- Levạntó ạ los estudiạntes de su colegio y lạ expulsạron
- Aprendió el mạnejo y control de lạs cạsạs de seguridạd del FSLN
- No volvió ạ celebrạr su cumpleạños por los cạídos en Nạndạime
- Abạstecíạ de ạrmạs, medicinạs y ạvituạllạmientos ạl Frente Sur
Dạvid Gutiérrez López
En la década de los 60 y 70, Nicaragua no escapaba de la influencia del movimiento hippie, surgido en los Estados Unidos, (San Francisco, California), expandiéndose por todo el mundo, como una expresión popular de rebeldía de los jóvenes en contra de la sociedad conservadora, la represión, el consumismo y el capitalismo, promoviendo la libertad individual, el amor libre y el pacifismo.
Mientras este movimiento hippie, a lo interno de Nicaragua tomaba fuerza, la dictadura de Somoza y su ejército La Guardia Nacional (GN), promovían, estimulaban y facilitaban el consumo de drogas, entre ellas, marihuana y otras sustancias alucinógenas con la intención de adormecer y sustraer a los muchachos de la realidad imperante de represión y muerte.
Simultáneo a este movimiento iniciaban a congregarse grupos de jóvenes cristianos, en torno a un fenómeno repetido en América Latina con el surgimiento de la Teología de la Liberación, una opción por los pobres, apoyados por sacerdotes progresistas de la Iglesia Católica, partidarios de la misma.
A finales de la década de los 60, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), se encontraba en un proceso de reflexión y acumulación de fuerzas en silencio, luego del revés militar sufrido en agosto de 1967 durante la jornada guerrillera de Pancasán, en las montañas de Matagalpa, donde murieron 13 destacados jóvenes sandinistas.
En ese escenario transcurría la vida de la familia Huembes Ramírez, cuando vivían cerca de Nindirí en la comarca El Raizón, a donde llegaba Oscar Turcios Chavarría, entonces miembro del directorio nacional del FSLN, quien sostuvo una relación con Yolanda Huembes, de la cual nacieron un par de gemelos.
Fue Yolanda la que reclutó a toda la familia, relata Perla María Auxiliadora Huembes Ramírez, hermana de Yolanda y Roberto, destacado dirigente estudiantil del FER (Frente Estudiantil Revolucionario) en la UNAN de León, donde estudió medicina, finalizando todos sus estudios sin lograr graduarse, por elegir una vida de lucha clandestina que lo condujo a morir en un enfrentamiento contra soldados de la Guardia Nacional (GN) en el reparto El Dorado la noche del 7 de noviembre de 1976.
Roberto Huembes fue el mejor bachiller de su promoción en el Instituto Pedagógico de Managua en 1969. Relata Auxiliadora que esa noche de la graduación, al evento se hizo presente el dictador general Anastasio Somoza Debayle, para asistir a la promoción de su sobrino Bernabé Somoza (hijo del ex presidente Luis Somoza, fallecido de un infarto en abril de 1967).
Por su trayectoria de ser el mejor estudiante, a Roberto le concedieron tres premios. A Somoza le delegaron para la entrega de los mismos y en las tres ocasiones que fue llamado, su hermano colmado de dignidad y coraje dejó al dictador con la mano extendida.
Tras los tres desaires del joven bachiller hacia Somoza, recuerda que su papá Roberto, quien se encontraba entre la audiencia de los padres de familia, henchido de orgullo y felicidad por la hazaña de su hijo, comentó en susurro, “ahora sí que nos llevan presos”.
La huelga por el alza de la leche y expulsada del Tabernáculo Evangélico
A inicios de los años 70, la familia Huembes Ramírez se trasladó a vivir a la Colonia Tenderí, un conjunto habitacional donde los adquirientes, a fin de reducir los costos, participaban en las labores de construcción de las casas. A esa vivienda llegaba Oscar Turcios y el profesor Ricardo Morales Avilés, ambos miembros de la Dirección Nacional del FSLN.
Auxiliadora o la “Chilo” estudiaba secundaria en el Tabernáculo Evangélico, en Ciudad Jardín. En esos días la sociedad se conmocionó con protestas por el alza en el precio de la leche. La primera tarea que Oscar Turcios le asignó, fue levantar a los estudiantes y unirlos a la protesta por cinco centavos en el incremento del litro de leche.
