Oscar Robelo
Como un espacio de reflexión sobre el desarrollo histórico de Nicaragua donde confluyeron e interactuaron tres grupos humanos que fundaron el país centroamericano en el siglo XVI, es para el historiador y poeta Jorge Eduardo Arellano el Día de la Resistencia Indígena, Negra y Popular.
Esos tres grupos son: el conquistador, blanco, español, invasor, hegemónico y escasos, pues no pasaron de 52 los fundadores de Granada y de 150 los fundadores de León; el sometido, arraigado en la tierra u originario con una gran cantidad de población, por lo menos un millón de habitantes indígenas en el Pacífico; y el esclavizado africano trasplantado, también escaso, desde el inicio de la conquista a finales del siglo XVI, siendo el grupo más desconocido y menos estudiado, que no se le permitía obtener la vecindad al fundarse León y Granada.
El historiador dijo que los dos primeros grupos han sido bien estudiados, pero el tercero, los esclavos negros han sido menos, explicación que proporcionó durante la conferencia “La esclavitud africana en la Nicaragua del Pacífico” que brindó en el Palacio Nacional de la Cultura.
Al respecto, Arellano apuntó que los primeros esclavos llegados a Nicaragua vinieron como criados particulares de los conquistadores y funcionarios civiles y religiosos cuando interactuaban en nuestro territorio. “El colonialismo español implanta la esclavitud africana que dura 300 años y se suprime en 1824 con la Federación Centroamericana, primera entidad política de América Latina que abolió la esclavitud, las otras se dieron después”, sostuvo.
De acuerdo al escritor, la resistencia indígena es un fenómeno permanente y tiene muchas expresiones, las primeras de las cuales fueron muy fuertes pues más que reivindicar derechos era defenderse ante la invasión y sobre todo los del norte. “El 23 abril de 1523 resistieron confederados, aliados Diriangén y Nicarao expulsaron a Gil González; y los maribios, quienes también derrotaron a los conquistadores”, explicó, señalando que los hechos de resistencia indígena comenzaron en el siglo XVI contra la conquista.
Nicaragua fue primero
La esclavitud existió a lo largo de 300 años en Centroamérica, de 1523 a 1824, pero el primero que propuso su abolición fue Nicaragua al ayuntamiento de Granada de 1812. Benito Soto, un cura de Niquinohomo, propuso la abolición de la esclavitud anticipándose en cuatro años a la proclama de Simón Bolívar en Venezuela el 2 de julio de 1816, pero “Centroamérica fue la primera entidad política del continente que decretó su abolición en 1824”.
Arellano recordó que los descendientes de conquistadores que ya no podían esclavizar a los indios a raíz de las leyes nuevas de 1542, requerían de trabajadores en sus haciendas. Entonces se introdujeron 600 mil negros esclavos para producir la tierra, hacer grandes heredamientos de cacao, porque decían que los indios solo servían para hacer sus maizales y algodón y así pagar sus impuestos.
A juicio de Arellano, el número de negros esclavos importados debió ser considerable, de otra manera no se explica el alto porcentaje de sangre negroide que surgió a lo largo de la colonia, sobre todo en el siglo XVIII cuando numerosos españoles mantuvieron relaciones íntimas con sus esclavas.
Luego de esto se reprodujeron tanto que al concluir el siglo XVIII la mayoría de la población era de sangre negroide, especialmente en León y Granada. León era habitada por 7,571 individuos de los cuales apenas 144 eran indios, 622 mestizos, 1,061 españoles y 5,740 mulatos. En tanto en Granada vivían 863 españoles, 910 mestizos, 1,695 indios de Jalteva y 4,765 mulatos.
Adscritos al servicio doméstico
Predominantemente los esclavos negros y mulatos estaban adscritos al servicio doméstico, pero también realizaban labores agrícolas y ganaderas. Ahora bien, podían obtener la libertad por escape propio o por disposición de sus dueños. Finalmente, constituyeron uno de los elementos básicos del mestizaje y desde el siglo XVIII ocupaban un mayor estatus social que los indígenas comunes.
Arellano destacó que el 22 de noviembre de 1820, el informe sobre razas que habitaban la provincia de Nicaragua dice que los negros esclavos o libertos a la sombra de sus señores, tuvieron, conservaron y ejercieron su prioridad sobre el sitio.
“Esto es evidentísimo y sólo podría negarlo quien no conozca este país”, dijo, agregando que “el amplio estrato de los individuos de sangre mezclada carecía de las obligaciones de los indios, legalmente estaban excluidos de toda función civil o religiosa y de los puestos militares importantes”.
Con el tiempo, los mulatos fueron insertándose en el sistema de producción de la provincia. De acuerdo con el censo de 1776, había en el país 104,413 habitantes, de los cuales 51,414 eran ladinos, mestizos y mulatos, 48 mil indios y 4,903 españoles.
Por ejemplo, en la Villa de Rivas vivían en ese año 544 mestizos, 1,538 españoles, 2,645 indios y 7,152 mulatos. De ahí que los ladinos, todos aquellos de sangre mezclada, y por tanto no eran españoles ni indígenas, sumaban la mitad de la población y habían además ascendido socialmente y accedido a cargos importantes.
Señaló el caso del escribano de Granada Dionisio de la Cuadra, hijo de español y de la esclava mulata liberta Juana Justina de Montenegro, de quien descendería el doctor Carlos Cuadra Pasos, autor del libro de familia “Una hebra en el tejido de la historia de Nicaragua”, en el cual anticipó que lo de África resultaría determinante en el proceso de nuestro mestizaje por el cual pueden explicarse los rasgos esenciales de la sociedad y la cultura nicaragüense.
Dijo que otros ejemplos, respaldados ampliamente por documentación, es el del héroe nacional José Dolores Estrada y don Vicente Cuadra, descendiente también del escribano de Granada y mandatario de Nicaragua entre 1871 y 1874. A ellos habría que añadir otros nombres imprescindibles de nuestra historia del siglo XIX, los también mulatos José María Estrada, sucesor en la presidencia de Frutos Chamorro y Ponciano Corral.
Por último, Arellano contó que por fin a raíz de la independencia la esclavitud fue abolida por decreto de la Asamblea Nacional Constituyente el 17 de abril de 1824. “Fue la primera en todo el continente, después (William) Walker en la guerra nacional va a eliminar ese decreto, legalizar la esclavitud. Luego la Constitucional Federal de Centroamérica, el 22 de noviembre del mismo año proclamó en su artículo 3: … todo hombre es libre en la República, no puede ser esclavo el que se acoja a la ley, ni ciudadano el que trafique con esclavos”, resaltó.