Fredy Franco (*)
El 15 de septiembre de 1821, hace 200 años, en la Ciudad de Guatemala, capital de la Capitanía General del Reino de Guatemala, que aglutinaba a las Provincias de Centroamérica, se redactó y proclamó el Acta de la Independencia del gobierno español, como parte de la voluntad cada vez más creciente de los diversos sectores en Guatemala y demás Provincias de liberarse del Imperio Español, tras tres siglos de dominación colonial.
Han pasado dos siglos del inicio de dicho proceso de independencia del colonialismo español, que continuó en el siglo XIX contra el colonialismo británico y que continúa desde mediados del siglo XIX hasta hoy contra el imperialismo yanqui, enemigo de la humanidad.
1. Tres siglos de dominación colonial
En estos tres siglos de dominación colonial se habían acumulados profundas contracciones por la dominación y explotación, tanto de los sectores dominantes peninsulares y criollos contra todo el pueblo (indígenas, negros, mestizos), así como dentro de los sectores dominantes Criollos y Peninsulares; contradicciones que llevaron inevitablemente a buscar la ruptura política de España y construir una nueva situación, un Estado independiente y seres humanos libres y con derechos.
Ello se explica por el rechazo a la situación colonial decadente, por el declive del poder central peninsular, el auge de las ideas libertarias e independentistas y por la misma situación de las provincias abandonadas en una situación socioeconómica precaria, junto al rechazo a la explotación colonial y el abuso de las autoridades, que generó una conciencia de rechazo de diversos sectores, manifestándose en varias protestas contra el colonialismo y sus autoridades y que tuvo como expresión mayor los levantamientos populares de 1811-1812 en Rivas, León, Granada y Masaya, que fueron el antecedente más fuerte de lucha antes de la proclama de la Independencia y que se expresó en reclamos similares en El Salvador y Guatemala; en éstas luchas se destacó la participación del Padre y Doctor indígena Tomás Ruiz.
Era la lucha por separarse de España, dueña de los territorios, la gente, las riquezas y las almas de la gente de estas tierras. A los criollos le interesaba la independencia para consolidar su poder económico obteniendo el poder político ostentado por la monarquía a través de sus autoridades peninsulares; los indígenas para liberarse de la encomienda y servidumbre de los españoles y poder disfrutar de su tierra y del fruto del trabajo; los esclavos para lograr su manumisión de los amos españoles; y el resto de sectores sociales mestizos, ladinos, sambos y mulatos para superar la exclusión social y jurídica construida por el colonialismo. En fin, para liberarse de España y para ser libre; para no ser súbdito del Rey sino ciudadano con derechos como ser humano, proclamado por los derechos del hombre de la Revolución Francesa, de alta difusión en las luchas libertarias de aquel momento de nuestra historia.
2. La Proclama del 15 de septiembre, un paso hacia la Independencia
La proclamación del 15 de septiembre fue un paso en la búsqueda de alcanzar la Independencia General y Absoluta de España; que enfrentó diversas vicisitudes entre los años de 1821 a 1823.
En la Proclama coinciden las élites peninsulares y criollas desde Guatemala para evitar, ante la demanda popular, que sea el propio pueblo que la haga realidad, lo que queda muy claro en el artículo 1 del Acta de Independencia: “1. º Que siendo la independencia del gobierno español la voluntad general del pueblo de Guatemala, y sin perjuicio de lo que determine sobre ella el Congreso que debe formarse, el señor jefe político la mande publicar, para prevenir las consecuencias que serían temibles en el caso de que la proclamase de hecho el mismo pueblo.”
Frente a la Proclama no todos los sectores políticos de las Provincias estuvieron de acuerdo, lo que enfrentó de diversas maneras a sectores conservadores y liberales que tenían distintas visiones sobre el alcance del proceso de independencia. En el caso de Nicaragua, las autoridades de León, plantearon una posición ambigua sobre dicha proclama, “hasta tanto se aclaren los nublaos del día”, que en la práctica era que no la aceptaban. Los granadinos, por su parte, se adhirieron a dicha proclama.
