- Fue correo y conductora personal del comandante William Ramírez
- Fundadora del Ministerio del Interior y de la Seguridad del Estado
- Creadora y fundadora de la Revista Visión Sandinista
Con profundo dolor y tristeza, el personal de Visión Sandinista, colaboradores e intelectuales lamentamos que nuestra fundadora y directora Maira Reyes Sandoval transitó hacia otro plano de vida la madrugada de este 6 de noviembre, después de 18 años de batallar con mucha fe contra un agresivo cáncer. En esta edición, cuando la revista arriba a su 27 aniversario de fundación, rendimos un sentido y merecido homenaje a quien, con ejemplar disciplina y perseverancia, nos condujo en nuestras tareas siempre demostrando lealtad inclaudicable a su partido FSLN, amor y fidelidad a su Nicaragua bendita.”
Dạvid Gutiérrez López
En la fila de la terminal aérea, cargando en su vientre a su primera hija de cinco meses de gestación, estaba de pie la muchacha de 22 años, esperando abordar el vuelo que la llevaría a su destino. En el bolso de mano llevaba algunas prendas de ropa y asuntos personales, y en el fondo del mismo un libro inédito en borrador, en el que se contaba parte de la historia de la lucha de Sandino y del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), para cuya misión había sido designada con el objetivo de resguardarlo y custodiarlo a un sitio seguro, a fin de evitar que cayera en manos de la dictadura somocista.
Era marzo del año 1979 cuando la joven Maira Reyes Sandoval, por orientaciones de su responsable, comandante guerrillero William Ramírez Solórzano, cuyo seudónimo era “Luisito”, salía rumbo a México a integrarse al Regional del FSLN en el país Azteca. Unos meses antes, en septiembre de 1978 se había escenificado la insurrección popular en diversos departamentos y la situación se tornaba altamente riesgosa y peligrosa.
Cuando la joven embarazada colocó la maleta sobre la banda, estaba muerta de nervios, se imaginaba que sería registrada y pensaba qué hacer y decir, si le encontrasen el libro. Con esos pensamientos y temores subió al avión en el antiguo aeropuerto Las Mercedes, rodeado de soldados fuertemente armados y de agentes de seguridad vestidos de civil al servicio de la dictadura somocista.
Días antes el comandante Ramírez le proporcionó, a quien había delegado como su correo, los costos del boleto aéreo y la remitió a la conocida tienda Letty, donde le entregaron ropa holgada para embarazada. El propietario era un fiel colaborador de la causa sandinista.
La tensión bajó cuando el avión aterrizó en el Distrito Federal de la ciudad de México, país en el que llegaría a conocer a importantes cuadros del FSLN, entre ellos a la compañera Rosa Argentina Ortiz, legendaria guerrillera que acompañó en la montaña al comandante Carlos Fonseca Amador, sobreviviente de un combate donde fue capturada y sometida a infernales torturas.
El parto íngrimo en México
Estando en la capital mexicana se contactó con Samuel Santos (ex canciller), quien la integró en la comisión estudiantil, cuya principal misión era la recolecta de dinero en centros de estudios, metro y paradas de buses en “boteo”, como le llaman los mexicanos, para sufragar los gastos, mientras en Nicaragua cada día se acrecentaba la lucha en los frentes de guerra.
Participando en una de esas actividades de propaganda, el 18 de junio de 1979 Maira comenzó a sentir las primeras contracciones propias del alumbramiento. En tanto, en Managua, el Frente Interno mantenía empantanada a las tropas élites de la Guardia Nacional (G.N) en la insurrección que se extendió hasta el 27 de junio con el espectacular e histórico repliegue hacia Masaya que movilizó a más de seis mil almas, entre adultos, jóvenes y niños.
