Fredy Franco (*)
La ubicación geográfica de Nicaragua, su posición ístmica, situada en el centro del continente americano y las condiciones casi naturales de una comunicación interoceánica, han marcado nuestra historia en los últimos 500 años por la voracidad de tres potencias imperialistas: España, Inglaterra y Estados Unidos, que nos han agredido y sometido como nación principalmente por el interés geopolítico de controlar esta ruta para sus fines colonialistas e imperialistas.
La dominación extranjera en este largo período ha sido enfrentada heroicamente por el pueblo nicaragüense, reivindicando nuestros intereses desde la resistencia anti-colonialista, pasando por la Guerra Nacional contra el filibusterismo esclavista y expansionista; y con la lucha patriótica de Sandino contra el intervencionismo militar y político, rechazando el Tratado canalero Chamorro-Bryan impuesto por los interventores yanquis.
Surgió entonces la iniciativa del General Sandino con la “Realización del Supremo Sueño de Bolívar”, que abarcaba la integración latinoamericana y la construcción de un Canal Interoceánico por Nicaragua, proyecto asumido por la Revolución Sandinista, sobre todo en su segunda etapa. De ahí que, consolidada la soberanía y la paz, Nicaragua ha propuesto de manera clara y fundamentada la necesidad de construir el Canal Interoceánico.
La propuesta hecha por el presidente Daniel Ortega este 18 de noviembre, obedece a las condiciones que tiene Nicaragua para su construcción y por la necesidad impostergable del comercio y el tráfico marítimo internacional en esta parte del mundo, cuando ya el Canal de Panamá no satisface las nuevas y crecientes demandas (incluido el uso de los llamados barcos Post-Panamá que son de mayor dimensión), de rutas nuevas de mayores capacidades y fluidez de movimiento.
I- Interés del canal de España e Inglaterra
La presencia colonialista española en Nicaragua encabezada por el capitán Gil González en 1523, se debió principalmente a la búsqueda de una ruta interoceánica (“el Estrecho Dudoso”) que debía existir y que comunicara a la Mar del Norte con la Mar del Sur, así llamado por los españoles a los océanos Atlántico y Pacífico, respectivamente, y que entre 1523 y 1540 fue el factor principal de su voraz presencia por el control de nuestro territorio.
Durante esos años, los distintos gobernadores españoles, sobre todo los verdugos Pedrarias Dávila y Rodrigo de Contreras (este último asesino del Padre Antonio de Valdivieso), priorizaron la exploración o búsqueda del Desaguadero, que era el punto de desagüe de la Mar Dulce (Lago Cocibolca) a través del Río San Juan, el hoy San Juan del Norte, encontrada por el capitán Alonso Calero. El gobernador Contreras había enviado una descomunal armada, encabezada por Diego Machuca hacia el Desaguadero, el 6 de abril de 1539.
De acuerdo al relato de Calero, la armada del descubrimiento comprendía: “dos fustas, una de quince bancos y otra de doce; cuatro canoas; una barca grande en la que van cuarenta caballos y cincuenta puercos”. A finales de junio la armada “sale a la mar del norte, en un puerto mucho bueno, donde pueden entrar y salir navíos y estar muy seguros”, agregaba.
Desde aquel momento esta ruta fue usada por los colonialistas españoles para el comercio y sus propósitos defensivos. A partir de 1633, cuando los ingleses comenzaron a invadir y colonizar el actual territorio del Caribe nicaragüense, se generaron los conflictos entre ambas potencias, conocida como rivalidad anglo-hispana.
La disputa entre España e Inglaterra desde finales del siglo XVII hasta inicios del siglo XIX fue por el control del territorio, el comercio y por la posibilidad de la ruta interoceánica, que condujo a distintos enfrentamientos armados en el intento de penetrar sus posesiones para controlarlas o debilitarlas. En ese marco es conocido la construcción de la fortaleza de El Castillo sobre el Río San Juan por España, para la defensa de sus posesiones.
Lograda nuestra independencia de España, la presencia inglesa se mantuvo en el Caribe, incluyendo su interés por la ruta, facilitándosele el control del llamado Desaguadero en San Juan del Norte.
II- Interés inglés y estadounidense por el canal
Junto al continuado interés inglés por la ruta interoceánica, se hizo presente en el continente -después de la Independencia- el interés de Estados Unidos como potencia en construcción y expansión en la primera mitad del siglo XIX, basado en sus concepciones imperialistas de dominación bajo el llamado Destino Manifiesto y la Doctrina Monroe, que se manifestó en el robo de la mitad del territorio mexicano.
Luego continuó su expansión hacia Centroamérica y El Caribe. En el caso de Nicaragua, conociendo las condiciones del país, Estados Unidos inició estudios geológicos, geográficos y climáticos. Eso rápidamente trajo la presencia de la Compañía de Tránsito en 1848, cuando se instaló en territorio nicaragüense en el contexto de la fiebre de oro en California, que movió los intereses de los capitalistas del Este de EEUU para beneficiarse del descubrimiento de oro y buscar una ruta más rápida que lo facilitara.
