Manuel Salvador Espinoza Jarquín (*)
Recientemente, el Departamento de Estado de los Estados Unidos desclasificó dos documentos adicionales relacionados con el golpe de estado en Chile en 1973, que revelan cómo el presidente Richard Nixon fue informado sobre el inminente golpe militar que dirigió tras bastidores la Central de Inteligencia Americana (CIA) junto al Departamento de Estado y trasnacionales norteamericanas.
El primer documento es el informe diario de la CIA (Daily Briefing) al presidente del 11 de septiembre de 1973, la mañana del golpe militar, que informaba de manera “bonita” a Nixon que los oficiales militares chilenos estaban “decididos a restaurar el orden político y económico”, pero “todavía podían carecer de un plan coordinado efectivamente que capitalice la amplia oposición civil”.
El segundo documento es otro informe diario (desinformativo) para Nixon, fechado el 8 de septiembre de 1973, que afirmaba que no había “evidencia de un plan coordinado de golpe tri-servicio” en Chile y que, si los “calientes en la Armada” instigaban un golpe, podrían encontrarse aislados. El propósito de este documento era ocultar al máximo la operación de derrocamiento que en tres días se llevaría a cabo.
Sin embargo, según un artículo de National Security Archive, un cable del 10 de septiembre de 1973, enviado por el oficial de la CIA Jack Devine a altos funcionarios estadounidenses, confirma que el golpe tendría lugar al día siguiente. El libro “Good Hunting” es una autobiografía del ex-oficial de la CIA Jack Devine, que describe su carrera en la agencia y sus experiencias en todo el mundo.
Según una reseña del libro en LitLovers, Devine y sus colegas de la CIA no orquestaron el golpe, sino que “solo brindaron apoyo encubierto a la oposición mientras los mantenían bajo estrecha vigilancia y monitoreaban al gobierno de Allende”.
Los documentos desclasificados de la CIA sobre el golpe en Chile en 1973 y su papel en el derrocamiento de Salvador Allende han sido objeto de interés y controversia. Según un artículo de El Comercio, a pesar de que han pasado 50 años desde el golpe, todavía quedan documentos por desclasificar y hay voces que reclaman que Estados Unidos reconozca su rol no solo en el derrocamiento de Salvador Allende, sino también en la dictadura de Augusto Pinochet.
Salvador Allende fue un político y médico chileno que se convirtió en el presidente número 27 de la historia de Chile, así como en el primer mandatario socialista elegido democráticamente en el mundo. En las elecciones presidenciales de 1970, Allende obtuvo un 36% de los votos, que no le permitieron superar a Eduardo Frei Montalva. Sin embargo, como ninguna candidatura obtuvo la mayoría absoluta, la decisión final quedó en manos del Congreso Pleno, que debió elegir entre las dos más altas mayorías: Salvador Allende Gossens y Jorge Alessandri. Finalmente, el Congreso eligió a Allende como presidente de Chile.
Evidencias fehacientes
Según un artículo de National Security Archive, el presidente estadounidense Richard Nixon ordenó a la CIA que fomentara un golpe militar en Chile el 15 de septiembre de 1970, durante una reunión en la Oficina Oval. Nixon dio instrucciones explícitas para evitar que el recién elegido presidente de Chile, Salvador Allende, fuera investido en noviembre o para crear condiciones para derrocarlo si asumía la presidencia. Los más de 1,500 do c u m e nto s desclasificados de la CIA incluyen material sobre sus operaciones encubiertas para derrocar al presidente Salvador Allende (1970-1973), su apoyo al régimen del general Augusto Pinochet y el asesinato en 1976 del canciller chileno Orlando Letelier y Ronni Moffit, información sobre la Operación Cóndor, la relación de muchos golpistas como Manuel Contreras con la CIA y el trabajo de inteligencia del gobierno norteamericano al respecto.
La CIA comenzó a explorar secretamente un golpe militar como parte de la planificación de contingencia para una posible victoria de Allende más de un mes antes de que los chilenos fueran a las urnas el 4 de septiembre de 1970. la CIA gastó $8 millones en los tres años entre 1970 y el golpe militar de septiembre de 1973, con más de $3 millones asignados a la intervención chilena en 1972 solamente.
