- Su hermano René la reclutó en la Modelo
- Evadió los controles y fue el enlace entre los prisioneros y los clandestinos
- El arzobispo que nunca pasó el nombre de René al comando Juan José Quezada
- Un general somocista ordenó asesinar a toda la familia Núñez Téllez en León
David Gutiérrez López
Cuando entre susurros le propusieron colaborar como correo del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), entre la cárcel y el exterior, su corazón casi se le paralizó. De inmediato en su mente se agolparon tenebrosos pensamientos, entre ellos su posible captura, que la torturaran, y a la vez se preguntó ¿Y…si me matan?
– “No es necesario que me respondas ahora, en la próxima visita me decís tu decisión”. Así recuerda Milena Núñez Téllez que le manifestó su hermano de sangre Santos René Núñez Téllez, cuando, durante una visita familiar en la prisión, éste se encontraba prisionero de la dictadura somocista en la cárcel Modelo de Tipitapa, un día del año 1975.
La cárcel, tortura o muerte era lo más seguro que podía esperar cualquier joven que se integraba al FSLN en la década de los 60 y 70 cuando se atrevían a desafiar a la dictadura somocista y su brazo militar, la Guardia Nacional (GN). La vida de un sandinista en esos años se calculaba en pocos meses o años en el mejor de los casos sino era asesinado. El acecho de la Oficina de Seguridad Nacional (OSN) y sus agentes llamados por el pueblo “orejas” era constante, estaban y escuchaban en todas partes.
En la siguiente visita a la cárcel, después que René fue condenado a ocho años de prisión por una Corte Militar somocista, a la que Milena también fue acompañada por la esposa del prisionero político, Leana Vivas, la pregunta fue directa y sin rodeo alguno. – ¿La pensaste? Le consultó su hermano.
Ella, que había pensado y analizado todos los riesgos a los que se iba a enfrentar, rompiendo el miedo, le respondió afirmativamente a René. Desde ese momento quedó reclutada para el FSLN, con la responsabilidad de guardar todas las medidas de seguridad para garantizar sacar y llevar la correspondencia a los compañeros que estaban al frente de la organización, trabajando algunos en la legalidad y otros en la clandestinidad, quienes se movían entre una desmedida represión, luego de la operación del 27 de diciembre de 1974, cuando el FSLN rompió el silencio con el asalto a la casa de Chema Castillo.
Fue así que Milena comenzó a tener contacto con dirigentes de esa época como los comandantes Pedro Arauz Palacios, Bayardo Arce Castaño, la compañera Lourdes Jirón y Mauricio Valenzuela, quienes vivían en una constante zozobra por lo que pudiese sucederles a los compañeros sandinistas que se encontraban prisioneros de la dictadura.
Capturan a René cuando el asalto a la casa de Chema Castillo
El 28 de diciembre de 1974 el país amaneció conmocionado. La noticia se divulgaba en las radioemisoras. Un comando del Frente Sandinista había tomado por asalto la noche anterior, la casa del conocido ministro del gobierno de Anastasio Somoza, José María “Chema” Castillo, mientras ofrecían una fiesta en honor al entonces embajador yankee en Managua, Turner B. Schelton.
La Guardia Nacional, al conocer la noticia de una balacera y la toma de esa casa por un comando guerrillero en el reparto Los Robles, entró en desasosiego y sorprendida, esa noche comenzó a colocar retenes en la entrada y salida de las ciudades, realizando capturas y requisas. Apenas unos meses antes, Somoza había afirmado haber exterminado a los sandinistas.
René, entonces responsable en la zona norte de la organización, viajaba a Managua ese mismo día (enterándose de la acción del FSLN por la radio, mientras circulaba sobre la carretera), tras la captura de los hermanos Daniel, Alfonso, Alberto Núñez Rodríguez, Jaime Cuadra y Adrián Molina, que eran parte de la red de colaboradores de los guerrilleros sandinistas en Matagalpa y Jinotega.
Núñez venía en busca de contactos para replantear la situación en la zona, ante la ola represiva que se había desatado después del asalto al Banco Nacional de Abisinia el día 18 de ese mes, ejecutada por una escuadra de la Brigada Pablo Úbeda, que condujo al desmantelamiento de los principales colaboradores.
