- En Masaya organizó la estructura político-militar del FSLN
- Disfrazado de mujer los guardias lo piropearon en la calle
- Herido con balas de Galil, se salvó por la solidaridad de colaboradores y tres cirugías
David Gutiérrez López
¡Dispárale, dispárale, dale! se escuchaba insistentemente.
Apuntó con un antiguo riflito calibre 22 de un solo tiro, accionó el gatillo y la bala recorrió aquel trecho hasta impactar en el pecho al guardia, que minutos antes había asesinado a un monimboseño, que se cruzó la calle, haciéndole explotar sus vísceras. El guardia cayó estrepitosamente hacia atrás. Era su primer tiro y la primera baja que le infringía a la tenebrosa Guardia Nacional (G.N).
Eufóricos los muchachos gritaban “¡le distes, lo pegaste, le distes”! esos gritos de euforia todavía resuenan en los oídos de Mario López Machado, el autor del disparo, a quien en la universidad lo conocían por ser de la última generación de dirigentes estudiantiles, metido a guerrillero en contra de la dictadura de Anastasio Somoza, en la insurrección de Monimbó, Masaya en 1978, 43 años atrás.
El fusil 22 fue un regalo de un poblador quien también les entregó una antigua escopeta de cacería, de las pocas armas de fuego que se encontraban en esa primera batalla.
A Mario en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, UNAN, Managua le conocían como el “mini capi” por adoptar gestos y poses en sus “chagüites (discursos), similares a su responsable, Antenor Rosales, “el Capi”, dirigente del Centro Universitario de la Universidad Nacional (CUUN) y del Frente Estudiantil Revolucionario (FER), quien lo reclutó también para el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
Confiesa que fueron los “prole” (Tendencia Proletaria) quienes le bautizaron como el “mini capi”, entre ellos el dirigente Chico Meza, que le decía: “Sos tapudo como el Capi”, recuerda entre risas esa parte de la historia juvenil vibrante e irrepetible vivida en la universidad.
López, no oculta su orgullo y lo dice en voz alta, de haberle correspondido el honor y el privilegio de ser de la generación de muchachos que combatió y derrocó a la dictadura somocista junto a su brazo armado, la Guardia Nacional (G.N) en la década de los 70.
Su primer responsable en el FSLN fue Carlos Arroyo, en ese tiempo clandestino, caído en combate contra la G.N el 17 de octubre de 1977 en el barrio San Luis, de Managua, no sin antes causar varias bajas a los guardias al hacer explotar una granada de fragmentación y agotar las balas de su pistola.
También con redoblado orgullo expresa que a él personalmente le correspondió organizar política y militarmente la estructura de la tendencia Guerra Popular Prolongada (GPP) en Masaya hasta donde llegó semiclandestino a finales del año 1977, por orientación del comandante William Ramírez, entonces miembro de la Dirección Nacional del FSLN, a quien conoció como “Luisito”, su nuevo responsable.
De baja estatura y menuda complexión, Mario ingresó a la UNAN-Managua a estudiar ingeniería civil en 1974. Meses después se ligó con el movimiento estudiantil. En agosto de 1975 cuando el FSLN se fraccionó surgiendo la Tendencia Proletaria (TP), algunos de sus compañeros se fueron a hacer su propia lucha dentro de la universidad, a los que llamaba “los prole”. En agosto de 1977 cuando Antenor Rosales pasó a la clandestinidad, quedó de responsable el “mini Capi”.
De esa camada de muchachos “proles” recuerda a Francisco “Chico” Meza, Saúl Álvarez, Sergio Gómez, (los tres fallecidos), Fernando Caldera Azmitia, Virginia Cordero, Donald Mendoza. Por los GPP los muchachos dirigentes eran; Antenor Rosales, Felipe Escobar, Guillermo Avendaño (asesinado por la G.N en una calle), Marvin Ayerdis y Noel Martínez (ex presidente del CUUN), entre otros. A Mario lo sustituyó Enrique Morales, (QEPD) en el CUUN y el FER, entre 1978 y julio de 1979.
Organizó y reclutó a los estudiantes de secundaria
“Te vas para Masaya” le orientó “Luisito” a Mario a quién le puso el seudónimo de “Salomón”, a donde llegó por solicitud de los estudiantes Bosco Monge, Álvaro Arancibia y Leonel Selva. La primera casa de seguridad donde se refugió fue en la de doña Felipita Cermeño, madre de Leonel Silva, a quién Mario reclutó como colaboradora. Doña Felipita fue tan buena alumna que comenzó a reclutar vecinas entre ellas a Angelita Valle, conocida como “chorro”, Lourdes Bolaños e Isabel Castillo, mujeres valientes que arriesgaron su vida y la de su familia por la causa sandinista.
