Red Internacional y Métodos de Financiamiento Encubierto electoral USA a la Oposición anti-sandinista

Manuel S. Espinoza J. (*)

Septiembre en nuestro país es el mes del Espíritu Independentista, libertario y anti-imperialista. EL acto heroico de los indios flecheros de Matagalpa y la pedrada de Andrés Castro al filibustero gringo se inmortalizaron en nuestra lucha anti esclavista y anti hegemónica contra los gobernantes de EE. UU de Norteamérica.

A lo largo de la historia y soberanía nicaragüense, la Batalla de San Jacinto se ha repetido en cientos de formas y una de estas es la intervención electoral USA en nuestras elecciones presidenciales. A la fecha, muy pocos compatriotas conocen de los métodos que fueron empleados por los EE. UU en la campaña electoral de 1990, en contra de la Revolución Popular Sandinista.

En la cruda realidad fue contra todo el país. Reagan le dio la orden al Jefe de la CIA: “regrésemelos a la edad de piedra”. Hoy estamos claros de estos propósitos y de sus estrategias de siempre. En esta coyuntura pre electoral es urgente crear una catedra abierta y extensa sobre sistemas de desestabilización contra Nicaragua que, de manera sencilla, clara y con información científica llegue a nuestra militancia y al pueblo en general.

Es inverosímil, que, a estas alturas de nuestra historia, miles de universitarios además que desconocen casi por completo sobre la sangrienta guerra de agresión USA en los años 80, no puedan explicar qué sucedió en abril del 2018 y lo antipatriótico del financiamiento externo a una gansteril y malinchista cúpula de la mal llamada “Sociedad Civil”. Si esto resulta difícil, entonces está más que clara la imposibilidad de que puedan ver lo intangible de la agresión por la vía del financiamiento clandestino de las agencias norteamericanas para derrocar al gobierno actual.

El detalle del financiamiento abierto de las agencias norteamericanas en las elecciones del 90 y para la promoción del Golpe Suave en el 2018, ha abierto una seria discusión sobre que si se debe volver a permitir esto como muestra de un proceso democrático, o se debe cerrar por completo su flujo en términos de soberanía e independencia.

Aun cuando existen muchos críticos a la decisión del gobierno sandinista de los 80 de aceptar el financiamiento abierto USA vía la National Endowment for Democracy (NED) en las elecciones de 1990 a la oposición anti-sandinista, pasando esta por el Banco Central (BCN) y el Consejo Supremo Electoral (CSE) bajo las leyes de Nicaragua; no se puede comparar toda la situación de los 80 con la actual ya que las realidades en curso y la visión de futuro marcan el contrapeso en la decisión.

Se debe de entender siempre de manera transversal a la hora de criticar la historia, que la lucha y el anhelo de alcanzar la paz por nuestro pueblo y expresado en todos los discursos del Cmte. Daniel Ortega es la máxima ecuación que subordinara a muchas tácticas y estrategias de todos los tiempos para nuestro país.

Mentiras made in the White House.

En aquel entonces, para septiembre de 1989 Jimmy Carter sirvió de enviado especial del Gobierno de George Bush padre, quien aseguraba que a cambio de permitir el financiamiento abierto a la oposición anti-sandinista vía la (NED) no se realizaría ningún tipo de financiamiento encubierto que influenciaría el resultado de las elecciones.

Desde luego que mintieron.

En agosto de ese mismo año $ 9 millones de dólares habían sido aprobados por el congreso norteamericano para el financiamiento electoral a la oposición en Nicaragua. En general, para esa fecha ya circulaba una supuesta cifra para ese propósito. Variaba un tanto porque provenían de dosfuentes diferentes: el Carmen Group y la NED. Se hablaba de un presupuesto entre unos $ 4 millones 297, 500 dólares y $ 4 millones 453, 732 dólares. (ver imagen 2).

De manera ingenua se dice que el Congreso estadounidense cayó de nuevo en la trampa republicana del “proyecto contra”. Si la primera vez, en 1980-1981, la Casa Blanca le aseguró que no crearían ninguna fuerza militar para desestabilizar al gobierno nicaragüense, sino que solo se armaría a 500 hombres para impedir el tráfico de armas a El Salvador; esta vez, el cuento era que los 9 millones serían el único financiamiento abierto que la oposición recibiría.

