Xavier Díaz-Lacayo Ugarte (*)
Aldo Díaz Lacayo es el historiador de la Patria. Digno hijo de Nicaragua y de la vieja Managua, en el barrio San Sebastián. Estudió en el Instituto Pedagógico, donde cada año fue el mejor alumno y alcanzó ser el comandante de su banda de guerra. La distinción a la excelencia académica se conjugó con su formación moral, cívica y humanística desde un hogar católico, de ejercicio más espiritual que religioso; con una categoría social que se distinguió por ejemplar ética, encima de lo material.
Siempre evaluó el peso de las contradicciones con absoluta humildad y honestidad, valores en los que los grandes seres humanos cimientan su base revolucionaria. La principal en su temprana vida fue que, aun siendo nieto de Adolfo Díaz Recinos, ya tenía instintos de vergüenza anti injerencista, con profunda identidad nacionalista.
Más adelante, con su madurez, lo identificó como parte del inconsciente colectivo, concepto que utilizó con amplio recurso en cada una de sus múltiples facetas de amor por Nicaragua, investigando, reflexionando, sincerando la historia de su pueblo.
Rigoberto y el principio del fin
Después que participó en un intento fallido para ajusticiar a Somoza García -previo a la gesta de Rigoberto- fue capturado, preso, torturado y exiliado. Se reagrupó con viejos conspiradores antisomocistas de la Rebelión del 54, en El Salvador. Él refiere:
“(…) en ese momento yo solo tenía ideas vagas sobre la guerra de liberación nacional librada por el General Augusto C. Sandino, producto de mi estadía en San Salvador. No tanto por referencias directas, sino por el peso político- histórico del exilio nicaragüense; todos orgullosos de Rigoberto y una buena parte con reminiscencias sandinistas (…)”.
Raudales y la confianza directa desde Sandino
El escritor Balausteguigoitia, que entrevistó a Sandino y a su tropa, describía al General Ramón Raudales como seco y estirado, de aire nervioso y ardiente, con sus bigotes levantados y tocado de un amplio sombrero de fieltro. De la admiración agradecida de Aldo Díaz Lacayo y su relato:
“(…) Conocí al general Ramón Raudales en Tegucigalpa, Honduras, en marzo/abril de 1957. Raudales tendría entonces 66 años. Todavía un hombre robusto, de tez morena y pelo cano y siempre con sombrero de fieltro. Entonces aún conservaba la prestancia de su lejana juventud (…), (…) conocí de una guerra de liberación tan desproporcionada como efectiva y heroica contra la intervención militar directa de Los Estados Unidos en Nicaragua (1927- 33), que condujo el General Sandino como Jefe del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, EDSN que él mismo organizó. Raudales fue fundador y destacado miembro permanente de este Ejército, antes de que se constituyera, y también hombre de confianza absoluta del General Sandino (…)”.
Con la distinción de ser el secretario personal del General Raudales , traduciendo de él su Fundamento Ideológico, refiere: “(…) en abril de 1958 Raudales intentó su primer ingreso armado a Nicaragua para iniciar la guerra contra la dinastía somocista, pero fue atacado por el ejército hondureño antes de entrar. En septiembre del mismo año sí lo logró, dirigiendo un pequeño contingente armado de alrededor de 30 hombres. En ambas incursiones tuve del honor de participar en destacada posición orgánica-afectiva (…)”.
Gregorio Selser
Con Gregorio lo unió una hermandad gratificante, desde la lectura de sus libros sobre Sandino en la lucha guerrillera de los 50 hasta que los imprimía y empastaba como biblias en San Salvador durante su exilio político en los 70; así como cuando fue embajador de la RPS en México en los 80. Como honra a su amistad, inauguró una librería en los 90 con su nombre. Decía que cómo era posible que fuera -entonces- un extranjero quien diera a conocer al hoy máximo héroe nuestro.
Díaz-Lacayo acota: “(…) fue hasta enero de 1958 que yo leí la primera edición, de un solo volumen, de SANDINO GENERAL DE HOMBRES LIBRES, de Gregorio Selser. Para entonces yo había adelantado mucho en mis conocimientos sobre Sandino, su gesta y sus hombres no solo a través del propio Raudales, sino también de los otros tres sobrevivientes del EDSN que vivían en Honduras: Heriberto Reyes, Santos López y Santiago Dietrich.
