La familia Núñez Arteaga: Entregados a la causa sandinista

La familia Núñez Arteaga: Entregados a la causa sandinista
  • Don Guillermo Núñez entregó a sus hijos al FSLN
  • Carlos Fonseca se integró a su familia
  • La carearon con el comandante Daniel Ortega y “no lo traicioné”
  • Los verdugos somocistas no pudieron sacarle información ni al hijo de su vientre

David Gutiérrez López

En un salón de la antigua Loma de Tiscapa, está un hombre alto de pie, delgado, con el rostro sangrando de la sien izquierda, visiblemente torturado. En unos pupitres observan sentados los militares Samuel Genie Amaya y Alesio Gutiérrez. Llevan a una mujer casi a rastras y la carean: ¿Conoces a éste? Interroga el guardia somocista. “No, no sé quién es, dijo con aplomo la mujer.

Era noviembre de 1967, 53 años atrás. El hombre esposado era el actual presidente de Nicaragua comandante Daniel Ortega Saavedra y la mujer que llevaron a identificarlo es Yolanda Núñez Arteaga, militante del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), capturada el 7 de noviembre en horas del mediodía, en una casa de seguridad del barrio MonseñorLezcano, junto a quien era su pareja sentimental el pintor Santos Medina.

Ambos, Yolanda y Santos desde el momento de la captura fueron sometidos a golpes y luego al tormento de patadas, puñetazos y la dolorosa tortura del chuzo eléctrico, además de falta de agua, comida y hasta de sueño. “No los dejen dormir a estos hijos de p…ordenó el criminal somocista Alesio Gutiérrez a uno de los guardias que custodiaban alos prisioneros.

A Daniel lo capturaron el 18 de ese mismo mes, en una casa de la Colonia Somoza, cercana al viejo Estadio Nacional. Intentaban por todos los medios, acusarlo de ser el responsable de la muerte del famoso} sargento torturador de la Oficina deSeguridad Nacional (OSN) Gonzalo Lacayo, de la Guardia Nacional (G.N) de Somoza, ajusticiado a balazos en una calle cerca del Arbolito, la noche del 23 de octubre de 1967, en un operativo del FSLN.

Al actual presidente Daniel Ortega Saavedra lo habían torturado con saña desde el momento de su captura, tratando de arrancarle valiosa información que condujera a la captura del entonces secretario general del FSLN, Carlos Fonseca, jefe máximo de la organización político-militar que le había declarado la guerra a muerte al sistema somocista.

A Yolanda, durante una sesión de tortura, estando frente a su compañero Santos Medina, éste les dijo que no la golpearan porque estaba embarazada, con dos meses de gestación. Situación que aprovecharon para ensañarse con más odio tratando de sacarle información y abortara también al hijo que se aferró a la vida dentro de su vientre, logrando nacer sanoy salvo meses después.

No lograron sacarle información alguna ni al hijo, su primogénito, Santos Ulises, el pequeño que antes de nacer percibió el dolor de la tortura y el tormento de las cárceles de la dictadura somocista.

La misma guardia actuando como juez y parte, se encargó de imponer la condena de un año de prisión a Yolanda, la menuda muchacha de 19 años que se inició en el FSLN siguiendo el ejemplo de su papá Guillermo Núñez Bustamante, quien, en el año 1966, alojó en su humilde casa en el camino de San Isidro de Bolas, al comandante Carlos Fonseca, hasta donde una noche, cerca de las nueve, llegó José Benito Escobar y doña Aurora, la madre de Roger Núñez Dávila a dejar al huésped.

Llegó don “Virgilio” el ganadero norteño

La familia Núñez Arteaga: Entregados a la causa sandinista
Yolanda Núñez y su hijo Santos Ulises, soportaron las torturas de los guardias somocistas en noviembre de 1967. No pudieron sacarle información ni al hijo que llevaba en su vientre.

Como “Don Virgilio” le conocerían al comandante Carlos Fonseca, quién se presentó ataviado de sombrero y camisa a cuadros, bajo la cobertura de ser un ganadero que había llegado a Managua a realizar diversas diligencias. En la casa no había energía eléctrica y “don Virgilio” durante las noches leía y escribía en una pequeña máquina de escribir portátil alumbrándose con un candil, recuerda Yolanda.