Al llegar a Managua y no encontrar los contactos por la situación que se estaba viviendo, determinó enrumbarse hacia León en un taxi interlocal. René viajaba armado en la parte delantera del pasajero del automóvil, atrás viajaban los combatientes Ana Julia Guido y Juan de Dios Muñoz, quien también estaba armado, pero se colocó su pistola en la espalda.
Cuando ingresan a León se encontraron con un retén de guardias, dos de los soldados se asomaron a la ventanilla, uno de ellos, originario de León, reconoció a René y lo conminó a bajarse del taxi, al registrarlo le encontraron la pistola y de inmediato le cayeron a golpes, patadas e insultos y de esa forma bien golpeado, fue capturado y apresado.
Requisaron a Juan de Dios y Ana Julia, pero, al no encontrarles armas los dejaron pasar. Ese mismo día a la casa de los Núñez Téllez, en el barrio Zaragoza, se presentó un joven que posteriormente se conoció era el comandante Marcos Somarriba, quien informó de la captura de René, recuerda Milena.
René Núñez Téllez, estudiaba ingeniería en la Universidad Nacional, pero había suspendido sus clases para incorporarse a la vida clandestina en 1969, luego de haber sido presidente del Frente Estudiantil Revolucionario (FER) y vicepresidente del Centro Universitario de la Universidad Nacional (CUUN). En 1974 fue designado como responsable de organizar el regional en Matagalpa.
Ante la noticia de su captura, la desesperación y angustia invadió a la familia, en especial a la mamá de René. Carlos Núñez Téllez, quien se encontraba clandestino intentó establecer comunicación con el comandante Cero, del comando Juan José Quezada, pero no lo logró, en vista que el teléfono de la casa tomada por asalto por combatientes del FSLN, aparentemente se encontraba incomunicado e intervenido.
A las Sierritas donde el arzobispo Obando y Bravo
El tiempo era apremiante y la situación bastante complicada. Se trataba de incluir urgentemente el nombre de Santos René Núñez Téllez en la lista de los prisioneros, que el comando del FSLN, demandaba fuesen liberados para viajar a Cuba, además de exigir la publicación de comunicados denunciando la represión y asesinatos en las montañas por la G.N.
Milena y su mamá Matilde, se trasladaron desde León directo a las Sierritas de Managua, a la entonces residencia del arzobispo Miguel Obando y Bravo, quién desde esa madrugada del 28 de diciembre ya estaba actuando de mediador entre los muchachos del FSLN y el dictador Anastasio Somoza.
“Logramos hablar con él (arzobispo Obando y Bravo), nos atendió y le explicamos que el único favor que le pedíamos era llevar el nombre de René al jefe del operativo, comandante Cero”, el que posteriormente fue identificado como Eduardo Contreras. El prelado pausadamente aceptó llevar la misión, dejando a la familia con la esperanza y seguridad que cumpliría con la súplica de la desesperada familia, rememora Milena.
Cuando escuchaban en la radio los comunicados con las exigencias del comando guerrillero, sus emociones se exaltaban, esperando con ansias escuchar el nombre de su hermano, principalmente al oír por las radios los apellidos Núñez que se referían a los tres hermanos capturados en Matagalpa, pero, al no escuchar el nombre de René, su mamá y el resto de familia entraron en un estado de profunda tristeza, angustia, dolor y desesperanza.
El comando Juan José Quezada logró salir exitosamente de la misión, liberando y llevando hacia Cuba a los prisioneros, principal objetivo, sin poder llevarse a René. Nunca se supo a cabalidad porqué, el que posteriormente se convirtiera en primer cardenal nicaragüense de la Iglesia Católica no pasó el nombre del prisionero sandinista, lo cual le costó crueles torturas durante 124 días constantes y luego casi cuatro años de cárcel hasta ser liberado por el comando Rigoberto López Pérez, el 22 de agosto de 1978 con el Asalto al Palacio Nacional.