Sin nadie que le acompañara, sola, corrió a un hospital y en la sala de labor y parto, en calidad de asilada por las circunstancias en que se encontraba en ese país, sintiendo y resistiendo los dolores del parto, de forma natural, llegó al mundo una hermosa niña a la que llamó Arlen Angélica, en homenaje a las guerrilleras sandinistas Arlen Siu y Angélica Quezada. Faltaba exactamente un mes y un día para la victoria de la Revolución Popular Sandinista el 19 de julio de 1979.
El libro que puso en aprietos a “Roberta” era del escritor y humorista nicaragüense Jesús Miguel Blandón, mejor conocido como “Chuno”, el que fue publicado después del triunfo de la Revolución con amplias fotografías de la historia de los movimientos guerrilleros que surgieron después del asesinato de Sandino en febrero de 1934, con el título: Entre Sandino y Fonseca.
Mientras estudiaba secundaria en el Colegio Franciscano, a escondida de sus padres Maira trabajaba como controlista en Radio Amor, ubicada en La colinita, antigua carretera a Masaya, junto a la combativa radio Mi Preferida, propiedad de Manuel Jirón.
Desde 1977, cuando Maira ingresó a estudiar en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN- Managua), fue reclutada por el estudiante Guillermo Avendaño, para integrarse a las filas del Frente Estudiantil Revolucionario (FER), participando en las jornadas de marchas y protestas que los estudiantes frecuentemente escenificaban en contra de la dictadura, reclamando el 6% para la universidad y la libertad de los prisioneros políticos.
Como parte de las protestas quemaba llantas en las calles, repartía volantes con propaganda antisomocista, hasta que un día le orientaron alejarse de toda actividad visible para no ser foco de atención de los órganos de inteligencia de Somoza, porque sería correo y conductora de uno de los jefes y entonces miembro de la Dirección Nacional del FSLN, el colega periodista William Ramírez Solórzano, natural de Niquinohomo, la tierra del General Sandino.
En una “gurrumina” transportaba armas camufladas en verduras
En la UNAN integró una célula clandestina con Guillermo Avendaño, Mayra González e Irving Larios. Desde el asesinato a tiros de Avendaño el primero de septiembre de 1978, ejecutado por sicarios del somocismo en el barrio Larreynaga, Maira pasó a trabajar directamente con William Ramírez, quien después sería conocido con el seudónimo de “Aureliano” en la Insurrección y el repliegue de Managua hacia Masaya en junio de 1979.
En un automóvil pequeñito bautizado como la “gurrumina”, propiedad de la muchacha, “Roberta” (seudónimo que le puso el mismo comandante Ramírez) lo transportaba a distintos sitios, sirviendo de correo con otros militantes. Recuerda Maira que mientras ella regaba las plantas de su casa, pasaba William a pie y le dejaba un papelito con las instrucciones a seguir con fecha y horario preciso.
En una ocasión William le pidió prestado el vehículo, se lo llevó y luego se lo regresó con una canastera metálica sobre la cual con frecuencia colocaban un canasto con verduras y otros alimentos, los que llevaba a casas de seguridad en distintos barrios. Lo que nunca supo “Roberta” es que bajo las verduras se ocultaban armas y municiones, hasta que Ramírez se lo confesó tiempo después.
Cierto día el comandante Ramírez habló con don Francisco Reyes, padre de Maira, para convencerlo de facilitar su casa en Bosques de Altamira como refugio o casa de seguridad de sandinistas clandestinos.
Don Chico sopesó la solicitud y le respondió que se le hacía difícil, en vista de que su hogar estaba integrado por una prole numerosa de nueve hijos que, sumado a él y su esposa completaban once personas. Otra situación a considerar, argumentada por don Francisco, era que al frente de su casa vivía el chofer y guardaespaldas del entonces ministro de Hacienda y Crédito Público del somocismo, general Gustavo Montiel.