3. La Anexión a México y la Proclama de Independencia Absoluta
En la práctica no fue aceptada la proclama por una mayoría de provincias y ayuntamientos, y tras meses de discusión y conflictos se adopta la decisión de la Anexión a México (1822-1823), que, bajo el Modelo de la Proclama de Independencia de Iturbide en México, de independencia a medias, establecida en el Plan de Iguala del 24 de febrero de 1821 que fue asumida por la mayoría de los sectores dominantes conservadores de Centroamérica.
En el caso de Nicaragua, desde Granada el Coronel Cleto Ordoñez se opuso a la anexión y también a la oligarquía granadina de los Sacasa y Chamorro, desatando toda una acción justiciera de derrumbamiento de los títulos de las familias de abolengo, bajo la consigna “abajo los dones”.
Tras la crisis de Iturbide y su Plan, que condujo a su abdicación, y la dinámica política ya agitada que continuó en las distintas provincias de la Capitanía, las élites centroamericanas deciden declarar la independencia absoluta de España, México y cualquier otra potencia, el 1 de julio de 1823.
El fundamento de la decisión de Independencia está sintetizado en este considerando del Acta: “Que la independencia del Gobierno Español ha sido y es necesaria en las circunstancias de aquella Nación y las de toda la América: que era y es justa en sí misma y esencialmente conforme los derechos sagrados de la naturaleza: que la demandaba imperiosamente las luces del siglo, las necesidades del Nuevo Mundo y todos los más caros intereses de los pueblos que lo habitan.”
4. Independencia y Unidad federativa
En virtud del Acta de Independencia absoluta se adopta una nueva forma de organización político estatal: las Provincias Unidas del Centro de América, que adopta un sistema federal para continuar la tradición de una sola entidad unitaria, necesaria para forjar la Independencia alcanzada y construir Soberanía. Nicaragua fue parte de dicha Federación como Estado con su propia Constitución y su Jefe de Estado.
El nuevo Estado creado, conocido como República Federal de Centroamérica fue influenciada y gobernada – en una parte de su existencia- por las ideas liberales, republicanas, de libertades y derechos de los ciudadanos. Sin embargo. las contradicciones políticas de los sectores políticos (de constantes guerras civiles en los Estados y entre los Estados de 1824 a 1842), la rémora de atraso, el saqueo dejado por los colonialistas españoles y el peso todavía fuerte de los sectores conservadores, opuestos al cambio, entre otros factores, hizo que no se consolidara la República y no avanzaran los derechos de los ciudadanos; ello condujo a su disolución en el año de 1842.
5. Nicaragua: Estado libre, soberano e independiente a partir de 1838
Nicaragua, años antes, se había separado de la Federación y se declaró Estado Libre, Soberano e Independiente el 30 de abril de 1838.
A partir de este año, se pasa a un nuevo momento en la construcción nacional, en la búsqueda de independencia, soberanía y desarrollo nacional. Pero de nuevo, el país será afectado por distintas guerras civiles, entre timbucos y calandracas, entre legitimistas y democráticos, y además por la presencia e intereses de los británicos y los Estados Unidos en Nicaragua y en la Región.
Todo este momento inicial de construcción nacional inestable es conocido en la historia nacional como período de la anarquía, donde sectores conservadores y liberales se enfrentaron constantemente sin ser hegemónico uno sobre el otro, y donde se impuso un localismo que tuvo como epicentro León y Granada, y desde estos centros y con sus distintos intereses, no pudieron construir el estado nacional que se necesitaba desde aquel momento histórico.
Fueron constantes las guerras, los golpes de estados y las rivalidades; una de las más fuertes fue la guerra civil que inicio en 1854, que condujo luego a la presencia mercenaria y esclavista yanqui en ella.
6. Intervención británica y estadounidense en Nicaragua
Los británicos tenían control de la Costa Caribe desde los años 30 del siglo XVII, explotando a los aborígenes y los recursos naturales de la Región y buscando ampliar su presencia territorial sobre las posesiones españolas, que provocó varias guerras o conflictos entre dichas potencias.
