Edgar Palazio Galo*
En la historia de Nicaragua, el comandante Carlos Fonseca Amador emerge como un faro de ideales revolucionarios y liderazgo visionario. Uno de los fundadores del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), no solo desafió a la dictadura somocista, sino que también sembró las semillas de una transformación sociopolítica que resonaría profundamente en América Latina y más allá, con el triunfo de la Revolución Popular Sandinista el 19 de julio de 1979.
El contexto histórico y la emergencia de un líder
Desde 1936 hasta 1979, Nicaragua estuvo sometida bajo la dictadura de los Somoza, una nefasta dinastía que ejerció un control político opresivo y corrupto sobre el país mediante métodos autoritarios. En este contexto de represión y desigualdad, el Comandante Carlos Fonseca encontró su verdadera vocación: la lucha contra la opresión. Con una determinación inquebrantable, abrazó la causa revolucionaria como un camino hacia la justicia y la libertad, desafiando valientemente el régimen establecido y buscando un cambio radical para Nicaragua.
No buscaba un cambio superficial en el liderazgo político, sino un cambio estructural profundo: el derrocamiento de las clases explotadoras y la victoria de las clases explotadas. Este objetivo no solo implicaba transformar el poder político, sino también abordar las raíces de la desigualdad socioeconómica y del sistema oligárquico que mantenía a la mayoría de la población en condiciones de pobreza y marginación. 1
No solo se distinguió como estratega político, sino también como un intelectual comprometido en teorizar la revolución en el contexto nicaragüense. Desde el inicio, comprendió que la aplicación mecánica de teorías revolucionarias externas sería ineficaz en un país tan singular como Nicaragua. Por lo tanto, su pensamiento incorporó el marxismo a las circunstancias locales, teniendo en cuenta las particularidades específicas del país: una economía dominada por el latifundismo, una profunda desigualdad social y un sistema político oligárquico y represivo.
En este sentido, buscó armonizar los principios universales del marxismo con las realidades concretas de Nicaragua, adaptando estrategias y tácticas que fueran pertinentes y efectivas dentro del contexto local. Su enfoque teórico no solo fue un ejercicio académico, sino una herramienta vital para construir una revolución auténticamente popular nicaragüense, arraigada en las condiciones socioeconómicas y políticas del país.
Rescate de la lucha del general Sandino y su antiimperialismo
Con una visión revolucionaria y profunda conexión con la historia nacional, comprendió que para liberar a Nicaragua era esencial revitalizar y honrar el legado del General Sandino. Este propósito noble no solo implicaba recordar sus gestas heroicas en las montañas nicaragüenses, sino también adoptar y adaptar su ideología antiimperialista para los tiempos modernos. El rescate de la lucha del General Sandino por parte del comandante Carlos no fue meramente simbólico; constituyó una reivindicación política y estratégica. En un continente latinoamericano marcado por la dependencia económica y la influencia geopolítica del imperio estadounidense, entendió que la verdadera independencia de Nicaragua pasaba por desafiar las estructuras de dominación imperialista en todas sus manifestaciones: económica, cultural y política.
De manera que integró la lucha antiimperialista como un pilar fundamental del FSLN, organización comprometida no solo con la liberación nacional, sino también con la justicia social y la equidad para los nicaragüenses. En sus escritos, articuló una visión integral del antiimperialismo que abarcaba desde la resistencia armada hasta la construcción de una conciencia colectiva anti hegemónica entre el pueblo.
Desarrolló una visión estratégica profundamente arraigada en la historia y las realidades de Nicaragua, especialmente en la herencia del General Sandino y su lucha contra el imperialismo estadounidense. Esta visión no solo fue fundamental para la estrategia política militar del FSLN, sino que también influyó en su enfoque ideológico y político. Fue uno de los principales intelectuales que reinterpretaron y revitalizaron la figura y las ideas de Sandino, destacando la defensa de la soberanía nacional y el antiimperialismo. Entendió que la lucha del general Sandino no fue solo un acontecimiento histórico, sino también una fuente de inspiración y legitimidad para la lucha contemporánea contra la dictadura somocista y el imperialismo estadounidense.