Al final, la NED utilizó $7.7 millones de dólares (de los $ 9 millones autorizados por el Congreso) y, por su parte la Central de Inteligencia Norteamericana (CIA) canalizó $ 11 millones de dólares en financiamiento encubierto. De las cifras públicas que ellos mismos admiten, un total de $ 18.7 millones de dólares es lo que fue invertido en la campaña electoral antisandinista, haciendo en mucho incontrolables las diversas operaciones de carácter político – electoral dirigidas por la CIA.

Lo importante no es si los yanquis desde el Congreso o desde el ejecutivo incumplieron su promesa de no influenciar el proceso electoral con el uso del financiamiento clandestino a la oposición a lo interno de Nicaragua. Lo importante es conocer los métodos y formas utilizadas en aquel entonces para tener una clara idea de su accionar actual. Ellos jamás mudarán la piel. Ellos actualizarán esa aplicación.

Tras la nueva realidad política y de la guerra misma después de los acuerdos de Esquipulas, la nueva estrategia política-electoral de la CIA se montó en toda una red de organizaciones ya existentes para el apoyo al “proyecto Contra” dentro de los EE. UU; sobre todo operando desde Miami y otras ciudades en varios países de la región como Costa Rica y Venezuela, así como en Europa. Sobre este financiamiento encubierto no informaron al gobierno sandinista.

Por ejemplo, los $ 5 millones de dólares para sufragar todos los gastos posibles de infraestructura, movilización, equipos y muebles, así como salarios a los líderes opositores que, desde abril hasta septiembre del 1989, se realizaban bajo un programa especial.

Otro fondo no tan ventilado, fueron los $ 6 millones de dólares que Bush padre pidió días después de haberse aprobado los 9 millones por parte del congreso norteamericano. Con esto se pagaría a periodistas extranjeros por todo el mundo, publicitando acciones de propaganda electoral armada de la Contra dentro del territorio nicaragüense y otras acciones más que violaban por completo todo el compromiso adquirido con el gobierno sandinista.

Otra operación en curso y con fondos clandestinos de la CIA era la procuración del retorno a Nicaragua de por lo menos unos 100 altos jefes y líderes de la Contra, para que se integraran de lleno a la lucha política electoral. Entre estos estaban Alfonso Róbelo, Adolfo Calero, Bosco Matamoros, Azucena Ferrey, Alfredo Cesar, Antonio Ibarra vinculado a la Freedom House y al instituto para la religión y la Democracia (IRD). Unos $ 600.000 dólares serían utilizados para este plan especial denominado “Programa para el retorno del Exilio Nicaragüense” (NERP).

Ya en enero de 1990 de nuevo Bush vuelve a romper su supuesta promesa al solicitarle a republicanos y demócratas la ayuda económica para facilitar el triunfo de la UNO ya que los fondos de la NED eran insuficientes.

Tampoco se integran los $ 67 millones de dólares que a finales de abril del 1989 del 88 fueron aprobados por el congreso y estaban siendo utilizados para el financiamiento de la Contra para mantener intacta a sus fuerzas y su capacidad de guerra durante todo el proceso electoral y procurar la no desmovilización a pesar de los acuerdos presidenciales de Esquipulas IV (1987) como en Costa del Sol en El Salvador (1989), Tela Honduras (1989),) y San Isidro de Coronado (1989) también en Costa Rica. y los de Sapoá entre Contras y sandinistas en Nicaragua (1988).

Esos $67 millones incluían $49.75 en ayuda humanitaria, $7.7 en transportación de todo tipo. $ 4.16 millones en asistencia médica y $ 5 millones en costos administrativos. “Democratización antes de la Desmovilización” era la estrategia central de Washington. Esta le permitiría influenciar en toda la región montañosa del país donde se libraba la guerra. Un 25% del electorado vivía en esa zona.

Para lograr su estrategia en agosto del 89 la “Resistencia” anunció una movilización jamás dada de unos 6,000 hombres a lo interior del país completada en octubre. La cantidad de combates se estimaba en unos 300 por mes. Prácticamente el triple de inicios del año y veces más comparado con los ocurridos en 1988.

Eso les permitió realizar el programa de “acciones de propaganda electoral armada de la Contra dentro del territorio nicaragüense” entre las que se destacaba: Distribución de propaganda política a favor de la UNO.

Amenazas al campesinado de regresar después de febrero del 90 y vengarse si no votaban por la UNO. Que no había tal desmovilización alguna. Al contrario, habría Contra para rato.

