- Carlos Fonseca lo envió a buscar a un abogado defensor
- Daniel y a los muchachos de las primeras células del FSLN los conoció en el barrio San Antonio
- Se atrevió a incursionar en la televisión sin tener experiencia
- Dirigió “De Cara al Pueblo”en diálogo abierto
David Gutiérrez López
De lunes a viernes, a las diez de la noche, mientras su rostro estaba en la pantalla de televisión leyendo noticias en Extravisión, un importante miembro del Frente Sandinista podría resguardarse en su casa, escondiendo armas o quizás un saco con dinero producto de alguna recuperación bancaria que se utilizaría para financiar la lucha contra la dictadura somocista.
Manuel Espinoza Enríquez también solía transportar en un carro Alfa Romeo a cuadros sandinistas armados de pistolas semiautomáticas, mientras el periodista, desarmado, conducía por las calles de Managua. Más de alguna vez se encontraron con patrullas de la Brigada Especial contra Actos Terroristas (BECAT) de la Guardia Nacional (G.N), crispándoseles los puños y acelerándose los corazones ante un eventual y mortal enfrentamiento armado.
Entre esos dirigentes clandestinos buscados por la seguridad de Somoza transportados por el colega Manuel Espinoza Enríquez, se encontraban Bayardo Arce, Henry Ruiz y William Ramírez, entre otros muchos.
Extra, el noticiero radial que se transmitía en Radio Mundial, entonces primera emisora del país manejada por el profesor Julio César Sandoval y propiedad de Manuel Arana, lo acompañó desde 1966 cuando, junto a su amigo el periodista Rolando Avendaño Sandino, fundó dicho noticiero. También fundaron Extra Económico y Extra en semanario impreso, de efímera existencia en el mercado nicaragüense.
El 2 de noviembre de 1972 incursionó en el periodismo televisivo sin ninguna experiencia. No fue el primero, porque ya existía en canal 6 propiedad de Anastasio Somoza, Teleprensa, del periodista Nicolás López Maltez, cuando para su transmisión se utilizaban cámaras de cine de 16 milímetros y solo se filmaban las imágenes, aparte se establecía el audio en una grabadora. Por ello, no había coordinación entre el movimiento de los labios y el audio de los entrevistados, recuerda Manuel.
Llegó a Televicentro canal 2, presentado ante su propietario Octavio Sacasa por Oscar Miranda, Mirandita, (q.e.p.d), entonces gerente de ventas del canal. Fue con la llegada de Extravisión que las ventas de anuncios se incrementaron y el canal 2 aumentó su rating de audiencia.
Hacer telenoticieros en esos años en las condiciones técnicas existentes, era incómodo y costoso. Manuel refiere que buscaron una cámara eléctrica que tenía el inconveniente que, si la noticia estaba a 80 o 100 metros tenías que extender un cable de esa longitud para captar las imágenes y los sonidos. Se necesitaba de un camarógrafo, un sonidista y un ayudante, además del periodista.
El terremoto del 23 de diciembre de 1972 que destruyó Managua, facilitó a la dictadura del general Anastasio Somoza imponer el control sobre los medios de comunicación a través de la figura del Estado de Sitio y Ley Marcial. Para imponer el orden, evitar saqueos y alteraciones el dictador Somoza utilizó a la Guardia Nacional, prohibió Extravisión y otros medios quedaron destruidos y sepultados por el cataclismo.
En 1974 la tecnología para la producción de programas de televisión comenzaba a modernizarse en los mercados internacionales. Surgió la cámara de hombro U-Matic (creada en 1969) que se convirtió en el primer magnetoscopio portátil de cinta cerrada (casete) de cinta de ¾ de pulgada llamada en el medio “tres cuartos”. En ese año, Extravisión adquirió su primera cámara lo que significó la revolución en la televisión nicaragüense porque captaba las imágenes y los sonidos a la vez.
Manuel, de 82 años, con una memoria extraordinaria, cuenta que esa cámara se estrenó con la salida del comando guerrillero del FSLN Juan José Quezada, tras el exitoso asalto a la casa de Chema Castillo, realizado el 27 de diciembre de 1974 con el objetivo de rescatar a prisioneros sandinistas de la cárcel.