Articuló el antiimperialismo como eje central de la estrategia revolucionaria del FSLN, reconociendo que la dominación extranjera, particularmente la influencia y control de Estados Unidos sobre Nicaragua, no solo perpetuaba la explotación económica y la opresión política, sino que también representaba un obstáculo fundamental para el desarrollo autónomo y democrático del país. En este sentido, la lucha contra el imperialismo se convirtió en un punto de unificación tanto a nivel interno, movilizando a diversos sectores sociales, como a nivel internacional, buscando solidaridad y apoyo entre movimientos revolucionarios y antiimperialistas en todo el mundo.
Incorporó la lucha antiimperialista como un pilar fundamental del FSLN, organización que no solo buscaba la liberación nacional, sino también la justicia social y la equidad para los nicaragüenses. En sus escritos y discursos, Fonseca articuló una visión integral del antiimperialismo que abarcaba desde la resistencia armada hasta la construcción de una conciencia colectiva antihegemónica entre el pueblo.
Este rescate de la lucha del General Sandino por parte del comandante Carlos Fonseca no solo revitalizó un movimiento histórico, sino que también estableció un legado duradero que sigue resonando en la lucha por la independencia y la dignidad de los pueblos latinoamericanos frente a las estructuras de dominación imperialista.
Enfoque estratégico de la lucha armada
Desde los primeros años de la formación del Frente Sandinista, el Comandante Carlos abogó por la necesidad de la lucha armada como estrategia principal para enfrentar a la dictadura somocista. Esta decisión no solo respondía a la brutalidad del régimen, sino que también estaba fundamentada en una lectura realista de las condiciones políticas y sociales del país. Para el, la guerrilla rural y las acciones urbanas eran instrumentos imprescindibles para desgastar al enemigo y movilizar a las masas populares.
El enfoque estratégico de la lucha armada se fundamenta en la premisa de que la emancipación de los pueblos oprimidos solo puede alcanzarse mediante la confrontación directa con las estructuras de poder que perpetúan la desigualdad y la injusticia. Esta estrategia no fue una elección impulsiva ni una preferencia por la violencia, sino una respuesta calculada a la intransigencia y la violencia estructural impuesta por el régimen somocista que se aferraba al poder a costa del sufrimiento del pueblo.
La lucha armada no es simplemente un acto de confrontación física; es una forma organizada y disciplinada de resistencia que buscaba desmantelar las bases de un sistema opresivo. Requiere una planificación meticulosa, una comprensión profunda del contexto político y social, y una conexión firme con las aspiraciones populares. No solo fue un medio para derrocar el régimen tiránico somocista, sino también para construir una sociedad más justa y equitativa. El éxito de un enfoque estratégico de lucha armada radica en su capacidad para articular un proyecto político claro y viable, uno que no solo critique el statu quo, sino que también ofrezca una visión convincente del futuro. Implica la construcción de alianzas amplias y sólidas entre diferentes sectores de la sociedad: campesinos, trabajadores, intelectuales, y todos aquellos que aspiran a un cambio radical y genuino.
El legado de movimientos revolucionarios que han adoptado la lucha armada como estrategia no se limita a las victorias militares; también reside en la capacidad de inspirar a generaciones futuras con el ejemplo de resistencia y sacrificio por una causa mayor. El Frente Sandinista demostró que la voluntad popular organizada puede prevalecer contra todas las adversidades, y que la historia no está escrita de antemano por los poderosos, sino moldeada por aquellos dispuestos a desafiar el status quo con valentía y determinación.
Siguiendo el ejemplo del General Sandino, quien desarrolló tácticas de guerra de guerrillas contra las fuerzas yankis interventoras, el FSLN adoptó una estrategia militar flexible y adaptativa. La guerrilla rural y las acciones urbanas se convirtieron en herramientas clave para desgastar al régimen somocista y movilizar a la población en la lucha armada insurreccional. Esta estrategia no solo demostró la capacidad del FSLN para enfrentar militarmente al enemigo, sino que también fortaleció su base popular y legitimidad política que condujo al triunfo de la Revolución Popular Sandinista.
