Fredy Franco (*)
Este 19 de noviembre del 2021 por decisión soberana del Estado y la República de Nicaragua, se ha resuelto denunciar y renunciar a la OEA, organismo permanentemente hostil e injerencista en los asuntos internos de nuestro país, asuntos que solo le compiten decidir y resolver al pueblo nicaragüense y sus Instituciones nacionales.
La decisión del presidente de la República, comandante Daniel Ortega, como Jefe de Estado, ha sido avalada con todo el fundamento Constitucional y Legal correspondiente y respaldada plenamente por los otros poderes del Estado: el Legislativo a través de la Asamblea Nacional, el Judicial a través de la Corte Suprema de Justicia y el Electoral a través de la Corte Suprema de Justicia.
Así mismo refrendada por el clamor social y nacional de pedir la renuncia a la OEA por los sectores sociales y laborales del país, los jóvenes, los estudiantes, los comunicadores, las mujeres, entre otros, que -junto al pronunciamiento de los poderes del Estado antes citado- configura la legítima y legal decisión de Nicaragua y de su presidente en representación de nuestro pueblo libre y nuestra nación soberana.
1-Decisión soberana y legal de Nicaragua
En la comunicación oficial de Nicaragua al secretario general de la OEA hecha a través del canciller Denis Moncada, se señala: “(..) Conforme el artículo 67 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, me dirijo para notificarle oficialmente nuestra indeclinable decisión de denunciar la Carta de la OEA, conforme al artículo 143 que da inicio al retiro definitivo y renuncia de Nicaragua a esta organización”.
El texto literal del Artículo 143 dice: “Esta Carta regirá indefinidamente, pero podrá ser denunciada por cualquiera de los Estados miembros, mediante comunicación escrita a la Secretaría General, la cual comunicará en cada caso a los demás las notificaciones de denuncia que reciba. Transcurridos dos años a partir de la fecha en que la Secretaría General reciba una notificación de denuncia, la presente Carta cesará en sus efectos respecto del Estado denunciante, y éste quedará desligado de la Organización después de haber cumplido con las obligaciones emanadas de la presente Carta.”
La misma carta de la OEA de 1948 establece en su documento constitutivo, artículo 143, el mecanismo de salida de dicha organización de los países que la conforman y Nicaragua ha hecho uso legítimo del mismo marco legal de la OEA, con las razones claramente fundamentadas, para denunciar y renunciar a ella.
Y sobre todo las razones constitucionales y legales de Nicaragua son contundentemente claras: el artículo primero de la Constitución política de la República de Nicaragua y el Estado de Nicaragua en representación del pueblo preserva los derechos del pueblo y se defiende de dicha injerencia: “Toda injerencia extranjera en los asuntos internos de Nicaragua o cualquier intento de menoscabar esos derechos, atenta contra la vida del pueblo. Es deber de todos los nicaragüenses preservar y defender estos derechos.
Esos derechos están igualmente consignados en el artículo primero constitucional: “La independencia, la soberanía y la autodeterminación nacional, son derechos irrenunciables del pueblo y fundamentos de la nación nicaragüense”.
Ese marco Constitucional y esos derechos dan fundamento y vida a la nación nicaragüense y son los que invocamos frente a la OEA ante su permanente agresión y el intento de menoscabarlos. Nuestra salida es parte de la defensa legítima de nuestra soberanía y consolida nuestra libertad nacional en las relaciones interamericanas.
2-Descarado intervencionismo de la OEA
La actuación de la OEA contra Nicaragua en los últimos años llegó a niveles descaradamente injerencista, como instrumento de la política de agresión del Imperio Yanqui y de las fuerzas vende patrias contra la Soberanía, la Paz y el Bienestar del pueblo nicaragüense, y es por tanto insostenible continuar participando en dicha instancia que nos agrede e irrespeta permanentemente.
En los últimos años y sin ninguna justificación la OEA convocaba o ponía en agenda el tema de Nicaragua, y ello sin tomar en cuenta al estado concernido (Nicaragua), lo cual es un requisito en los procedimientos en la vida interna de dicha organización, que tampoco se cumplían o se cumplen, por tanto, comenzó actuar de manera atropellada, arbitraria e ilegalmente contra Nicaragua, mientras se presentaban o existen situaciones realmente graves de la democracia y los derechos humanos en el continente, en que la OEA se hace de la vista gorda.