La muchacha sin experiencia en organizar protestas, se dispuso a convencer a sus compañeros estudiantes a rebelarse, situación que le costó la expulsión del colegio, después de haber tenido una pelea a puñetazos con un profesor de apellido Ramírez, quien primero golpeó a la alumna y ella respondió a la agresión.
Manejando casas de seguridad
El FSLN urgía casas de seguridad para la protección de combatientes clandestinos.
A la “Chilo” Huembes la designaron a León para atender una casa de seguridad. Fue la comandante Leticia Herrera, la que le enseñó y entrenó en el manejo de las normas de convivencia en las casas de seguridad, donde la vida de los clandestinos dependía del sigilo y el buen manejo sin levantar sospechas de los vecinos, soplones y agentes de la Oficina de Seguridad Nacional (OSN), dirigida en esos años por el general Gustavo Montiel.
Con Leticia, recuerda Huembes aprendió el arme y desarme de pistolas, los estatutos del FSLN y el reglamento de las casas de seguridad. Fue su primera instructora y la recuerda con mucho aprecio y cariño.
La primera casa que le correspondió manejar fue en León, bajo la cobertura de una sastrería, propiedad de un tío de los comandantes René y Carlos Núñez Téllez, donde se recibía a compañeros militantes que se encontraban enfermos, heridos o bajaban de la montaña para restablecerse e integrarse a otras misiones.
El terremoto de 1972 la llevó a Granada
El terremoto que destruyó Managua el 23 de diciembre de 1972, trastocó las estructuras del FSLN en la capital, obligándolos a buscar nuevos refugios y estrategias de vinculación con la población en la continuidad de la lucha. En esa situación de precariedad, cuando la cifra de muertos se estimaba en más de 10 mil, sumado a una cantidad de heridos y mutilados, los capitalinos iniciaron un éxodo hacia las ciudades cercanas y distantes para reiniciar una nueva vida en medio del dolor y soledad al dejar sus hogares en la ciudad formada a orillas del lago Xolotlán.
“Chilo” Huembes, por orientaciones del mando del FSLN se trasladó a Granada, donde se encontró y conoció al comandante René Vivas y a su esposa Mary Mulligan. Le orientaron apoyar a los “terremoteados”, mote endilgado a las personas que buscaron refugios en casas de parientes, amigos, en tanto, otros se alojaron en carpas facilitados por organismos y gobiernos que acudieron en auxilio de los damnificados del sismo que dejó destruida la capital.
Posteriormente la organización les orientó trasladarse a vivir a una casa ubicada en la carretera entre Diriamba y Casares. Frente a la misma vivienda convivían el profesor Ricardo Morales Avilés con su compañera Doris Tijerino Haslam, quienes, en esos días, a inicios del año 1973, pos terremoto, se movilizaban prácticamente en la legalidad. Ricardo había salido de la cárcel en octubre de 1971. La guardia de Somoza estaba bastante ocupada en saquear y robar lo que pudieran de las casas derruidas y centros comerciales.
Celebración frustrada por los caídos en Nandaime
La familia Huembes Ramírez tenía listo los preparativos para celebrar modestamente el cumpleaños de Auxiliadora, el 18 de septiembre del año 1973. La celebración fue interrumpida al conocerse la infausta noticia del asesinato de los comandantes Oscar Turcios Chavarría y Ricardo Morales Avilés, capturados en Nandaime, departamento de Granada, la noche anterior y llevados al cuartel de la G.N. Un comunicado de la guardia informó de la “muerte en enfrentamiento” de los dos miembros de la Dirección Nacional del FSLN, junto a los combatientes Jonathan González y Juan José Quezada.
Jonathan y Juan José que se encontraban en una casa de seguridad en Nandaime, recibieron a balazos al jefe del cuartel, un sargento, un soldado y un auxiliar que llegaban a investigar la relación con los prisioneros Oscar Turcios y Ricardo Morales. En la acción fueron abatidos dos guardias, mientras los guerrilleros salieron rumbo a la carretera sosteniendo un desigual combate en la Montañita, con una columna de soldados movilizados desde Jinotepe.
