- En el 201 aniversario de la independencia y el 166 de la Batalla de San Jacinto
Las celebraciones patrias tienen un trascendental significado porque se asientan sobre un período en el cual nuestro país inició a construir su propio Estado, a funcionar con sus propias autoridades estableciendo el concepto de soberanía e independencia en Nicaragua.
En diversos países del mundo se celebran las fiestas patrias, las que tienen un significado especial para cada nación, las que pueden tener su origen en la independencia y por la salida de tropas norteamericanas u de otros países invasores.
Nicaragua conmemora sus fiestas patrias a mediados de septiembre en honor de dos fechas históricas: el 14 por la Batalla de San Jacinto en 1856, que fue clave para evitar el dominio del filibustero estadounidense William Walker en Centroamérica y el 15 por la Independencia de Centroamérica de la corona española, firmada en 1821.
Róger Norori Gutiérrez, miembro directivo de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua y máster en historia, afirma que los nicaragüenses celebramos dos acontecimientos básicos en la actualidad: la independencia y la guerra nacional, por la nacionalidad centroamericana, destacando por supuesto la Batalla de San Jacinto.
Su importancia radica porque se asientan sobre un período en el cual Nicaragua empezó a construir su propio Estado, comenzando a funcionar con sus propias autoridades, ya no venían nombradas de España, sino nombradas, elegidas aquí, en un nuevo régimen que funcionó en todo caso y que es la parte expresiva de cómo empezó a individualizarse el país.
Establecen instituciones de Estado
Norori señaló que esa individualización consiste en empezar a establecer instituciones de poder, de Estado y saber qué territorialidad comprende, es decir hasta dónde tendrá efecto, “nosotros teníamos problemas porque en la Costa Atlántica no tienen efecto nuestras nuevas instituciones con la independencia, porque allí todavía subsistía el reino mosco en 1821”.
Pero, pese a los problemas que pudiera representar todo eso, hay un nuevo régimen que está vigente e implica eventualmente un concepto que va a tener mucho valor en la segunda parte del siglo XIX y todavía en el primer tercio del siglo XX con el general Augusto C. Sandino, que es la soberanía, esa es la soberanía más primitiva. Establecer en ese nuevo régimen de independencia nuevas autoridades, nuevas instituciones y hacerlas valer con esas nuevas leyes que se ejercen, con la nueva Constitución Política de 1824 que se supone la van a obedecer todos y va a tener vigencia para todo el territorio que comprende Nicaragua en aquel momento, allí se establece entonces ese principio de soberanía.
El historiador dice que esa soberanía la hacen valer posteriormente en la guerra nacional, pero cuando se habla de guerra nacional se refiere a una guerra centroamericana, porque lo que se entiende es que William Walker no quería sólo Nicaragua, sino a toda Centroamérica, es por eso que se involucran todos los ejércitos de los países en esa guerra para expulsarlo.
Esta empieza después del 12 de septiembre de 1856 hasta la expulsión de William Walker y su fusilamiento en Trujillo, Honduras. Hacen valer esa soberanía porque “este país es nuestro no es de nadie más, no vamos a permitir que venga un extranjero a imponernos lo que queremos ser nosotros, de ninguna manera”.
Todos estos acontecimientos tienen que ver con la nacionalidad, con la soberanía, pero también con la memoria social, porque bien que mal nuestros estudiantes hoy en día guardan en la memoria como parte de su educación, de sus lecciones o como parte del testimonio de sus padres, de sus abuelos que un día luchamos por esa independencia, por hacerla valer y esa soberanía en la guerra nacional, eso es lo que implica la importancia que tienen las fechas patrias para nosotros los nicaragüenses.
Amor a la patria
Para el historiador y escritor el amor por la patria significa que cada uno de nosotros tiene que responder, trabajar, hacer y vivir por Nicaragua, ¿qué hacemos para vivir, trabajar por Nicaragua? Preguntó y respondió que vivimos por Nicaragua cuando reproducimos nuestra propia cultura culinaria, por ejemplo, y propagandizamos nuestras comidas como el nacatamal, el vigorón y otras que las tenemos como platos nacionales. Trabajar por Nicaragua debe incluir por supuesto ser responsable en el trabajo, cumplir con la labor diaria, hacer de Nicaragua un país grande, no irse a trabajar a otro país.
