Victorias de la Paz contra el golpismo en Venezuela y Nicaragua

Victorias de la Paz contra el golpismo en Venezuela y Nicaragua

Fredy Franco (*)

Venezuela y Nicaragua víctimas de las agresiones yanquis, derrotaron al golpismo y recuperaron la paz para beneficios de sus pueblos y su desarrollo nacional. En Venezuela iniciada el 11 de abril del 2002 y en Nicaragua el 19 de abril del 2018.

En ambas naciones la política golpista imperial provocó importantes daños humanos, económicos, materiales, de alteración a la vida y a la paz, sin embargo, la derrota al golpe de Estado y al intento golpista, respectivamente, crearon un contexto para profundizar ambas revoluciones desde la conciencia del pueblo, el fortalecimiento de los dos partidos revolucionarios, el fortalecimiento del Estado y el ordenamiento jurídico para la defensa de la nación, la paz y los derechos del pueblo.

Venezuela y Nicaragua continúan resistiendo victoriosamente las agresiones políticas, económicas e ideológicas que el imperio del norte continúa impulsando para golpear y pretender detener el rumbo revolucionario en la Patria de Bolívar y de Sandino. Pero como dijeron en Venezuela: todo 11 tiene su 13, que se refiere al 13 de abril cuando se revirtió el golpe contra Chávez, y en Nicaragua dijimos y decimos: ¡No pudieron ni Podrán!

1-El Golpismo en el Mundo y en América Latina

En el Mundo, en los últimos 25 años, decenas de países han sido y son víctimas de los intentos golpistas impulsado por el Imperio yanqui ,bajo el concepto de “Golpes Suaves” de James Sharp, que son golpes duros contra la paz, la soberanía y el desarrollo de los pueblos, pretendiendo detener los avances progresistas, nacionalistas y revolucionarios, para preservar e imponer el poder imperial a punta de guerras, violencia terrorista, guerra psicológica y guerra mediática, de sanciones económicas y desestabilización política.

En el caso de América Latina se desarrolla desde el 2002 hasta el año 2023 una decena de intentos de golpes o de golpes efectivos, que se desarrollan justo en el momento en que América Latina y El Caribe cuestionaba más claramente al Neoliberalismo y a la dominación imperial en la región, y se inicia un proceso de auge democrático progresista con el Triunfo de la Revolución Bolivariana en Venezuela en el año 1999.

Dicho auge progresista o revolucionario se expresa con el triunfo de Evo en Bolivia, de Lula en Brasil, de Rafael Correa en Ecuador, del comandante Daniel Ortega en Nicaragua, de Manuel Zelaya en Honduras, de Néstor Kirchner y Cristina Fernández en Argentina, de Fernando Lugo en Paraguay, de Dilma Rouosseff en Brasil, de Nicolás Maduro en Venezuela, de Luis Arce en Bolivia, de Miguel Diaz- Canel en Cuba, de Andrés Manuel López Obrador de México, de Pedro Castillo en Perú, de Xiomara Castro en Honduras, de Gustavo Petro en Colombia, y más recientemente de nuevo de Lula en Brasil.

La mayoría de esos procesos serán víctimas de la política de agresión yanqui en articulación con la derecha fascista de la región, sometidas a distintas variantes de golpes de Estado o intentos golpistas en sus expresiones de golpe militar, de golpes parlamentarios o de juicios políticos usando los instrumentos judiciales para lograrlo.

Luego de Venezuela en el año 2002, continuó el golpe de Estado Militar contra el presidente Manuel Zelaya en junio del año 2009, el intento golpista contra Rafael Correa en Ecuador en septiembre 2010 usando a la policía como factor golpista: en junio 2012 el golpe de Estado parlamentario que destituyó al presidente Fernando Lugo en Paraguay.

En los años 2016 y 2017 el juicio político que terminó en golpe parlamentario que destituyó a Dilma Rouosseff y luego el encarcelamiento a Lula para evitar correr exitosamente en las elecciones del año 2018. El golpe de Estado contra el presidente Evo Morales en Bolivia en el año 2019, después de su victoria electoral como candidato del Movimiento Al Socialismo (MAS) en el año 2019, los Estados Unidos, usando la OEA y a las fuerzas derechistas, inventando un supuesto fraude electoral, crearon un ambiente desestabilizador y golpista que condujo a la renuncia del presidente Morales. Sin embargo, era innegable el apoyo mayoritario al MAS, que ya a fines del año 2020, convocaba nuevas elecciones, de manera claramente mayoritaria ganó el compañero Luis Arce del MAS en Bolivia.

