Fredy Franco (*)
Hemos recorrido 45 años victoriosos en el camino permanente de la revolución, haciendo camino al andar.
Como ninguna otra, la Revolución Popular Sandinista ha recorrido los caminos más complejos de luchas, reveses, avances y victorias. Triunfamos en 1979 derrotando el poder dictatorial somocista e hicimos las transformaciones revolucionarias fundamentales en los años 80, enfrentando victoriosos al imperio del Norte.
Afrontamos un revés político, perdiendo el gobierno nacional; resistimos, gobernando desde abajo defendiendo las conquistas de la revolución. Volvimos al Gobierno Nacional y en los 17 años de la segunda etapa de la revolución, hemos restituido los derechos, hemos levantado al país con progreso equitativo ascendente y en paz.
Llegamos a 45 años de revolución, de mucha conciencia y amor, de mucha sangre bendita y heroica, de mucha dignidad y victorias indiscutibles. Y seguiremos en revolución construyendo y defendiendo el poder del pueblo, por el pueblo y para el pueblo con conciencia encendida, con la moral en alto y con el optimismo permanente (el Siempre Más Allá), luchando en todas las trincheras, siendo el Pueblo- Presidente, el protagonista “como dueño de su historia, arquitecto de su liberación”.
1 Significado del triunfo de la revolución
El 19 de julio de 1979 triunfó la revolución. Era el triunfo del pueblo y de la patria, de los combatientes del FSLN junto a sus dirigentes; y con ellos entraron triunfantes a Managua: Diriangén, Nicarao, Tomás Ruiz, Cleto Ordóñez, Andrés Castro, Benjamín Zeledón, Sandino, Rigoberto, Carlos Fonseca y los miles de héroes y mártires caídos en todas las batallas por la liberación del pueblo y sus derechos.
Era el acontecimiento socio-político más importante de nuestra historia, que cerraba una época de 456 años de dominación extranjera: del colonialismo español, inglés y yanqui, este último derrotado junto a su instrumento de opresión, la dictadura somocista, el 19 de julio de 1979. El triunfo de la revolución significó también el desplazamiento del poder de las fuerzas opresivas oligárquico-burguesas, que fueron herederas de los colonialistas españoles e instrumentos, luego, de la política yanqui en Nicaragua.
El triunfo de la revolución significó, sobre todo, el triunfo del pueblo que accedía al poder estatal pleno por primera vez en nuestra historia nacional, transformándolo radicalmente en su beneficio y el de la nación, haciendo realidad la existencia de una Patria Libre, de un nuevo ordenamiento jurídico y el inicio de una nueva sociedad igualitaria y solidaria.
La Revolución Popular Sandinista fue y es una revolución verdadera, porque comenzó a desmontar y transformar las estructuras opresivas y excluyentes construidas históricamente por las élites dominantes, y empezó a construir un nuevo sistema político (la democracia como poder del pueblo), nuevas relaciones económicas, sociales, culturales, nacionales e internacionales; una sociedad nueva contra la discriminación, el racismo y la exclusión.
2 Con la revolución construimos la patria de todos
La revolución hizo realidad por primera vez la existencia nacional, la de nuestra comunidad política que se llama Nicaragua, entidad que debió construirse después de la Independencia. La Nicaragua como Estado, república o nación libre, soberana e independiente proclamada desde y después de la Independencia, solo fue una construcción limitada, dominada por las élites criollas que luego se llamaron oligarquía.
Lo que existió desde 1821 fue la república oligárquica, hecha a la medida de los intereses de los ricos y de los interventores, y donde el pueblo estaba excluido no sólo como ser humano, sino como sujeto político y social La revolución hizo realidad la república popular, donde el poder reside en el pueblo y donde todo el sentido de realización de la nación es el pueblo, todos sus derechos, como lo evidencia la práctica transformadora de la Revolución, consignaba en la Constitución Política garantista de derechos.
La revolución construye su propio modelo de desarrollo soberano y humano, y lo defiende en todas las esferas y trincheras, sobre todo de aquellos que se oponen a la libertad y progreso de los pueblos, los imperialistas de la tierra.
3 La obra libertaria y de emancipación de la revolución
El 19 de julio de 1979 significó alcanzar la libertad de la nación y la de los seres humanos, dominados, esclavizados y excluidos por las clases oligárquico- burguesas. La revolución inició el camino emancipador contra la explotación, la opresión, la miseria, la pobreza y la desigualdad. Convirtió al pueblo en protagonista de los cambios sociales y políticos; organizándose y participando plenamente para reivindicar, conquistar y defender los derechos sociales, populares y nacionales.
Estableció los derechos y su realización concreta en la educación, la universidad, la salud, la cultura, el deporte, la recreación sana, la seguridad social, el trabajo, la vivienda, la propiedad, en los salarios, en el financiamiento a la economía popular y cooperativa, en un entorno ambiental y de infraestructura más pleno, en el acceso real a los servicios públicos, en el disfrute de todas las posibilidades a la que tienen derecho como seres humanos.
La revolución hizo y hace realidad los plenos derechos humanos, no solo los políticos, sino los sociales, económicos y culturales En los derechos humanos comunes a todos y en los específicos de todos los sectores: la de los pobladores del campo y la ciudad, la de los trabajadores, los campesinos, los productores, los niños, los jóvenes, las mujeres, las personas de la tercera edad, los pueblos originarios y afrodescendientes.
4 Revolución del amor al prójimo, la paz y el bienestar humano
La revolución siempre reivindicó y cumple plenamente con la opción preferencial por los pobres, el amor al prójimo, la lucha por el bien común, por la paz y bienestar humano. Y siempre cumple su vocación cristiana y humana en todas las transformaciones y derechos conquistados. En la lucha por la paz y la reconciliación, que se ha consolidado en esta segunda etapa, ha permitido unir y sumar a diversos sectores del país para hacer avanzar el desarrollo y progreso nacional.
Indiscutiblemente la revolución es de vocación socialista porque asume como protagonista de las transformaciones en su construcción, evolución y beneficios al pueblo, a las clases populares, bajo un ideal de igualdad y justicia social, de dignidad humana; que se construye en estos 45 años, dándole cumplimiento al Programa Histórico del FSLN y en esta etapa expresado en el Plan Nacional de lucha contra la pobreza y el desarrollo humano; reduciendo pobreza y desigualdad social a partir de una política y práctica de distribución justa de la riqueza a través de políticas sociales, de subsidios y mejora de los ingresos de los trabajadores, campesinos, productores, trabajadores por cuenta propia y de muchos otros sectores sociales.
El sentido de solución colectiva y en unidad para atender las necesidades y evolución humana, es la solidaridad. La revolución promueve la responsabilidad pública desde el Gobierno, desde el Estado, destinado al bienestar de todos los sectores sociales, en la atención y solución de las necesidades, de los problemas que surgen en la dinámica social y ambiental, y sobre todo el aseguramiento de una convivencia justa y digna que demanda la solidaridad pública, comunitaria y familiar, que se cumple en el modelo de la revolución de responsabilidad compartida.
Celebramos estos 45 años de revolución con indiscutibles avances en la consolidación de la paz, en el bienestar social y en el desarrollo nacional, con el reto de avanzar siempre, defendiéndonos en todos los frentes del enemigo de la humanidad, y de profundizar la Revolución en su desarrollo material y espiritual, con la estrategia de desarrollo nacional y humano en marcha.
(*) Cientista Social e Historiador. Profesor Titular UNAN Managua
BRAVO, FREDY FRANCO, paisano, muy acertada tu opinión Viva Sandino, Viva la Revolución Popular Sandinista. Saludos a los tuyos.