- Soñó con ser piloto aviador y lo realizó
- Luchó contra Somoza desde los 17 años en la guerrilla de Olama y Mollejones
- Participó en ofensiva Octubre Victorioso en 1977 en el ataque a Cárdenas
- Derribado por aviones somocistas logró aterrizar, salir ileso y volver a la lucha
David Gutiérrez López
Desde los tres años de edad quería surcar los cielos, quizás viajar a las estrellas, un sueño infantil que logró concretar muchos años después, en pleno fragor de la lucha insurreccional contra la dictadura somocista, hasta convertirse en uno de los pilotos de la naciente Fuerza Aérea Sandinista.
Samuel Granera Miranda, creció y cursó los primeros años de estudios en su natal Chinandega. A los 17 años de edad ya estaba involucrado y participando en el levantamiento armado de un movimiento guerrillero conocido como la “invasión de Olama y Mollejones”, en Chontales, dirigido por el doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, acompañado por 110 hombres, la mayoría pertenecientes a la juventud del Partido Conservador, como parte de las paralelas históricas, que se disputaban el poder con el Partido Liberal, dominado por Somoza.
Es el único movimiento guerrillero de la época que se registra en la historia, cuyos integrantes ingresaron en aviones de carga Curtis desde Costa Rica a Nicaragua. Los entrenamientos armados se realizaron en una hermosa y amplia playa del océano Pacífico de la vecina del sur, la Llorona, contando con el apoyo del entonces mandatario José “Pepe” Figueres, (enemigo jurado de Somoza). Desde esa playa aterrizaban y despegaban los aviones que abastecían a los guerrilleros.
Contaban con buenas y suficientes armas y hasta un capellán les acompañaba, el sacerdote católico Federico Argüello, de quién se cuenta oraba y daba la bendición a los muchachos a la hora de desayunar, almorzar y cenar.
Esos vuelos de abastecimiento eran pilotados por el primer teniente Carlos “el Pollo” Ulloa, un ex oficial de la G.N que se rebeló contra Somoza en 1957, siendo capturado junto a otros compañeros, dado de baja y juzgado por una Corte Militar. Ulloa, al ver el interés por los aviones del joven Granera, le auguró con buen tino y cariño: “No te preocupes, vos vas a llegar a ser un buen piloto”.
Posteriormente, Ulloa se trasladó a Cuba, donde se desempeñó como instructor de vuelo de la Fuerza Aérea Revolucionaria, cayó defendiendo a la Revolución en Playa Girón el 17 de abril de 1961, durante la derrotada invasión promovida y financiada por el imperialismo norteamericano con el fin de derrocar a Fidel Castro.
La llamada invasión de Olama y Mollejones
El hecho se registró al amanecer del 31 de mayo de 1959, en unos llanos del departamento de Chontales, conocido como Olama y Mollejones. En el primer vuelo junto a 65 hombres, viajaba Samuel, portando un fusil Garand, como arma de guerra y una fuerte dotación de municiones. El avión aterrizó, desembarcaron los guerrilleros y emprendió el vuelo de regreso.
Al siguiente día, el segundo vuelo bimotor Curtis, pilotado por los capitanes ex guardias nacionales (G.N) Víctor Manuel Rivas Gómez y Napoleón Ubilla Baca y el mayor de nacionalidad costarricense Freddy Fernández, logró aterrizar sin problemas con 45 hombres a bordo, pero al intentar despegar para su regreso, se llevaron la sorpresa que la pesada nave estaba atascada en un fango que ni con la fuerza de los motores y humana (de los hombres) lograron removerlo. Comenzaba la época lluviosa.
Momentos después, aviones Mustang de la Fuerza Aérea Nacional (FAN) de la Guardia Nacional (G.N), se dirigieron a la zona, mientras por tierra se desplegaron patrullas de soldados lanzando una feroz persecución de los guerrilleros quienes vestían trajes verde olivo. Los aviones dispararon ráfagas hacia donde se encontraba la nave cargada de armas, mientras los insurrectos se protegían detrás de algunos árboles y en una hondonada ubicada entre dos cerros.
Se trabó el combate, (el único de toda la jornada) entre los guerrilleros y una patrulla con duración de una hora y media aproximadamente. En la refriega murieron tres guardias y dos resultaron heridos, según un informe de la G.N. Por parte de los jóvenes armados pereció José Antonio Gutiérrez. Posteriormente se conoció que los dos capitanes pilotos fueron capturados y asesinados en la frontera con Costa Rica.
Al caer la noche, el combate finalizó, cuando la patrulla se retiró del sitio, en tanto, los combatientes emprendieron la caminata buscando un lugar seguro para protegerse, a la espera que en Managua “el Frente Interno” que nunca actuó, insurreccionara a la población.