Gracias al avance de la tecnología y al momento oportuno, se pueden ver imágenes de esa histórica y espectacular acción filmada por Extravisión, cuando los guerrilleros salen en autobuses Mercedes Benz con los rehenes, garantes y rescatados de las cárceles.
En el siglo actual de la era digital, se puede hacer televisión con un sencillo celular, romper barreras del ciberespacio y penetrar a millones de hogares, situación que 45 años atrás solo era parte de una ilusión o fantasía.
Reclutado por el comandante Silvio Mayorga
Luego de bachillerarse en el instituto Juan José Rodríguez de Jinotepe, Carazo, procedente de Jinotega, donde creció, porque nació en Guatemala, Manuel comenzó a trabajar de locutor para sufragar los gastos de su propia manutención.
En 1960 ingresó a la Escuela de Periodismo, entonces creada, administrada y financiada por la Embajada Norteamericana. Los estudiantes lucharon para que esa escuela pasara a ser autónoma en la Universidad Nacional. Algunos incidentes entre los estudiantes, unos a favor y otros en contra obligó a los norteamericanos a cerrarla.
En junio de ese año, participando en una manifestación sobre la avenida Roosevelt, Manuel sintió por primera vez los efectos de una “culateada” (golpes que aplicaba la G.N con la culata de madera del fusil garand). Después de esa acción, terminó matriculándose en la carrera de Economía donde cursó tres años.
Reclutado en 1964 por el comandante Silvio Mayorga, constituyó una célula junto al poeta Fernando Gordillo, José Benito Escobar y Michel Najlis. El primer programa radial propiedad de Manuel fue Ventana, que realizó junto a Gordillo.
Fue en esos años, en el barrio San Antonio de Managua, que conoció a uno de los primeros grupos de muchachos que formaron parte de las primeras células urbanas del FSLN. Entre ellos a Daniel y Humberto Ortega, Jacinto Suárez Espinoza, Carlos Guadamuz, Francisco “El chelito” Moreno, quienes se mantenían cerca del entonces restaurante El Coliseo, del italiano Esposito Anunciato.
En 1967, cuando el FSLN realizaba los preparativos para emprender la guerrilla armada de Pancasán, Manuel estuvo apoyando desde la ciudad el avituallamiento hacia la montaña trabajando directamente con el comandante Julio Buitrago Urroz, “Álvaro”, considerado el padre de la resistencia urbana sandinista, asesinado al enfrentarse, íngrimo, armado de una ametralladora Thompson calibre 45 contra más de 300 guardias desde una casa de dos plantas en las inmediaciones de las Delicias del Volga, el 15 de julio de 1969.
Daniel periodista por un día
Entre sus recuerdos de juventud, Espinoza relata que cierto día el actual presidente Daniel Ortega le solicitó conseguirle trabajo con los directores del radioperiódico La Verdad, de reportero. Le brindaron la oportunidad y le asignaron una conferencia de prensa que ofrecía el entonces ministro de Agricultura de Somoza Alfonso Lovo Cordero. En el local se encontraba un hombre asesor del ministro, que Daniel reconoció y desenmascaró como un torturador que lo había sometido a golpes en una de las tantas carceleadas.
El ministro se quejó ante los directores y Daniel terminó siendo despedido por Francisco “Paco” Carranza y Joaquín Absalón Pastora. La inicial carrera periodística del actual presidente y líder sandinista fue de un solo día.
Carlos Fonseca lo envió de correo donde un defensor
La primera vez que Manuel escuchó hablar de Sandino y su lucha, fue en el antiguo Gimnasio Nacional de Managua un 21 de febrero donde se desarrollaba un evento abierto en conmemoración del asesinato a traición, del héroe nacional en 1934, cuando buscaba firmar la paz.
El orador era un muchacho alto, flaco, de rostro serio, ojos azules ampliados por los lentes, mirada penetrante, cabello ensortijado, que años más tarde influiría en la historia de Nicaragua como el más grande exponente del pensamiento nacionalista y antimperialista defensor de la soberanía nacional. Ese joven era Carlos Fonseca Amador, principal inspirador de la lucha del general Sandino.
