El general Benjamín Zeledón, encontrándose rodeado por dos mil hombres listos al asalto junto a un grupo de sus combatientes, careciendo de víveres, armas, municiones, prefirió la muerte en combate antes de aceptar la rendición ante las tropas interventoras norteamericanas entre septiembre y octubre del año 1912.
El patriota Zeledón dejó claramente establecido que él y sus seguidores: “porque yo y los que me siguen, de corazón, no entendemos de pactos, y menos de rendiciones”, escribió en una última carta enviada a su esposa Esther Ramírez Jerez, antes de entablar la batalla final contra los interventores yankees.
Para el héroe Zeledón la patria significa la madre de todos los nicaragüenses, anteponiéndola al amor a su familia incluyendo a sus amados hijos, a los que quiso legar una Nicaragua libre y soberana.
“Tu papá agotó los razonamientos que su cariño y su claro talento le sugirieron. Me habló del deber que tengo que (de) conservar mi vida para proteger la tuya y la de nuestros hijitos, esos pedazos de mi corazón para quienes quiero legar una Nicaragua libre y soberana. Pero no pudimos entendernos porque mientras que él pensaba en la familia, yo pensaba en la patria, es decir, la madre de todos los nicaragüenses”, externa el militar y abogado a sus 33 años de edad.
Nació el 4 de octubre de 1879, en la Concordia, Jinotega, fue el último de sus tres hermanos varones. Fue hijo del matrimonio de Marcelino Zeledón Ugarte y María Salomé Rodríguez Arauz. Se graduó en derecho en 1903, a los 24 años de edad. En 1905 contrajo matrimonio con Esther Jerez, procreando cuatro hijos; Benjamín, Victoria, Marco Aurelio y Olga María.
En 1907, durante la presidencia del general liberal José Santos Zelaya, fue participe de la guerra entre Nicaragua con Honduras y El Salvador, distinguiéndose en la batalla de Namasigüe (Honduras), donde recibió en el campo de batalla el grado de coronel.
En 1912, en junio se integró a la Revolución libero-conservadora del general conservador Luis Mena Vado contra el gobierno conservador de Adolfo Díaz Recinos, conocida y mal llamada “guerra de Mena”, una guerra civil corta pero muy cruenta habiendo logrado tomarse las ciudades de Granada y León, sitiando Managua, posteriormente tuvieron que replegarse en Masaya en los cerros Coyotepe y la Barranca.
El vende patria Adolfo Díaz, para enfrentar a sus oponentes solicitó apoyo militar (intervención) de los estadounidenses, cuyo gobierno envió tropas de marines que desembarcaron en el puerto de Corinto en agosto de 1912.
En Masaya, en el Coyotepe y la Barranca, una tropa de 800 soldados norteamericanos y dos mil conservadores seguidores del caudillo Emiliano Chamorro rodean a Zeledón y sus hombres.
El 23 de septiembre, Mena el líder revolucionario se rindió sin combatir ante los marines en Granada y salió exiliado hacia Panamá. El general Zeledón se negó a entregar las armas y rendirse asumiendo el mando de la revolución hasta el 4 de octubre de 1912, trabándose una batalla desigual. Junto a un pequeño contingente de sus leales decidió replegarse hacia Masatepe buscando como reagrupar a sus fuerzas, cuando fue muerto por soldados llamados caitudos, leales a Díaz, en un caserío llamado Hoja Chigüé entre Masatepe y Niquinohomo el mismo día de su cumpleaños 33.
Su cuerpo fue colocado sobre una carreta tirada por bueyes y conducido rumbo a Catarina, donde fue dejado en las afueras del cementerio donde buenos samaritanos lo sepultaron, dándole el descanso eterno.