Mientras Bosco Monge y Leonel Silva, organizaban las primeras células con chavalos de la Asociación de Estudiantes de Secundaria (AES), “Salomón” reclutaba a don Bosco Monge, dirigente de los taxistas de Masaya y a doña Vilma, padre y madre del joven Bosco que cayó en un combate el 27 de febrero de 1978, en el barrio San Miguel, durante la “operación limpieza” de la G.N.
El 19 de febrero de 1978 un grupo de mujeres vestidas de negro acompañadas de sus pequeños hijos fueron reprimidas con balas y bombas lacrimógenas lanzadas desde un helicóptero después de finalizar una misa, ese ataque desencadenó la insurrección en Monimbó, donde los rebeldes levantaron las primeras barricadas y surgió la bomba de contacto.
El 21 de febrero al conmemorarse el 44 aniversario del asesinato del General Sandino, otros barrios entre ellos Países Bajos y La Reforma se insurreccionaron, encendieron fogatas con llantas, quemaron casas de conocidos “orejas” (informantes, soplones) de la G.N. El FSLN recuerda Mario no contaba con armas, no tenían estructura militar, las que aparecieron eran pistolas, rifles 22 y algunas escopetas de los pobladores.
Horas después entraron tropas provenientes de Managua disparando a todo lo que se movía, mientras en el cuartel frente al Parque Central, una multitud de madres y padres buscan a sus hijos que habían sido capturados por sospechas de participar en la rebelión.
Capturan e intentan fusilar a sandinistas presuntos “orejas”
Los rebeldes de Monimbó capturaron a dos hombres que consideraron extraños, armados de pistolas y a uno de ellos le encontraron unas papeletas del Partido Liberal Nacionalista (PLN) con una foto de Somoza donde convocaban a una manifestación en Managua, los acusaron de somocistas y la gente los condenó a muerte.
Los amarraron a un poste de energía en la acera del cementerio. Le avisaron a Mario de la situación y se movilizó con otros compañeros rumbo al cementerio. Uno de los capturados de fuerte complexión y rostro serio dijo que era clandestino del FSLN de la Tendencia Insurreccional (TI).
Unas cartas que le encontraron casi en cifrado y alguna información brindada fue suficiente para convencer a la gente de Monimbó para que los liberaran. Estuvieron amarrados casi toda la noche y parte de la madrugada.
Los muchachos en espera de la muerte eran los sandinistas Hilario Sánchez “camión” y Rito Moisés Rivera, ambos fallecidos, este último muerto en Los Sabogales el 26 de febrero de ese año junto a Camilo Ortega y Arnoldo Quant, cuando la G.N detectó la casa, después de una refriega fueron capturados heridos, torturados y asesinados.
Hilario y Moisés se encontraban explorando la situación para organizar y reforzar la lucha en Monimbó, pero fueron detectados y al encontrarle las papeletas, las pistolas 9mm y alguna cantidad de dinero, creyeron eran infiltrados del somocismo.
La toma de los colegios
Después de la operación limpieza que dejó muertos, heridos y centenares de presos jóvenes, en Masaya se respiraba una tensa calma. En abril de 1978 surgieron huelgas en los principales colegios, entre ellos el instituto nacional y el Santa Teresita, regentado por monjas y el Bautista, como parte de la campaña: “A Marcio y a Tomás, no los aíslen más”, referido a los presos políticos Marcio Jaen y el comandante Tomás Borge.
El 20 de abril la guardia asaltó las instalaciones del instituto a punta de culatazos y balas, los estudiantes en un número superior a los cien y el propio “Salomón” huyeron tirándose los muros, caminando por el tejado de las casas hasta lograr refugio en la vivienda de Arnoldo Lacayo Maison, a quien ese mismo día Mario reclutó al igual que a uno de sus hermanos, quienes fueron leales y valiosos colaboradores del FSLN.
El movimiento estudianticrecía vertiginosamente, la gente cada vez más indignada estaba presta a colaborar con los “muchachos”, Mario que ya tenía una cantidad de células sandinistas organizadas, se encontraba presionado porque le reclamaban instrucción militar y armas. Fue entonces cuando le expuso a Bayardo Arce y William Ramírez, miembros de la Dirección Nacional GPP, la necesidad de reforzar Masaya con cuadros de experiencia que le ayudaran.