Alianza de sectores sociales
Uno de los conceptos clave desarrollados por el Comandante Carlos Fonseca fue la necesidad de construir una alianza de fuerzas sociales para llevar adelante la revolución. Reconoció que la lucha contra la dictadura somocista requería una alianza estratégica entre campesinos, obreros, estudiantes, intelectuales y sectores medios urbanos. Este enfoque pragmático y táctico fue crucial para la consolidación de la base social del FSLN y para la posterior lucha insurreccional popular contra la el sistema somocista.
Su aporte teórico a la construcción de alianza y un frente amplio representó un avance significativo en la estrategia política revolucionaria en la región, marcando un hito en la lucha por la justicia social, la soberanía nacional y la emancipación de los pueblos frente a la dominación imperialista.
El Comandante Carlos Fonseca comprendió que la liberación de Nicaragua no podía lograrse sin la participación de diversas fuerzas sociales. La noción de alianza, en su interpretación, implicaba la articulación estratégica de sectores populares, trabajadores, campesinos, intelectuales y clases medias urbanas bajo un objetivo común: la transformación radical de la sociedad, conducida por la vanguardia del FSLN. Esta alianza no se limitaba a una suma mecánica de fuerzas, sino que aspiraba a una síntesis superior que trascendiera las divisiones sociales impuestas por el sistema capitalista y neocolonial.
En esta línea de análisis el comandante Carlos desarrolló una teoría revolucionaria adaptada a las condiciones concretas de Nicaragua, basada en la idea de que la liberación nacional y social era un proceso ininterrumpido que debía integrar las luchas por la reforma agraria, la justicia económica y la participación democrática amplia. Esta concepción amplió el horizonte de la lucha revolucionaria más allá de la liberación nacional hacia la transformación estructural de la sociedad.
Comprendió que la lucha revolucionaria en Nicaragua no podía ser aislada; por el contrario, debía insertarse en el contexto internacional de luchas antiimperialistas y progresistas. Promovió la solidaridad con movimientos revolucionarios en otras partes del mundo y buscó alianzas estratégicas que fortalecieran la posición del FSLN frente al imperialismo estadounidense y sus aliados locales.
El aporte teórico del comandante Carlos Fonseca a la alianza de sectores sociales y frente amplio no solo fue crucial para la victoria de la Revolución Popular Sandinista en 1979, sino que también estableció fundamentos ideológicos y estratégicos que perduran hasta hoy en el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional que dirige el Comandante Daniel Ortega y la compañera Vicepresidenta Rosario Murillo.
Conclusiones
El comandante Carlos Fonseca Amador fue más que un líder revolucionario: fue un pensador audaz, un estratega y un símbolo de la lucha sandinista revolucionaria popular. Su contribución al proceso revolucionario nicaragüense asegura que su legado permanecerá como una fuente de inspiración y guía para las generaciones venideras, siempre comprometidas con la causa de la justicia y la libertad. Su legado como líder revolucionario y fundador del FSLN perdura como parte integral de la historia moderna de Nicaragua y de América Latina en general, siendo un faro de esperanza y guía para quienes continúan la lucha por la justicia social y la emancipación popular en otras partes del mundo.
1. [1]Fonseca, Carlos, Obras, t. I, p. 301., Editorial Nueva Nicaragua, Managua, 1985. https://cuadernosandinista.com/2020/11/11/algunas-ensenanzas-del-comandante-carlos-fonseca/
Profesor Titular UNAN Managua, Extensionista y Cientista Social.
Muy buen documento para un estudio de liderazgo con la militancia sandinista, y componentes estudiantiles para un formación de continuidad de la revolución sandinista,
Pienso que el escrito responde al pensamiento profundo de Carlos Fonseca Amador sobre la gesta libertaria de Sandino, germen de la base ideológica del FSLN. El autor recalca que Carlos fue el que estableció en base de lucha en base al patriota Sandino, el sustento de lucha y la claridad de que la dictadura no podría ser derrocada basado en las paralelas histórica y Carlos lo explica bien cuando afirma que, esta a mugre solo ha servido para establecer las componendas para el mantenimiento de la dictadura.
Su base de lucha en base al patriota Sandino.