En homenaje a las mujeres y al periodismo nicaragüense
Visión Sandinista en esta ocasión celebra con alto reconocimiento la lucha de las mujeres nicaragüenses en el diario vivir y trajinar en diversas etapas y momentos de la historia de Nicaragua. Nuestro cariño y respeto en este marzo, mes de celebración del Día Internacional de la Mujer y de los periodistas, leales y firmes en sus convicciones revolucionarias marcadamente sandinistas.
- Integrada al CUUN y al FER en la lucha contra el somocismo
- Desde niña deseaba palpar la noticia
- Su casa fue refugio de la dirigencia del FSLN y un seguro cruce fronterizo
- Partícipe del Periodismo de Catacumbas en 1978
David Gutiérrez López
Cuando ingresó a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), Managua, en 1975, no dudó en su convicción de matricularse en la entonces Escuela de Periodismo, porque quería conocer de primera mano la noticia y palpar los hechos relevantes que ocurrían en esos años de lucha frontal contra la dictadura militar de Anastasio Somoza.
Milviana Jerez Henríquez desde niña estaba acostumbrada a vivir en carne propia la persecución, encarcelamientos de su padre, el pequeño empresario Julio Jerez Suárez, uno de los fundadores de Juventud Patriótica Nicaragüense (JPN) (fundada el 12 de enero de 1960), integrada por José Benito Escobar, Germán Pomares, Julio Buitrago, Jorge Navarro, Ignacio Briones, Joaquín Solís Piura y el actual presidente de Nicaragua Daniel Ortega, entre otros.
Quería sentir y vivir los hechos trascendentales en todas sus dimensiones y emociones, tanto así, que confiesa haberse enamorado del periodismo, ejerciéndolo en sus diversos géneros en la radio, televisión y escrito. Se inició en el noticiero La Mujer tras la Noticia, en Radio Fabuloso 7, donde laboró con Suad Marcos Frech y Auxiliadora Echegoyen. Tiempo después, participó en la revista radial En Marcha, en la misma emisora, junto a Lourdes Osorio y Maritza Cordero.
El Atabal fue un programa radial combativo y frontal contra la dictadura somocista, dirigido por la periodista Ada Luz Monterrey Edén (fundadora de Radio Mujer en los años 90), quien se hacía llamar “la última Bolchevique”, en alusión al original grupo político de izquierda radical denominado “mayoría”, dirigido por Vladimir Lenin.
En este programa, cerrado y multado por la Oficina de Radio y Televisión dirigida por el coronel somocista Alberto Luna, creador y ejecutor del “Código Negro”, también se formó en los años 70 la ahora experimentada periodista Milviana Jerez.
Después de 1979 laboró en el Sistema Sandinista de Televisión (SST) en Canal 6, donde se desarrolló en el género de la entrevista, en la que participaban funcionarios gubernamentales, presidentes centroamericanos y famosos artistas de la época que visitaban nuestro país, para presentarse en espectáculos masivos en estadios y teatros.
Cuando se matriculó en el año básico de la UNAN, de inmediato se vinculó con el Centro Universitario de la Universidad Nacional (CUUN), en 1975, donde conoció al dirigente estudiantil y profesor de inglés Miguel “el mono” Bonilla (asesinado el 28 de junio de 1979, cuando varios guardias lo sacaron de su casa en Bolonia, se resistió y luchó contra ellos, lo balearon y en la calle le dejaron caer un adoquín sobre su cabeza).
Su casa fue seguro refugio de la dirigencia del FSLN
Entre sus recuerdos infantiles, guarda con emoción su natal Cárdenas, en el departamento de Rivas, donde disfrutó de las aguas del majestuoso y bello paisaje del gran lago Cocibolca, allí realizó sus estudios primarios, hasta que cierto día, junto a su familia, tuvo que cruzar clandestinamente la frontera con la vecina Costa Rica, por las constantes amenazas de la Guardia Nacional que frecuentemente les requisaban la casa, en busca de armas o de algún huésped guerrillero.
