María Lourdes Jirón Cucalón: A la “China”, guerrera leonesa, el FSLN le desperto la conciencia

María Lourdes Jirón Cucalón: A la “China”, guerrera leonesa, el FSLN le desperto la conciencia
  • Pedro Arauz Palacios “Federico” a través de una carta, la reclutó
  • Se inició en el Movimiento Cristiano Revolucionario
  • Dirigió ataques y emboscadas contra la Guardia Nacional de Somoza
  • Su mamá ofreció un sacrificio a Dios para que le resguardara a su hija

David Gutiérrez López

Unas siglas aparecidas sobre una pared, ¡Viva el FSLN! despertaron la curiosidad de la niña, quién se iniciaba en la secundaria en el colegio La Recolección, de León. Haber preguntado   durante la formación, a la madre superiora, el significado del FSLN y recibir una respuesta grotesca de, “cállese niña, esas cosas no se preguntan”, la motivó a indagar aquello que parecía un pecado. “Eso significó mi primera toma de conciencia”, revela María Lourdes, conocida como la “China”, por sus ojos rasgados, quien en su vida revolucionaria clandestina tuvo varios seudónimos para proteger su identidad ante la persecución de la Oficina de Seguridad (OSN), de los “orejas” (informantes) de la temida Guardia Nacional (G.N).

A los 13 años, en 1969, al finalizar el tercer año de secundaria, ingresó al Colegio Nuevas Orientaciones, donde continuó siendo la mejor alumna, al igual que donde las monjas de la orden San Vicente de Paul.  La situación en el país y en su natal León, era convulsa, la gente protestaba por el alza de la leche y la gasolina. Entre 1968- 1974 el Frente Sandinista se encontraba en una etapa de “acumulación de fuerzas en silencio” luego del revés militar de la guerrilla de Pancasán en agosto de 1967. Comenzó a participar en las demandas por la libertad de Francisco “Chico” Ramírez (ex Guardia Nacional que se pasó al FSLN y entregó su fusil) y de Efraín Nortalwalton.  De pronto, se involucró en el Movimiento Cristiano Revolucionario (MCR), que dirigían Oscar Perezcassar, “Pin”, Aurita Zamora, Ivania Pineda, Roger Baldizón, Oscar Robelo, entre otros jóvenes dirigentes.

Al ingresar a la Universidad Nacional, para “La China”, su primera opción fue estudiar Medicina, cuyos requisitos de admisión los aprobó con excelencia, pero optó por Biología, porque la organización le exigía tiempo para trabajar en los barrios de Sutiaba y el Laborío, en este último, fue donde conoció a Merceditas Avendaño y a muchas personas que se convirtieron en firmes y fieles colaboradores de los guerrilleros urbanos.

En diciembre de 1972, las cárceles del somocismo estaban repletas de sandinistas. El FSLN, en silencio, orientó la toma de las catedrales e iglesias como medida de presión para demandar su liberación. María Lourdes, estaba en la Catedral de León la noche del 23 de diciembre, cuando el terremoto de Managua destruyó la capital, originando un éxodo de miles de personas hacia los departamentos y pueblos aledaños.

Esa tragedia, cambió radicalmente la lucha sandinista. La prioridad era atender a los “terremoteados” como les llamaron a los damnificados, muchos de ellos, fueron refugiados en las instalaciones de La Salle.  Con conocimientos de primeros auxilios transmitidos por el médico Octavio Maglioni, la chinita, ayudó a curar heridos y hasta a partear a una mujer que trajo al mundo un hermoso bebé.

En la universidad, nunca militó formalmente en el Frente Estudiantil Revolucionario (FER), pero conoció a los dirigentes estudiantiles Omar Cabezas, Carlos Arroyo, René Núñez, Iván Montenegro, Iván Gutiérrez, Larry Balladares, entre otros. Mientras, ella continuaba con el Movimiento Cristiano.

“Federico” la reclutó a través de una carta

Maria Lourdes JironEl 3 de septiembre de 1973, fecha de su reclutamiento oficial a las filas del Frente Sandinista, no lo ha podido olvidar, ese  día lo lleva presente en su memoria al recordar cuando Luis Alberto Colindres, le entregó una carta escrita de puño y letra por “Federico”, Pedro Aráuz Palacios,  miembro de la Dirección Nacional del FSLN, donde le expresaba que habían observado en ella disposición y entrega en las diferentes tareas, por lo tanto, podía pasar a militar en la organización para  contribuir a cambiar el estado de cosas  que se vivían bajo la tiranía somocista.