Luego de la Independencia, los británicos fortalecen su dominación sobre el Caribe nicaragüense creando un protectorado a partir de 1830; que tendrá fuerza hasta el Tratado de Managua de 1860 y que entrará en declive con la llamada Reincorporación de la Mosquitia en 1894, superando casi 260 años de dominación inglesa en el caribe nicaragüense.
Por su parte, los Estados Unidos hicieron su aparición en Nicaragua a mediados del siglo XIX por el interés de la comunicación Interoceánica, que comenzaron a usar con la Ruta de Tránsito que los llevaba del Este estadounidense hasta California, ida y regreso, usando el territorio nicaragüense por la fiebre del oro desatado a partir de 1848 en California. Desde el 4 de agosto de 1849 comenzó a operar la Compañía de Tránsito por Nicaragua con concesiones del Estado de Nicaragua. Luego haciéndose presente con los propósitos Expansionistas, anexionistas y Esclavistas de los filibusteros yanquis encabezados por William Walker de 1855 a 1857.
Las dos potencias, Estados Unidos y Gran Bretaña, firman el Tratado Clayton Bulwer en 1850 a espalda de Nicaragua y los países centroamericanos, atribuyéndose derechos de construir un canal interoceánico sin tomar en cuenta a las autoridades nacionales y la soberanía de nuestros pueblos.
7. La presencia yanqui en Nicaragua y su plan esclavista y anexionista
La presencia filibustera yanqui se produce en 1855. Nicaragua enfrentaba una guerra civil entre Legitimistas y Democráticos.
Estos últimos contrataron una fuerza mercenaria (los filibusteros), que llegaron al país encabezados por William Walker. Llegando al país en pocos meses derrotan a las fuerzas legitimistas y luego se hacen del poder, autoproclamándose Presidente de Nicaragua William Walker, restableciendo la esclavitud en el país y que fue reconocido por el gobierno de Estados Unidos.
Conocidas las tropelías cometidas por los filibusteros contra los nicaragüenses y su proyecto anexionista a los Estados esclavistas del Sur de los Estados Unidos, las fuerzas políticas nacionales se unen y deciden firmar un acuerdo nacional conocido como Pacto Providencial el 12 de septiembre de 1856, para unir voluntades y fuerzas, incluidas las militares, para enfrentar juntos a los invasores yanquis. Decía la parte introductoria dicho acuerdo: “Deseando poner término a las diferencias interiores que por desgracia han ensangrentado el país; y que unidos todos con lazos de fraternidad corramos a salvar la independencia y libertad de la patria común amenazada por los aventureros capitaneados por William Walker”
8. Batalla de San Jacinto, inicio de la derrota estratégica de los filibusteros
Dos días después, el 14 de septiembre de 1856, se produce la estratégica Batalla de San Jacinto, donde pese a su superioridad militar y en hombres, son derrotados los yanquis en esa batalla, donde fue decisivo el ingenio y arrojo militar, dignidad y decisión de vencer de las fuerzas patriotas, que incluyó el aporte fundamental del Ejército del Septentrión y de los flecheros de Matagalpa.
Con esa batalla inicio el declive estratégico de los invasores en términos militares, que condujo a derrotas continuas y su capitulación a fines de abril de 1857, contando con el aporte de los gobiernos y ejércitos centroamericanos que hicieron causa común y acción común para derrotar a los interventores.
9. 50 años de relativa estabilidad de la nación nicaragüense 1858-1909
El acuerdo del 12 de septiembre de 1856 de los sectores políticos nacionales, sirvió de base para construir la estabilidad política del país, teniendo como base la aprobación de una nueva Constitución en 1858 y por la hegemonía política de los Conservadores que gobernaron de 1858 a 1893, en el llamado período de los “30 años de Conservadores” de hegemonía de la oligarquía conservadora.