Los golpes de Estado continuaron en diciembre del año 2022 contra el presidente progresista Pedro Castillo, un golpe militar y parlamentario, después de un año y medio de permanente inestabilidad política en el país. Los Estados Unidos y las fuerzas derechistas impusieron a la traidora y golpista Dina Boluarte.

Y en ese mismo diciembre 2022 se concretizó el juicio político, usando de manera irregular el sistema político y judicial, contra la vice-presidenta de Argentina Cristina Fernández, que igualmente la inhabilita de por vida a optar a cargo de elección popular.

Luego de liberado de las acusaciones y de la cárcel el ex-presidente Lula en Brasil se presentó a las elecciones de fines del año 2022, que las ganó, y se enfrentó en enero del 2023 al intento de golpe de Estado protagonizado por el expresidente y candidato derrotado el derechista Jair Bolsonaro.

2-La Revolución Bolivariana de Venezuela enfrentada y victoriosa contra cuatro golpes imperiales

No será casual que sea Venezuela, el país que marca una nueva etapa histórica en la región, junto a la continuidad de la Revolución cubana. La Revolución Bolivariana propone un modelo de integración solidaria y desde sus posibilidades económicas comienza a colaborar con varias naciones en lo energético y en programas sociales para combatir la pobreza en la región.

El imperio, la oligarquía venezolana, los partidos de derecha, y los empresarios, y el poder mediático vinculados a ellos, junto al accionar de una parte de los mandos de Ejército, concretizaron un golpe de Estado contra el presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela Hugo Chávez Frías el 11 de abril del 2002 e impusieron al golpista Pedro Carmona.

Ante el accionar fascista de las fuerzas de ultraderecha en Venezuela, generadora de destrucción y muerte, que rompen el orden democrático construido por la Revolución Bolivariana con el liderazgo del presidente Chávez, que igualmente con amplia consulta popular (Referéndum Constitucional) había construido una nueva Constitución Política, que define precisamente el nuevo nombre del país, República Bolivariana de Venezuela, constitución profundamente democrática, nacionalista y popular: el pueblo defiende sus conquistas sociales y nacionales hecha realidad por la revolución.

La demanda beligerante y movilizada del pueblo de Bolívar y la acción valiente de un grupo de soldados, encontró en la isla Orchila al presidente y lo protegió del seguro asesinato pensado en perpetrar por las fuerzas fascistas venezolanas, y lo vuelven al Palacio de Miraflores, restableciendo el orden democrático popular recuperado la paz perdida en estos dos días por el golpismo fascista.

Luego del golpe de Estado y su derrota, el gobierno bolivariano se verá enfrentado al sabotaje o golpe petrolero desde diciembre 2002 hasta marzo 2003, que impulsan los empresarios golpistas y las fuerzas políticas de ultraderecha. Junto al pueblo, la fuerza política revolucionaria y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, se derrota el sabotaje petrolero que implicó muchas pérdidas y daño a la economía y al pueblo venezolano. Luego de aquí se recupera la Empresa Petrolera de Venezuela S.A (PdVSA) y posteriormente se nacionalizará la industria petrolera para beneficio del pueblo venezolano, profundizando los beneficios y derechos para el pueblo venezolano y el apoyo solidario a la región a través del ALBA y Petrocaribe.

Al mismo tiempo, la victoria al golpe de Estado y al sabotaje petrolero fortalece a Chávez y a la Revolución Bolivariana, y debilita a la ultraderecha fascista. El gobierno bolivariano toma medidas contra los golpistas, depura y fortalece el Ejército, amplía y profundiza la estrategia de transformación social. Confirma su amplio apoyo popular y fortalece políticamente a la revolución con el triunfo del presidente Chávez en el proceso revocatorio del año 2004, ganándolo con el 59% de los votos, Chávez gana las elecciones con el 60% en el año 2000: en el año 2006 gana las elecciones con el 62% de los votos y en el año 2012 con el 55% de los votos, junto a las victorias en las elecciones regionales y legislativas de todo ese periodo.