Demuestra tener conciencia de que este es un país único, no debemos de partir de la idea, aunque se ha hecho mucho espacio en eso, de que nuestro país es desgraciado, pobre, esa es una mala idea que se ha regado mucho porque lo que termina pensando la gente es: “no quiero vivir en este país, me voy” y deja de trabajar por Nicaragua. La idea es que este es un país grande, que tenemos que hacerlo más grande por mí y por todos los que vengan después y dejarles un país nuestro.
Confió que esa mala idea nace de muchas partes como medios de comunicación, agentes de gobierno, la misma gente, la escuela, no vamos a culpar a nadie al respecto, la idea es trabajar por Nicaragua y que lo hemos hecho bien, eso nos da orgullo que debemos tener.
Defender estos logros
Todos estos avances y logros debemos de defenderlos, logros en la construcción de una nación, por ejemplo, desde 1821 cada uno de los gobiernos empezó a trabajar por sacar a los ingleses de la Costa Atlántica, en 1848 se firmó un tratado con Inglaterra para ponerle punto específico, se tienen que ir de aquí porque esta tierra es nuestra, pero claro ellos habían estado allí mucho tiempo e hicieron de la mentalidad, de la memoria social de las personas de allá otro país, de manera que no se sentían nicaragüenses. Hoy se trabaja en ese sentido: hacer valer esa nicaraguanidad sobre aquella gente también porque es parte de nuestro territorio, esa es la tarea.
Explicó el historiador que trabajar de esa manera es integrar a un país, no es sólo trabajar por Managua, León o Granada, los leoneses y granadinos trabajaron por su propia localidad y lo único que hicieron en el siglo XIX fue llevarnos a guerras, entonces no vale trabajar por la localidad solamente, es trabajar por un país íntegro, por toda la nación.
“Esos logros yo más bien digo que son de alguna manera adelantos un poco accidentados porque nuestros líderes al momento no tenían experiencia de cómo organizar, administrar y ordenar un país, de fundar el nuevo gobierno, el nuevo régimen, ellos partieron de cero, no vamos a culpar a nadie al respecto, pero se debe de recordar que todo funcionario que venía a la provincia de Nicaragua venía nombrado desde España y con el conocimiento de cómo administrar el país”, sostuvo.
En ese entonces apenas se tenía una universidad en Guatemala que incidió en una pequeña parte de la población, instruyéndola para trabajar por Centroamérica, sin experiencia y a eso se debe esa vida tan accidentada que tenemos en el siglo XIX de guerras, de levantamientos, de enfrentamientos localistas, pero hay un importante resultado que es cómo se fue construyendo el Estado, un aparato regulador que se impuso para administrar el territorio.
Por todos esos hechos es que los nicaragüenses debemos de celebrar con alegría las fiestas patrias, hay que enaltecerlas, debe de ser una celebración por la nacionalidad que nos corresponde a todos, es una celebración por Nicaragua. Eso comprende mucho, no sólo el ser nicaragüense, lo que comprende básicamente es cómo somos nosotros, somos distintos a todos los países del mundo.
Alguien se preguntaba cómo es el nicaragüense, es jodedor, mal hablado y todo eso, puede ser, pero se debe a la baja escolaridad que hubo siempre en otros momentos, pero también el nicaragüense tiene algo que ofrecer a los otros países: toda su cultura, producto de su quehacer socio-histórico, puede ofrecer sus propias ciudades, sus propios monumentos históricos como El Castillo, la iglesia Catedral de León, la de Granada, la iglesia La Merced, el templo más antiguo de Nicaragua ubicada en San Jorge.
Todo eso es parte de nuestro acervo cultural que ha producido no sólo esta generación sino todas las que vivieron antes de 1821 en Nicaragua, junto por supuesto con nuestra propia forma de hablar el español, nuestra propia forma de expresarnos, eso es nicaraguanidad, eso es parte de una celebración que debemos de llevar en nosotros siempre.
Al finalizar el miembro directivo de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua indicó que estas celebraciones deben de ser impulsadas por todo gobierno, un gobierno por sí no puede decir yo no voy a celebrar eso como lo hizo alguna vez José Santos Zelaya, dijo aquí no hay fiesta cívica más que la del 11 de julio de 1893, pero se acabó José Santos Zelaya en 1909 y vinieron las fiestas patrias otra vez, eso no se puede hacer, no se puede obviar, un gobierno no puede hacer eso, de ninguna manera.