A ese lugar también llevaron a Oscar y Ricardo donde los asesinaron fríamente de forma atroz, después de ser salvajemente martirizados, sacándoles las uñas y castrándolos.
Desde esa fecha la Chilo no celebró más su cumpleaños, en el que ya no estarían nunca más Oscar y Ricardo.
En la huelga de la licorera en Chichigalpa
Luego de la muerte de los comandantes Turcios y Morales, el mando lo asumió Pedro Arauz Palacios, desde 1973. En esos meses le orientaron a Huembes trasladarse a Chichigalpa para atender y apoyar a los obreros que reclamaban mejoras salariales y eliminar la jornada de 18 horas que había impuesto Somoza, presuntamente para la rápida reconstrucción del país, a cambio de la explotación de los trabajadores.
Eran días duros, de muchas limitaciones, recuerda Auxiliadora que la organización le asignaba 100 córdobas, que le servían para comprar una pelota de jabón con la que se bañaba y lavaba sus ropas. Los domingos comían riñones de res asados, porque no ajustaba para comprar un buen corte de carne.
En la clandestinidad encontró al amor de su vida
En el año de 1974 cuando manejaba una casa de seguridad ubicada en el barrio San Felipe de León, fue que se enamoró de un guerrillero alto, blanco, flaco y de finas facciones que había bajado de la montaña evadiendo a los jueces de Mesta (campesinos informantes de la Guardia Nacional, (GN).
El joven guerrillero que la conquistó era “Silvestre” seudónimo que utilizaba el comandante José Valdivia, en la montaña, quien había abandonado sus estudios de matemáticas en la Universidad Patricio Lumumba, de Moscú, para integrarse a la lucha revolucionaria conducida por el Frente Sandinista. En la ciudad ella lo conoció como “Faustino”.
En la Ofensiva Final, 1978-1979, Valdivia, también conocido como “Marvin” en el Frente Sur, se destacó entre los más importantes jefes militares, además de ser reconocido como el promotor e iniciador en la clandestinidad, de Radio Sandino, la que se instaló con un antiguo transmisor de poca potencia, operando en la banda de los 49 metros, iniciando sus transmisiones el 22 de noviembre de 1977, semanas después de la Ofensiva de Octubre.
En esa casa de seguridad también se encontraba clandestina Arlen Siu, la chinita, de quien dice Auxiliadora, también se enamoró de otro guerrillero a quien solo recuerda le decían “chocoyito”. Arlen cayó el primero de agosto de 1975, cubriendo la retirada de los guerrilleros luego de un combate con la guardia cuando se encontraban realizando un curso en una escuela de instrucción político-militar, cerca de El Sauce, León.
Meses antes, en esa misma escuela ubicada en la comarca conocida como el Guayabo, Auxiliadora Huembes había realizado ese mismo curso de instrucción político-militar bajo la dirección de Pedro Arauz Palacios, único miembro del directorio del FSLN, que sostuvo el trabajo clandestino después de la muerte de Oscar Turcios y Ricardo Morales.
En cierta ocasión antes de los sucesos de El Sauce, mientras Chilo regresaba a la casa de hacer unas compras para alimentar a los clandestinos en León, se encontró con una manifestación estudiantil cuyos participantes fueron reprimidos por los guardias somocistas. Recuerda que ella corrió entre el humo de las bombas lacrimógenas y tocó apresuradamente la puerta con los nudillos de su mano. La angustia y el miedo la invadieron por la cercana presencia de los soldados, cuando de pronto apareció como un ángel la chinita Arlen Siu abriendo la puerta.
A esa casa cuyo propietario era Santiago Caballero, llegaban y se alojaban Iván Montenegro, Carlos Vicente “Quincho” Ibarra, Pedro Arauz Palacios y Henry Ruiz, entre otros guerrilleros de la ciudad y la montaña en la que realizaban coordinaciones ante la falta de medios de comunicación electrónica. Todas las orientaciones que emitían eran personales o a través de correos humanos que entregaban mensajes cifrados, a inicios y mediados del año 1974.