Y en buena parte por los relatos de Julio Alonso Leclaire, desertor de la Guardia Nacional y testigo viviente de esa guerra participando en el bando norteamericano, pero siempre respetuoso, hasta merecer el reconocimiento de Sofonías Salvatierra durante el proceso de paz. Pero sobre todo de Toribio Tijerino, de destacada y prolongada participación en la historia de Nicaragua, amigo de antaño y mecenas de todos ellos (…)”.
El Chaparral y Carlos Fonseca
Aldo Díaz Lacayo es el máximo investigador y compilador de la Influencia ideológica de Carlos Fonseca, desde siempre. Escribió el libro Carlos Fonseca Amador. Obras completas, y lo publicó bajo su sello editorial Aldilá. De Carlos, refiere:
“(…) Carlos Fonseca y yo somos contemporáneos, ambos nacimos en 1936. Nos conocimos cuando nos encontrábamos en El Chaparral. Aunque antes no nos conocíamos personalmente, cada quien sabía del otro. Ambos teníamos tres o cuatro años en la lucha: él comenzó en el año 1953 y yo en 1952; nada más que yo me retiré en 1956, y él continuó y nunca se retiró.
La principal característica de Carlos fue su constancia, su permanencia, por eso dicen que era terco (…), (…) nos conocimos en una circunstancia muy difícil, porque El Chaparral es una hondonada tremenda como de cincuenta metros, por la que pasa un riachuelo. En la ribera del río estaba el Estado Mayor y alguna gente importante, inclusive Carlos. Yo ya tenía experiencia, entonces me fui a las faldas de la montaña, de manera que salí bien librado en el combate (…).
El compañero Aldo: ideólogo referente
Iluminado por el discernimiento que su estudio por Bolívar, Martí y Sandino le aportó a la coherencia de su pensamiento y acción, estructuró didácticamente la promoción del nacionalismo desde la identidad de sus raíces indigenistas, indohispanistas, las formas de autonomía antimperialistas, constitucionalistas y anti injerencistas.
El Compañero Aldo -como historia e historiador- es referente de la Identidad Nacional. Comparte -honrosamente- con Carlos Fonseca la categoría de Ideólogo del FSLN. De su experiencia con éste continúa diciendo: “(…) a partir de entonces, me preocupo por examinarlo desde una perspectiva histórica. El fracaso de El Chaparral lo obliga a replantear su enfoque y estudio del proceso revolucionario nicaragüense.
Nacionaliza la revolución al encontrar a un personaje nacional importantísimo como Sandino, su guerra y s u pensamiento, para adecuarlo al pensamiento revolucionario. Y no es que Sandino sea un desconocido. Basta decir que desde 1934 hasta 1948, la mayoría de los movimientos revolucionarios nicaragüenses fueron sandinistas, dirigidos por viejos sandinistas, pero nunca habían usado el nombre de Sandino (…)”.
Daniel y la diplomacia con dignidad
Encargado de negocios en El Salvador, Embajador en México y Venezuela, concurrente en Suriname; Embajador Itinerante para Latinoamérica, nombrado Embajador en Chile y en Las Naciones Unidas. Miembro negociador de los acuerdos de paz en los países centroamericanos en Contadora y Esquipulas. Miembro diligente de delegaciones encabezadas por Daniel en la primera etapa de la RPS.
Por ello, además de recibir el Doctorado Honoris Causa en Humanidades por la UNAN Managua, mereció los siguientes reconocimientos: Medalla de Honor en Oro por la Asamblea Nacional, Orden Francisco Morazán con el Grado de Gran Oficial por el Parlamento Centroamericano, Orden de la Independencia Cultural Rubén Darío por el Gobierno de Nicaragua, Orden 150 aniversario de la Alcaldía de Managua, Orden Pedro Joaquín Chamorro con el Grado de Gran Oficial de la Asamblea Nacional, Orden Francisco de Miranda otorgada por el Gobierno de Venezuela, Orden Águila Azteca del Gobierno de México y la Orden Augusto Sandino Batalla de San Jacinto.
Cada distinción, el compañero Aldo se las dedicó y ofrendó al pueblo de Nicaragua. De la última, la más significativa para él, la recibió de parte de la Jefatura Suprema del FSLN en la voz de Daniel: “En nombre del pueblo nicaragüense, del Pueblo Presidente, querido hermano Aldo Díaz Lacayo, estoy prendiendo en tu pecho la orden Augusto Sandino Batalla de San Jacinto, que es la máxima orden, la ponemos en tu pecho, en tu pecho, Aldo, en tu pecho hermano”.
Entre palabras solidarias y de mucho respeto, la compañera Rosario destacó entonces: “Un caballero; un militante decente”.