Henry Kissinger, quien se desempeñó como Secretario de Estado de los Estados Unidos durante el gobierno de Richard Nixon, tuvo un papel importante en el golpe de estado en Chile en 1973. Mientras los pueblos celebraban la victoria de Allende, Kissinger y Nixon estaban preocupados por la creciente influencia del socialismo en América Latina y querían evitar que Chile se convirtiera en un Estado socialista.
Kissinger se reunió con el general Augusto Pinochet, quien lideró el golpe militar, poco después del derrocamiento del presidente chileno Salvador Allende. En la reunión, Kissinger le aseguró a Pinochet que los Estados Unidos apoyarían su gobierno. Además, Kissinger y Nixon habían autorizado previamente la CIA para que trabajara con los militares chilenos para desestabilizar el gobierno de Allende.
Es así que el gobierno de Salvador Allende enfrentó una serie de desafíos durante su mandato, incluyendo la inflación, el desabastecimiento y la oposición de los sectores conservadores y empresariales. Además, el gobierno de Allende se enfrentó a la oposición del gobierno de los Estados Unidos.
La principal dificultad del gobierno de Allende fue su incapacidad para controlar la inflación y el desabastecimiento, lo que llevó a una crisis económica y social en el país. La inflación se disparó a más del 100% en 1972, y el desabastecimiento de bienes básicos como alimentos y medicinas se convirtió en un problema grave.
Boric el “pinochetito”
Estos problemas económicos y sociales contribuyeron a crear una sensación colectiva de desgobierno en la población chilena. La oposición empresarial y conservadora aprovechó esta situación para crear un clima político y social tenso que desembocó en el golpe militar liderado por el general Augusto Pinochet en 1973.
El Comité Selecto del Senado de los Estados Unidos para Estudiar las Operaciones Gubernamentales en Relación con las Actividades de Inteligencia, también conocido como el Comité Church, llevó a cabo una investigación sobre las actividades de la CIA en Chile en 1973. El informe final del comité, publicado en 1976, concluyó que la CIA había llevado a cabo una campaña secreta para desestabilizar el gobierno del presidente chileno Salvador Allende y que había trabajado con los militares chilenos para organizar el golpe de estado que derrocó a Allende.
El informe también reveló que la CIA había financiado a grupos políticos y organizaciones empresariales que se oponían al gobierno de Allende, y que había ayudado a organizar huelgas y manifestaciones. Además, las empresas estadounidenses y chilenas que se oponían al gobierno socialista de Allende habían financiado a grupos políticos y organizaciones empresariales que se oponían al gobierno.
El Comité Church no recomendó sanciones específicas contra la CIA por su papel en la desestabilización y el derrocamiento del gobierno chileno en 1973. Sin embargo, el informe final del comité criticó duramente las actividades de la CIA en Chile y recomendó una serie de reformas para mejorar la supervisión y la rendición de cuentas de las agencias de inteligencia de los Estados Unidos. El informe también llevó a una mayor conciencia pública sobre las actividades de la CIA en Chile y otros países, y contribuyó a una mayor supervisión y regulación de las agencias de inteligencia de los Estados Unidos.
Recientemente y con mucha razón, el presidente de Nicaragua Daniel Ortega comparó al presidente de Chile Gabriel Boric con el dictador chileno Augusto Pinochet. Le llamó “pinochetito”. Esta referencia se dio tras que el gobierno chileno enviara una nota de protesta a Managua en respuesta a que la máxima autoridad de este país calificara a Carabineros de “criminales” e invitara al 50 aniversario del golpe a opositores del gobierno nicaragüense, en un claro papel intervencionista del gobierno de Boric hacia Nicaragua.
¿Pero acaso el Comandante Daniel no tiene la razón? La dictadura de Pinochet fue un régimen militar que duró 17 años en Chile, desde el golpe de Estado que derrocó al presidente Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973 hasta el año 1990. Durante este tiempo se cometieron numerosas violaciones a los derechos humanos, incluyendo encarcelamientos, torturas, desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales, y asesinatos masivos y selectivos. La represión fue llevada a cabo por la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), un cuerpo de policía secreta, entre 1973 y 1977.
A Boric le conviene mejor quedarse callado y sobre todo si trata de desconocer su propia historia. Los informes internacionales indican que los asesinatos y las torturas eran sistemáticas y brutales, incluyendo el uso de capuchones, golpes, descargas eléctricas y amenazas a familiares. Se estima que más de 40.000 personas fueron víctimas de la represión durante la dictadura.
(*) Director del Centro Regional de Estudios Internacionales (CREI).