La solicitud tuvo eco. A inicios de mayo del 78 llegó a Masaya la joven Lubby Morales, (segunda clandestina) proveniente de León, a ella Mario le puso un seudónimo de hombre para despistar al enemigo. “Reinaldo” fue conocida la joven que se encargó primero de manejar el archivo con los reclutados y colaboradores. También llegaron Glauco Robelo, experimentado y valioso cuadro militar como instructor de escuelas de formación de guerrilleros, junto a Cristian Pérez “el Inca”. Las escuelas las realizaban en una pequeña finca por Diriomo y en ocho días estaban preparados para utilizar diferentes armas.
Glauco Robelo un día se apareció con una maleta donde llevaba diversas armas largas incluyendo una subametralladora Máuser, un garand, fusil reglamentario de la G.N, una subametralladora M-3, pistolas, revólveres, además de granadas de fragmentación. El chele Glauco fue designado jefe militar de Masaya y los pueblos vecinos, llamados Blancos o Brujos.
Unidos en la acción en septiembre insurrecto
En septiembre de 1979, el FSLN convocó a una huelga y a desencadenar una insurrección el 9 de ese mes atacando a las estaciones de policía y cuarteles de la G.N. A las seis de la tarde era la fecha pactada en la que todas las tendencias sandinistas estaban listas para desatar esa ofensiva guerrillera contra el somocismo.
De las escuelas guerrilleras surgió la Unidad de combate Rufo Marín Ucles en Masaya (guerrillero esteliano que participó en la acción de liberación fallida del comandante Carlos Fonseca el 23 de diciembre de 1969. Cayó en combate el 9 de diciembre de 1976 en la Cordillera Isabelia, Jinotega). Al frente de esta unidad se destacó el combatiente Henry Bermúdez, valiente y aguerrido en los combates, también participó Paul Gonzales, como organizador al frente de los jóvenes estudiantes afirmó Mario.
Fue en una reunión de unidad en la acción de las tendencias sandinistas a la que asistió “Salomón” donde se encontró de nuevo con el experimentado guerrillero Hilario Sánchez, a quien llamaban “camión” por su fortaleza. Se reconocieron y abrazaron y comentaron brevemente la situación cuando fue capturado y confundido con un infiltrado por los combatientes populares de Monimbó.
El 9 de septiembre de 1978 se insurreccionaron nuevamente. En Monimbó se atacó y eliminó a guardias de el “comandito”, algunos murieron y otros huyeron en desbandada. El FSLN tomaba posiciones dominando y controlando la ciudad a solo 29 kilómetros de Managua.
Recogió el fusil de Ulises Tapia Roa
El 10 de septiembre Mario portaba una pistola semiautomática Máuser, de la segunda Guerra Mundial entregada por William Ramírez, de la cual sus compañeros le hacían mofa, porque tenía defecto al disparar, se trababa.
Ese día atacando el cuartel de Masaya se encontraba junto a Ulises Tapia Roa, quien portaba un fusil Belga, Fal con lanza granadas.
Apareció una tanqueta en media calle que comenzó a cañonear una casa de taquezal, de dos pisos donde parte de los guerrilleros esperaban para emboscar a los soldados, que corrían por el parque central ante la presencia de una ametralladora calibre 50 que los terceristas habían empotrado en la tina de una camioneta.
Ulises y Mario se parapetaron en la parte baja de una acera alta cuando apareció la pesada tanqueta en media calle. Ulises se puso frente al pesado blindado, activó el fusil lanza granadas y al disparar no se accionó porque en medio de la tensión olvidó ponerlo bala en boca. El tanquista de la G.N aprovechó e hizo un disparo de cañón que destrozó al combatiente sandinista. “Le dejó un gran hueco en la espalda recuerda Mario todavía horrorizado por aquella escena que olía a pólvora y sangre. Alcanzó a halarlo y recogió su fusil con el que continuó el combate.
La guardia de Masaya estaba acuartelada y asediada por la guerrilla. Horas después entraron tropas de refuerzo desd Managua disparando con ametralladoras calibre 50 que partían las ramas de los árboles. Mario recuerda que en esa contraofensiva de la G.N vieron por primera vez combatir a mercenarios coreanos “que pegaban unos saltos espectaculares, como en las películas”, refiere este hombre de 66 años, al recordar esas peripecias de la lucha contra la dictadura de Somoza.