Le expresaba, además, que, de aceptar, el compromiso era para toda la vida.  La propuesta le causó tanta emoción, que aceptó de inmediato aquella responsabilidad, cuando apenas tenía 16 años de edad, lo que significaba el riesgo de la cárcel o la muerte segura.

El diálogo con Ricardo Morales Avilés en el Tepeyac

El 16 de septiembre de 1973, viajó a Managua a un encuentro en el Tepeyac, centro destinado para retiros espirituales de jóvenes, donde participó junto a unas 60 personas, allí conoció y escuchó al profesor Ricardo Morales Avilés, quien, con su experiencia de catedrático, presentó un magistral análisis de la realidad de país desde el punto de vista de la teoría marxista leninista, adaptada a la realidad de Nicaragua.

Dos días después de ese diálogo, fue impactada por los noticieros radiales de la época y los diarios escritos, cuando con los piripi de última hora, informaban de la muerte de Ricardo Morales Avilés, formado con altos valores morales e ideas de avanzada, fue su primer responsable en el FSLN, quien formaba círculos de estudios y les orientaba entre otros escritos, leer y analizar El Capital, obra cumbre de Carlos Marx, publicado por primera vez el 14 de septiembre de 1867.

Sus primeras tareas en la organización fueron de correo. Así conoció a Leana Núñez, cuyo seudónimo era “Pancho”.  También trabajó con Auxiliadora Huembes, a quien un día antes de su encuentro, la vio clarita en un sueño vestida de blusa roja y pantalón jeans.

Posteriormente, formó parte de una célula regional con Félix Pedro Carrillo, Arnoldo Quant “El Náhuatl”, Iván García y Alí Abarca. A María Lourdes, le asignaron la responsabilidad de coordinar el trabajo organizativo en los barrios de León. En esos tiempos, la organización requería de la captación de jóvenes con condiciones físicas e ideológicas fuertes para subir que meses después sería la niña María Lourdes.

Los asistentes fueron conducidos en calidad de prisioneros al parque, frente a Catedral, donde la guardia acordonó el local, todos eran sospechosos del atentado contra Somoza, por consiguiente, “la china” en embrión, sufrió su primera prisión sin haber nacido.

Una noche en 1973, mientras varios estudiantes y pobladores realizaban un acto de protesta con fogatas y canciones revolucionarias entonadas con el acompañamiento de una guitarra, en una esquina de la Iglesia Guadalupe, de pronto, irrumpieron varias patrullas y un camión cisterna para apagar el fuego.

La China junto a otra compañera fueron capturadas y llevadas al comando de León. Horas después, llegaron el rector Mariano Fiallos y su papá José Jirón, quienes, tras escuchar una fuerte amonestación del jefe militar, las chavalas fueron liberadas. La segunda vez que se montó en una patrulla, fue por su propia voluntad, cuando, junto a Perla Norori, unos guardias las sorprendieron en Poneloya, a donde habían viajado para estudiar el Programa Histórico del FSLN y éstos les ofrecieron el aventón hasta Sutiaba.

El arte de la guerra en la escuela militar

En abril de 1974, durante la Semana Santa, se realizó un entrenamiento militar en una finca rural donde los preparaban en teoría y práctica, el Arte de la Guerra, del estratega chino Sun Tzu, que impartía Juan José Ubeda, además del arme y desarme de fusil Garand, escopetas, revólveres y pistolas calibre 45 y 9 mm. Las armas eran muy limitadas en esa escuelita ubicada cerca de El Sauce, León.

El desayuno, consistía en una cucharadita de pinolillo con agua, sin azúcar. El almuerzo, en una cucharada de frijoles cocidos y una tortilla. La cena, era una repetición del desayuno, pinolillo y agua, algunas veces, con dos o tres caramelos, que les endulzaba el momento después de los agotadores ejercicios físicos, que se fundamentaban en sentadillas y pechadas.

Era una preparación de diez días para sobrevivencia, en las situaciones más difíciles que los guerrilleros pudieran enfrentar.

En mayo de 1975, el FSLN orientó a sus cuadros dirigentes en León, pasar a la clandestinidad cerrada. Entonces, el trabajo de organización, reclutamiento, recuperación de armas y de fondos para sostener a la organización recayó sobre María Lourdes y otros compañeros. Fueron 24 muchachos los que se dispersaron y de la noche a la mañana desaparecieron de la vida pública para entrar a la vida oculta.

La promesa de su mamá para que Dios la protegiera

El 24 de noviembre de 1976, la China entró a la clandestinidad. Cuando en susurros, le comunicó a su mamá que su vida cambiaría radicalmente, a doña Ángela, la noticia le impactó tanto, que ofreció a Dios en promesa, no volver a escuchar ni ver telenovelas, de las que era aficionada de tal manera, que no se perdía capítulos de El Derecho de Nacer, Los Tres Villalobos, Kadir el árabe y Kalimán entre otras, que se transmitieron en la frecuencia de Radio Mundial, con voces de actores y actrices nacionales.