Así mismo, la gota que rebasó el vaso fue la declaración del 12 de noviembre del año en curso de la OEA, pretendiendo desconocer nuestras elecciones generales del 7 de noviembre, auto-arrogándose funciones supranacionales que no tiene la OEA y además pretendiendo sustituir al soberano, que es el pueblo, que decidió libremente con su voto -ampliamente mayoritario- quiénes son sus autoridades nacionales en un proceso electoral plenamente legal, legítimo, transparente, organizado y pacífico, con más condiciones y niveles de participación electoral que muchos países de la Región..
En otros países, elecciones altamente cuestionadas por sus pueblos y fuerzas políticas, con menos niveles de participación y con altos niveles de violencia, que con frecuencia suceden en la Región, la OEA no dice nada, calla o alaba dichos procesos, generalmente porque suceden en países subordinadas a la política yanqui.
3-La OEA, satélite de los Estados Unidos
La OEA, actúa sesgada y orientada por un guion injerencista contra aquellos países soberanos y progresistas que cumplen no sólo con los parámetros de la democracia representativa sino con las otras expresiones de la democracia: la social, la económica, la cultural…
Tampoco la OEA dice nada cuando suceden los procesos electorales precarios y muy cuestionados en Estados Unidos, como el realizado recientemente donde se tardaron semanas para conocer el resultado electoral, hubo acusaciones de fraude y se intentó dar golpe de Estado para evitar que asumiera el candidato ganador Biden.
De eso la OEA no dijo nada, porque precisamente responde a los intereses de la potencia del norte, donde está ubicada su sede, quien además -junto a Canadá- financian el 83% de los gastos de la OEA.
Es claro, por tanto, el factor material que genera la subordinación de la OEA con respecto a Estados Unidos; la OEA no es un organismo interamericano que responda a los intereses soberanos y de desarrollo de las naciones que la conforman sino a los Estados Unidos, que pone la plata y como dice el dicho: “el que pone la plata platica”.
A esa dependencia material de la OEA se le suma la subordinación político-ideológica de la concepción imperialista de política exterior vigente desde 1823 en que surgió la Doctrina Monroe, convertida no en “América para los americanos” sino en América para los Estados Unidos, a la que muchos sectores de la élite y oligarquía latinoamericana se subordinan, sobre todo en los últimos 70 años en que se creó la OEA, como un organismo que funciona subordinado y gira alrededor de la política yanqui, por tanto, es un satélite de los Estados Unidos.
4-La OEA, golpista: violadora de la democracia y los derechos humanos.
Desde muy temprano en el tiempo, la OEA se mostró también como una organización golpista al servicio de los Estados Unidos.
Hace 67 años, al participar en el derrocamiento del gobierno progresista de Jacobo Árbenz en Guatemala en el año 1954, siendo parte del golpe fascista encabezado por Estados Unidos y sus Compañías en Guatemala, junto al Ejército y demás fuerzas derechistas con el accionar interamericano de la OEA para facilitar dicho golpe contra el pueblo guatemalteco.
Y así ha continuado apoyando las agresiones de los Estados Unidos en todos estos años, como la agresión de Inglaterra contra Argentina por Las Malvinas, que Estados Unidos no defendió la soberanía de una nación americana sino la de los ingleses.
También las agresiones y el bloqueo contra Cuba y Venezuela; esa política extrema y criminal de agresión contra ambas naciones se convierten en un hecho masivo de violación a los derechos de la que es parte la OEA.
Así mismo, la OEA ha apoyado y apoya las distintas variantes de golpe de estados en la Región, que rompen el orden democrático y los derechos humanos que la OEA dice defender y se convierte en su gran violadora.
Son conocidos los golpes de estados en Honduras, Venezuela (realizado y derrotado) Paraguay, Brasil y Bolivia, y los intentos de golpe en Ecuador y Nicaragua.
Fue evidente el activismo descarado de la OEA contra Nicaragua como parte del intento de golpe de Estado en el año 2018, usando sobre todo a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos para atacar y respaldar a los golpistas que intentaron romper el orden constitucional y democrático en Nicaragua y fueron los violadores de los derechos humanos al matar, quemar, torturar, violar y destruir.
