La derecha y el horror

La derecha y el horror

Monseñor Silvio Báez, con integrantes de la Alianza Cívica, entre ellos Rosario Soza Centeno, acusado de violar a las niñas de Mulukukú.

Fabrizio Casari (*)

El atroz epílogo del asunto de Mulukukú deja horrorizado. No sólo por la extrema y sádica violencia con la que se perpetra, sino por la edad de las víctimas. Nicaragua no había conocido nunca tales crímenes, tan atroces, tan violentos, tan llenos de odio. Y se pregunta: ¿de dónde viene este horror, ajeno a un país que se destaca por su paz y alegría, por su tranquilidad ciudadana?

El horror de Mulukukú no parece un caso en sí mismo. En los últimos meses se ha producido una sucesión de feminicidios y crímenes, todos caracterizados por un uso indiscriminado y bárbaro de la violencia. Violencia que a menudo es innecesaria, inútil para el logro de los fines delictivos que los delincuentes persiguen y, por esta razón, aún más inexplicable. ¿Es el espía de una aleatoriedad extraña y sin precedentes o nos enfrentamos a un diseño preordenado? Dijo uno de los más famosos e importantes políticos italianos, Giulio Andreotti: “a pensar mal se hace pecado, pero se adivina “. La única certeza es que esto no puede continuar: hay que tomar medidas, con fuerza y urgencia.

Lo que aparece en toda su gravedad sin precedentes es que, desde 2018 hasta hoy, Nicaragua es impactada por semejante bestialidad y està en un riesgo: puede perder su característica de país libre del horror que, en cambio, domina en Honduras, El Salvador o en el más lejano México. Nicaragua no sabe de la existencia de maras, no tiene pistas de aterrizaje y senderos para los narcos y la vigilancia de la frontera es fuerte. Es un pais en paz, con ejército y policía a la altura de los desafíos. Pero entonces, ¿de dónde viene esta violencia? ¿Es la barbarización de una sociedad o un plan para hacerla ingobernable? Parece una ola de horror destinada a espantar a todos.

De donde viene tanto horror?

La violencia ciega entró en el país pinolero con la intentona de golpe de estado en 2018, cuando los tranqueros inyectaron en el país un nivel de odio y violencia que no se había visto nunca desde 1979, cuando la infame Guardia Nacional de Somoza fue disuelta. Afinidades electivas, las llamaba Goethe. En efecto hay afinidad ideológica entre la Guardia Nacional de Somoza y el terrorismo golpista de la derecha nicaragüense, que siempre ha sido somocista por vocación o frustración.

De hecho, el perfil de varios delincuentes que han derramado sangre en los últimos meses suele ser similar. Rosario Soza Centeno, por ejemplo, es joven, tiene 33 años, pero ya es un criminal experimentado: fue uno de los peores tranqueros. Asistió a cursos de formación política pagados con dinero de la CIA, entregados a través de la USAID y otras asociaciones filantrópicas falsas, conocidas como las ONG de Langley. Fueron dirigidos por Monseñor Báez, el obispo cléricofascista de Managua, a quien Papa Bergoglio llamó a Roma para parar su activismo político a la cabeza del terrorismo de derecha. Una vocación nada cristiana, pero común a la mayoría de la jerarquía eclesiástica nicaragüense, que posando como mediadora, inspiró y dirigió el golpe.

Los golpistas, incitados por los hombres en sotana, ensangrentaron las calles de Nicaragua en un intento de sembrar el terror entre la población y obligar al gobierno a rendirse. Eran fuertes con los débiles, pero se volvieron débiles con los fuertes: cuando el Presidente, Comandante Ortega, dio la orden de devolver la serenidad al país, en 48 horas los sandinistas limpiaron el país, los tranques fueron desmantelados y los terroristas huyeron o se rindieron y fueron llevados a cárcel.