Y en ese contexto comenzó a usarse la ruta por varios años. Los barcos entraban por San Juan del Norte, navegaban por el Río San Juan y el Lago Cocibolca, llegaban al istmo de Rivas, en un breve trecho avanzaban en diligencias, y de ahí partían los norteamericanos hacia California; y de regreso se usaba la misma ruta con las personas y productos encontrados en el oeste estadounidense.
Como parte de la disputa existente entre Inglaterra y Estados Unidos por la posibilidad de construir un Canal Interoceánico por Nicaragua, firmaron en 1850 el Tratado Clayton-Bulwer, en el que se establecía que solo se podía hacer un canal por Nicaragua de mutuo acuerdo entre ellos y teniendo en cuenta los intereses de ambas potencias, sin considerar los de Nicaragua.
Estando el capital estadounidense de la Compañía de Tránsito, se produjo la presencia filibustera yanqui en el país, encabezada por William Walker en 1855. En poco tiempo controló rápidamente a Nicaragua y subordinó a las fuerzas políticas existentes, restableciendo la esclavitud y planteando anexar toda Centroamérica a los Estados esclavistas del Sur de EEUU.
Frente a ese extremo peligro, las fuerzas políticas nacionales (Legitimistas y Democráticos) se unieron el 12 de septiembre de 1856, y con el apoyo centroamericano lograron enfrentar y derrotar a las fuerzas interventoras a fines de abril de 1857.
A fines del siglo XIX en Estados Unidos tomó fuerza la idea de la construcción del Canal interoceánico por Centroamérica, por eso se impulsaron estudios en Nicaragua como el de 1888, y se discutió en el Congreso estadounidense dónde construirlo. Dado que ya se había abandonado la construcción del Canal de Panamá por Francia, EEUU decidió continuarlo, por lo que separó a Panamá de Colombia; e inició su construcción en 1904, y concluyendo 10 años después.
Mientras tanto, en Nicaragua triunfaba la Revolución Liberal encabezada por José Santos Zelaya, quien había iniciado cierta modernización del Estado y de la infraestructura del país. En este contexto se produjo la retirada inglesa del Caribe nicaragüense, firmando Estados Unidos e Inglaterra el Tratado Hay-Pauncefote de 1901, en virtud del cual se anulaba el Tratado Clayton Bulwer y se le daba vía libre a Estados Unidos de poder construir un Canal Interoceánico, ya sin obstáculo inglés.
Con Zelaya, Nicaragua retomó la idea del anhelado proyecto de construcción del Canal por Nicaragua de manera soberana, proponiendo la participación de diversos capitales del mundo. Esa fue la razón principal por la cual Estados Unidos financió y dirigió su derrocamiento, usando a las fuerzas oligárquicas conservadora para lograr su propósito entre 1909-1910.
III- Sandino: rechazo al Tratado Chamorro-Bryan
Eliminado el obstáculo nacionalista en Nicaragua, Estados Unidos inició en 1910 el control total del país en lo político económico y militar, convirtiéndonos en una neocolonia, consolidada con la enajenación del país con el Tratado Chamorro-Bryan de 1914, en virtud del cual Estados Unidos podía construir y controlar a perpetuidad el Canal por el Río San Juan y el Lago Cocibolca o por cualquier otra parte del territorio nacional.
Además, para “proteger” dicho canal se le daba el derecho a Estados Unidos a instalar -por 99 años prorrogables- bases militares en las islas del Caribe nicaragüense y en el Golfo de Fonseca en el Pacífico. El tratado fue impuesto sin ninguna decisión soberana de Nicaragua.
No obstante, este tratado no fue elaborado para construir el Canal por Nicaragua, porque ya Estados Unidos lo estaba terminando por Panamá, sino para tener el control de esta ruta y evitar su construcción en el presente y en el futuro. Es por eso que la lucha de Sandino fue contra toda la dominación estadounidense, incluido el rechazo al lesivo Tratado Chamorro-Bryan y todos los tratados o acuerdos violatorios de nuestra soberanía nacional.
Fue entonces cuando el General Sandino propuso el “Plan de Realización del Supremo Sueño de Bolívar” en 1929, donde deja claro que solo unidos se puede enfrentar al imperialismo del norte, que se debe formar la unidad de nuestros pueblos bajo la figura de la Alianza y Ciudadanía Latinoamericana, y que Nicaragua ofrecía la construcción del Canal por Nicaragua para beneficio de nuestra región y la humanidad.
“Consideramos indispensable, más aún inaplazable, la alianza de nuestros Estados Latinoamericanos para mantener incólume esa independencia frente a las pretensiones del imperialismo de los Estados Unidos de Norteamérica, o frente al de cualquiera otra potencia a cuyos intereses se nos pretenda someter”, se expone al inicio de la propuesta de Sandino.
La alianza debía atender “los derechos sobre la ruta del canal interoceánico por territorio centroamericano y sobre el Golfo de Fonseca, en aguas también centroamericanas, así como aquellas otras zonas encerradas en la vasta extensión territorial que limitan el Río Bravo al norte y el Estrecho de Magallanes al sur”.
