Josseline Yaleska Berroterán (*)
La vida política de las mujeres en Latinoamérica ha significado un proceso de luchas y desafíos que se han asumido para contar con el reconocimiento de la sociedad, ha sido un camino de reclamos atravesado incluso por la violencia; sin embargo, los logros obtenidos han sido gratificantes para la restitución de sus derechos civiles, políticos y económicos, que se enfrentan ante una cultura de tratos desiguales, lo que no significa que aún predominen esquemas excluyentes que deben ser superados en los diferentes contextos institucionales de la región latinoamericana.
200 años después de que México se convirtiera en República, 100 años después de haber sido electa la primera mujer a un cargo político (Rosa Torre Gutiérrez), 70 años después de que se aprobara la reforma constitucional que otorgaba a las mujeres el derecho al voto y 42 años después de que María Rosario Ibarra se presentara como la primera mujer candidata a la presidencia, Claudia Sheinbaum, defensora de la 4 Transformación se convierte en la primer mujer presidenta de México.
Lo anterior significa que el camino transitado no ha sido fácil para romper con la tradicionalidad del sistema político- cultural que predomina, quedando este momento consagrado como un hito en los anales de la historia política de México.
Claudia se suma al grupo de 29 mujeres que ostentan el cargo de jefe de Estado a nivel mundial en 2024 y es la mujer N°15 en la historia presidencial de América Latina, desde que Isabel Perón se convirtiera en la primera mujer en asumir la presidencia de Argentina en 1974.
Pese a esta distancia cronológica y a la llegada un poco tardía de Claudia a la presidencia, también es verdad que México se encuentra entre los primeros 6 países a nivel global en mantener una política de paridad en el parlamento, lo que demuestra que el trabajo y la organización de las mujeres mexicanas por exigir sus espacios en el ámbito público ha llegado a su cúspide.
En este escenario, la transformación cultural de la sociedad mexicana alcanza un logro significativo y emblemático que se hace evidente con el hecho de que sea una mujer la que gobierne y tome las decisiones de la nación, además esto trastoca las fibras del tejido social mexicano. Es la puerta hacia la revaloración de la mujer en la vida política de ese país.
Elecciones históricas
El domingo 2 de junio, el electorado mexicano se decantó por quien será su gobernante hasta el año 2030, proceso que se ha revestido de un sentido histórico más allá del género de su próximo presidente. Por un lado, el nivel de participación ciudadana superó las tendencias de los últimos 20 años, siendo las más concurridas de la historia, rozando el 70%, de acuerdo a los datos oficiales del INE (Instituto Nacional Electoral), mientras que, por otro lado, Claudia Sheinbaum se ha convertido en la candidata más votada en la historia electoral del país, incluso superando a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en las elecciones del 2018.
Estos elementos dan un margen amplio de análisis, sobre todo desde el punto de vista del sistema democrático-electoral, ya que los votantes no solo eligieron en libertad sino que además enviaron un mensaje contundente: la idea de una democracia procedimental establecida por las élites a inicios de la vida republicana de México, ha sido superada por el ideal de una democracia popular y abierta verdaderamente a las grandes mayorías.
Ese paradigma de la “democracia liberal e instrumental” que establece la necesidad de contrapesos se ha desvanecido ante la contundente victoria de Morena, tras obtener la mayoría calificada en el Senado, con posibilidades de llevar a cabo profundas reformas constitucionales y continuar cómodamente con una agenda de gobierno que se inclina hacia las mayorías.
Esa idea de que la democracia real es la que permite fragmentar el poder, es la misma que defendía una democracia elitista y que hoy se convierte en una democracia de mayorías, que atraviesa de manera transversal segmentos poblacionales económicos y sociales demográficamente diversos.
Desde ese punto de vista, los resultados electorales sugieren una amplia aprobación al proyecto morenista liderado por AMLO, un proyecto popular que recuerda que la mejor manera de alcanzar trasformaciones sociales es a través de la redistribución de las riquezas y garantizando un estado de bienestar sin distingos sociales, políticos o económicos.
Claudia logró imponerse ante su rival con el 30% de diferencia, obteniendo más de 35 millones de votos, equivalentes al 39% del total del padrón electoral y al 61% del total de los votos válidos, lo que sugiere un triunfo arrollador, dibujando un mapa de amplio apoyo social y un proyecto que logra conectar con las mayorías.
En ese contexto electoral, los ciudadanos rectificaron que el discurso de la esperanza, la estabilidad, y la continuidad era más creíble ante el discurso del miedo, la incertidumbre y el pánico vociferado por la oposición, lo que abre además otro foco de discusión acerca de la crisis de representatividad y legitimidad política que atraviesan los partidos tradicionales en México (PAN-PRD-PRI). La estrategia electoral de la oposición mexicana se convirtió en el peor fracaso de la historia democrática, no lograron comprender al pueblo.
Este proceso electoral también es histórico, porque ve consolidarse a la primera fuerza política del país (Morena) como un partido sólido. Además de evidenciar una clara identificación partidista, que, en un contexto global en donde los partidos atraviesan crisis de representatividad, el voto masivo de un electorado comprometido y determinado por un partido político le da mayor fortaleza al bloque morenista.