De manera fácil y rápida, el dirigente sandinista en la clandestinidad se integró a la familia Núñez Arteaga, él estaba pendiente de cualquier detalle de la casa. Cuando fueron tomando confianza, el comandante Carlos les hablaba viéndolos al rostro con sus penetrantes ojos azules, expresándolesla urgencia de fortalecer la lucha contra la tiranía somocista para sacar de la pobreza al pueblo, sometido por un aparato militar formado yentrenado por los Estados Unidos de Norteamérica.

En medio de la pobreza y laslimitaciones propias de la familia, doña Carmen Arteaga, mamá de Yolanda, se entregó con especial cariño a atender al distinguido visitante, garantizándole la comida y el arreglo de su vestimenta, la que aplanchaban con una plancha de hierro calentada a la leña. Además de atender a sus nueve hijos y esposo.

“Era estudioso, observador, educado y respetuoso” recuerda la militante sandinista, cuenta que una vez le preguntó la razón por qué no había asistido a clases. Ella respondió que no contaba con dinero para pagar el pasaje, el comandante Carlos aprovechó para explicarle con detalles la importancia de no dejar de asistir a estudiar, mientras de su bolsillo sacaba un dinero para sufragar el gasto de Yolanda.

“Les entrego a mis hijos para la causa sandinista”

A la casa del camino de San Isidro de Bolas asistía mucha gente, militantes sandinistas que entraban y salían.Ahí fue donde Yolanda conoció al comandante Daniel Ortega, a quién negó conocer cuando la condujeron a identificarlo ese noviembre de 1967, fecha desde la cual el actual presidente de Nicaragua guardaría prisión en la Modelo de Tipitapa, hasta ser liberado el 29 de diciembre de 1974, cuando el FSLN rompió el silencio con el asalto a la casa de “Chema” Castillo, en los Robles, Managua. “No, no lo traicioné”, expresa Núñez al recordar ese encuentro doloroso cuando ambos estaban maltrechos por las torturas enmanos de la guardia.

Al comandante Fonseca le gustaba que don Guillermo Núñez le relatara (sin haber vivido esa época, solo de referencia) la guerra de 1912, cuando el general Benjamín Zeledón se enfrentó a los marines norteamericanos, defendiendo el honor y el patriotismo de los nicaragüenses, ejemplo que sirvió a Sandino para continuar su lucha por la defensa de la soberanía nacional en contra del mismo invasor a quienes derrotó en las montañas segovianas.

Hasta la estrofa de una vieja canción producto de esas luchas, le cantaba don Guillermo al comandante Fonseca, la que Yolanda todavía guarda en su memoria: “Vida mía deja de llorar, los que habrán de venir van a ganar”.

Yolanda lo recuerda con profunda emoción y de sus ojos brotan lágrimas al recordar aquel día que Carlos Fonseca decidió marcharse de esa casa, dejando un gran vacío y tristeza en la familia. Su papá, con firmeza y alta disposiciónle dijo: “Le entrego a mis hijos para la causa sandinista”.

Efectivamente ese día dos de sus hijos Elida del Socorro de 22 años y Luis Noel de 9, se marcharon con el jefe revolucionario a una casa de seguridad ubicada en el barrio Santa Clara, cerca de la Lechería La Perfecta, donde los muchachos Núñez servirían de cobertura. Desde ese momento todos se integraron al Frente Sandinista asumiendo diversas tareas en diferentes casas de seguridad.

Los preparativos para la guerrilla de Pancasán

En cierta ocasión, en la pequeña casita de San Isidro de Bolas y a la luz de candiles se reunieron al menos treinta personas, algunas clandestinos y otros legales, que según Yolanda la reunión se trataba para organizar los preparativos iniciales de la guerrilla de Pancasán en Matagalpa, la que sufrió un revés militar en agosto de 1967, cuando una fuerza de más de 400 guardias atacó a una columna sandinista cayendo en desigual combate 13 valiosos militantes.

Entre otros compañeros llegaron Oscar Turcios, Carlos Reyna “Braulio” del barrio de Pescadores de Managua, Tomás Borge, Doris Tijerino, Casimiro Sotelo, Germán Pomares, Catalino Flores, Filemón Rivera “Gato Negro” y el coronel Santos López, considerado el hilo conductor entre la guerrilla del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN) y el naciente FSLN con su plana mayor reunida en una humilde casa de la entonces zona rural e la capital.