Ante la superioridad de fuerzas se ordenó la retirada, algunos se resguardaron en sus casas de seguridad y Mario buscó donde embuzonar las armas, encontrando al colaborador Miguel Selva, quien de inmediato dijo “entiérrenlas” en el patio de su vivienda en el barrio San Miguel. Esa noche quedaron a salvo.
Vestido de mujer fue piropeado por los guardias
El 12 de septiembre “Salomón” recibió información que muchos de sus combatientes se encontraban refugiados en la Cruz Roja de Masaya, evitando ser capturados por la G.N que ya tenía control en la ciudad. Decidió salir de su refugio hacia otra casa donde expuso que necesitaba recontactar a sus “compas”. Le dijeron que era un alto riesgo salir a la calle, porque sería inmediatamente capturado o muerto.
Una de las tres hijas de la colaboradora le dijo: “Porque no te vestís de mujer”. La idea no le gustó a Mario, pero luego pensó que salir disfrazado solo lo podían detectar por la voz varonil, pero acompañado de las muchachas podían camuflarse. Ellas valientemente aceptaron acompañarlo.[FH1]
Le pintaron de rojo las uñas, lo maquillaron, le pusieron unas sandalias y lo vistieron con un overol. Las “tres muchachas” salieron a la calle y efectivamente se encontraron a los guardias que comenzaron a lanzarles piropos, besos y palabras obscenas. Lograron llegar a la Cruz Roja y entre los miembros de la Unidad Rufo Marín, no reconocieron a su jefe “Salomón” hasta que les habló en un rincón del local, temiendo que había infiltrados informantes de la G.N.
Reorganizó a los muchachos, giró instrucciones para sacar las armas embuzonadas y continuar la lucha, una vez que la situación se había calmado y la gente volvió a salir a las calles como de costumbre a continuar con sus actividades diarias.
Después de Septiembre Lubby Morales, “Reynaldo” la segunda jefa del Estado Mayor y Leonel Selva se fueron sin permiso a contactar a la guerrilla de la GPP que operaba en la zona norte, montañas de Estelí porque “querían acción armada”. Después de unas averiguaciones de su inesperada presencia sospechosos de ser “orejas”, los guerrilleros del norte los regresaron a Masaya.
A manera de sanción “Salomón” le asignó la misión en octubre de 1978 a Lubby de realizar un asalto al Banco Nacional de Masaya ubicados frente al mercado de Artesanías. La recuperación económica fue grande en dólares y en córdobas, que contribuyó para fortalecer las finanzas de la lucha. En ese operativo de recuperación participaron unos 8 miembros de la Unidad Rufo Marín, estimada en unos 25 combatientes.
Herido gravemente lo llegó a ver la DN en pleno
Una de las tareas que Mario se propuso con su gente fue recuperar armas de guerra y golpear a la guardia. En las entradas y salidas de las ciudades la G.N tenía puestos de control con uno o dos soldados, ellos fueron el blanco durante algunos días y semanas a quienes se les despojaba del fusil garand y se les dejaba atados.
También se propusieron efectuar recuperaciones de armas en algunas empresas como un laboratorio fabricante de medicamentos, donde sus escuadras fallaron. A pesar de tener la advertencia que los jefes en esos días no debían de exponerse abiertamente, López seriamente contrariado planificó tomar parte directamente en el ataque a la Planta Eléctrica de Masaya, custodiada normalmente por unos 7 soldados, pero ese día había al menos 25 guardias
La noche del 7 de enero de 1979, un día después de la celebración de los Reyes Magos, se inició el ataque. Mario con su escuadra al frente, Glauco Robelo, por la parte trasera, Henry Bermúdez y Roberto Ortiz, por la parte frontal. En total 20 combatientes que traban el combate logrando dar muerte a tres e hiriendo al menos otros tres guardias. En ese combate relata “Salomón” se le trabó el Fal, momentos que fue herido en la parte derecha del abdomen por dos balas de fusil Galil, que utilizaba la tropa élite al mando del hijo de Somoza, “el Chigüín”.
De suerte no le afectaron órganos vitales, únicamente el apéndice resultó destrozado. Cuando se sintió herido fue a Glauco que le correspondió dar la señal de retirada. Se subieron a los taxis recuperados, orientó embuzonar las armas. La Angelita Valle “chorro” y su hijo Carlos, que manejaba la camioneta lo trasladaron a una casa de seguridad sin ningún contratiempo.
