Jonathan Flores M. (*)
En la geopolítica solo existen aliados o enemigos. Estas alianzas o enemistades pueden perdurar a lo largo del tiempo o cambiar en la medida en que los actores encuentran una forma estratégica de asegurar sus intereses vitales. La rivalidad o las alianzas entre países están determinadas por los procesos históricos, las ideologías, el poder nacional y el uso estratégico de los recursos y su geografía.
En el caso de Europa Occidental, pareciera que su futuro se encuentra en una encrucijada geopolítica que la sitúa al filo de la espada respecto a su relación con Estados Unidos. Le toca jugar el rol de un socio subordinado mediante alianzas comerciales y militares o un constituirse en un enemigo inusual para EEUU al no alinearse a sus políticas hegemónicas.
El Plan Marshall y los intereses geoeconómicos de EEUU
Tras la II segunda Guerra Mundial, la devastación de Europa fue uno de los factores que más favoreció los intereses geoeconómicos de Estados Unidos. En 1947 Estados Unidos anunció uno de los programas de apoyo financiero a Europa Occidental que marcó de manera decisiva las relaciones transatlánticas; consistió en lo que se conoce como el Plan Marshall, que buscaba la reconstrucción de Europa mediante la asistencia financiera y acuerdos comerciales.
Si se ve a simple vista, pareciera que Estados Unidos pretendía noblemente apoyar la recuperación de posguerra de Europa y fortalecer su mercado externo. Sin embargo, desde la perspectiva de la geopolítica, este plan lo que permitió fue la consolidación de la supremacía económica de Estados Unidos como potencia y definió de manera radical las relaciones de Europa como su sostén económico y protector.
El Plan Marshall pretendía como punto de partida frenar la creciente influencia de la URSS, que había sido una de las potencias que contribuyó a la liberación de Europa de los regímenes totalitarios nazi-fascistas; la victoria militar y moral de la URSS era contundente. Fue así como el presidente estadounidense Harry Truman (1945-1953) lanza la doctrina Truman, que buscaba contener la expansión de la Unión Soviética en Europa, construyendo una propaganda antisoviética y resaltando los valores occidentales.
La influencia económica de EEUU sobre Europa Occidental permitió que éste se convirtiera técnicamente en su principal aliado, pero hablando de manera geoestratégica implicó generar en Europa una dependencia estructural tanto económica como militarmente.
La expansión de la OTAN y Rusia
Estados Unidos no solo influyó en Europa Occidental en el aspecto económico y comercial, sino desde el punto de vista militar con la creación de la OTAN en 1949, dando inicio al período de la Guerra Fría que se caracterizó por ser una época de tensión y disuasión entre el bloque capitalista liderado por EEUU y el bloque socialista por la URSS.
La OTAN, como una organización militar auspiciada por EEUU, pretendía garantizar la defensa colectiva de Europa ante una eventual guerra, que había prefijado como enemigo existencial a la URSS y su creciente influencia. En la actualidad la OTAN, desde su renovación del Concepto Estratégico, ha establecido la “amenaza existencial” que representa Rusia para los países de la alianza, consolidando como su mayor objetivo la extinción de Rusia para ponerle fin a esa “amenaza”.
La expansión de la OTAN se sigue justificando sobre la idea de que Rusia es el enemigo estratégico de Europa, un miedo inoculado por EEUU desde el siglo XX; sin embargo, el principal enemigo encubierto ha sido E.EUU que ha mantenido su dominio de Europa Occidental desde el trauma y miedo por la guerra y, al mismo tiempo, bajo una doctrina militar diseñada desde Washington para mantener su zona de influencia de posguerra.
La expansión de la OTAN hacia los países fronterizos con Rusia, en especial la intención de incorporar a Ucrania a la alianza, se ha sostenido bajo la idea de que Rusia representa una amenaza a la paz y seguridad de Europa. Sin embargo, Ucrania solo es el actual teatro de operaciones de la OTAN en su afán por mantener latente la disputa y tensión de Rusia con Europa Occidental. Se trata de una guerra por encargo de Estados Unidos que no solo procura reducir la zona de influencia de la URSS en aquel entonces, sino de impedir la consolidación de Rusia como una potencia militar con capacidad nuclear.
Ucrania es el actual pivote geopolítico de Estados Unidos para mantener su hegemonía militar y al mismo tiempo debilitar a Rusia. La expansión de la OTAN busca no solo eliminar la zona natural de influencia de Rusia, sino impedir la supremacía nuclear de Rusia mermando su capacidad de respuesta ante una confrontación directa con sus enemigos tradicionales.