La vivienda de los Jerez, en Cárdenas, era punto de reunión y de paso de guerrilleros clandestinos, que cruzaban desde Nicaragua a la vecina del sur y viceversa. Cuando emigraron a Costa Rica, en los lugares donde vivieron se convirtieron en casas de seguridad del comandante Carlos Fonseca, Germán Pomares, Oscar Turcios, Julio Buitrago Urroz, Fausto Amador Arrieta (hermano de padre de Carlos Fonseca Amador) y varios combatientes, recuerda Milviana.
Después del terremoto que destruyó Managua, el 23 de diciembre de 1972, la familia Jerez determinó regresar a la patria. Su padre y hermano viajaron en un camión con los enseres de casa. En la frontera de Peñas Blancas, agentes de la Oficina de Seguridad Nacional (OSN) de Somoza, los esperaban, los detuvieron y les hicieron descargar y cargar varias veces el contenedor en busca de armas.
En el FER en acciones de propaganda
El Frente Estudiantil Revolucionario (FER) en la UNAN era la organización que nutría de combatientes al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Los muchachos se fogueaban en acciones de agitación y propaganda, repartiendo “moscas” (pequeños volantes impresas en papel), que se entregaban en las paradas de buses, en la entrada de fábricas o de empresas de construcción.
Los círculos de estudios eran vitales para la formación y comprensión de la lucha de los nuevos y futuros militantes del FSLN. En algunos casos surgían largas y extensas discusiones hasta que se lograba establecer un acercamiento a la realidad y a la verdad.
Una tarde del año 1977, Milviana fue designada junto con el compañero Saúl Álvarez a realizar una acción de propaganda en el barrio Loma Linda. Ambos tomaron rumbos diferentes y quedaron en rencontrarse en un punto y una hora determinada. El muchacho no llegó, ella retornó al CUUN e informó que había sido capturado por una patrulla de la Guardia Nacional cuando fue sorprendido repartiendo las volantes.
El 28 de febrero de 1978, fue capturada junto a otros compañeros en la UNAN- Managua, cuando la guardia, violando la autonomía universitaria, irrumpió en los predios del campus, mientras se desarrollaba una protesta por la masacre en Los Sabogales, Masaya, donde el día anterior la guardia somocista había asesinado a Camilo Ortega, Arnoldo Quant y Moisés Rivera, militantes del FSLN.
Fue conducida en una patrulla a la Central de Policía, la actual Ajax Delgado, donde afirma que esa noche la dejaron encerrada en una oficina. A la mañana siguiente, recuerda que le llevaron un desayuno “riquísimo con un queso que no lo he vuelto a comer”, horas después las autoridades universitarias al frente del rector Mariano Fiallos, llegaron a liberar a más de 100 estudiantes.
Después de esa incursión de la guardia a la UNAN, en la que asesinaron a los estudiantes Jorge Aráuz y Martín Zeledón, quienes fueron baleados por francotiradores que se apostaron en las afueras del recinto de estudios, la joven Milviana continuó en sus labores organizativas mientras la lucha popular se incrementaba en campos y ciudades del país.
En el Periodismo de Catacumbas
Entre el 31 de enero y el 11 de febrero de 1978 en Nicaragua se inventó una original manera de informar a la población debido a la persecución, asedio y cierre de radioemisoras y noticieros radiales de la época. Organizado por el Sindicato de Radioperiodistas de Managua (SRPM), los periodistas comprometidos con la lucha se lanzaron a implementar el Periodismo de Catacumbas, trasladando las noticias a los templos católicos, los mercados y hasta en las esquinas, cuando algunas veces encontraba cerrada una de las iglesias de Managua.
Milviana recuerda que, a ella, junto a Isabel Gómez, Vivian Torrez y otros periodistas, les correspondió llevar las noticias de viva voz a la parroquia El Calvario en el Mercado Oriental, donde se llenaba de vivanderas ansiosas de conocer los sucesos que no se podían transmitir, a través de las ondas hertzcianas que daban a conocer los trabajadores de los radioperiódicos de la época. Las noticias también se leían en los auditorios de las universidades de Managua y León, ante nutridos grupos de estudiantes que contribuyeron a romper el cerco de la censura y a divulgar la verdad de la lucha.