El abogado informante de la OSN
Un episodio decepcionante en la vida de Milena, fue cuando buscaron los servicios profesionales del abogado Diego Manuel Robles, quién de entrada les solicitó una exagerada suma de dinero por representar y defender a René, situación que casi obliga a la familia a hipotecar la casa para sufragar sus honorarios.
Sospecharon del jurista cuando ella le preguntó, cómo marchaba el caso de su hermano René y la respuesta fue: “Es que René no quiere cooperar, no quiere decir con quién venía en el taxi, ni quién fue el que les avisó de su captura”, además de otras informaciones que al militante sandinista no lo hicieron hablar ni bajo tormento, porque, de haberlo hecho, sabía que estaba poniendo en peligro la vida de otros compañeros militantes sandinistas.
Entre el agobio y la desconfianza hacia el abogado Robles, de pronto recibieron consuelo y apoyo al surgir la solidaridad y hermandad sandinista. Buscaron al abogado Mario Mejía Álvarez, quien de inmediato se puso al frente de la defensa de René sin cobrar un solo centavo.
Fue hasta después del triunfo de la Revolución Popular Sandinista, cuando entre los archivos de la seguridad somocista se encontró que el abogado Diego Manuel Robles aparecía como un agente informante de la guardia de Somoza. Las viejas sospechas se disiparon y la corazonada de la familia se confirmó.
Creyeron los habían descubierto
El traslado de la correspondencia y comunicación entre la cárcel y los dirigentes que se encontraban fuera, requería de mucho temple e ingenio para camuflarla, sacarla e introducirla, requería tener la capacidad de controlar los nervios sin denotar angustia, desesperación o temor.
Cierto día, los agentes de la Oficina de Seguridad y los carceleros interrumpieron la visita programada de los familiares de los reos, para iniciar una minuciosa requisa, al parecer tenían información que se estaba llevando correo. De haberse incautado, no solo ponía en riesgo la seguridad personal de Milena, sino también la de sus contactos afuera.
Los guardias buscaron y revolvieron todo, pero al final no encontraron nada. El susto había pasado, René quedó angustiado pensando que quizás habían descubierto a su correo y estaría en esos momentos bajo interrogación sometida a la tortura en los sótanos de la seguridad.
Fue hasta la semana siguiente, cuando Milena apareció nuevamente en la visita ordinaria, que la zozobra desapareció y continuaron trabajando acrecentando las medidas de seguridad y cuidando que la correspondencia no fuese incautada.
La maestra dirigente sindical en León
Milena desde 1970 estaba involucrada en las luchas magisteriales por las reivindicaciones de su gremio, que reclamaba mejores condiciones para ejercer la docencia, en tiempos que en las escuelas se carecía de pupitres, pizarras, tizas, con deplorables servicios higiénicos. Eran tiempos en la que muchos estudiantes recibían clases sentados en el suelo y otros llevaban las silletas de su casa.
Milena rememora haber crecido en medio de acontecimientos históricos que conmovieron a Nicaragua, como el ajusticiamiento del general Anastasio Somoza García, en la Casa del Obrero de León el 21 de septiembre de 1956, de cinco balazos disparados por el poeta Rigoberto López Pérez; la masacre estudiantil del 23 de julio de 1959 cuando la guardia disparó contra una manifestación de muchachos universitarios y de secundaria.
Su condición de dirigente sindical de los maestros leoneses y el vínculo sanguíneo con sus hermanos René y Carlos dirigentes del FSLN, fue suficiente para que la dictadura ordenara su despido dejándola sin ingresos fijos. Sin embargo, ella resolvió impartiendo clases a domicilio en casas de estudiantes que demandaban refuerzo o adelanto, principalmente para la época de las pruebas de fin de año.
Vulcano ordenó asesinarlas
Era abril de 1975, doña Matilde, la mamá de los Núñez Téllez, estaba segura que su hijo Carlos estaba a salvo (él fue uno de los artífices del Repliegue Táctico a Masaya y posteriormente uno de los nueve comandantes de la Revolución) estudiando psicología en la UNAN Managua, habitando en una casa del barrio Santa Ana, al oriente de la capital. Ella, para protegerlo de una posible captura le había suplicado que no se apareciera por León.