Las largas noches imprimiendo documentos en mimeógrafos
Una etapa de su vida de militante sandinista, fue cuando le asignaron la tarea de trabajar en la reproducción de documentos y comunicados del FSLN que circulaban de mano en mano de forma clandestina. Ella se encontraba en una casa de seguridad en el barrio Altagracia, en Managua, donde permanecía oculta todo el día, en el año 1975.
Entre siete y ocho de la noche, salía a buscar un bus que la llevara hasta una casa donde se realizaban las impresiones, en un barrio de la carretera norte a orillas del lago Xolotlán. Una noche cuando la muchacha íngrima caminaba sobre una calle de tierra miró las luces de un automotor que le alumbraban. Viró su cabeza y observó era un jeep con guardias.
Afirma haber experimentado una corriente fría que recorrió su cuerpo, aceleró el paso y se parapetó entre las paredes de unas humildes casas. La mujer delgada esperó lo peor, pero los guardias pasaron y no la vieron. Alcanzó a llegar a la casa y les sugirió a los demás compañeros que por medidas de seguridad esa noche suspendieran el trabajo en los mimeógrafos, ya que hacían un terrible ruido.
Auxiliadora se formó en la religión católica la cual profesa con devoción, fe y fervor al Corazón de Jesús, que de a acuerdo a su férrea creencia la protegió y libró de cualquier mal cuando exponía su vida en la lucha contra la dictadura de Anastasio Somoza Debayle, derrocado por las fuerzas unidas del Frente Sandinista.
Premonición mortal
A mediados de 1976 salieron por veredas hacia Honduras. En Tegucigalpa recibieron apoyo de muchos amigos y colaboradores de José Valdivia, en ese país conoció a la comandante Olga López Avilés, conocida como la “tía”.
Posteriormente viajaron a México, país donde se encontró con Araceli Pérez, nacida en España y nacionalizada mexicana, asesinada por guardias de Somoza, en el reparto Veracruz, León, el 6 de abril de 1979, junto a los miembros del Estado Mayor del Frente Occidental Rigoberto López Pérez.
El 7 de octubre de 1976 tuvo una premonición que se la compartió a su compañero de vida y de lucha sandinista: “José, fíjate que amanecí triste…yo creo que mataron a mi hermano”, le habría dicho a José Valdivia, quien intentó calmarla y aliviarle su angustia.
Exactamente un mes después, el 7 de noviembre de ese año 1976, corrió la triste noticia sobre la caída en combate de Roberto Huembes Ramírez, el joven médico que se graduó por su alta capacidad e inteligencia natural, finalizando sus estudios de medicina sin alcanzar a realizar el servicio social, por encontrarse priorizando las tareas revolucionarias durante su estadía en León.
Roberto quien se movilizaba esa fatídica noche en un automóvil, después de sostener una reunión con militantes en una casa del reparto El Dorado, fue interceptado por patrullas de guardias somocistas con quienes se enfrentó a balazos cayendo fiel al juramento de ¡Patria libre o Morir!
En la ofensiva de octubre del 77
Establecidos en Costa Rica, Chilo acompañaba a su esposo José Valdivia, quien el 13 de octubre de 1977, fue partícipe en el ataque al cuartel de la Guardia Nacional (GN) en San Carlos Río San Juan, un antiguo fuerte militar español ubicado en una elevación que domina el poblado.
Los guerrilleros se retiraron al conocer la presencia de 400 guardias de la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería (EEBI), fuerza élite dirigida personalmente por Anastasio Somoza Portocarrero, hijo del dictador, apodado “el chigüín”, que por casualidad se entrenaban a unos pocos kilómetros, en una zona montañosa.
Valdivia fue herido de bala en un brazo que casi se lo destroza. El resultado fue de cinco guerrilleros muertos y tres heridos, en tanto, los guardias sufrieron varias bajas entre ellos el jefe militar del somocismo en San Carlos.
Una vez puesto a salvo y con el brazo lesionado, en Costa Rica, Valdivia instruyó a la Chilo a conducir un vehículo que les servía para movilizarse. Ella nunca había tenido la oportunidad de aprender a conducir, pero la necesidad e insistencia de Valdivia lo logró, hecho que le resultó de gran utilidad personal y para la organización en el Frente Sur Benjamín Zeledón.