Luego de la victoria del año 2012 la salud del comandante Chávez estaba deteriorada, y antes de su fallecimiento, el 9 de marzo de 2013, dejó asegurado el relevo de su liderazgo pidiendo el apoyo pleno al compañero Nicolás Maduro como candidato a la presidencia y conductor de la revolución: Maduro ganó las elecciones el 14 de abril 2013 y asumió la presidencia a partir del 19 de abril 2013 por seis años, dando continuidad a la obra de Chávez y enfrentando nuevas situaciones: la profundización de la agresión imperialista, por un lado, el golpe económico o guerra económica en los últimos años y, por otro lado, el otro intento de golpe de Estado en el año 2017: las llamadas guarimbas que fue el uso de la violencia terrorista por la ultraderecha venezolana patrocinadas por los Estados Unidos dirigidas a crear una situación de ingobernabilidad y preparar las condiciones de un golpe de Estado, que incluyó en este periodo acciones de asesinatos contra el presidente Maduro, como en marzo del 2019, dos meses después de haber asumido su segundo mandato presidencial.

Enfrentando firmemente dichas agresiones y con la resistencia sacrificada y consciente de la mayoría del pueblo, la revolución bolivariana avanza hoy en mejores condiciones por la recuperación de la economía, cierto acercamiento de los Estados Unidos por el interés petrolero y por las negociaciones políticas y electorales del gobierno bolivariano con la oposición política venezolana, que debe contribuir a consolidar la estabilidad política y la paz del pueblo de Bolívar y Chávez.

3-Nicaragua, 5 años victoriosa frente al golpismo (2018-2023)

La asunción a la presidencia de la República de Nicaragua del comandante Daniel Ortega en enero del 2007, fue parte de ese auge progresista vivido en la región y un resultado de la lucha sandinista frente al neoliberalismo, que permite dar continuidad a la revolución sandinista desde el gobierno nacional.

La meta nacional y social era sacar a Nicaragua de la bancarrota económica- social heredada de los neoliberales, reactivando el país y combatiendo la pobreza para el desarrollo humano. Propósitos que rápidamente surtieron frutos con la correcta gestión gubernamental, por la política de alianzas y consensos del gobierno con los trabajadores, productores y empresarios, y la solidaridad del ALBA principalmente de Cuba y Venezuela en los temas energéticos, educación y salud.

Eso permitió, con el aporte y compromiso de todos los sectores, que durante 10 años consecutivos el país comenzara a crecer, a resolver grandes problemas heredados, a combinar un sostenido crecimiento económico, arriba del 5% anual en este periodo, con la generación de una justa distribución de la riqueza que a través de restituir los derechos del pueblo y avanzar en el desarrollo humano reduciendo la pobreza del 48% al 24% y la extrema pobreza del 17% al 6.9%. El país consolidaba paz, seguridad, bienestar, oportunidades y derechos.

Esos avances impactaron en el aumento del apoyo político al FSLN y al comandante Daniel Ortega que ganó las elecciones del 2011 con el 63% de los votos y en al año 2016 con el 73% de los votos, junto al triunfo electoral en las elecciones municipales y regionales en todo este periodo, como la del año 2017 en la que el FSLN obtuvo el 88% de las alcaldías del país.

Con todo este innegable avance el imperio y la oligarquía fueron preparando su acción golpista sobre todo desde la guerra psicológica y mediática, a través de campañas de mentiras, ataques contra el gobierno y el liderazgo del comandante Daniel Ortega y la compañera Rosario Murillo, y todo un ambiente de desestabilizador, de odio y confrontación usando sus medios y redes sociales usando a Ong’s, partidos políticos, empresarios y grupos políticos de ultraderecha.

Y buscaron el momento propicio para ejecutar su plan golpista a inicios del año 2018. Comenzaron a buscar el pretexto, primero fue un incendio forestal en la reserva Indio-Maíz, generando una gran campaña de ataque responsabilizando al gobierno de un hecho que no depende de él. Segundo, con el anuncio del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) para asegurar sostenibilidad del seguro social con el aporte solidario del gobierno, los empresarios y los trabajadores. Usando este tema de manera manipulada y mentirosa iniciaron su acción de violencia terrorista en algunos puntos de Managua el 18 y 19 de abril 2023. El presidente de la República anunció la suspensión de dicha medida y propuso iniciar un diálogo para atender el tema y superar la situación para preservar la paz y la estabilidad del país.

