antes de la aprobación de la Ley, primero se efectuó una gran consulta, se formaron comisiones integradas por expertos tanto de la Costa Caribe como del Pacífico de Nicaragua en la que “muchos personajes y críticos reconocidos aportaron en cómo se iba a concebir la ley como tal. Esto es importante porque manifiesta que no es una ley de imposición, sino consensuada entre el gobierno central con los autores políticos locales del Caribe de Nicaragua”, recordó.
“Subsecuentemente se iniciaron los gobiernos regionales con algunas debilidades que en la marcha se fueron corrigiendo”, señaló. Pero, durante los lustros que gobernaron los neoliberales, los pobladores de la Costa Caribe volvieron a quedar abandonados porque “había poco interés en desarrollar al Caribe, sino sólo para sacar los productos como la madera y los mariscos”, añadió.
No obstante, en la segunda etapa de la revolución que inició con el Gobierno de Unidad y Reconciliación Nacional, se reanudó la aplicación de la Ley 28 a tal punto que ya es una realidad la conexión y vinculación del Pacífico con la Costa Caribe Norte y Sur a través de la ejecución de importantes proyectos de desarrollo.
De acuerdo al docente, la conexión de los gobiernos regionales con el central no sólo se manifiesta en grandes proyectos construidos, sino también en situaciones de emergencia por causa de desastres naturales provocados por huracanes. Como ejemplo puso la respuesta inmediata que brindaron los gobiernos regionales junto al central con el Iota y el Eta, el año pasado.
Respeto a diversidad cultural
“La respuesta fue inmediata, tanto así que no hubo muertos, pero sí muchos daños”, indicó, agregando que todavía se están desarrollando proyectos de vivienda que resultaron destruidas. “También se apoyó a los pescadores que perdieron sus equipos de trabajo a quienes se les entregaron botes y redes de pesca”, comentó.
En la Ley 28 se reconoce la diversidad cultural y multiétnica de la población del Caribe. De ahí que establece que en los gobiernos regionales deben estar representadas todas las etnias: rama, misquito, mayagna, creole, garífuna y “ahora están los mestizos costeños que son descendientes de mestizos que llegaron del Pacífico”.
“Esta representación se basa en que todos son reconocidos y beneficiarios de los programas y proyectos de desarrollo que se lleven a cabo a través de los gobiernos regionales y que a la misma vez están conectados con el gobierno central”, explicó Taylor.
El historiador indicó que de esta sinergia no se escapan las municipalidades que también están conectadas y esa triple conexión: gobierno central-gobiernos regionales y municipalidades permite además el desarrollo del deporte, de todos los emprendedores, comerciantes de mariscos, que tienen acceso al bono productivo o bono de pesca.
“El sistema educativo también es parte de la Ley, porque permite que los pueblos indígenas reciban sus clases en su lengua, reconoce y respeta sus prácticas culturales, celebraciones, como el Palo de mayo”, dijo. Taylor también mencionó la creación e instalación de casas de cultura y universidades.
“A las universidades traen jóvenes estudiantes de las zonas más remotas de las comunidades misquitas, mayagnas, ramas y creole para prepararse como médicos, ingenieros, antropólogos, historiadores y van a retornar a su territorio para aportar”, dijo. También hacen su defensa de tesis en su idioma ante un jurado que además lo habla.
“El propósito del gobierno es concebirnos como un país multicultural, multiétnico, diverso y que cada uno cabemos en este territorio que se llama Nicaragua y que nos podemos desarrollar desde nuestra cultura”, puntualizó el historiador y docente Taylor.