Regresó chineando al triunfar la Revolución
El anuncio del triunfo de la Revolución Sandinista invadió de inmensa y desbordante alegría a todos los nicaragüenses y particularmente a los que se encontraban en el exilio, quienes deseaban regresar de inmediato a su país. No había tiempo que esperar, Maira se apresuró y se dispuso a viajar a Managua esta vez cargando en brazos a su tierna hija. Arribó a la capital el 20 de julio, día de la festividad y celebración de todo un pueblo en la Plaza de la Revolución.
A su regreso, inmediatamente se integró a la naciente estructura del Ministerio del Interior (MINT), convirtiéndose en parte de los fundadores. Se inició en la Oficialía Mayor bajo la responsabilidad del poeta Francisco de Asís “Chichi” Fernández, quien posteriormente fue nombrado director del Sistema Penitenciario, sustituyéndolo el comandante Enrique Schmidt Cuadra, quien nombró a Maira su asistente.
Su vida en la Seguridad del Estado
Maira Reyes jamás imaginó convertirse en militar de carrera, pero el destino le tenía reservada una gran sorpresa. Meses después, en la primera reestructuración del MINT la trasladaron, por orientaciones del ministro comandante de la Revolución Tomás Borge, a la también naciente Dirección General de Seguridad del Estado (DGSE). Fue enviada a entrenarse intensamente a la hermana República de Cuba, a una dependencia del Ministerio del Interior, resultando ser la mejor y primer expediente entre el grupo de oficiales, por lo cual recibió su debido reconocimiento.
Comenzó su trabajo, abnegada y entregada en el combate en todo momento, sin conceder tregua ni horario contra los planes desestabilizadores de los enemigos internos y contrarrevolucionarios alentados y financiados por los gobiernos yanquis.
Posteriormente recibió otros entrenamientos en inteligencia militar relativo a la obtención y recopilación de información, procedimiento y análisis sobre operaciones reales o potenciales de elementos externos y naciones hostiles, necesarios para garantizar la seguridad y defensa de la Revolución.
En la DGSE se desempeñó en varias especialidades. Alcanzó el grado de subcomandante y dirigió la sección F-3 con atención a los partidos políticos existentes, centrales sindicales y sedes diplomáticas acreditadas en Managua. En estas delicadas labores fue conocida como “Claudia”, seudónimo que ella misma eligió.
Dirigió operativos de gran envergadura en el país, impidiendo que los planes subversivos y criminales orientados por la Central de Inteligencia (CIA) en diferentes departamentos de Nicaragua se concretaran, mediante un trabajo riesgoso, silencioso y extremadamente compartimentado y comprometido al frente de un grupo de colaboradores anónimos.
El 3 de agosto de 1988 recibió un reconocimiento escrito y personal del comandante Borge como la jefa más destacada de la sección F-3, enfatizándose el “espíritu de sacrificio en el cumplimiento de la responsabilidad y las tareas que se le han asignado en el enfrentamiento a la subversión política dirigida por el Gobierno de los Estados Unidos”, reza el documento firmado por el Comandante.
En las elecciones de 1990 fue jefa del puesto de mando nacional electoral, coordinando en todo el país la seguridad y transparencia del proceso, con el resultado de pérdida para el FSLN y dando como ganador a la coalición de partidos llamados Unión Nacional Opositora (UNO).
Luego del revés electoral y la reorganización del Ministerio del Interior (MINT), Maira pasó a integrarse al Ejército de Nicaragua con el grado de mayor y se retiró de la vida militar el 28 de noviembre de 1990, obteniendo un reconocimiento escrito y de agradecimiento por sus servicios prestados a la patria y a la Revolución de parte del entonces comandante en jefe, general Humberto Ortega Saavedra.
En la lucha desde la oposición
El FSLN se encontraba en la oposición, gobernando desde abajo, como anunció el comandante Daniel Ortega ante la militancia en un emotivo discurso en la Plaza de los No Alineados Omar Torrijos. Maira, como otros muchos nicaragüenses, se encontraba desempleada.