Auxiliadora transportaba armas, medicina, alimentos y otros avituallamientos desde San José a Liberia, zona donde se ubicaban campamentos de los guerrilleros sandinistas. Durante la ofensiva final realizó dos veces el trayecto de más de 200 kilómetros de distancia, contabilizando más de 800 kilómetros en un solo día, con ocho meses de embarazo de su segundo hijo, Marco Antonio.
Los 20 mil dólares que pagó Pepe Figueres
Cuando las columnas guerrilleras emprendieron la ofensiva la noche del 18 de julio, contra las tropas élites de la EEBI estacionadas en Cibalsa, cerca del empalme a San Juan del Sur, haciéndolos huir, al amanecer, los vic toriosos vencedores se dispusieron a marchar triunfantes para alcanzar Managua, donde se suponía sostendrían el combate final contra la desmoralizada guardia que comenzaba a desmoronarse abandonando los fusiles, cascos y uniformes en las calles cercanas a la explanada de Tiscapa.
Todos los hombres del Frente Sur se fueron a Managua, refiere Auxiliadora y en todos los lugares donde les abastecían en territorio costarricense, sumaba una deuda de 20 mil dólares. La Chilo llamó telefónicamente a don José “Pepe” Figueres, expresidente de Costa Rica, contándole la situación. Don Pepe, le dijo en tono de cariño y eufórico por el triunfo de la Revolución Sandinista, que no se preocupara, que él asumiría esa deuda con diversos proveedores ticos.
Casi de inmediato Auxiliadora preparó las maletas y emprendió el viaje a la Nicaragua liberada con sus pequeños hijos a reiniciar una nueva vida en el país que había que reconstruir después de haber vivido tanto horror, dolor y llanto por padres, hijos, hermanos, amigos y compañeros caídos que no alcanzaron a ver la aurora del triunfo sandinista.
El personaje
Perla María Auxiliadora Huembes Ramírez, mejor conocida como Auxiliadora o Chilo, nació en Managua el 18 de septiembre de 1953. Usó varios seudónimos, siendo el último Silvia, en la guerra y ofensiva final en el Frente Sur Benjamín Zeledón.
Es hija de Roberto Huembes y María Auxiliadora Ramírez. Madre de cinco hijos, tres féminas y dos varones, procreados con el comandante José Valdivia. Es abuela de cinco nietos y dos bisnietos.
Es militante del FSLN de la segunda promoción y activa. Tiene una maestría en Salud Pública.
Después del triunfo de la Revolución Sandinista, formó parte del Ejército Popular Sandinista (EPS), trabajando en la contrainteligencia bajo el mando del Comandante Guerrillero Julio Ramos.
También laboró en Telecomunicaciones y Correos (TELCOR), entonces dirigido por el coronel y médico Leopoldo Rivas Alfaro. Durante los años de los gobiernos liberales fue despedida.
Con el triunfo electoral del FSLN en 2007 al frente del comandante Daniel Ortega, ingresó al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), donde laboró por 12 años hasta su jubilación.
Excelente investigación y relato, felicidades y gracias, por darnos a conocer la verdadera historia de nuestra Nicaragua. Mis respeto a los compañeros caídos, estoy seguro no fue en vano. PLOMO
Gracias. Excelente escrito. Hay información que desconocía. Como Aracely Pérez, nació en España, se nacionalizó en México y se graduó de revolucionaria en el FSLN.
Excelente información, gracias a la persona que me indicó donde se encontraba.
No sabía mucho de la esposa del tío de mi esposa, pero ahora que la se, fueron nacidos el uno para el otro. Luchadores que dieron Todo por la Patria. Saludos y agradecimientos por sus esfuerzos por hacer de este un país mejor.
El Chocoyito que se menciona en el presente relato, como supuesto novio de Arlen, puede ser, con bastantes probabilidades, que sea Leonardo Blas Espinales, guerrillero que había bajado de la montaña, en ese mismo tiempo, para curarse una lepra qué adolecia en la espalda. Se estaba curando en una casa de seguridad del barrio el laborio, que la misma Chilo había reclutado y acondicionado para la estancia y reuniones de aquellos guerrilleros.