La rendición en Fruta de Pan y las armas en el lodo del corral
El 10 de junio de 1959 los guerrilleros se reunieron en una hacienda llamada Fruta de Pan, donde analizaron la situación. Se enteraron que el Frente Interno no se activó, que algunos dirigentes estaban presos o estaban huyendo, escondidos. Ellos estaban cansados y la mayor parte desilusionados por la falta de apoyo, no lograron reclutar a ningún campesino y solo les quedaba rendirse o combatir y morir, de hambre o por las balas de los guardias.
Una parte del grupo con unas largas varas de madera le colocaron unos trapos blancos a manera de banderas, denotando la rendición, los fusiles y algunas ametralladoras fueron lanzados a un lodazal del corral. Chamorro junto a un grupo de 15 hombres entre ellos Luis Cardenal, Reynaldo Antonio Tefel y Samuel Granera, determinaron continuar la lucha y no rendirse ante la guardia, alejándose de la hacienda.
Relata Samuel que los 15 guerrilleros caminaron sin rumbo cierto, encontraron un lugar donde ocultarse entre la maleza y tiempo después, cuando el hambre era desesperante, fue a él a quién le encargaron salir a explorar y ubicar un lugar donde encontrar comida, quizás en alguna casa de campesinos. Se despojó de su arma y se quitó la camisa verde olivo quedando en camiseta blanca. El adolescente chelito fue al primero que capturaron. En una improvisada pista aérea construida en Santo Tomás, Chontales, dos capitanes pilotos G.N, Luis López y Zeledón, le amarraron de las manos con los cordones de sus botas, lo torturaron, lo golpearon y entre cachetadas que le pegaban todavía recuerda cuando decían: “Pero si es un muchachito y anda metido en estas cosas”. Tiempo después, en diferentes accidentes aéreos, ambos pilotos murieron.
Cuatro días después de la captura de Samuel, el resto del grupo junto a Pedro Joaquín Chamorro, también fueron apresados y trasladados a Managua, donde una Corte Militar les juzgó y condenó a ocho años de prisión.
Seis meses más tarde, fueron amnistiados por el entonces presidente Luis Somoza Debayle (quien sustituyó a su padre, el dictador Anastasio Somoza García, ajusticiado en septiembre de 1956 en León, a manos de Rigoberto López Pérez).
En San Francisco, California, se vinculó con el FSLN
Concluidos sus estudios secundarios, en la mente de Samuel siempre rondaba el sueño que desde niño le inspiraba, el de volar aviones, la certeza que debía ser un aviador no se le apartaba. Fue así que en 1970 viajó hasta San Francisco, California, en la época del apogeo de la música rock y de la expansión del movimiento hippie, surgido en Estados Unidos con carácter pacifista e inconformistas con las estructuras sociales de la época.
Aprovechó para estudiar aviación civil, al igual que lo hizo su sobrino el comandante Raúl Venerio. Para Samuel, el sueño de toda una vida se había concretado, al convertirse en un experimentado piloto de naves aéreas.
Fue contactado por Casimiro Sotelo para colaborar con la lucha sandinista y de pronto estaba colaborando en la elaboración de la Gaceta Sandinista, junto a su sobrino Raúl Venerio Granera, (comandante guerrillero, q.e.p.d), Roberto Vargas, Berman Zúniga, Harold Solano, Walter Ferrety (Chombito, comandante guerrillero q.e.p.d), entre otros. Samuel recuerda que el grupo de sandinistas era perseguido e investigado de cerca por el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés).
En la guerrilla de Octubre Victorioso
Su compromiso con el Frente Sandinista lo condujo a tomar las armas y participar en la lucha armada, al igual que lo había hecho cuando apenas era un adolescente de 17 años. El objetivo y la oportunidad de derribar a la dictadura somocista era una realidad que Samuel no podía dejar pasar.
El 12 de octubre de 1977 Samuel, cuyo seudónimo era “Juan Sánchez” y un grupo de guerrilleros al mando del comandante Edén Pastora, se encontraban en una pequeña casa cerca del poblado de Cárdenas, Rivas, esperando la orden de atacar el cuartel del poblado, como parte de un plan diseñado por la Tendencia Insurreccional de atacar a la Guardia Nacional en sus propios cuarteles como ocurrió en San Carlos, Río San Juan, Ocotal (San Fabián), Masaya y Cárdenas.
La noche anterior, previo al ataque, en la casa se alumbraban con candiles. Cerca de las 10 p.m. cuando en silencio se disponían a descansar, un campesino colaborador de pronto desapareció del grupo. Edén al enterarse saltó pistola en mano, salió hacia el monte con un foco a buscarlo, lo encontró, lo redujo y regresó con él al improvisado campamento. Podría haber sido un desertor que informara a la guardia del plan sorpresa, comenta.