Durante la jornada del Periodismo de Catacumbas las noticias se redactaban en un pequeño espacio de una casita prefabricada de madera amachimbrada sede del SRPM, ubicada frente al actual Ministerio del Trabajo, donde funcionó la sede de la Cruz Roja Nicaragüense, antes del terremoto de 1972. Para reproducir las noticias se utilizaba papel carbón, con el que se hacían las copias, posteriormente se utilizó mimeógrafo y también se grababan en la voz de experimentados locutores como don Eduardo López Meza, Maynor Curtis, César Estrada, entre otros.
Las grabaciones se llevaban en casetes que se entregaban en algunas iglesias donde no había mucha seguridad, para que los reporteros leyeran las noticias de manera presencial. En el Open Tres, actual Ciudad Sandino, el Padre Valentín nos recibía el casete y él se encargaba de reproducirlo en una grabadora que se escuchaba por los parlantes dentro y fuera de la sencilla iglesia de madera en esos años. En la Colonia Nicarao, en la iglesia llegaba un señor todos los días con un parlante que lo instalaba para que escucharan desde afuera, quienes no alcanzaban entrar.
Los comunicados del entonces clandestino Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) se leían íntegros en medios de aplausos de aprobación y simpatías del pueblo que de esa forma adquiría conciencia de la lucha por la liberación de la dictadura somocista, creada y sostenida por el imperio norteamericano.
Para dirigir el periodismo de Catacumbas se formaron dos comités de periodistas, uno público y otro clandestino, previendo que, si los integrantes del comité público fuesen encarcelados o eliminados por la guardia, la lucha no quedaría sin dirección.
En la fundación de la UPN
El primero de marzo de 1978, hace 45 años, una mayoría de periodistas nicaragüenses anti somocistas dieron un paso histórico en organización, al fundar la Unión de Periodistas de Nicaragua (UPN), en la ciudad de Granada, donde funcionó el antiguo Club Social.
La fundación de la organización periodística coincidió con la celebración del Día Nacional del Periodista, aprobado y publicado en la Gaceta del 26 de febrero de 1964, en homenaje al fundador del diarismo Rigoberto Cabezas, quien, junto con Anselmo H. Rivas, publicaron el Diario de Nicaragua el primero de marzo de 1884.
Entre los participantes a este histórico evento estaba la colega Milviana Jerez junto a periodistas llegados de todo el país. Fue un encuentro fraternal que selló la unidad del gremio periodístico en la batalla final contra la dictadura somocista.
La lucha antisomocista se encontraba en ascenso, llena de acontecimientos sangrientos. Apenas unas semanas antes, el 10 de enero, sicarios somocistas habían asesinado al periodista y director de La Prensa, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal y tres días antes, la Guardia Nacional (G.N) había reprimido ferozmente la insurrección del pueblo de Monimbó.
Los periodistas estaban fortalecidos después de participar en la jornada del Periodismo de Catacumbas, en la que pueblo y comunicadores interactuaban frente a frente dentro de los templos o en los auditorios de las universidades.
La Revolución la condujo a la televisión
El triunfo de la Revolución Popular Sandinista (RPS) abrió la oportunidad para experimentados e iniciados periodistas, al emprender espacios noticiosos en radios, televisión y prensa escrita. Se reactivaron las divulgaciones en el gobierno y en los ministerios e instituciones.
Milviana inicialmente se ubicó en la legal Radio Sandino, entonces bajo la dirección de Jesús Miguel “Chuno” Blandón, luego trabajó en el Centro de Desarrollo de la Costa Atlántica, cambió a la Asociación de Trabajadores del Campo (ATC), pasando luego al Sistema Sandinista de Televisión (SST) donde se apasionó por las entrevistas y como ella misma externa; “me enamoré de la noticia”.
Comenzó de reportera y luego editora, acompañada de un camarógrafo cubriendo inicialmente las actividades de gobierno y los sucesos diarios, lo que le permitió lograr dominio de diversos temas que orbitaban en torno al proceso revolucionario que se iniciaba en Nicaragua, cuando los jóvenes guerrilleros sandinistas habían derrocado a una de las dictaduras más crueles y sanguinarias de América Latina.