Lo que se mira hoy en día es que el golpe fue derrotado, pero el horror que introdujo en la sociedad no deja de reproducir sus efectos nocivos. Como si ese horror se hubiera vuelto habitual, como si el pueblo nicaragüense se hubiera acostumbrado de alguna manera a esa ferocia ajena; como si el nivel de odio fuera ya un elemento inherente a la sociedad y no un cuerpo extraño y nauseabundo.

En muchos casos, los episodios de violencia que se registran ven protagonistas a los miembros de la derecha. Se podría objetar que la pertenencia de un delincuente a una organización política no convierte a esa organización en un único agregado delictivo. Pero el hecho es que las dos coincidencias se suman frecuentemente: criminal sangriento y pertenencia a la derecha.

Derecha y abusadores, una conexión sentimental ?

No sólo hay un rastro de esta conexión de valores entre la derecha y la violencia contra la mujer en los lumpen delincuentes, sino que también se puede encontrar en las “altas esferas” de la derecha nicaragüense, donde se habla inglès y se ama Miami. ¿Un ejemplo? El ex presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el brasileño bolsonariano Paulo Abreu (enemigo acérrimo del gobierno sandinista, escribió un informe completamente falso sobre los derechos humanos en Nicaragua) no fue reconfirmado en su cargo por decisión del Secretario General de la Organización, Luis Almagro. ¿Razón? Las sesenta denuncias de acoso y abuso sexual recogidas en cuatro años de actividad.

¿Indignados los varones de derecha de que el que investiga el respeto de los derechos humanos sea un acosador? Para nada, más bien diez ex ministros de relaciones exteriores de América Latina han pedido a Almagro que reconsidere la decisión, Abreu es una persona clave contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, paciencia si agrede a las mujeres.

¿Indignadas las mujeres de derecha? Tampoco, ya que la escritora Gioconda Belli, figura destacada de la derecha de sofà, que cuenta sus novelas y hace alarde de su feminismo desde su mansión en Los Ángeles, criticó la decisión de Almagro y llamó al agresor en serie Abreu “una luz en la oscuridad”. La pasión de Belli por Abreu no sorprende, confirma lo que ha sido denunciado repetidamente por las organizaciones feministas internacionales: la existencia de un vínculo ineludible entre el fascismo, el racismo y el sexismo, que son los pilares en que se basa el pensamiento de la derecha en todas partes del mundo.

A raíz de lo sucedido en Mulukukú y como consecuencia del aumento de los casos de feminicidio y violación, el Presidente Ortega ha dado instrucciones a la Corte Suprema de Justicia para que estudie un mecanismo jurídico que introduzca la cadena perpetua en caso de delitos atroces de particular brutalidad y horror.

Una propuesta que recoje el sentimiento popular de indignación y la exigencia de mano dura contra los crímenes de naturaleza horrenda. Pero la peculiaridad de la derecha nicaragüense se encuentra también en las reacciones a la ola de horror. El frente golpista, desde la jerarquía eclesiástica hasta los partidos de derecha, se opone a la escalada de penas por crímenes de barbarie.

Las preguntas surgen inmediatamente: ¿por qué la derecha nicaragüense no quiere endurecer las penas en los casos de crímenes particularmente brutales y atroces? ¿Y por qué las llamadas “feministas” y las nicaragüenses LGBT no quieren la cadena perpetua para los feminicidios, prefiriendo las sentencias leves? Y mas: ¿por qué la derecha, que en todas partes del mundo pide “Ley y Orden” y “Tolerancia Cero”, ahora quiere sentencias reducidas para los delitos en Nicaragua? ¿Cómo es que una oposición inspirada en los Estados Unidos, donde los castigos son muy fuertes y la pena de muerte se practica tanto en las cárceles como en las calles, cuando se trata de Nicaragua quiere el perdón de los crímenes y la policía con los brazos cruzados?