Desde la década de los años noventa, Rusia se convirtió en un socio estratégico para la Unión Europea, construyendo una relación de interdependencia. Rusia ha sido el principal proveedor de gas natural y petróleo; no obstante, esta relación de interdependencia económica y energética constituía una amenaza para los intereses geopolíticos de Estados Unidos, relación que drásticamente fue afectada tras el conflicto entre Rusia–OTAN-Ucrania. La ruptura de las relaciones entre Rusia y los países del bloque europeo constituyó el primer objetivo de EEUU: romper la interdependencia y consolidar su dependencia y subordinación hacia la política de Washington.
Teniendo a Ucrania como el teatro de operaciones de la OTAN, se logra un cambio del concepto estratégico haciendo que los países del bloque europeo mutaran sus relaciones hacia un distanciamiento, acompañado de la implementación de medida coercitivas unilaterales contra Rusia, lo que generó incertidumbre en la seguridad energética y un aumento del gasto en defensa por parte de miembros de la OTAN.
El principal interés de Estados Unidos es impedir que Europa Occidental tenga la posibilidad de alcanzar una autonomía estratégica que le permita construir relaciones estables y duraderas con Rusia, y que deje abierta la posibilidad de que Rusia lidere la consolidación de un orden mundial post occidental.
El tipo de relaciones que EEUU ha fomentado respecto a Europa Occidental ha sido de una relación de dependencia o socio subordinado, el distanciamiento hacia Rusia y el aumento de las tensiones Rusia-OTAN son el resultado de una estrategia de pánico de quedar huérfana respecto a EEUU.
Europa Occidental y sus relaciones con China
Otro de los desafíos complejos que enfrenta Europa Occidental es su posición y el rol que debe jugar en el nuevo orden mundial que se viene gestando con el creciente liderazgo de China y otras potencias emergentes, que abogan por un cambio de reglas en la política internacional. Una de las preocupaciones de Estados Unidos es el acercamiento comercial de Europa con China, siendo que este país asiático ha sido categorizado por EEUU como un enemigo sistémico.
Las relaciones entre la Unión Europea y Asia se basan en intereses comerciales sobre el desarrollo de una interdependencia sana que conjuga dos categorías importantes como son comercio y seguridad. Europa Occidental se encuentra en una etapa donde tiene que recalibrar sus relaciones con otras regiones del mundo, dado la pérdida de influencia en sus regiones tradicionales como lo han sido África y América Latina.
La geopolítica hegemónica de Estados Unidos respecto a Europa Occidental se ha centrado, desde la teoría de los juegos, en una ecuación suma-cero que significa ganar-perder, o suma variable: ganar– ganar, pero con claras asimetrías y ventajas para EEUU. Distanciar a Europa de los rivales tradicionales de Estados Unidos y hacerles ver que son enemigos comunes, coloca a esta región en una encrucijada geopolítica que la obliga a reconsiderar su rol estratégico en el nuevo sistema multipolar.
La Unión Europea es el segundo socio comercial más importante de China, y para la Unión Europea China representa el tercer mercado exterior más grande.
La desvinculación de Europa Occidental de uno de sus socios comerciales más importantes representaría un retroceso para la economía del bloque. La Franja y Ruta de China (BRI), conocida como la Nueva Ruta de la Seda, constituye el proyecto geoestratégico más importante de China y abraza la conexión entre Asia y Europa con sus conexiones hacia Africa y América Latina.
Reflexiones finales
La decadencia de la hegemonía norteamericana y el surgimiento de un orden multipolar y pluri-céntrico, sitúa a Europa Occidental en la necesidad estratégica de reajustar su relaciones geopolíticas en el mundo. La notoria pérdida de influencia en Africa, el creciente liderazgo de China a nivel global, la necesidad estructural de los recursos energéticos de Rusia y la relación de subordinación y dominio por parte de Estados Unidos, hace que esta región tenga uno de los panoramas geopolíticos más complejos del mundo.
La geopolítica de Europa Occidental ha sido el reflejo de los intereses norteamericanos, jugando un papel de región vasalla. La posibilidad de un distanciamiento entre Estados Unidos y Europa Occidental quizás sea desde el punto de vista histórico algo imposible, pero desde el punto de vista geopolítico no, porque dependerá de la necesidad de que Europa alcance una autonomía estratégica que le permita reconfigurar sus alianzas o interdependencia de manera soberana o relegarse a la suerte del nuevo orden mundial en donde Occidente ya no mantendrá su hegemonía global.
Fuentes consultadas
Castellanos, R. (2020). ¿Qué fue el Plan Marshall? EOM. https://elordenmundial.com/ que-fue-plan-marshall/
Milosevich-Juaristi, M. (2018). La UE y Rusia: entre la confrontación y la interdependencia. RealInstituto El cano. https://www. realinstitutoelcano.org/analisis/la-ue-y-rusia- entre-la-confrontacion-y-la-interdependencia/