Dejar claro que de no ganar la UNO, la guerra continuaría junto con la penuria de 10 años en el campo. Campaña de terror y asesinatos a los colaboradores sandinistas. Esto psicológicamente fue tan letal como la misma invasión a Panamá en el 89 ya que le sirvió de oportunidad a la UNO de expresar que si ellos ganabas jamás los EE. UU atacarían a Nicaragua.

La Red Local desde EE. UU

Desde Miami la organización recolectora y canalizadora de los fondos era El Carmen Group, fundado en 1982. Este jugó un papel importante en la promoción de la “guerra Contra” desde su inicio. No era para menos pues uno de sus fundadores fue Max Hugel ex director de las operaciones clandestinas de la CIA tras la victoria de Reagan en las elecciones del 80.

Siempre usando el método de crear organizaciones que sirvan de tapadera a la participación intervencionista norteamericana se procedió a crear y escoger finalmente a una organización que tuviera la cara nicaragüense. Entre estas figuraron la Fundación Nacional Nicaragüense Norteamericana (FNNN) de Adolfo Calero, Bosco Matamoros y Álvaro Rizo, la Fuerza de tarea Civil de Nicaragua (FTCN) de Antonio Alvarado, la que posteriormente la CIA convirtió en el Comité para las Elecciones Libres y la Democracia en Nicaragua (CELDN) o mejor conocido como el Comité de Miami.

A esta última organización le crearon un consejo directivo honorifico con Jef Bush, quien brindó la oficina donde estaría ubicada y Donald Trump entre otros ya conocidos. Se inició financiando al Comité reduciendo los gastos de mantenimiento de las oficinas de la resistencia en Washington y Miami. La Contra estaba ya en otro plano.

El Carmen Group se dedicó a la recaudación de fondos paralelos a los dados por el congreso. Estos fondos provenían de un sinnúmero de actividades de relaciones públicas dentro de los EE.UU. Desde tours políticos para la Violeta Barrios de Chamorro hasta la organización de cenas y banquetes que costaban desde $1,000 hasta $ 5,000 la entrada, pasando por donaciones desde $10,000 y hasta $145,000 dólares por congresistas y millonarios estadounidenses. Se estipula, que entre $600.000 y un millón de dólares fueron recolectados y utilizados para el financiamiento electoral sin que pasara por el CSE o en BCN.

Ya ni se diga las recolectas paralelas que desde la UNO en Managua se orientaba realizar de manera independiente a varios delegados nicaragüenses que tampoco fueron reportados. Decenas de miles lograron recolectar en campañas de radio y televisión, conferencias simposios que de igual manera no enteraron a las autoridades nicaragüenses.

La Red Tica.

Desde Costa Rica operaba otro enjambre de organizaciones norteamericanas y ticas con el mismo fin anti-sandinista. La NED operaba a través de la American Development Foundation (ADF) que desde Esquipulas comenzó a recibir fondos para la “Promoción de la Democracia” trasladando una parte al Centro de Asesoría para la Democracia (CAD) de origen tico. Unos $ 250.000 fueron usados para el programa de “Entrenamiento y Educación Cívica” a los líderes de la oposición anti-sandinista, y creando una macro estructura política opositora. Desde el CAD se accionaria con el Grupo Delphi que a su vez asistía al Centro de Formación Juvenil (CEFOJ) y al periódico La Prensa. la Federación Internacional de Sistemas Electorales (IFES) y el Instituto de Sindicatos Libres (FTUI).

Por su parte el Instituto Republicano para las Relaciones internacionales, (NRI) fundó en 1986 en Costa Rica la Asociación para la Defensa de la Libertad y la Democracia (ADLD) del Partido Social Cristiano Unido (PSCU). A esta le destinaria unos $500.000 dólares de no ser por las protestas del Partido Liberal Nacional (PLN) de Oscar Áreas, quien sintió en carne propia el intervencionismo político USA. Pero que no le importaba cooperar en contra de la Revolución Sandinista. Como siempre la doble moral de la Política exterior de Costa Rica.

El Centro de Asistencia para la Promoción Electoral (CAPEL) era financiada por la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID) lo que hoy se conoce como USAID. Creada en 1984 con $ 3.1 millones de dólares. Sus objetivos macros eran coordinar la asistencia técnica y financiera en los procesos electorales en C.A y el Caribe.

