“Yo y los que me siguen, de corazón, no entendemos de pactos, y menos de rendiciones”. Así lo dejó escrito para la historia de Nicaragua y el mundo el patriota nicaragüense Benjamín Zeledón, en la última carta enviada a su esposa Esther Ramírez Jerez, antes de su última batalla contra los interventores yanquis y los vendepatrias que los acompañaban en 1912.
Zeledón se encontraba en la Barranca, Masaya con no más de 500 leales y fieles seguidores que de corazón como él, defendían la soberanía patria ante la intervención de las tropas extranjeras yanqui pedidas y traídas a Nicaragua por los entreguistas Adolfo Díaz y Emiliano Chamorro, el caudillo conservador.
Los patriotas junto a Zeledón estaban rodeados por más de dos mil hombres listos para entrar en combate, lograron evadir el cerco y marcharon hacia Masatepe, buscando como unirse a otras tropas leales que se encontraban en Jinotepe, cuando ocurrió la emboscada el 4 de octubre de 1912, cerca de Niquinohomo.
Fue el general Augusto C. Sandino, entonces un joven campesino que se encargaba del cuido de las haciendas de su padre, quién ese día al despuntar el alba escuchó disparos de un combate cerrado cuando se dirigía a unas de las haciendas, posteriormente por la tarde cerca de las cinco, vio pasar el cadáver de Zeledón sobre una carreta tirada por bueyes rumbo a Catarina, donde finalmente reposa eternamente.
Ese hecho histórico y ejemplo de Zeledón ese 4 de octubre marcó el antimperialismo y nacionalismo de Sandino, quién llegaría a formar el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN), en 1927, quince años después de ese trascendental combate. Fue Sandino con sus tropas de valientes quién derrotó al ejército yanqui en las montañas de las Segovias, quienes salieron humillados por el Puerto de Corinto el primero de enero de 1933. “El 4 de octubre, en la madrugada, yendo yo en camino a una de las haciendas de mi padre, escuché descargas de fusilería y ráfagas de ametralladoras en las hondonadas del Cerro de Pacaya; consecutivamente se oía arreciar un formidable combate que se había entablado entre dos mil soldados de infantería de la Marina norteamericana unidos a quince mil vende patria nicaragüenses contra quinientos hombres del General Zeledón…”, escribió el general Sandino en Mérida, Yucatán, cuando se encontraba en México, el 4 de octubre de 1929.
El general Zeledón cayó combatiendo el mismo día que nació, en el pueblito de la Concordia, Jinotega 4 de octubre de 1879. Murió a la simbólica edad de 33 años. Fue el último de sus tres hermanos varones procreados por el matrimonio de don Marcelino Zeledón Ugarte y María Salomé Rodríguez Arauz.
El joven patriota Zeledón se graduó en Derecho en 1903, a los 24 años de edad, siendo investido como doctor en leyes. Dos años después en 1905 contrajo matrimonio con la joven Esther Jerez, con quien procreó cuatro hijos; Benjamín, Victoria, Marco Aurelio y Olga María.
Durante la presidencia del general liberal José Santos Zelaya, participó de la guerra de Nicaragua con Honduras y El Salvador. Zeledón se distinguió como buen militar en la batalla de Namasigüe (Honduras), recibiendo en el propio campo de batalla el grado de coronel por su arrojo y valentía. Fue en junio del año 1912 que Zeledón se integró a la Revolución libero-conservadora del general conservador Luis Mena Vado en contra del gobierno conservador del vendepatria Adolfo Díaz Recinos, en lo que se mal llamó y conoció como la “guerra de Mena”.
Fue una guerra civil corta, cruenta y dolorosa, cuyas tropas se lograron tomar las ciudades de Granada en Oriente y León en Occidente, sitiando Managua, posteriormente se tuvieron que replegar a Masaya en la altura de los cerros Coyotepe y la Barranca.
Fue el entreguista antipatriótico de Adolfo Díaz Recinos, que para enfrentar a sus adversarios solicitó apoyo militar invocando una abierta intervención del gobierno norteamericano, que de inmediato atraídos por la idea de dominar el país a través de sus títeres, a fin de ejercer hegemonía y control sobre nuestras riquezas naturales, enviaron a las tropas de marines que desembarcaron en el puerto de corinto en agosto de 1912.
En Masaya, en la fortaleza de El Coyotepe y la Barranca, donde hacían campamento las tropas de Zeledón, faltos de alimentos, armas y municiones fueron rodeados por más de 800 tropas de yanquis y dos mil soldados de 800 conservadores seguidores de Emiliano Chamorro.
Luis Mena, quién se hacía llamar el líder de la oposición se rindió sin combatir el 23 de septiembre de ese año, deponiendo las armas ante los intervencionistas estadounidenses en la ciudad de Granada y casi de inmediato negoció su salida hacia Panamá, donde encontró asilo.
El rebelde general Zeledón se negó a entregar las armas y rendirse ante los intervencionistas y asumió el mando de la revolución hasta su muerte en el combate del 4 de octubre, en una batalla desigual que junto a su pequeño pero valeroso contingente de combatientes se enfrentó desde la madrugada hasta agotar sus municiones. El último combate de Zeledón se registró cerca de un caserío llamado Hoja Chigüe.
“No quiero una paz cobarde para mis hijos y el país. Si no puedo darles una Patria digna y honorable, lo que resta no valdrá la pena de ser vivido. La Honra de Nicaragua eso es lo que pretendo rescatar”, dijo el héroe nacional Benjamín Zeledón al responder a la insolencia de los yanquis que lo conminaban a rendirse.
Zeledon huyó del coyotepe y dejó asu soldados a la deriva el 4 de octubre de 1912 y en su huida lo mataron cerca de Catarina por un contigente del ejército del gobierno no sin antes desde el 24 de sept de 1912 hssta su muerte mencionada aneteriirmente haber ATACADO a los marinos con cartas poetical de nationalism o familiares a ellos NO balazos a como cuentan los que tergiversan la historia