De acuerdo a la encuesta de Áltica, Morena logra conservar el 93% de sus votantes de 2021 durante las elecciones legislativas; y, según los datos de la encuesta de salida de El Financiero, el 96% de los electores identificados con Morena votaron por ese partido, representando un hecho nunca antes visto en la historia político-partidaria de México.
Principales desafíos de la presidenta electa
El gobierno de Claudia Sheinbaum llega a la silla presidencial cómodamente, pues el éxito transversal de su partido le permitirá gobernar con mayor seguridad y apoyos en el parlamento. Sin embargo, algunos analistas han manifestado que su mayor desafío es demostrar que tiene su propia agenda como líder y su propia marca política.
La sombra de su mentor político: Pese a que AMLO ha anunciado su retiro y ha manifestado que no tendrá ni tiene ninguna influencia sobre las decisiones que toma su sucesora, Sheinbaum deberá enfrentarse al reto de derrumbar en la opinión pública la idea de que quien ejercerá el poder real será su mentor político, ya que ciertos sectores aún no terminan de aceptar que es lo suficientemente capaz para lidiar con la responsabilidad de dirigir el país.
Por otro lado, se enfrenta ante el desafío de proyectar su propio liderazgo y estilo de gobierno, pero sin renunciar a la lealtad del partido que la llevó al poder y a las figuras que le brindaron su apoyo, así como demostrar que es posible continuar el proyecto morenista sin AMLO, para legitimar sus acciones ante la opinión pública.
Nerviosismo del sistema financiero: Una vez anunciados los resultados preliminares, el mercado se alertó y surgió la incertidumbre, lo cual es comprensible ante un escenario de posibles reformas fiscales para el sector empresarial. El peso mexicano, que había demostrado estabilidad, tuvo una caída del 4,3%, mientras que el índice de precios y cotizaciones de la bolsa mexicana cayó en un 6% al día siguiente de haberse revelado los resultados.
La sensibilidad financiera activada demost ró qu e el m erc ado es reaccionario a las noticias políticas, lo que significa que el nuevo gobierno deberá trazar una comunicación de confianza con el sector privado y financiero. Esto además sugiere mantener la continuidad de una política económica que logró fortalecer la moneda mexicana y con ello convertirla en una de las más sólidas de la región. El reto que se presenta es mantener una relación favorable que relaje el nerviosismo financiero en medio de la volatilidad política que puede provocar la aprobación de las reformas.
Seguridad pública: Reducir los niveles de inseguridad ciudadana y el índice de victimización ha sido un desafío de larga data en los diferentes gobiernos; esta problemática se vio reflejada durante el proceso electoral, el cual se catalogó como uno de los más violentos. De acuerdo a la encuesta nacional de INEGI, durante el primer trimestre del año 2024, 6 de cada 10 mexicanos percibían insegura su ciudad, mientras que la tasa de homicidios se ubica en 23,3 por cada 100 mil habitantes.
Es decir, un nivel bastante alto comparado con países que atraviesan conflictos armados. Sin embargo, es importante mencionar que esta problemática no se experimenta de manera homogénea en todo el territorio. El desafío de contener la inseguridad y la violencia se posicionará como un termómetro de la capacidad de gestión de la presidenta electa, puesto que el electorado coincide en que es una prioridad y por ende una de las principales preocupaciones sociales
Política exterior hacia EEUU: La principal temática que marcará la agenda de política exterior entre México y EEUU, independientemente de quien gane las elecciones estadounidenses, será la política migratoria y las relaciones comerciales, incluyendo el tratado de libre comercio que debe ser revalorado en 2026, sin alejarse del espíritu nacionalista que ha caracterizado al último gobierno y que promueve la soberanía mexicana. Ello implicaría gestionar un balance entre el nacionalismo y los intereses del principal socio en materia comercial (EEUU).
En el año 2023, 2.5 millones de personas cruzaron la frontera de México, representando un aumento importante en comparación a las cifras del año 2021. En ese sentido, es importante recordar que México ha ejercido una función de Estado tapón, que contribuye a la regulación migratoria de EEUU. La política migratoria significaría entonces, la tensión de las relaciones al ser un tema sensible y de atención mediática por el drama social que refleja.
A nivel internacional, Sheinbaum se proyecta como una líder con capacidad de establecer relaciones balanceadas y de fortalecimiento de la imagen pública de México como un país de referencia regional; sin embargo, se espera que asuma una postura de pragmatismo político y más mesurada que AMLO, permitiéndole una ventaja en medio de un contexto internacional complejo, atravesado por conflictos armados y de pugnas entre bloques hegemónicos.
Finalmente, la incógnita por resolverse para los próximos 6 años es ¿qué tanto logrará impulsar el gobierno de Claudia Sheinbaum el proyecto transformador de México para llevarlo a un segundo nivel? Su capacidad y habilidad política demostrada es innegable; no obstante, la complejidad del sistema político y su comportamiento puede ser impredecible.
(*) Politóloga y docente, especializada en Comunicación y Marketing Político.
Felicidades a la autora del artículo, es un excelente análisis no solo de la coyuntura electoral mexicana, sino de su contexto, su historia y sus relaciones internacionales.
Muy bueno
Gracias por tomarse el tiempo de lectura. Agradezco su comentario