La derecha responde que el aumento de la pena para la atrocidad golpearía a la oposición, dándose así sola su estatus legal y humano. Pero no se trata sólo de outing: comprensiblemente les preocupa la aplicación de penas más severas para los delitos contra la persona, porque la ola de muerte y destrucción en 2018 sigue siendo para ellos un modelo a repetir. Sólo que ahora, como explica Juan Sebastián Chamorro, el rostro de exportación de la familia colaboracionista, se llama la “revolución de la sociedad civil” o “revolución pinolera”.

Otra intentona?

Los signos de una renovada estrategia golpista son evidentes y el activismo de la jerarquía eclesiástica y de los Estados Unidos, que siguen considerando el golpe de Estado al estilo boliviano como la mejor solución política en Nicaragua, es una muestra de ello. Y aquí aparecen personajes como Danny García, otro golpista, que también se benefició de la amnistía: fue capturado hace unos días en Masaya, con explosivos que, según confesó, se utilizarían para llevar a cabo ataques contra el Ayuntamiento y otras instituciones locales. Y luego Alfonso Rivas, empleado del ayuntamiento y cuñado de Medardo Mairena, un payaso que se ha convertido en el líder del antisandinismo. Rivas fue arrestado mientras tenía en su poder 16.000 balas de diferentes tipos y calibres, destinadas a grupos armados de la región de Nueva Guinea.

Quieren intentarlo de nuevo: para seguir recaudando los generosos fondos estadounidenses de la oposición con que gozan los líderes de la oligarquía; por deseo de venganza, por racismo, por odio de clase y por obediencia a los Estados Unidos, que consideran que el camino del derrocamiento violento es la opción preferida en Nicaragua. Esto se reitera en los proyectos estadounidenses que han salido a la luz en las últimas semanas (Operación RAIN), en los que se esbozan los diversos planes para anular los resultados de las elecciones de 2021 en clave golpista. Porque los diferentes escenarios prefigurados por el plan subversivo, sì tienen una suposición común: la victoria del FSLN que se avecina inevitable como amplia, por lo que las opciones están sólo en la reacción.

Ahora el problema es que cualquiera que sea el plan subversivo en respuesta a su enésima derrota, los golpistas saben que son incapaces de implementarlo y que el trabajo que necesitan lo hacen los criminales. Pero reclutarlos se hace mucho más difícil si las penas por sus crímenes se hacen mucho más duras. Saben que esta vez el FSLN no tomará prisioneros y que las organizaciones criminales inspiradas, financiadas y organizadas por el enemigo externo nunca más podrán actuar para subvertir el orden constitucional.

La llamada oposición, con la excepción del odio al sandinismo, no tiene ideas, proyectos, programas. La identidad anexionista es el único cemento cultural. No es casualidad que una permanente pelea caracterice su existencia: es una dura lucha entre ellos para agarrar los millones de dólares estadounidenses y europeos ya asignados a la campaña electoral antisandinista. Nadie tiene suficientes ideas y credibilidad para ganarlas, pero todos están hambrientos de dinero que no quieren perder.

El golpismo probablemente interpretó la decisión de emitir una amnistía con un perdón permanente. Error muy grave. La amnistía de 2019 decidida per el Presidente Daniel Ortega, fue un gesto para reconciliar al país, duramente probado por meses de horror y violencia. La idea era cerrar el intento subversivo de revertir los resultados de la democracia; lograr, por enésima vez después de los intentos de los años 80, a recomponer los pedazos de una sociedad que podía y debía devolver sus diferencias a los cimientos de la confrontación política. Fue una mirada a la perspectiva y no al rencor, demostración concreta de cómo actúa un estadista.

El resultado de esa medida fue importante, porque Nicaragua ha comenzado a vivir de nuevo en paz, con su economía experimentando el mayor crecimiento de la región después de haber sido golpeada duramente con más de 1.800 millones de dólares en daños económicos debido a la devastación del golpe.