Tiempo después, la mamá viajó a buscar a su hijo y los parientes le informaron que él se había marchado de la casa y no conocían su paradero. El joven Carlos se encontraba en algún lugar en la clandestinidad. Doña Matilde, visiblemente molesta expresó que el único hijo varón que le quedaba a salvo y que pretendía proteger se había marchado, dejándola solo en compañía de sus cinco hijas.
Así transcurría la vida de los militantes sandinistas, sometidos a la dureza de la clandestinidad, del riesgo constante de ser capturados, torturados y finalmente asesinados, sumado a la angustia y zozobra de las madres, esposas, novias y demás familiares que dejaban con el dolor y la probabilidad de no verlos más.
El cuatro de mayo de 1977 los vecinos del barrio Zaragoza de León se conmovieron con una masacre de jóvenes asesinados por guardias nacionales, que tras catear las casas los sacaban arrastrados del cabello y en media calle les disparaban. Ese día los hechos ocurrieron frente a la casa de los Núñez, la familia cayó en estado de nerviosismo. Un bebé de un año, hijo del comandante Carlos, que lleva el mismo nombre de su padre fue resguardado debajo de una cama para protegerlo de los asesinos de la dictadura somocista.
Cuando estalló la insurrección final en León, el 2 de junio de 1979 todos los barrios estaban copados de barricadas y obstáculos, la guardia se había refugiado en el cuartel conocido como la 21, en tanto los guerrilleros tomaban posiciones y realizaban ataques de hostigamiento a los guardias.
Un correo apareció urgente previniendo a los Núñez Téllez, abandonar la casa de forma silenciosa para resguardar sus vidas. Ese correo era el combatiente Guadalupe Moreno, quién transmitía el mensaje del comandante Leopoldo Rivas Alfaro de que antes de las cinco de la mañana todos salieran guardando las medidas de seguridad recomendadas. La mamá con el niño y otras personas salieron hacia un lugar de León donde se refugiarían. Milena y su hermana Mirna salieron en el tren rumbo a Managua.
Los equipos electrónicos del FSLN en León, habían interceptado una tenebrosa comunicación en la que “Vulcano” mayor general Gonzalo Evertz, uno de los más poderosos y temidos jefes de la Guardia Nacional, ordenaba exterminar a toda la familia Núñez Téllez.
En la insurrección de Managua asistió a combatientes heridos
Al llegar a la estación del Ferrocarril del Pacifico de Nicaragua, en Managua, ubicada en la conocida bajada de “la Chispa” cercana al barrio de Candelaria, destruida en el terremoto de 1972, las dos muchachas buscaron el contacto donde se refugiarían. Pocos días faltaban para que en la capital se declarara una huelga general y posteriormente la insurrección final.
Estando en Managua, durante la insurrección a Milena le orientaron trasladarse a Bello Horizonte donde estaba ubicado un hospital clandestino, en el actual instituto experimental México, en el que se atendía no solo a heridos, sino también a personas que buscaban refugio huyendo de las balas y de los bombardeos de la Guardia Nacional.
A su hermano Carlos, “Roque”, jefe del Estado Mayor de la insurrección en Managua y ubicado en los barrios orientales nunca pudo verlo, a pesar de que sabía que por esa zona cercana se movilizaba. En una ocasión un emisario llegó hasta donde Milena y le transmitió un mensaje del jefe guerrillero indicándole que se encontraba bien y le recomendaba cuidarse, explicando que por razones de seguridad en ese momento no era permitido verse.
El Repliegue y retornó a León
Luego de 17 días de resistencia y fuertes combates de las fuerzas sandinistas en Managua, que empantanaron a las tropas élites de la Guardia Nacional, conocidas como Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería (EEBI), la dirigencia guerrillera organizó el Repliegue de Managua a Masaya, el 27 de junio de 1979, en total silencio, movilizándose cerca de seis mil personas que se les unieron, incluyendo niños, mujeres y ancianos que temían ser asesinados cuando los revolucionarios abandonaran la capital.