En 1992, después de las elecciones de ampliación de los miembros de la Dirección Nacional sandinista, entre otros fue electo el comandante guerrillero Lumberto Campbell, con quien comenzó a trabajar en la Secretaría de Comunicación y Capacitación del FSLN, creando y reproduciendo un boletín de análisis informativo de la situación que se experimentaba en el país.
Posteriormente fue transferida a trabajar en el equipo bajo el mando del comandante Daniel Ortega, quien delegó en ella la atención de inmensas cantidades de solicitudes enviadas por militantes del FSLN que requerían apoyo de diversos tipos, desde atención médica, viviendas y fondos para iniciar algún negocio de sobrevivencia.
En octubre de 1998, cuando el poderoso y mortal huracán Mitch azotó Nicaragua con vientos sostenidos de 290 kilómetros por hora, el comandante Daniel dispuso reunir recursos a través de colaboradores empresarios dentro y fuera del país, a fin de contribuir a mitigar la calamitosa situación de miles de damnificados que ya estaban pasando por una severa hambruna, mientras el gobierno liberal de turno se cruzaba de brazos ante el trágico desastre natural.
Personalmente Daniel y su equipo fueron a visitar a los sectores más afectados, principalmente Posoltega, llevando a los sobrevivientes del volcán Casita, alimentos, ropa y medicina acompañados de la alcaldesa en ese tiempo Felícita Zeledón (q.e.p.d). Ella había alertado de un posible deslave, sin encontrar eco en el gobierno de turno presidido por Arnoldo Alemán; el mismo que hasta invitó a Bill Clinton a presenciar el horror de la tragedia, lo que provocó en el mandatario gringo derramar lágrimas al conocer la estela de muerte y niños huérfanos dejados por el huracán.
Maira Reyes garantizaba que los camiones se cargaran con los principales alimentos y necesidades básicas. Las que eran entregadas personalmente por el comandante Ortega, estando en la oposición, a las personas y familias más necesitadas que sufrían por las pérdidas de sus seres queridos, sus bienes, cosechas y animales domésticos.
Recordaba con cariño a Julio Cardoza, un nicaragüense con muchos años de vivir en el exterior, quien con mucha frecuencia conseguía recursos y los trasladaba a Managua para socorrer a los nicaragüenses víctimas directas e indirectas de la catástrofe natural que dejó miles de muertos por los deslaves, heridos y niños desamparados sin la protección de sus padres.
En esos días, las solicitudes de ayuda médica se incrementaban en la Secretaría del FSLN. Maira tuvo la genial idea de organizar una clínica con el apoyo de médicos especialistas, militantes sandinistas que brindaban consultas gratuitas y entregaban el medicamento que lograban conseguir con la solidaridad de los trabajadores de los laboratorios Solka.
Vida y Esperanza, así se llamó la clínica en la que prestaron sus servicios de forma gratuita, con el amor, solidaridad y entusiasmo que caracteriza a los revolucionarios, los doctores Snyder Norori (qepd), María Eugenia García, Francisco Landeros, Hugo Manzanares, entre otros, quienes brindaban consulta a las familias pobres que desde tempranas horas formaban cola, para ser atendidos a partir de las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde, en la entrada de la Secretaría del FSLN.
La atención médica incluía ultrasonidos, exámenes generales y especializados que indicaban los médicos a los pacientes para confirmar o descartar sospechas relativo a algunas dolencias de los enfermos, quienes, durante los gobiernos neoliberales, no encontraban respuesta alguna en los hospitales públicos donde carecían hasta de hilo de suturar.
Fundadora y directora de Visión Sandinista
A manera de broma, le dije que es madre de tres hijas, dos de carne y hueso y otra de papel y tinta, en referencia a la Revista Visión Sandinista, cuya idea, creación, dirección y ejecución por parte de Maira, en los tiempos más difíciles de la Revolución, contó con luz verde del comandante Daniel Ortega desde hace 27 años, cuando nació y fue impresa la edición número uno, el primero de noviembre de 1997, en ocasión de la Asamblea Sandinista que sesionaba en el Crucero, a 25 kilómetros de la capital.