El 30 de junio de 1964 llegó hasta donde Espinoza, Adrián Roque con la noticia: “Acaban de capturar al comandante”. – ¿Cuál comandante? Preguntó el periodista. – “Carlos Fonseca”, respondió el emisario. Desde ese momento el periodista se movilizó en busca de sus compañeros universitarios para exigir a Somoza que le respetaran la vida a él y al ciudadano mexicano Víctor Tirado López, capturados en el barrio San Luis.
Durante el juicio en los juzgados de El Trébol, Carlos emitió una proclama llamada: “Desde la cárcel yo acuso a la dictadura”. Ambos prisioneros fueron condenados y desterrados, Fonseca al Petén, Guatemala y Tirado a México.
Cinco años después de esa captura, el 31 de agosto de 1969, el nombre de Carlos Fonseca volvió a ser noticia. Le capturaron en Alajuela, Costa Rica, tras una persecución de agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ). Manuel, quien en ese tiempo editaba Extra escrito viajó el dos de septiembre a la vecina del sur junto al periodista Oscar Leonardo Montalván
En la capital tica les indicaron que el comandante Fonseca se encontraba detenido en las oficinas del OIJ, hasta donde se dirigieron y extrañamente al entrar a la casa no habían custodios. Vieron una puerta, la abrieron y la habitación estaba totalmente a oscuras, ellos preguntaron si había alguien en el local, se identificaron como periodistas de Nicaragua y de pronto se escuchó una voz: ¡La lucha no termina, viva el Frente Sandinista!
De nuevo Manuel preguntó en aquella oscuridad – ¿“Vos sos Carlos Fonseca”? y de nuevo la respuesta… ¡La lucha no termina, viva el Frente Sandinista!
Al escucharse las voces aparecieron varios policías. Haber dejado solo al prisionero esposado y sentado en un rincón de aquella cerrada y oscura habitación al parecer constituía un plan para que un sicario al servicio del somocismo entrara y le diera muerte al máximo jefe del FSLN. Los periodistas Espinoza y Montalván aparecieron oportunamente para impedir ese probable asesinato del jefe revolucionario.
Al día siguiente 3 de septiembre una cantidad de periodistas nicaragüenses estaban en Costa Rica cubriendo la noticia de la captura del más buscado y perseguido guerrillero sandinista. Los ticos permitieron una conferencia de prensa ofrecida por el comandante Carlos Fonseca, quién denunció los crímenes de la dictadura de Somoza.
Cuando ya se despedían el comandante Carlos le dijo a Manuel: “¡quédate!”. El periodista se quedó y el prisionero le pidió que fuese a una dirección en San José cerca del Mercado Central a buscar al conocido abogado doctor Enrique Obregón Valverde; “decile que necesito que me defienda”.
Manuel cumplió al pie de la letra la misión y cuando le propuso al abogado la solicitud de Fonseca, el jurisconsulto le dijo: – “No puedo defenderlo, yo soy del partido comunista y más bien le haría un mal a don Carlos”. Manuel regresó con el mensaje hacia la prisión y al escuchar la respuesta del abogado el jefe revolucionario le dijo: – “Decile que no sea maricón, que me haga daño pero que me defienda”. De nuevo se movilizó y esta vez con ese contundente mensaje de Carlos Fonseca, el abogado izquierdista aceptó defenderlo.
Manuel retornó a Managua con la exclusiva de la captura de Carlos Fonseca en Costa Rica. Ese mismo año el 23 de diciembre fue liberado por un comando sandinista dirigido por Humberto Ortega, quien fue gravemente herido de balas por custodios de la prisión de Alajuela, resultando recapturados tras una persecución. Fonseca se negó a dejar abandonado a Ortega reafirmando la lección de: “un sandinista nunca abandona a un compañero herido”.