María Lourdes aún no puede evitar recordar ese hecho, con profunda emoción y lágrimas que recorren sus mejillas, ese gran sacrificio de su mamá, que, como muchas otras madres sufrieron tanto dolor y angustia por sus hijos sandinistas, algunos muertos, otros presos y otros clandestinos, sin oportunidad de abrazarlos, ni de saludarlos, ni saber si habían comido o dormido bien. Era un tormento constante para ella, pensar que en cualquier momento tocarían la puerta de la casa para informarle que su hija estaba presa o muerta.

“Esperanza”, fue su nuevo seudónimo, no obstante, todos los que la conocían le llamaban con cariño “la China”. Su rutina en la clandestinidad, la obligó a andar armada de una pistola de 9 balas con un cargador de reserva. Salía de la casa de seguridad entre las 5 y 6 de la tarde y retornaba al amanecer.

Uno de esos días, cuando esperaba establecer un contacto sobre la carretera a León, ella cargaba una máquina de escribir portátil donde escribían los comunicados del FSLN y se transcribía los mensajes de los prisioneros. A lo lejos, logró observar que en una camioneta se movilizaba el famoso “Chele” Aguilera, un guardia represor que, de haberla reconocido, se pudo haber establecido un enfrentamiento al intentar capturarla.

Ella se cruzó la vía y se internó en el monte, llegó hasta un lugar llamado Las Chácaras, ya entrada la tarde, donde encontró a una familia en una casita a quienes les relató que se había perdido, pidió donde dormir. En otra ocasión, al salir de la casa de Bertha Argüello en León, después de contra chequearse, al caminar sobre la acera casi se topa con una patrulla de la G.N, rápidamente se escabulló entrando al patio de una vivienda.

Cuando la organización estimó que María Lourdes se encontraba “quemada” (visiblemente conocida, observada y perseguida por la seguridad somocista) determinaron mandarla a Chinandega, donde se contactó con “Carolina”, Quxabel Cárdenas, la responsable en el departamento, y “Danilo”, Walter Pentzke, con quienes realizó trabajo organizativo en las bananeras con el apoyo de Sergio Lira, Vicente Chávez, María Elena Canales y Daniel Pozo, entre otros.

El retorno a la ciudad universitaria

Después de la ofensiva guerrillera de octubre de 1977, desarrollada por la tendencia insurreccional (TI), María Lourdes retornó a su natal León, donde había establecido y sustentado fuertes bases de apoyo entre los pobladores de los barrios más combativos, como Sutiaba.  Usaba un afro, un vestido diseñado para poder portar su pistola sin que se notara y se movía mucho más sigilosa. Los responsables consideraron que el último lugar donde la guardia la buscaría sería en la ciudad universitaria. Aprendió también, que un guerrillero nunca debe dejar el arma ni el reloj.

En enero de 1978, después del asesinato del periodista mártir Pedro Joaquín Chamorro (10 de enero) “nos levantamos en Sutiaba y realizamos muchas acciones armadas en contra de la guardia en coordinación con los de la tendencia insurreccional, entre ellos, Carlos Manuel Jarquín, Roger Deshón, Aracely Pérez, Ana Isabel Morales e Idania Fernández”, rememora la Chinita.

En la insurrección de septiembre de 1978, emprenden una acción de ataque y control del aeropuerto Godoy, en tanto en Sutiaba, El Coyolar, San Felipe y otros lugares se realizaban emboscadas a la guardia recuperando armas y municiones. El 14 de ese mismo mes, los mandos consideraron que debían replegarse ante la ofensiva despiadada de la guardia que utilizaba tanquetas y aviones para bombardearlos.

En la ruta hacia El Sauce, más de 30 jóvenes que se replegaban fueron asesinados al cruzar un río. Otros grupos se dispersaron evadiendo el cerco de la guardia. La gente de los barrios siempre los animó. La China junto a Raúl Cabezas y Pompilio Gaitán, decidieron retornar a León. Se internaron a través del cauce del río Pochote, cuando de pronto, como salido de la nada, se vieron frente a una tanqueta seguida de soldados de infantería, que, al caminar, generaban un ruido de clac, clac clac, que todavía la guerrillera pareciera escuchar.

No tuvieron otra alternativa que tirarse detrás de una mata de monte donde se ocultaron, viendo pasar la pesada máquina de guerra con los guardias que buscaban por cualquier sitio la presencia de muchachos sandinistas. Así pasaron ocultos hasta el anochecer, cuando lograron salir y buscar refugio donde los colaboradores.