Aunque fue período de relativa Paz, se comenzaron a instalar las relaciones capitalistas con el despojo de las comunidades indígenas y de los campesinos de sus tierras y comienzan a dársele concesiones de tierras y recursos a través de la colonización de tierras a extranjeros venidos de Inglaterra y Alemania, y concesiones a compañías estadounidenses, sobre todo en la zona del Caribe nicaragüense.
En 1893 llegaron al Gobierno, producto de una Revolución, nuevas fuerzas políticas y económicas surgidas de la nueva dinámica económica, la burguesía liberal, encabezada por José Santos Zelaya, que continuó la modernización económica (vinculada a la economía cafetalera), e introdujo modernización jurídica e institucional desde la perspectiva liberal burguesa.
El gobierno liberal de Zelaya al revisar las concesiones a compañías estadounidenses y empujar la construcción de un canal interoceanico en Nicaragua, con participación de distintos capitales del Mundo y no subordinado al hegemonismo estadounidense en este tema, es lo que provocó la intervención estadounidense en1909 junto a las fuerzas conservadoras que llevó a la renuncia del Presidente en Zelaya en diciembre de 1909, tras el ultimátum de la intervencionista Nota Knox, y el derrocamiento de los liberales en agosto de 1910.
10. Segunda etapa de la Intervención yanqui en Nicaragua 1910-1979.
A partir de 1910 se inicia una segunda etapa de la intervención yanqui en Nicaragua; la primera se desarrolló en el siglo XIX se expresó principalmente en el interés y uso de la ruta de tránsito por Nicaragua y su interés por el canal interoceánico, luego el Plan anexionista de los filibusteros y por último con la presencia de capitales yanquis, explotando recursos naturales y a los nicaragüenses a fines del siglo XIX e inicios del siglo XX.
Tras el derrocamiento de los liberales y teniendo como intermediario político nacional a la oligarquía conservadora vendepatria, se instala y consolida la dominación neocolonial de Estados Unidos en Nicaragua, decidiendo sobre todo los asuntos del país; impone gobierno y presidente, construye la legislación electoral, dirige las elecciones, cuenta los votos y decide quién gana; interviene militarmente el país de manera directa de 1912 a 1933; controla todos los sectores fundamentales de la economía y hace dependiente nuestra economía de la de Estados Unidos y enajena, se adueña prácticamente del territorio nacional con el Tratado Chamorro Bryan de 1916.
Frente a dicha dominación integral se opone heroicamente en 1912 el General Benjamín Zeledón, que prefiere morir y no rendirse ni venderse frente a los interventores. Y de manera más organizada, sostenida y formando un ejército patriótico se produce la guerra de liberación nacional encabezado por el General Augusto C. Sandino y su Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, que comprende el fenómeno imperialista y lo combate consecuentemente, levantando la conciencia patriótica nicaragüense y convirtiéndose en un referente mundial en la lucha antimperialista, que logra derrotar militarmente a los marines yanquis en 1933.
Tras el asesinato a traición a Sandino en 1934, por parte de los Estados Unidos y sus instrumentos nacionales la Guardia Nacional encabezada por Anastasio Somoza García; desde el poder militar y con el apoyo estadounidense ,Somoza García dio un golpe de Estado contra su tío político Juan Bautista Sacasa se hace de la Presidencia en 1937 e instalará con el pleno apoyo yanqui una dictadura cruel y sanguinaria, que representó los intereses gringos en Nicaragua y la de la oligarquía y burguesía nicaragüense y configuró una sociedad excluyente ,dependiente pobre y atrasada durante más de 40 años; la dictadura somocista durará hasta 1979, y fue derrotada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional que condujo la victoria del pueblo, contra el sistema de dominación yanqui, dictatorial y oligárquico en el país.
11. Revolución Sandinista, independencia y derechos del pueblo, y enfrentamiento a la intervención yanqui en su tercera etapa.
La revolución sandinista hizo realidad los derechos del pueblo y los derechos de la nación, a su Independencia y soberanía, que no pudieron construirse desde la Independencia en 1821.