A Milena le sugirieron quedarse en Managua y posteriormente viajar clandestinamente hacia León, ciudad que se convirtió en la Capital de la Revolución después del triunfo, donde las banderas roja y negra ondeaba libremente en las calles y avenidas de la ciudad universitaria desde el 20 de junio.
A su natal ciudad llegó a unirse a la organización, faltaban pocos días para la victoria final. En su mente guarda con mucha nostalgia haber asistido a la plaza de León en medio de una inmensa alegría a la toma de posesión de la primera Junta de gobierno al frente del comandante Daniel Ortega, quién marchó con los combatientes y el pueblo por las calles de la ciudad, para posteriormente entrar triunfante a Managua el 20 de julio, cuando el dictador Anastasio Somoza y su guardia habían sido derrotados.
El personaje
Silvia Milena Núñez Téllez, nació en León el 3 de noviembre de 1947.
Es la segunda de ocho hermanos, procreados por el matrimonio de Carlos Núñez López y Matilde Téllez: Filiberto, Milena, René, Carlos, Alma, Mirna, Ligia y Fátima.
Está casada con el también dirigente sindical de los maestros Nathán Sevilla.
Trabajó en la enseñanza primaria y secundaria. Fue dirigente magisterial.
En 1989 se graduó de licenciada en ciencias sociales. En 1996 obtuvo una maestría en Didácticas Especiales, en coordinación con la Universidad de Barcelona, España.
En 1987 formó parte de la dirigencia de la Asociación Nicaragüenses de Maestros (ANDEN)
De 1987 a 1990 dirigió la Escuela de Cuadros Francisco Moreno, del entonces Ministerio del Interior (MINT), donde alcanzó el grado de subcomandante.
En 1990 dirigió el Centro Educativo Doris María Morales, del MINT, donde tenían por lema: Por una educación plena e integral.
En el año 2007 el presidente comandante Daniel Ortega la nombró viceministra de Educación.
Todo nuestro reconocimiento para la maestra revolucionaria sandinista de generaciones estimada profesora Milena. Un gran ejemplo de lealtad y entrega revolucionaria a la causa de todo un pueblo que derrotó a la sangrienta dictadura d la genocida familia Somoza. Gracias compañera Milena por permitirme compartir juntas nuestras experiencias como maestras y sindicalistas de ANDEN, como integrantes del Ministerio del Interior. Milena, una revolucionaria sandinista, leal a toda prueba. Un abrazo fraterno.
Excelente documento histórico, para documentarse de la historia del Fsln, en la coyuntura actual y futura, para preparación política de los cuadros de la militancia sandinista y el pueblo en en general. Plomo#.
Tuve el privilegio de trabajar bajo la dirección de esta amada mujer en las tareas de ANDEN.
Muy bella la Historia de Nuestros Héroes,Hombres y Mujeres.
Gracias por enseñarnos a las nuevas generaciones esta Mística Revolucionaria con su ejemplo.
Mi respetó y cariño. Mi padre el Maestro César Augusto Rivera García Qepde. Fue reclutado al FSLN por Nathan Sevilla , cro. Dirigente de ANDEN. MI padre me hablaba muchas anécdotas de la lucha a la par de ambos Cros.
Saludos , y siempre fieles al FSLN..
Milena, mujer dirigente integra , humilde, leal a sus principios y valores revolucionarios , capaz de desempeñar cualquier responsabilidad que el FSLN LE ENCOMIENDE.
Este trazo de historia de la lucha del FSLN contra Somoza y su Guardia genocida, no podía faltar en la recopilación de información inédita de la historia del FSLN, máxime, tratándose de la familia Núñez, perseguida y sentenciada a muerte y en especial, de la trayectoria político-sindical de la compañera Milena Núñez Téllez.
La 1er Escuela de Cuadros del FSLN, desde donde muchos compañeros fuimos seleccionados para irnos a prepararnos como cuadros militantes a la Escuela de Cuadros de Cuba – Ñico Lopez; la Cra Milena siempre fue y ha sido una excelente didactica, pedagoga y docente comprometida con la causa sandinista