Y continúa: “lugares que en un día no remoto llegarán a constituir tanto el imán como la llave del mundo y, por consiguiente, de hallarse bajo la soberanía latinoamericana, serán un baluarte para la defensa de su independencia sin limitaciones, y una válvula maravillosa para el desarrollo de su progreso material y espiritual rotundos”.
En la propuesta señalaba que “la única capacitada para realizar las obras de apertura del canal y la construcción de una base naval en el Golfo de Fonseca, en territorio centroamericano, así como toda otra obra que implique una utilidad común para los veintiún estados latinoamericanos, es la nacionalidad latinoamericana en su provecho directo y sin comprometer en lo mínimo la soberanía plena de algún o algunos estados signatarios del pacto de alianza”.
El FSLN, como continuador de Sandino, rechazó desde sus comienzos el Tratado Chamorro-Bryan, que se mantuvo vigente y fue derogado en 1970.
IV- El Canal se hará realidad para beneficio nacional y mundial
La idea de una Ruta y un Canal por Nicaragua está presente desde inicios del siglo XVI y los intentos nacionalistas de hacerlo realidad tienen como referentes los propuestos por el presidente José Santos Zelaya y el General Augusto C. Sandino.
En el siglo XXI esos sueños histórico-nacionales, que empujan con más fuerza nuestro desarrollo como país y la lucha contra la pobreza, ha venido tejiéndose con más posibilidad de concretizarse en esta II etapa de la Revolución.
La continuidad, ampliación y profundización de la posibilidad de construirlo se han venido acrecentado con diversos estudios sociales, físicos, geológicos, geográficos, hídricos, climáticos, ambientales, para su sustentabilidad y sostenibilidad. Igualmente, para su rentabilidad económica-financiera se han efectuado muchos estudios de la dinámica del comercio y del transporte marítimo, su crecimiento y necesidades presentes y futuras.
El mundo transita hacia un mundo multipolar de mayor desarrollo y cooperación. En consecuencia, se hace necesario ampliar y fortalecer las condiciones de infraestructura y logística ante el vertiginoso crecimiento del comercio mundial. Y en ese sentido, la República Popular China trabaja con un sentido de inclusión y progreso mundial en lo que ellos llaman la Franja y la Ruta de la Seda.
Por otro lado, Nicaragua, ubicada en el centro del continente americano, es un país seguro, estable, en paz, que ha venido avanzando en su desarrollo económico y ha invertido y está invirtiendo estratégicamente en infraestructura moderna como carreteras, puertos, aeropuertos, energía, agua y otras premisas necesarias para realizar y sostener inversiones de gran envergadura como el Canal Interoceánico.
Desde su llegada al Gobierno en 2007, el presidente Daniel Ortega ha venido trabajando por crear las condiciones nacionales necesarias y las gestiones internacionales para construir el Canal por Nicaragua. Igualmente, han venido previéndose y proponiéndose posibles diversas rutas para su construcción, derivado de los estudios. La penúltima era una que desde el Caribe pasaría por el Gran Lago de Nicaragua.
Como lo anunció el Presidente este 18 de noviembre en la XVII Cumbre Empresarial China-LAC, ante empresarios de la República Popular China y Latinoamericanos, la propuesta última para construir el Canal saldría del Puerto de Aguas Profundas en Bluefields (que se construirá próximamente), pasará por el centro del país, por el Lago Xolotlán, y terminará en Puerto Corinto, en el Pacífico, modernizado y ampliado.
Planteó el comandante Daniel: “Aquí está Nicaragua lista para contribuir con ese paso que le dé mayor fluidez al transporte marítimo”, y frente a las objetivas y crecientes dificultades del Canal de Panamá, el Canal por Nicaragua es la alternativa con 445 kilómetros, pero con suficiente ancho y profundidad para que puedan pasar barcos de grandes dimensiones para el transporte de carga.
Ya hechos los estudios, viabilidad y propuesta del Canal, como dijo el Presidente de Nicaragua, lo que falta es “que unamos esfuerzos, y en primer lugar con los empresarios latinoamericanos y caribeños. Y que nos acompañen lógicamente los hermanos de la República Popular China y si hay otros países que nos quieran acompañar también, las puertas están abiertas para todos”.
Dado este gran paso con el anuncio de su construcción, Nicaragua continuará trabajando para crear todas las condiciones necesarias para su realización, y haciendo esfuerzos para conseguir los fondos para esta monumental inversión calculada en un costo de 64,500 millones de dólares.
El cumplimiento de este sueño y el aporte de Nicaragua a la economía mundial se está haciendo realidad, y ello es posible por la Revolución Popular Sandinista, por el liderazgo del comandante Daniel Ortega y la compañera Rosario Murillo, que encabezan las transformaciones de la Nicaragua próspera, soberana y en paz para las presentes y futuras generaciones de nicaragüenses, y donde la construcción del Canal Interoceánico contribuirá significativamente a consolidar nuestro desarrollo humano y nacional.
(*) Cientista Social e Historiador. Profesor Titular UNAN Managua.