Rosario y los nuevos tiempos: el inconsciente colectivo
Aldo reconoció en La Compañera su capacidad por el trabajo y su vocación espiritual por la armonía como respaldo a Daniel en la convicción de la reconquista del poder popular después de 16 años neoliberales, donde el FSLN se depuró de los traidores y los cobardes. Decía: “(…) Rosario es genuina promotora del Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional para erradicar la miseria y luchar contra la pobreza (…)”.
En 2004, en ese balance intelectual- espiritual, Rosario le solicitó al compañero Aldo “un esquema identitario para la juventud nicaragüense”, en la visión que ella entendía de los nuevos tiempos. El resultado fue la obra Nicaragua, una reinterpretación: el inconsciente colectivo. Es un Ensayo que reivindica al pueblo nicaragüense en las luchas históricas por su libertad a partir de su propia identidad, diseño a la medida de las inquietudes de una juventud de entonces ignorada por el neoliberalismo. Él consideró esta obra como códice para defender la paz y demás conquistas.
Para las generaciones nuevas y venideras
Dede hace dos años se ha madurado el Proyecto Rescate y Promoción del Legado de Aldo Díaz Lacayo; mismo que está pronto de florecer y consta de:
1. Cátedra Aldo Díaz Lacayo. Relacionada al aporte a la Identidad Nacional y Latinoamericana de su obra escrita en libros -y ensayos- académicos, históricos y de reflexión. Particularmente con aportes al sandinismo y al bolivarismo.
2. Editorial Aldilà. Orientada al fortalecimiento ideológico de la soberanía nacional desde la perspectiva de Lealtad a la Revolución y al FSLN, sincerando la historia y afinando la calidad de información hacia las generaciones jóvenes y venideras. También a la diversidad literaria, académica y técnica. En la modalidad de libro impreso y digital.
3. Librería Rigoberto López Pérez. Dispuesta para reincorporar la importación y exportación de títulos afines al criterio humanista y progresista del desarrollo humano.
4. El Foro de la Controversia. Espacio moderado de promoción al pensamiento, con exposiciones y debates dialécticos, cada tercer sábado de mes, en la librería.
5. Libro-Café y Espacio de Promoción Cultural. Integrado plenamente a las directrices y agenda del Plan Nacional de Desarrollo Humano. En promoción a la lectura.
Por el amor depositado en el proyecto, la unidad en lealtad a principios, por la amistad cultivada en él, confiamos que el respaldo de Dios está sobre los que participemos. Que las instituciones del pueblo presidente, las comunidades educativas, diplomáticas se integren también a esta dinámica de identidad nacional.
Este 28 de mayo se conmemoró el segundo aniversario del tránsito hacia la inmortalidad del reconocido historiador y escritor Aldo Díaz Lacayo, fiel militante del Frente Sandinista; y como miembro –desde su fundación- del Consejo Editorial de Visión Sandinista, colaboró activamente con la revista brindando consejos, entrevistas y escritos.
(*) Especialista en Políticas Públicas. Managua 16 de abril de 2024
Importante, el continuom en la formación y consolidacion de la lucha revolucionaria.
Importante que sigas el legado de tu padre , mantener ese legado es mantener las ideas de Sandino de Carlos Fonseca. Fue grato saber que tu padre estudio en el IPM, colegio que de alguna manera nos enseñó valores afines, con razón me identificaba mucho con su forma de expresión.
Una vida dedicada a la lucha por la libertad y los derechos humanos. Enorme contribución al desarrollo de la identidad nacional.
Te felicito, Xavier, por tu labor de rescatar y mantener viva su memoria. De esta forma servirá de modelo para las nuevas generaciones.
Definitivamente, la definición integral de Aldo Díaz Lacayo está en el párrafo 20 de éste escrito…”Un caballero, Un Militante Decente”
Desafortunadamente, las luchas intestinas de los nicaragüenses han iniciado con buenas intensiones y terminan en pleitos políticos entre los “bien intensionados” y es ahí, donde se pierde la escencia de la gesta y nace la ambición, la vanidad y la auto-suficiencia de los líderes…una vez más, se ha perdido la guerra por la justicia y se ha perdido el Sano Juicio.
La mejor forma de honrar ese legado este y todos los 28 de mayo es continuar con la Promoción del Legado de Aldo Díaz Lacayo si reivindica al pueblo nicaragüense en las luchas históricas por su libertad aportando a la configuración de su identidad frente a los desafíos del siglo xxi me parece entonces estratégico