Fredy Franco (*)
El 21 de febrero de 1934, hace 90 años fue asesinado a traición, luchando por la paz de Nicaragua, el General Augusto C. Sandino por orientaciones del imperio yanqui y ejecutado por el jefe director de la Guardia Nacional Anastasio Somoza García.
Sandino nació con más fuerza el día que lo asesinaron. Porque su espíritu, sus ideales y su estrategia de lucha nunca murieron; lucha que continuó viva y tomó cauce organizado con el FSLN, continuador del Héroe de Las Segovias.
I- Victoria de Sandino contra la intervención yanqui, victoria de la paz
Sandino firmó los Acuerdos de Paz con el presidente Juan Bautista Sacasa el 2 de febrero de 1933, después de haber derrotado la intervención militar de los marines yanquis en Nicaragua. La premisa de la paz fue la derrota a los interventores.
Los Acuerdos de Paz implicaron la desmovilización del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN), el respeto a la integridad de los miembros del movimiento sandinista y su inserción a la vida social, que incluyó la formación de cooperativas en Wiwilí, por Sandino; él, junto a los campesinos trabajaron para el bienestar colectivo y para integrar esa zona históricamente excluida del desarrollo nacional.
Sandino era un convencido de la paz para darle continuidad, en un nuevo contexto y con nuevos métodos, a la lucha patriótica y revolucionaria. Con su asesinato los yanquis instalaron la dictadura Somoza, con lo que el pueblo perdió la paz durante 45 años, y la recuperó con el triunfo de la Revolución Sandinista.
II- Asesinato de Sandino: alteración de la paz nacional
Somoza y la Guardia Nacional a su servicio comenzaron a perseguir y reprimir a los miembros del movimiento sandinista ya desmovilizados. Frente a eso, Sandino hizo cuatro viajes a Managua para reunirse con el presidente Sacasa, pidiendo el cumplimiento de los Acuerdos de Paz y que se pusiera en orden a Somoza que encabezaba las acciones represivas por orden de la Casa Blanca, alterando la paz acordada.
Al final, el 21 de febrero de 1934, en el cuarto viaje de Sandino a Managua y después de reunirse con el Presidente de la República, cuando bajaba de la Loma de Tiscapa él y los generales Estrada y Umanzor fueron interrumpidos y capturados con violencia por un pelotón de la guardia dirigidos por Somoza, y llevados hacia las afueras de Managua (un poco cercanos a lo que es hoy la Ajax Delgado), donde fueron asesinados a traición y brutalmente los tres generales.
Y junto a ese vil asesinato, luego la guardia somocista desató una oleada represiva y de asesinato contra los integrantes del movimiento sandinista desmovilizado. Incluso, el mismo 21 de febrero llegaron a catear y asesinar a los que eran parte de la delegación de Sandino y se hospedaban en la casa de Sofonías Salvatierra. Incluso, allí mataron a un niño.
De esa casa se logró escapar heroicamente el Coronel Santos López, integrante de la delegación de Sandino. Herido, llegó a Honduras muchos días después, salvándose de la sed criminal de los esbirros de la guardia, creación de la política interventora yanqui en Nicaragua en 1927.
Será precisamente el Coronel Santos López, veterano de la lucha sandinista -27 años después- el eslabón vital de la causa de Sandino con la nueva generación de revolucionarios encabezados por Carlos Fonseca, que formaron el Frente Sandinista de Liberación Nacional en 1961, Así se cumplía la profecía de Sandino que “ahí están estos muchachos que harán grandes cosas…”.
III- Sandino sembró la semilla de la liberación y la redención
Los imperialistas y vendepatrias criollos creyeron que, con el asesinato del General de Hombres Libres, desaparecería el movimiento patriótico y popular que él había creado. Al contrario, la causa de Sandino sembró la semilla de la liberación nacional y social, la de la redención de los oprimidos, la del decoro nacional, la de la justicia social, la del amor a los seres humanos y la humanidad.
Semilla de liberación y redención que germinó en el FSLN y con el triunfo de la Revolución Popular Sandinista. El 19 de julio de 1979 triunfó Sandino y su Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN) convertido en los combatientes del FSLN, los hijos de Sandino, aquellos muchachos de los que habló Sandino y que el pueblo también les llamó los “muchachos sandinistas”.
Dijo Sandino, sabedor de los peligros y riesgos de su vida y de los compañeros que lo acompañaban, que podían causarle los vendepatrias y pro- imperialistas del país, y con el optimismo de la continuidad de la lucha: “Yo no viviré mucho tiempo. Pero aquí están estos muchachos que continuarán la lucha emprendida”.
La lucha de Sandino y su EDSN transcurrió en tres etapas, donde quedó patentizado la valentía, la dignidad, la visión estratégica y las ansias patrióticas y libertarias del Héroe de Las Segovias y su movimiento de obreros y campesinos.
Sandino derrotó la primera traición, la de los liberales, después de la lucha conjunta que sostuvo con ellos desde la Columna Segoviana, para derrotar al gobierno vendepatria conservador: la traición del Espino Negro del 4 de mayo de 1927. Se quedó con 29 hombres, con ellos y con el reimpulso de la lucha patriótica logró formar en cuatro meses el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional.
El EDSN, encabezado por Sandino, protagonizó una lucha titánica por la soberanía nacional contra el imperio yanqui, los vendepatrias liberales y conservadores y la Guardia Nacional. En la guerra patriótica de seis años expulsó a los interventores yanquis, que tenían al país ocupado militarmente desde 1912, en enero de 1933. La segunda traición, la de los liberales Somoza y Sacasa, se protagonizó en 1934 con su asesinato.
Conocedor de esta experiencia histórica y política, Carlos Fonseca levantó la bandera de Sandino, dándole continuidad en 1961; tenía clara la lucha contra el imperialismo y los vendepatrias criollos, que fueron derrotados por los hijos de Sandino que lograron sumar a la inmensa mayoría del pueblo para derrocar a la dictadura somocista e iniciar las transformaciones revolucionarias con el espíritu de Sandino el 19 de julio de 1979.
(*) Cientista Social e Historiador. Profesor Titular UNAN-Managua