Y esta Comisión presentó a estos violadores de los DH como ángeles, arcángeles y querubines, presentando el mundo al revés de este momento triste y doloroso que enfrentamos por tres meses los nicaragüenses, víctimas de la política asesina y terrorista de los Estados Unidos teniendo como pivote y aval criminal a la OEA.
En el año 2019, la OEA que participó como observadora en las Elecciones de Bolivia, inventó un supuesto fraude, en una elección donde el candidato Evo Morales aventajaba por más de diez puntos al candidato derechista.
Y como un guión: al decir en su informe que había inconsistencia en los resultados (que luego se demostró que no era cierto), eso fue el desencadenante para el Imperio y su poder mediático junto a la acción de las fuerzas derechistas con el apoyo del ejército, que ejecutó el golpe contra el presidente y claro candidato ganador Evo Morales.
Luego se comprobó toda la falsedad de la OEA, pero ya se había provocado el daño a la democracia y al pueblo boliviano. Lo hecho por la OEA en Bolivia la desenmascaró aún más como un organismo al servicio de la política yanqui y de las fuerzas derechistas de la Región.
El pueblo boliviano y su democracia fue víctima de una de las peores acciones fascistas de la historia reciente. Pero la dignidad y la conciencia del pueblo boliviano revirtió en menos de un año el golpe, y de nuevo las fuerzas del Movimiento Al Socialismo triunfaron, en medio del más hostil contexto provocado por los golpistas con el apoyo de los Estados Unidos.
En ambos procesos, el de Nicaragua y Bolivia, fue derrotada la política golpista yanqui y de su satélite: la OEA.
5- La OEA defensora del monroísmo, no nos representa…
Desde su fundación los Estados Unidos concibió a la OEA como instrumento de su política monroista, viendo a la Región como su patio trasero y subordinando en dicha política a las oligarquías y élites latinoamericanas y caribeñas.
Estos casi 200 años del monroísmo en las relaciones interamericanas, es claro el accionar estadounidense para crear dependencia política, a la que todavía nos enfrentamos y donde la OEA es el instrumento catalizador de dicha dependencia y subordinación.
Debemos seguir enfrentando dicho monroísmo desde la lucha unida por nuestra segunda y definitiva Independencia contra la dependencia política, económica y cultural que todavía tenemos y debemos superar.
6-Caminos soberanos y de integración…
Pero en esta larga historia han surgido y existen otros caminos alternativos de la Unidad e Integración de nuestra Región propuesto en diferentes momentos de los últimos 200 años, pensado desde los intereses soberanos de nuestras naciones.
En ese sentido, desde inicios del siglo XIX Bolívar propuso la integración de nuestra Región libre del sometimiento de las potencias viejas y en ascenso. Luego a fines del siglo XIX por Martí, a inicios del siglo XX por Sandino y dándole concreción a dichos planteamientos alternativos lo construido desde el ALBA y la CELAC para construir instancias que contribuyan a nuestro real desarrollo desde relaciones
́políticas respetuosas y de cooperación que superen las dependencias, la pobreza y las vulnerabilidades que enfrentamos.
Nos orientamos en esos nuevos caminos de relaciones respetuosas y de cooperación solidaria que no ofrece “el norte brutal” como dijo Darío de Estados Unidos.
La salida de la OEA como decisión plenamente soberana y legítima de Nicaragua, apunta en el camino correcto de alejarse de ese organismo conocido como el ministerio de las colonias de Estados Unidos en el continente y construir un organismo que realmente nos represente y contribuya, desde la cooperación y la complementariedad a salir del atraso y la pobreza, y hacer de América Latina y El Caribe plenamente la Región de Paz, desarrollo humano y de la Dignidad Soberana.
Nicaragua en el ejemplo de Sandino y su “Plan de realización del Supremo Sueño de Bolivar” de 1929 y la dignidad forjada con él liderazgo del Presidente Daniel Ortega, batalla contra la política imperialista y su instrumento interamericano de agresión política más visible: la OEA. Y desde la Unidad de nuestro pueblo y de nuestra nación, junto a la unidad de pueblos y naciones latinoamericanas y caribeñas, seguiremos construyendo nuevos caminos de integración y soberanía hasta derrotar al cavernario monroísmo, al águila imperial.
(*) Cientista Social e Historiador. Profesor Titular UNAN Managua.