Ante el hecho que la revolución derrotó al principal bastión de dominación y aquí en Centroamérica por el ejemplo de redención y emancipación que representaba en la Región, Estados Unidos desató una guerra de baja y alta intensidad al poco tiempo después que había triunfado la Revolución, Guerra de agresión yanqui en todos los órdenes; político, militar, económico, ideológico y diplomático.
En todos esos frentes la revolución resistió, pese a todo el daño humano y destrucción a la economía provocada por los imperialistas yanquis. Y en el derecho internacional, Nicaragua derrotó a los yanquis en La Haya, encontrando a Estados Unidos como responsable de la guerra y destrucción contra Nicaragua y determinando pago de indemnización por más de 17 mil millones de dólares al Estado de Nicaragua por la injusta y criminal guerra impuesta.
No pudieron derrocar al gobierno sandinista y se impuso desde los centroamericanos el camino de la paz para superar la guerra y el conflicto en Centroamérica, derrotando la estrategia de guerra de los yanquis. Y pese al revés electoral de 1990, la Revolución siguió viva en sus trasformaciones, en los espacios de representación pública del FSLN, en la conciencia del pueblo y en su instrumento político: el FSLN.
12. Gobiernos Neoliberales, cuarta etapa de la intervención yanqui en Nicaragua
El periodo de 1990 al 2006 gobernaron los gobiernos neoliberales, que pretendieron desmontar las transformaciones revolucionarias e imponer su modelo reaccionario privatizador, excluyente y dependiente de los Estados Unidos. Le perdonaron la indemnización a Estados Unidos establecida por sentencia de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, por 17 mil millones de dólares. Entregaron la economía a los intereses extranjeros, sobre todo a los yanquis. Fueron gobiernos que se subordinaron a la política y diplomacia yanqui. Y aunque los Estados Unidos les ofreció ayuda significativa y efectiva para desarrollar la economía del país, nada de eso se cumplió. Al contrario, estos gobiernos hicieron grandes concesiones políticas a los gobiernos de Estados Unidos y a las transnacionales yanquis en el país. Las políticas neoliberales proyanquis hicieron más dependiente, atrasado y pobre al país y a la sociedad nicaragüense, heredando una pobreza del 50% de la población en el año 2006.
13. La Revolución Sandinista en su segunda etapa: restitución de derechos del pueblo y de la soberanía nacional
Las colosales trasformaciones hecha por la revolución sandinista en los últimos 14 años, han devuelto la dignidad del pueblo y de la nación. Somos los nicaragüenses los que decidimos nuestros asuntos y no el imperio yanqui.
Se han restituido derechos fundamentales del pueblo. Se está haciendo país y estado nacional. Se ha fortalecido la institucionalidad nacional y soberana. Se ha fortalecido la economía nacional. Se ha reducido a la mitad la pobreza en el país. Se han multiplicado las oportunidades de desarrollo económico-social para todos los sectores. Se ha fortalecido nuestra política exterior independiente en las relaciones internacionales, diversificándolas, haciéndola efectiva para el bienestar nacional y para la construcción de soluciones constructivas en las relaciones internacionales y de integración solidaria y complementaria en la América Latina y El Caribe.
En esta segunda etapa de la Revolución, la agresión yanqui ha continuado, sobre todo en el orden político, económico, ideológico y mediático, y no han podido detener el avance de la nación y del pueblo.
Intentaron el derrocamiento del gobierno revolucionario en el año 2018, como parte de su estrategia de detener los avances de Nicaragua, usando acciones de la llamada guerra de V Generación, que combinó guerra psicológica, mediática y terrorismo. La revolución derrotó el intento golpista del imperialismo yanqui y lo sigue enfrentando en sus distintas variantes.
14. Hacia nuestra segunda y definitiva independencia
Como dijo el presidente comandante Daniel Ortega el día 25 de julio: que de cara al Bicentenario y las elecciones soberanas de Nicaragua este 7 de noviembre, debemos avanzar hasta hacer realidad nuestra segunda y definitiva independencia.