Con Juan Luis Guerra y otros de la farándula internacional
Entre sus agradables recuerdos como entrevistadora, Jerez rememora la vez que conoció al famoso cantante dominicano Juan Luis Guerra y su grupo 440, quien llegó a Managua para ofrecer un espectáculo en el antiguo Estadio Nacional en octubre de 1993, que se abarrotó de un público que bailó y tarareó las bachatas, entre ellas Burbujas de Amor, la Bilirrubina y Bachata Rosa.
También entrevistó a Daniela Romo, Shakira, Carlos Vives, Chayan, Franco De Vita; a presidentes centroamericanos y líderes políticos entre los años 80 y la década de los 90 que llegaban a Nicaragua en visitas oficiales o invitados a participar en actividades políticas y sociales.
Bajo una balacera en la carretera norte
El 21 de septiembre de 1993, durante el gobierno neoliberal de la desaparecida Unión Nacional Opositora (UNO) sucedió un lamentable, trágico y sangriento incidente sobre la Carretera Norte cerca de donde fue Ludeca, cuando un contingente de la Policía Nacional intentaba despejar la importante vía, bloqueada por manifestantes del sector transporte.
Milviana fue designada esa tarde a darle cobertura televisiva a la protesta, se acercó donde se encontraba el comandante de regimiento Saúl Álvarez Ramírez, su antiguo compañero y amigo del FER en la UNAN, quien dirigía la acción policial, intercambiaron saludos y Saúl le dijo que en ese momento no le podía dar información, porque se encontraban en una situación muy tensa.
Ella y su equipo de televisión caminaron en busca de capturar imágenes del recurso de los manifestantes, cuando se desató una balacera que los obligó a tirarse al pavimento. El jefe de policía había ordenado a sus subalternos no disparar contra los manifestantes, cuando inesperadamente Saúl cayó mortalmente herido de una bala que le penetró por el esternón.
La balacera se intensificó, las sirenas de ambulancias y patrullas de policía se escuchaban intensamente, momentos después, se conoció que además del comandante de policía Saúl Álvarez, había caído muerta una señora identificada como Ronelda Martínez, originaria del Triángulo Minero, también resultaron heridos varias personas, entre ellas el jefe de policía, Sergio Cáceres.
Días después, la Policía Nacional reveló que el autor de los disparos con un fusil AK, fue Javier Velásquez Rojas, apodado el Tigre, un ex oficial del extinto Ministerio del Interior, a quien le habían dado de baja en fecha reciente. Fue capturado y condenado por los tribunales.
¿Qué aconseja a los nuevos colegas, principalmente de televisión?
Milviana, no duda en recomendar a los nuevos periodistas, principalmente a los que gustan de aparecer en las pantallas de televisión a cuidar y cultivar el idioma, dedicándose a la lectura constante, para enriquecer su lenguaje, cuidar la dicción, la expresión vocal y corporal frente al entrevistado y los televidentes.
Enfatiza que la buena lectura diaria fortalece y engrandece el ejercicio del buen periodismo.
El personaje
Milviana de Fátima Jerez Henríquez, nació en Cárdenas, Rivas, el 28 de mayo de 1955.
Es hija del matrimonio formado por Julio Jerez Suárez y de Violeta Henríquez Martínez, colaboradores del FSLN desde los años 60.
Estudió el bachillerato en el Colegio Bautista de Managua. Se graduó de licenciada en periodismo en la Universidad Centroamericana (UCA), después del triunfo de la Revolución.
Es madre de tres hijos, dos varones y una mujer. Abuela de cuatro nietos y tía de un montón de niñas que todas las tardes llegan a visitarla mientras juegan en el amplio patio de su casa en Nindirí, donde funciona un restaurante de comidas mexicanas llamado La Güerita, ubicado de la Gasolinera Puma 75 metros al sur este (antiguo camino de las diligencias), donde se observa desde lo alto, un hermoso y relajante paisaje de la laguna de Masaya.
Los sábados y los domingos la colega se coloca un delantal y personalmente atiende a la clientela que llega a desayunar, momentos que los comensales pueden aprovechar para conversar con Milviana, en torno a periodismo televisivo, escrito o radial o de cualquier tema de actualidad del cual pueden recibir algún consejo amable y gratuito.
Es militante del FSLN y portadora de la Medalla Décimo aniversario de la Revolución Popular Sandinista.