Cada mes su salida y circulación es como un parto: duro y doloroso, pero satisfactorio con el resultado del trabajo elaborado por un equipo pequeño,
sólido y profesional que en cada edición pone el sello de calidad en su contenido, acompañado de análisis profundos sobre temas del momento, nacionales e internacionales que escriben excelsos colaboradores.
Visión Sandinista es el único medio escrito en formato de revista de 1/8, cuya circulación mensual actualmente es de cuatro mil ejemplares a todo color con portada en papel satinado, con penetración nacional y también en el espacio cibernético con una amplitud de lectores en todos los continentes, rompiendo la barrera desinformativa, calumniosa y mal intencionada en torno al gobierno revolucionario sandinista.
Desde su nacimiento Visión Sandinista, sin ser oficialmente portavoz del Frente Sandinista, es el medio que destaca los avances de la Revolución y resume la historia del FSLN.
Batallando 18 años contra un enemigo silencioso
Durante los últimos 18 años Maira batalló con mucha fe y voluntad inquebrantable contra un agresivo cáncer que afectó severamente su salud. Fue sometida a cinco cirugías con alto riesgo e igual número de tratamientos, dos de ellos con radiaciones y tres con quimioterapias.
A pesar de su condición de salud, nunca estuvo alejada de la conducción de Visión Sandinista, coordinando la búsqueda del personaje del mes, dirigiendo los temas nacionales e internacionales y hasta el diseño, asistida por su más cercano equipo de colaboradores.
Maira, profesó la religión católica, fue ferviente devota de Santa Rita de Casia, fe y devoción que heredó de su padre sobre esta mujer italiana, cuyo nombre secular fue Margherita Lotti, canonizada en 1900. Esta Santa fue casada en una relación tormentosa y madre de dos hijos. Tiempo después su marido fue asesinado debido a vendettas por fechorías cometidas. Sus dos hijos fallecieron de enfermedad natural prácticamente juntos. Ella solitaria fue admitida en el convento acogiendo los hábitos de monja de la orden agustinas de Santa María Magdalena, en la población de Casia.
El personaje
Maira Janet Reyes Sandoval nació el 14 de octubre de 1956, en San Lorenzo, municipio de Boaco; hija del matrimonio formado por el finquero Francisco Reyes Ugarte (qepd) y la educadora Vilma Rosa Sandoval Largaespada (qepd). Era la sexta de nueve hermanos, siete mujeres y dos varones, muy unidos y con fuertes lazos con el sandinismo.
Es Madre de Arlen y Claudia. Abuela de dos nietos.
Muy joven trabajó en Radio Amor, de controlista. Posteriormente laboró en Radio Futura, donde recibió técnicas de locución de parte de la actriz Mayra Santos.
Militante de la segunda promoción del FSLN.
Alcanzó el grado de subcomandante del MINT, trabajando en la Dirección General de la Seguridad del Estado (DGSE). Con su traslado al Ejército de Nicaragua recibió el grado de Mayor.
Creadora, fundadora y sostenedora durante 27 años de la Revista Visión Sandinista, que circula en versión impresa y digital con el total apoyo del comandante Daniel Ortega.
Por su gran amor y lealtad a la Patria y la Revolución recibió el broche de Sandino. Medalla 10mo. aniversario del MINT. Diplomas y reconocimientos escritos y verbales de los comandantes Tomás Borge Martínez (qepd), Lenin Cerna y Jacinto Suárez Espinoza (qepd), quienes fueron sus jefes en el MINT y la DGSE.
El presidente Daniel Ortega le otorgó póstumamente la Orden de la Independencia Cultural Rubén Darío, durante un acto este 7 de noviembre.