En esos días, la Guardia Nacional patrullaba y controlaba la ciudad de León en el día y por las noches se encuartelaban, espacio que los guerrilleros aprovechaban para movilizarse libremente y armados.  La tendencia Guerra Popular Prolongada (GPP) ya había formado las Unidades Tácticas de Combate (UTC), integradas por grupos de entre tres y hasta diez combatientes mujeres y hombres aguerridos.

Escapando de la muerte en Guadalupe

El 24 de marzo de 1979, las tres tendencias del FSLN, Guerra Popular Prolongada (GPP), Proletarios (TP) e Insurreccionales (TI), planificaron una reunión en la casa de Oscar Meléndez, en el reparto Guadalupe de León, cuando de pronto, apareció un convoy de guardias. María   Lourdes y Mauricio Valenzuela lograron correr y esconderse en unos algodonales.  Extrañamente, la guardia no ingresó a la vivienda, al parecer, la información que tenían no estaba totalmente completa.

Lograron evadir el peligro de muerte y llegaron a la casa de Xavier Dávila, en Posada del Sol, donde casi extenuados cayeron en profundo sueño. Al amanecer, la China despertó y lo primero que observó a través de la ventana fue un casco de un guardia. Despertó a Mauricio y en señas le indicó lo que pasaba. A lo lejos, escucharon un grito de ¡Patria Libre o Morir! y luego los disparos, había caído Luis Alberto González, “Elmer”, producto de una delación.

Los guardias permanecían afuera, la China se disfrazó con delantal como trabajadora doméstica, preparó café y hasta unos huevos revueltos y se los ofreció a los soldados que se encontraban en el patio de esa casa, quienes, nunca sospecharían que  la muchacha que les daba de comer, era  una de las jefas guerrilleras más buscadas.

La emboscada de la venganza por los caídos en Veracruz

El 23 de abril de 1979 a las once de la  noche, en la Barranca, carretera a las  Peñitas, los guerrilleros se tomaron tres  cuadras para montar una emboscada a  la guardia de Somoza en respuesta a la  masacre del Estado Mayor de la tendencia  insurreccional en el reparto Veracruz, el 17  de abril, donde asesinaron, desarmados, a  Oscar Perezcassar, Carlos Manuel Jarquín,  Idania Fernández, Roger Deshon, Aracely  Pérez y Edgard Lang, logrando salvarse  Ana Isabel Morales, al hacerse pasar como  niñera de unos infantes de una casa vecina.

La emboscada fue dirigida por los combatientes Sergio Lira, “Zacarías”, Rodrigo González, “Argelio”, Eddy Reyes Baldizón, “Umanzor”, Félix Pedro Carrillo,  “Justo” y Lourdes Jirón, con un resultado  de unos 30 guardias muertos y muchos  heridos. Los pobladores se alejaron de la zona desde temprano dejando actuar a  los muchachos.

Miembro del Estado Mayor en la Ofensiva Final

María Lourdes, en la recomposición de fuerzas y como parte de los acuerdos de unidad de las tendencias, formó parte del Estado Mayor del Frente Occidental Rigoberto López Pérez, en la Ofensiva Final, tomando parte activa en los combates del comando y el Fortín de Acosaco, último reducto de la guardia, lograron liberar León el 20 de junio de 1979, convirtiéndose en la primera capital de la Revolución Sandinista.

Fueron 20 días de combate continuos, de día y noche, hasta que las fuerzas sandinistas, apoyados por un pueblo decidido, por gente sencilla como doña Nachita Pacheco y sus hijas, toda una generación de enfermeras y de doña Conny Delgado, quien trabajaba en el Hospital San Vicente, doña Clotilde Parajón, Rosita Cisne y Santitos Roque Bervis, lograron alcanzar la victoria.

Con especial emoción recuerda a los caídos en combate, Martina Alemán, Verónica Lacayo, Benito Mauricio Lacayo, Denis Tenorio Bellanger, Eddy Rizo, Jorge Argüello, José Fonseca y a decenas y miles de combatientes y colaboradores, a los que la China Jirón les agradece infinitamente su invaluable colaboración y sus disculpas a quienes ha omitido mencionar.

De la clandestinidad y el horror de la guerra salió ilesa, sana y salva…los  ruegos y promesas de su madre a Dios,  de no volver a escuchar ni ver novelas, ni  música, para que un ángel la resguardara  habían encontrado eco.

3 Comments

  1. Muchos saludes a ella. Y el reconocimiento a la lucha de las mujeres representada en ella…yo le conocí cuando era ella miembro del comité departamental.

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