Al amanecer del siguiente día los guerrilleros sandinistas, con la misión de caerle al cuartel de la G.N., estaban cruzando un caudaloso río donde el agua les cubría hasta el pecho. En la marcha algunas culebras pasaron nadando cerca de los guerrilleros recuerda Samuel y las dejaron pasar tranquilamente.
En tanto, en Cárdenas, la guarnición de soldados alertados de la presencia de los guerrilleros abordó raudamente unas lanchas a motor y emprendieron la huida sobre el lago Cocibolca, rehuyendo al combate con los sandinistas.
Juancito en el Frente Sur volando en un Push And Pull
Cuando la guerra del FSLN tomó auge en el Frente Sur, alguien dijo que “Juancito”, seudónimo utilizado por Samuel Granera, tenía experiencia en vuelos. Entonces le asignaron una misión, que consistía en volar a Nicaragua con un cargamento de armas que dejaría en un punto determinado para fortalecer a los combatientes que operaban en la zona de Rivas.
Al entrar a territorio nicaragüense el 3 de febrero de 1978 fue perseguido por un avión T-33 de la FAN, cuyo piloto soltó las primeras ráfagas de ametralladora. “Juancito” se elevó esquivando la lluvia de balas, pero en un giro fue alcanzado en la parte trasera del ala del avión, obligándolo a internarse en territorio costarricense donde logró aterrizar, salvando la vida y el valioso cargamento.
Fue el comandante Edén Pastora, quién se encargó de mandar a reparar la nave la cual quedó apta para volar nuevamente. Ese 3 de febrero Edén Pastora y el padre Gaspar García Laviana, junto a un grupo de combatientes atacaron en la madrugada el cuartel somocista, entonces ubicado frente al parque, el mismo que fue quemado por los guardias al huir horas antes del triunfo sandinista.
Guerra de guerrilla en el aire
El experimentado piloto continuó realizando otras misiones en apoyo a las fuerzas sandinistas que operaban en el sur. Una de ellas que no puede olvidar, sucedió el 10 de julio de 1979, a escasos nueve días del triunfo de la Revolución Sandinista.
Ese día le asignaron la misión de abastecer de un lote de armas a las columnas que dirigía a lo interno de Rivas el comandante “Ezequiel”, Álvaro Diroy Méndez Hernández, un maestro de primaria que tomó el camino de la lucha como vía de liberación ante la opresión del pueblo por parte de la dictadura de Somoza y su cuerpo armado entrenado por los yanquis, conocido como la Guardia Nacional.
Las armas y municiones estaban destinadas a un sitio nombrado por la guerrilla, El palmar, en Tola, Rivas, donde se habían improvisado una rústica pista de aterrizaje, la operación consistía en bajar la carga y el avión despegaría de inmediato. Al amanecer, se quitaron unos árboles y se colocaron unos candiles a manera de iluminación de la pista.
En la misión le acompañaba Moisés Centeno y un muchacho “baqueano” que desde el aire ubicaría el sitio exacto del aterrizaje. Hicieron varios intentos y no lograron localizar la pista. Fue algo inesperado, cuando de pronto se escuchó el ronronear de unas aeronaves de la FAN que comenzaron a perseguir y disparar al avioncito con el cargamento de armas, recuerda Samuel.
Nunca se conoció como fue que la G.N se enteró de esa operación. Probablemente observaron algún movimiento en la zona cuando estaban preparando la improvisada pista aérea, o quizás un informante los alertó.
Para sorpresa de los pilotos sandinistas, sobre el cielo rivense aparecieron tres aviones de la G.N, un T-33, un T-28 y otro de carga DC llamado jocosamente por la población, “dundo Eulalio”, al que la guardia artilló con una ametralladora calibre 30 en uno de sus costados. “Juancito” aceleró hasta el fondo intentando salir de la línea de fuego, evitando así que el pesado avión se colocara a su lado, porque inminentemente serían ametrallados.
Con gran destreza logró elevarse, pero fue alcanzado por una ráfaga en la cola del Cessna, dañando aparentemente unos controles que inevitablemente le hacía perder fuerza, obligando al piloto con mucha experiencia, a buscar un aterrizaje forzoso sobre unos potreros.
Los tres salieron ilesos con sus trajes verde olivos, tomaron sus ametralladoras uzi y antes de partir el “baqueano” logró salvar la carga que consistía en una ametralladora calibre 30 y otras armas que escondió en unos matorrales, las mismas fueron recuperadas esa misma noche por un comando guerrillero.