CAPEL coordinó con Nicaragua unos $150,000 dólares para el proceso electoral a través del CSE. Pero no coordinó los $ 500.000 dólares que le dio la AID para el mismo proceso. Eso le facilitó a CAPEL financiar a la Federación Internacional de Sistemas Electorales (IFES) en su momento creado por la NED. IFES creó en Nicaragua la “Vía Cívica” y los registros de votos que junto con los equipos de CAPEL distribuidos por toda Nicaragua entrenaron a los miembros de la UNO por todo el país.

La embajada tica también era un puesto de apoyo a la oposición anti-sandinista dado al militantismo de su propio embajador Farid Ayales, quien daba todo tipo de cenas y reuniones a los opositores. Para ese tipo de menesteres tenía asignado un presupuesto de $ 5,000 dólares mensual. Negoció a favor de la reapertura del diario La Prensa y hasta publicaba artículos y editoriales en contra del gobierno sandinista.

Radio Impacto ubicada en Costa Rica fue otra fuente receptora de fondos para unirse en la campaña mediática en contra del gobierno y la revolución sandinista.

Posteriormente entre 1988 y 1989 crearon la Academia Centroamericana de Entrenamiento (ACE) con bases en cada capital del istmo. El monto asignado eran unos $ 226.000 dólares. Su labor principal era organizar comités y grupos políticos que apoyaran la política exterior norteamericana inclusive en caso de una intervención militar directa contra Nicaragua. Entre otras tareas estaba canalizar fondos a la UNO a través de cuentas abiertas en Miami a diversos centros y organizaciones creados por ellos mismos y con las mismas características como el Centro de Estudios Económicos, Políticos y Sociales (CEEPS), el Instituto para la Promoción y la Capacitación Electoral (IPCE) etc.

La Red Venezolana.

Desde las diversas agencias de financiamiento desde Washington se manejaban otra red de organizaciones venezolanas en función de la desestabilización del proyecto revolucionario y la facilitación de la victoria electoral antisandinista en las elecciones del 90.

Desde Venezuela funcionaban la Fundación Nacional Democrática (FND) y la Fundación Rómulo Gallegos y se costeaban con los 200 mil dólares mensuales que servían para mantener la oficina de la Contra en Miami. Estas eran parte de un esquema que desde 1988 el Departamento de Estado por medio del Secretario de Planificación Política para América latina Luigi Enaudi había creado para el apoyo de la oposición nicaragüense. Posteriormente este llegó a ser el embajador USA en la OEA.

EL esquema era el mismo solo que usando de enlace al cardenal Obando y Bravo y a otros miembros de la UNO para poder generar asistencia técnica y económica a la oposición. Los miembros del FND se inscribieron como observadores electorales ante el CSE lo que les permitiría el contacto directo con la oposición. Entre estos observadores estaba Tor Halversen hombre convocado por la CIA y que desde el inicio de la guerra Contra en 1981 financió un viaje a Caracas al directorio de la Contra para crear campañas anti sandinistas a través de los Comité de defensa de la Democracia en Nicaragua. No había pues tales observadores imparciales mucho menos independientes.

Desde luego que para la inteligencia y seguridad sandinista este era el pan de cada día y el lector entenderá lo harto difícil de lidiar con este tipo de acciones y sus modalidades. Hoy día el accionar es el mismo solo que muchas organizaciones han mudado su nombre y en las próximas entregas las compartiremos.

Aprovechando la coyuntura electoral nacional, el caso del financiamiento encubierto de las agencias norteamericanas y sus métodos en las elecciones del 90 sirve como cartilla para nuestro pueblo en función de que se mantenga el firme convencimiento de que como se ataca a Nicaragua, como se lesiona su soberanía, quienes y como lo hacen y quienes en Nicaragua se lucran permitiéndoselo al yanqui intervencionista.

Lo anterior es muy importante si logramos generar conocimiento y conciencia en el pueblo trabajador, en el nicaragüense humilde y honrado. El campesino, el zapatero, el barbero, la vivandera, el albañil, el carpintero, el busero, los estudiantes y los docentes deben de saber dimensionar el nivel de lucro, la cantidad de dinero que ganan los malos nicaragüenses que reciben dinero del financiamiento yanqui. Como deben entender el dominio y el saqueo a los que nos someten las estrategias norteamericanas.

Es este tipo de traslado de información, a través de la cátedra sobre sistemas de desestabilización propuesta e impartida en cada centro universitario, hará que miles de Andrés Castro se reproduzcan en el devenir histórico de Nicaragua. ¡Arroja de nuevo la piedra Andrés!

(*) Manuel Salvador Espinoza Jarquín. Especialista en Relaciones Internacionales

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