Posteriormente otro comando encabezado por el guerrillero Carlos Agüero Echeverría, logró exitosamente rescatarlo de la prisión el 21 de octubre de 1970, logrando liberar también a los prisioneros Rufo Marín Uclés, Humberto Ortega Saavedra y al tico Plutarco Elías Hernández Transcurrieron varios años y Manuel no tenía noticias del comandante Fonseca. El 9 de noviembre de 1976 mientras el periodista televisivo terminaba su desayuno apareció intempestivamente en su casa de Altamira el coronel G.N, Efraín Santamaría, entonces segundo jefe de la Oficina de Leyes y Relaciones Públicas de la institución castrense. Tras el breve saludo le dejó un folder negro con información que documentaba la caída en combate del máximo jefe guerrillero del FSLN, en Boca de Piedra, Zinica, municipio de Waslala.
Esa noche Extravisión dedicó abundante información respecto al comandante Carlos Fonseca. Sus proféticas palabras estaban por cumplirse: “¡La lucha no ha terminado, viva el Frente Sandinista!”.
La fiesta es hoy a las seis
El 22 de agosto cuando ocurrió el espectacular asalto al Palacio Nacional por el comando Rigoberto López Pérez del FSLN, el entonces reportero de Extravisión Silvio Mora que se encontraba en los contornos, logró llamar a Manuel vía radio informándole de un probable “golpe de Estado de la Guardia Nacional contra Somoza”, al escucharse una tremenda balacera.
Manuel intuyó que se trataba de un operativo del FSLN porque días antes había tenido información que “algo grande estaba por venir” que estremecería al somocismo. De inmediato antes que cortaran las líneas telefónicas y cablegráficas, despachó la noticia al exterior reportándola como un asalto a la entonces cámara de diputados integrada por liberales somocistas y conservadores.
Una llamada telefónica del comandante William Ramírez el nueve de septiembre de 1978 alertó a Manuel al escuchar en cifrado lo siguiente: “Hermano esta noche a las seis comienza la fiesta”. El periodista cuyo telenoticiero se encontraba fuera del aire por amenazas y temores de los propietarios del canal 2, se preparó con unas grabadoras. Esa noche comenzó la insurrección de septiembre con ataques en Managua a las estaciones de policía de la Guardia Nacional (G.N).
La balacera fue grabada por Espinoza quien de inmediato llamó a su amigo y colega Rolando Angulo de Radio Reloj de Costa Rica y a otros corresponsales extranjeros en México. En pocos minutos la noticia de los ataques del Frente Sandinista estaba en las principales agencias noticiosas recorriendo el mundo.
En esos días la cadena de televisión norteamericana CBS (Columbia Brodcasting System) contactó a Espinoza a fin que los acompañara en un recorrido por lugares donde se desarrollaba la lucha armada. Viajaron a Diriamba, Carazo. Desde una esquina el camarógrafo gringo descubrió en lo alto del edificio del reloj a un francotirador de la guardia. Casi al momento llegaron patrullas de soldados con claras intenciones de asesinarlos. Al escuchar a los periodistas e identificarse, un oficial revisó la cámara creyendo se trataba de un lanzacohetes. Estuvieron cerquitas de ser asesinados.
La llamada misteriosa que le advirtió lo matarían
Nunca supo quién lo llamó telefónicamente advirtiéndole que huyera de su casa porque lo matarían. No titubeó y desde ese momento alistó sus documentos y en cuestión de horas estaba volando hacia San José Costa Rica, donde ya se encontraba su esposa Olimpia e hijos. Transcurría el mes de mayo de 1979 y la Ofensiva Final ya estaba anunciada y en marcha.
El 16 de junio de 1979 el piloto Modesto Rojas, en plena insurrección de Managua se llevó una avioneta Cessna del aeropuerto Los Brasiles aterrizando en una pista privada en territorio costarricense. Salió a pie a buscar la carretera y al tomar un autobús reconoció entre los pasajeros a Manuel Espinoza, le contó de su hazaña y le comentó que los teléfonos que le dieron para hacer contacto con el FSLN no respondían.
El periodista llamó a un centro de mando y le respondió una voz grave que se identificó como Enrique. –“Pregúntale el santo y seña”, se escuchó por el auricular. Enrique era el seudónimo del comandante Daniel Ortega en la clandestinidad coordinando la lucha contra Somoza. Esa misma noche, Rojas comenzó a realizar sus vuelos de abastecimiento de municiones a la guerrilla urbana que empantanó a la guardia en Managua. Fueron más de 30 vuelos a distintos puntos del país.