Samuel y sus acompañantes caminaron por el campo logrando llegar a una hacienda, en las cercanías de la comarca La Chocolata. Le solicitaron al propietario facilitarles tres caballos, -¿Ustedes son sandinistas?, interrogó el hombre a los tres pilotos que apenas unos instantes se encontraban volando y ahora estaban buscando equinos para lograr salir de la zona en la que comenzaban a sobrevolar varios helicópteros de la guardia.
– “Si somos sandinistas”, respondió Samuel. Al hombre se le iluminó la mirada y sin pensarla dos veces les dijo: “Mis hijos están cerca de Rivas combatiendo”, acto seguido les cedió los caballos con los que se fueron al encuentro con el comandante Ezequiel.
Horas después se movilizaron en un jeep 4×4 llevando a unos compañeros heridos, por una ruta dominada por la guerrilla, a través de la costanera hasta lograr llegar a la zona del balneario de la Boquita en Carazo, donde el FSLN tenía dominio de la carretera en la cual bajaban y subían avionetas sandinistas con abastecimiento, trasladaban heridos y algunos dirigentes que sostenían consultas directas con el mando central en “Palo Alto”.
Al pasar por Jinotepe, ciudad que ya controlaba el FSLN, se encontró con “Willy”, su sobrino el comandante Raúl Venerio, uno de los jefes del Repliegue de Managua a Masaya, miembro del Frente Interno en la insurrección, con quien se dieron un abrazo de esos que quedan grabados en la mente y el corazón para toda la vida.
Aterrizó una avioneta en la carretera a la Boquita, pilotada por Armengol Lara, un ex oficial de la guardia que desertó llevándose un avión Push And Pull, y en esa misma fueron evacuados rumbo a Costa Rica. La huida del tirano Somoza y el triunfo revolucionario ya se saboreaba.
Instructor de vuelo y piloto de AERONICA
El 19 de julio día del triunfo de la Revolución Sandinista, no daba espacio para el descanso. “Juan Sánchez” fue llamado a la formación de una nueva fuerza aérea, donde le asignaron convertirse en instructor de nuevos pilotos de lo que sería la Fuerza Aérea Sandinista, fundada el 31 de julio de ese año, apenas 12 días después del derrocamiento de la dictadura.
Otra tarea que le encargaron fue recuperar en Miami, después de varios trámites legales, el avión privado de Somoza, un Lear jet en el que huyó el 17 de julio con sus más cercanos colaboradores.
En 1981 el Gobierno de Nicaragua constituyó la línea aérea nacional llamada AERONICA, la que inició vuelos a Centroamérica, México y Miami, con conexiones a otros destinos. Samuel Antonio Granera realizó un curso de manejo de aviones Boeing 727 con capacidad para 119 pasajeros, convirtiéndose en capitán piloto comercial.
Años después laboró para una línea aérea en Angola, en medio de un conflicto bélico, el más largo en África (1975-2002), donde todos los días enfrentaba el riesgo de ser alcanzado por un misil tierra aire.
El personaje
Samuel Antonio Granera Miranda, nació en Chinandega, el 16 de febrero de 1941.
Está casado con la señora Guadalupe Matus. Procreó tres hijos, Samara, José y Ada Catalina. Abuelo de cuatro nietos, Nicole y Ernesto Herrera Granera y Anielka y Samantha Ortez Granera.
En 1960 fue miembro de la Juventud Patriótica Nicaragüense (JPN). Fue director de Aeronáutica Civil, durante dos años y medio en los años 80.
A sus 81 años de edad vive en paz y tranquilidad, satisfecho de haber contribuido al triunfo de la Revolución Popular Sandinista, de haber vivido momentos de alta tensión durante los años 80 en la Fuerza Aérea Sandinista y como un día lo soñó, volando por los cielos en libertad.
Que gran satisfacción debe sentir el compañero Samuel Antonio Granerade Miranda de tener 80 años de vida al servicio de la liberación de nuestro amado país. Cómo dijo SANDINO:”Mientras Nicaragua tenga hijos que la amén, Nicaragua será libre” Que los traidores enemigos de nuestro país no lo olviden.
El día 30 de septiembre del 2023, mi familia y yo perdimos a mi papá Samuel Granera Miranda un hombre íntegro con mucho amor hacia su familia y su país ,siempre se preocupó por ayudar a los que más lo necesitaban, estamos orgullosos de haber compartido con el todas sus anécdotas , experiencias y enseñanzas, lo extrañamos todos los días, te quiero mucho y hasta que nos volvamos a ver gracias por todo lo q hicistes por nosotros.
Toda una leyenda. Honor y gloria a la memoria de este insigne combatiente de Sandino y Fonseca.