El médico Roger Rodríguez (esposo de Lourdes Bolaños) acudió esa misma noche a ver la situación del herido. Al revisarlo recomendó intervención quirúrgica para evitar una infección mortal (peritonitis) y solicitó vendas, suero y analgésicos para mantener estable al paciente. “Anda a la Farmacia Masaya, decile a Noel Aguila, que dice Salomón que me mande esos requerimientos”, le orientó el herido a Angelita Valle.
Al amanecer del día 8 de enero la G.N colocó retenes en las entradas y salidas de Masaya, requisando automóviles que salían y entraban a la ciudad, en busca de los insurrectos que habían atacado la planta eléctrica. En el auto de Angelita Valle “Chorro”, también les acompañaba la otra Angelita Valle Olinto (fallecida el 14 de julio de este año 2021); Mario viajaba en el asiento delantero buscando un hospital en la capital.
Aprovecharon que los guardias requisaban otros carros, las dos mujeres se bajaron y con amabilidad preguntaron con rostro de sorpresa que ocurría, los guardias respondieron que buscaban guerrilleros, observaron el carro y los dejaron pasar.
En Managua fue conducido a una clínica clandestina del FSLN cercana al viejo estadio, donde fue intervenido con un instrumental quirúrgico que se recuperó en el hospital Bautista, cuyo operativo lo dirigió Walter Mendoza. Una tercera operación se la realizaron en el Bautista a donde llegó con otro nombre.
En proceso de convalecencia fue trasladado a una casa de seguridad en el Reparto San Martín, cercano a las antiguas instalaciones de la Embajada Norteamericana, hasta donde en los primeros días de marzo de 1979 llegaron a visitarlo Bayardo Arce, Henry Ruiz y William Ramírez, la Dirección Nacional en pleno de la GPP.
En Chinandega reforzó a la comandante “Carolina”
A mediados del mes de mayo de 1979 fue enviado a Chinandega, a reforzar a la estructura GPP que dirigía la compañera Quxabel Cárdenas, “comandante Carolina”, donde se integró a las acciones organizativas y combativas, como la emboscada en San Benito, en la cual el guerrillero Mercedes Cubillo con un lanza cohete inmovilizó una tanqueta, combate que cambió el rumbo de la guerra a favor de los sandinistas.
El personaje
Mario Alberto López Machado, nació en Managua, en el barrio San José el 26 de abril de 1955. Es hijo de Olga Rosa Machado y Ramón López García (joyero).
Estudió la secundaria en el Instituto Maestro Gabriel, donde fue expulsado por participar en una huelga por el alza en el precio de la leche. Se bachilleró en el Modesto Armijo. Ingresó a la Universidad Nacional a estudiar ingeniería en 1974 alcanzando el 4to año. Fue presidente de la Asociación de Estudiantes de Ingeniería y Carreras Afines (ANEICA) y responsable nacional del FER. Le conocieron como “el mini capi”. Se marchó a la clandestinidad a finales de 1977.
Es militante del FSLN de la segunda promoción.
Después del triunfo de la Revolución permaneció un tiempo en Chinandega y el 30 de julio de 1979 fue trasladado a trabajar en la recién fundada Dirección General de Seguridad del Estado (DGSE), en operaciones, de donde se retiró con el grado de capitán del Ministerio del Interior. En 1987 fue Delegado Departamental de TELCOR en Managua.
En 2004 estudió Derecho, graduándose como abogado y notario, profesión que ejerce actualmente.
Es padre de 9 hijos y abuelo de dos nietos.
Buen testimonio.
Hoy un dia despues del 22 de Agosto 1978, tengo testimonio de preso politico compañero de celda de Cro. RENE NUÑEZ en antiguo hospital militar de la GN. Mi correo ejcdelp54@gmail.com, telefono 88336144.
Grandes son los hombrea y mujeres del frente sandinista que han entregado su vida o parte de su vida a esta grande y noble causa de construir una patria y una nacion libre soberana e independiente; son como las semilas de un jardinque se siembran y al poco tiempo surgen miles de plantas con sus flores de diversos colores para adornar la vida y una nueva sociedad…gracias hermanos por la construcción de esta nueva nicaragua llena de vigor y de gloria como dijo Rubén Dario.
Una vez el “Chaparro”, nunca su supe su seudónimo, se apareció a mi casa para que lo trasladará, llevaba una peluca afro enorme y el pequeño y con facciones, nada de costeño, estuve a punto de reírme, pero ni modo. Fue mi primer responsable, goza de mi gran aprecio y reconocimiento a su valor y aporte a nuestra RPS
Gracia por compartir tus experiencias Mario, solo así conocemos el nivel de compromiso que tuvimos en este proceso.