Luego de derrotado el imperio colonial español, después de tres siglos de haber hecho presencia depredadora, parasitaria y explotadora, en nuestras tierras, nuestra lucha como nación ha sido contra las agresiones y los modelos de dominación yanqui en distintos momentos de nuestra historia desde mediados del siglo XIX, son más de 170 años de agresiones yanquis, que demanda seguir fortaleciendo la conciencia patriótica y el fortalecimiento de nuestro Estado Libre, Soberano e Independiente en todos los órdenes.
Ello demanda seguir fortaleciendo nuestra independencia política, que implica defender y sostener este gobierno del pueblo; fortalecer nuestra autodeterminación y la institucionalidad soberana, que incluye fortalecer nuestra política exterior soberana y nuestra soberanía electoral, como lo estamos haciendo con las elecciones generales que culmina este 7 de noviembre.
Avanzar en nuestra independencia económica, creando una base económica nacional sólida, diversificada y de beneficio colectivo; que avance en la agro industrialización desde el aporte y uso pertinente de la ciencia y el aporte y apoyo de las instituciones públicas, en la soberanía energética y alimentaria; desde el uso pertinente de la tecnología y la democratice con el protagonismo de los sectores económicos nacionales, el Estado y los micro-pequeños y medianos productores del campo y la ciudad. Una sólida economía agroexportadora diversificada y de beneficio estratégico para nuestra economía y nuestro pueblo.
Avanzar en nuestra independencia cultural, que, sin dejar de reconocer el aporte pertinente de otras culturas, fortalezcan nuestra cultura nacional y popular, nuestras identidades nacionales y nuestra diversidad
cultural; combatiendo la enajenación cultural y los patrones que se imponen o pretenden imponer desde las grandes potencias y sus poderes ideológicos, económicos y mediáticos.
Avanzar en nuestra independencia política desde la unidad e integración de nuestras naciones y pueblos, que construyan relaciones justas, solidarias y complementarias, que permitan defenderse de las agresiones y dominación imperialista y forjar soluciones colectivas beneficiosas de manera recíproca para nuestros pueblos y naciones.
En ese sentido, nuestra participación en la CELAC y en el ALBA y en los mecanismos de integración centroamericana, son tres espacios de lucha por fortalecer la lucha por nuestra segunda independencia desde la Unidad e integración como lo soñó Bolívar desde 1815, como lo propuso en el Congreso Anfictiónico en Panamá en 1826 y como lo retomó Sandino en su Plan de Realización del Supremo Sueño de Bolívar de 1929.
En la parte introductoria dicho Plan decía Sandino, como que se estuviera escribiendo para hoy: “Hondamente convencidos como estamos de que el capitalismo norteamericano ha llegado a la última etapa de su desarrollo, transformándose como consecuencia, en imperialismo, y que ya no atiende a teorías de derecho y de justicia pasando sin respeto alguno por sobre los inconmovibles principios de independencia de las fracciones de la Nacionalidad Latinoamericana, consideramos indispensable, más aún inaplazable, la alianza de nuestros Estados Latinoamericanos para mantener incólume esa independencia frente a las pretensiones del imperialismo de los Estados Unidos de Norte América, o frente al de cualquiera otra potencia a cuyos intereses se nos pretenda someter.”
Después de cinco siglos de lucha contra el colonialismo español y británico, y contra el imperialismo yanqui, la conciencia patriótica y antimperialista de los pueblos se ha fortalecido, y estamos hoy en mejores condiciones de liberarnos e independizarnos del imperialismo yanqui, en nuestra lucha por hacer realidad nuestra segunda y definitiva independencia. En Nicaragua, la revolución sandinista es la garantía para hacerlo realidad desde el aporte nacional y con el aporte colectivo y unido del Continente, de la Región, se puede avanzar para su logro más temprano que tarde. Como dijo Martí: “Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y que hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes.”
(*) Cientista Social e Historiador. Profesor Titular UNAN Managua.
Excelente maestro, una sinopsis del proceso de emancipación de los pueblos originarios por lograr su independencia y la respuesta de nuestra revolución popular sandinista .
Fenomenal camarada maestro, una breve reseña de nuestra historia y la lucha del pueblo con su vanguardia por la independencia definitiva.