Pero como los golpistas usaron estos temas como pretexto, no aceptaron el llamado del mandatario, pese a que la medida que supuestamente generaba el reclamo había sido derogado: y desataron desde ese momento su plan golpista con financiamiento del imperio y los empresarios aglutinados en el COSEP, combinando guerra psicológica, llena de mentiras, noticias falsas, manipulación y promoción del odio, con la violencia terrorista asesinando y destruyendo escuelas, universidades públicas, centros de salud, instalando los criminales tranques en distintas partes del país.

Frente a dicha situación el presidente continuó el llamado a la paz y el diálogo, que se instala en el mes de mayo, pero que efectivamente fue usado por las fuerzas golpistas para ponerle un ultimátum de renuncia al presidente.

Para avanzar en el diálogo era necesario dar muestras de buena voluntad. El presidente ordenó que la Policía Nacional se replegara a sus unidades, para contribuir a crear un ambiente de paz. El pedido a la oposición golpista que desmontara los tranques no fue atendido. Luego los obispos, garantes del diálogo, pidieron una reunión con el presidente de la República, en la reunión le leyeron una carta que le exigían su renuncia y la de los principales funcionarios de los poderes del Estado. Todas estas acciones, abortaron el diálogo.

El gobierno como segunda expresión de buena voluntad para superar la situación de violencia y confrontación generada por los golpistas, anunció la amnistía en el mes de junio, para todos los participantes en el intento, que fueron liberados bajo el principio indubitable establecido en la Ley de Amnistía, con la advertencia de no repetición. Esta medida junto al rechazo creciente a los tranques de la muerte puestos por los golpistas y el clima de violencia generados por ellos, cada vez era más necesario superarlo, lo que sumado a la conducción serena y estratégica del comandante Daniel, el llamado a la paz de los sandinistas y de todo el pueblo, y con el aporte de las brigadas de la paz en todo el país, que desmontaron los tranques y recuperaron la paz en julio del año 2018. Un nuevo 19 de julio histórico y victorioso del pueblo, el del año 2018.

Efectivamente el intento golpista que duró tres meses fue un gran golpe a la paz, estabilidad y desarrollo de Nicaragua, provocando casi 200 muertos, y muchos lesionados y heridos, grandes destrucciones a la infraestructura social y pérdidas económicas de casi 30 mil millones de dólares, que representa 2.5 veces el Producto Interno Bruto (PIB) anual de Nicaragua.

Sin embargo, con vocación de paz y compromiso revolucionario para recuperar el país destruido por los golpistas, con el aporte de productores, campesinos, micro- pequeños y medianos productores y trabajadores del campo y la ciudad, el país comenzó a recuperarse de la gran desaceleración económica sufrida, alcanzando ya en el año 2021 un crecimiento del 10.3% de la economía y de casi un 5% en el año 2022, sosteniendo y avanzando en las políticas sociales, en las inversiones públicas y privadas, y retomando ya desde el año 2022 la senda del crecimiento sostenido de la economía y del bienestar social del pueblo.

Esta experiencia triste y dolorosa ha hecho tomar más conciencia colectiva en la necesidad permanente de defensa de la paz, y es por eso que el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional ha dado pasos políticos, jurídicos y sociales para fortalecer la paz y el derecho soberano de la nación. Al respecto, se ha fortalecido el andamiaje jurídico para defender los derechos del pueblo a la paz, a la independencia, la soberanía y la autodeterminación, fortalecido el carácter soberano de las elecciones y mayores medidas en defensa de la paz y contra los traidores a la patria y el injerencismo político extranjero.

La experiencia del 2018 nos reafirma la enseñanza del Che: que “del imperialismo no podemos confiarnos ni tantico así”. Que la revolución hay que construirla y defenderla permanentemente y en todos los órdenes de la vida. Y como nos enseñó Sandino: que “la soberanía de un pueblo no se discute, sino que se defiende, él dijo, con las armas en la mano”, y nosotros decimos hoy, como hijos de Sandino, que la revolución se defiende con todas las armas

A 5 años de la victoria contra el golpismo decimos: ¡en defensa de la paz, ni un paso atrás!

(*) Cientista Social e Historiador. Profesor Titular UNAN Managua

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