El comunicado al aire anunciando la victoria
El 19 de julio de 1979 en la madrugada, los restos de la Guardia Nacional de Somoza comenzaron a desbandarse buscando alcanzar unos las fronteras con Honduras, otros huyendo a través del Golfo de Fonseca buscando El Salvador.
En Costa Rica, Manuel se encontraba junto a Herty Lewites, quién le orientó elaborar un comunicado, pero el periodista se dirigió a través de la radio vía telefónica a emitir la noticia en su propia voz e improvisando, sin escribir, el momento de la rendición y el fin de la guardia somocista.
En León, se encontraba el comandante Daniel Ortega y parte de la Junta de Gobierno donde habían tomado posesión una vez liberada la ciudad universitaria el 20 de junio de ese año, tras fieros combates en el Fortín de Acosaco.
Ese mismo 19 de julio, Manuel y un grupo de guerrilleros del Frente Sur entraron por vía aérea a Nicaragua, territorio libre. La Junta de Gobierno lo nombró su vocero oficial y Ministro director de Información y Prensa del nuevo gobierno.
Confiesa que durante una etapa de su vida sufrió una tremenda depresión que lo llevó a refugiarse en las bebidas alcohólicas, la que logró superar. A estas alturas de su existencia no anhela nada más que vivir en tranquilidad, dedicado a la lectura bíblica y a la oración, en la que ha encontrado refugio y la verdadera razón de vivir en paz.
El personaje
Manuel de Jesús Espinoza Enríquez, nació el 21 de abril de 1939, en el pueblo de Totonicapán, Guatemala. A los cinco años lo llevaron a vivir a Jinotega, Nicaragua. Es hijo del doctor en Farmacia Manuel Espinoza González, quien estudió en Guatemala en la Universidad San Carlos. Su mamá, guatemalteca, fue doña Margarita Enríquez. Es el segundo de siete hermanos, cuatro de ellos nacidos en Guatemala.
Contrajo matrimonio con Olimpia Briceño (q.e.p.d), procreando 4 hijos: Néstor Manuel, Álvaro Ernesto (Álvaro en homenaje al seudónimo del comandante Julio Buitrago y Ernesto por el Che Guevara), Margeri María y Lucía Alejandra. Es abuelo de seis nietos.
En 1960 fue electo primer presidente de la Escuela de Periodismo. En 1963 fue electo vicesecretario general del Centro Universitario de la Universidad Nacional, (CUUN). Es miembro fundador de la primera célula del Frente Estudiantil Revolucionario (FER).
Fue el primer corresponsal en Nicaragua de la agencia alemana DPA. También laboró para Televisa y Canal 13 de México, NBC y CBS de los Estados Unidos de Norteamérica.
Participó en el Periodismo de Catacumbas en febrero de 1978.
Es fundador de los programas De Cara al Pueblo, donde la gente conversaba directamente con los dirigentes y sus funcionarios en la primera etapa de la Revolución.
Actualmente es propietario e impulsor del canal televisivo Extraplus, fundado en 2001.
Es portador de La Orden Independencia Cultural Rubén Darío otorgada en 2008 por el presidente Daniel Ortega Saavedra. Medalla de Honor al Mérito (PARLACEN). Medalla de Honor en Oro, Asamblea Nacional.
Manuel Espinoza jugó un papel extraordinario en la divulgación de las noticias política en la época de la lucha contra la tiranía somocista. Para quienes inquietudes políticas en la época era obligatorio escuchar los noticieros radiales y/o televisivos que dirigía el compañero Espinoza. Su aporte a la lucha revolucionaria fue extraordinario. Mis saludes hermano de lucha.
Excelente historia, lástima que todo haya terminado como estamos, salimos de una dictadura y ahora no se como llamarle al gobierno que me quito mi trabajo , y la verdad nunca deseo irme de este país al que amo, pero mi gobierno me trata como enemigo.