La amnistía de 2018 preveía tres pasajes diferentes: la liberación de los prisioneros, sì, pero también la indemnización de las víctimas y, sobre todo, la NO repetición de los crímenes. Si esto hubiera sucedido, no habría habido perdón y la sentencia de prisión habría sido la suma de lo hecho antes y después de la amnistía.

Se acabò el perdón

¿Se puede organizar el terror y pedir inmunidad? El Presidente de Nicaragua, Comandante Daniel Ortega, dijo varias veces que el perdón se había agotado en el 2019, por lo que todos deberían pensar cuidadosamente en lo que estaban haciendo, porque en caso de que se repitieran los delitos, la respuesta habría sido muy dura, definitiva.

De la prisión perpetua, los golpistas tienen miedo porque se convertiría en un fuerte disuasivo para reclutar a los criminales que utilizan. Saben que, ante una sentencia de cadena perpetua que no puede ser modificada, muchos de los que se alistan por dinero se echarán atrás. Desde convencerlos de la victoria y la riqueza a vislumbrarse la prisión perpetua o la muerte, hay una gran diferencia. En el precio a pagarse también.

El sandinismo no quedará quieto ante el terror nihilista. Los enormes esfuerzos y la sangre derramada para construir una nueva Nicaragua, más justa, más digna, más solidaria, suelo de su pueblo hermanado, no puede retroceder ante los mercaderes del terror. Nicaragua es una tierra de combatientes cuyo pulso no tiembla. Acostumbrada a los héroes, desprecia a los cobardes. El sandinismo irá a la guerra contra el horror con mano dura, aterrorizando a los que aterrorizan: la paz del país no puede ser amenazada. No más.

(*) Periodista, Analistica Político Director de Periódico Online www.altrenotizie.org

5 Comments

  1. Las medidas legales , que siempre van por detras de los acontesimientos; son administradoras de los delitos, no sirven para evitarlos.
    Ahora; Nicaragua es atacada por la derecha internacional, que no tiene rubor en su actuar, siendo maleable por su falta de conseptos. Ataca por sorpresa a la sociedad.
    El Sandinismo por su lado se ha vuelto también maleable y existe a su manera en todos los niveles economicos de una sociedad homogenizada por la mediocridad de valores Norte Americanos.
    Es pues muy necesario fortalecer el liderasgo del lider. Daniel.

  2. Excelente artículo. Define con exactitud la situación de terror que nos quiere imponer la derecha fascista liderada por la iglesia católica y la burguesía criolla y financiada por los EEUU.

  3. Excelente artículo que nos dice que debemos estar alerta, y no dormirnos sobre nuestros laureles, igual que en los 80 con la contra, que no dejamos entrar. Como refiere muy bien cierto el artículo igualito que en Bolivia con el presidente EVO, creen intervenir, pero, aquí hay un pueblo listo para defender nuestros derechos.
    Gioconda Belly excelente desde un país extraño y con grandes comodidad escribiendo fantasías diría yo, porque no esta en un contexto realista, su país, pero claro ellos tienen que demostrar a toda costa el jugoso salario aún con patrañas y falsedades. Y con grandes deliros sueñan dividirse el pastel, que sueñen soñar no es malo la realidad les ocasiona más daño mental.

  4. La cadena perpetua, es una ley que hará repensar a los criminales: mercenarios y sicarios, venir a jodernos, esa es la “base social” con la cual cuenta la “oposición farisea, terrorista, golpista, traidora y pelele”, esa ley evitará que tantos delincuentes se libren de la condena perpetua, pues si son agarrados infraganti en actos deleznables, atroces y asesinatos, morirán en la cárcel como cucarachas, ratas y alimañas, purgados por siempre de su familia, de la sociedad y de la historia. La cadena perpetua será extensiva a los oligarcas que son los autores intelectuales y de los hechores materiales de tantos crímenes. Tenemos RPS para siempre, y se moriran de nostalgia, pero jamas volveran. PLOMO

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