Yolanda, a quien conocían como “Yoli” se encontraba dando cobertura a una casa en el barrio de María Auxiliadora, donde se encontraba resguardado como parte de un comando el combatiente sandinista Selim Shible Sandoval y Humberto Catún Sandoval, (primos).

Prisioneros en la Modelo en 1968. De izquierda a derecha Humberto Catún, Inocente Escobar, Axel Somarriba, Efraín Sánchez Sancho, Guillermo Núñez (padre de Yolanda) Domingo “Chagüitillo” Sánchez Salgado, Jorge “el cuervo” Guerrero y Jacinto Suárez Espinoza.

Era el 6 de agosto de 1967, cuando sin saber con qué objetivo, a ella la enviaron a la pulpería a comprar unas “cabuyas”, mecates. A eso de las dos de la tarde, Selim antes de salir con rumbo desconocido, le pidió a la compañera Yoli le preparara un cafecito. “Talvez este sea el último café que me tomo”, comentó el joven guerrillero descendiente de padre palestino y madre nicaragüense.

En otro punto de la capital, ese mismo día, otra parte del comando integrado por Jacinto Suárez Espinoza (q.e.p.d) y Manuel “Alí” Rivas Vallecillo, se preparaban para una acción de recuperación económica en la lechería La Perfecta, cuyos fondos se destinarían a la guerrilla de Pancasán. Los mecates serían utilizados para amarrar al personal del objetivo.

Cerca de las cinco de la tarde cuando la recuperación se había realizado, se armó una balacera en la que primero resultó herido Catún, al verlo caer, Selim se regresó para cargarlo y no dejarlo abandonado, fue en ese instante que un disparo le arrebató la vida cuando apenas cifraba los 23 años. Momentos después Jacinto Suárez fue capturado dentro de un cauce cerca de donde fue el Nuevo Diario, armado de un revólver calibre 38.

En la casa de seguridad Yolanda y Santos escucharon el piripi pi de la radio, brindando la noticia de última hora del asalto y balacera, hablando de muertos y heridos. De inmediato decidieron lanzar a un profundo pozo todos los documentos y hasta parte de la ropa para borrar evidencias que pudieran involucrarlos.

Cerca de las seis de la tarde apareció raudo en un jeep “el flaco” Rolando Roque, orientándoles abandonar la casa de inmediato, salieron con lo que andaban puesto. Una vecina les contaría después que apenas habían dado la vuelta por la esquina en el automotor cuando aparecieron varios uardias a buscarlos para seguramente asesinarlos. En la casa solo contaban con una granada de fragmentación y una pistola nueve milímetros.

Esa noche de tensión pernoctaron en una vivienda cerca de la Loma de Chico Pelón. Al día siguiente 7 de agosto, se trasladaron a una casa de seguridad en el barrio Riguero, donde se encontraban los combatiente Jorge Sinforoso Bravo, Hugo Medina, “Susy” compañera de Medina, Magda Narváez, Rolando Roque y Camilo Ortega.

Las sesiones de tortura

En las sesiones de tortura se ensañabancon Yolanda un esbirro llamado Celestino y el “Coto” Torres, famosos por aplicar diversos métodos de tormento a los prisioneros. En una ocasión el “coto” llegó y con violencia le arrancó la ropa a la prisionera seguido de golpes, luego la condujo a unos baños donde le tiraron agua. En su caso no hubo abuso sexual, a como ocurrió en otros casos con otras prisioneras.

¿Vos sos del Frente Sandinista?, ¿Dónde están las otras casas de seguridad?, ¿Quiénes mataron a Gonzalo Lacayo?, eran parte de las preguntas del interrogatorio, acompañadas de bofetadas y puñetazos en el rostro y en las costillas, que las dejaban sin aliento.

Una y otra vez, Yolanda afirma que respondía: “Sí soy del Frente Sandinista”, pero negaba conocer quiénes habían acabado a balazos con el sargento Lacayo de no grata recordación por sus métodos violentos y ensañamiento en contra de los militantes sandinistas.

Le mostraban un álbum de fotografías de militantes sandinistas con una cruz negra en la frente, como para hacer creer que estaban muertos y quebrar la moral de los prisioneros. “Pero nos habíamos preparado psicológicamente solo para responder que a los que conocíamos ya estaban muertos”, afirma nuestra entrevistada.

En el Hormiguero la recibió el verdugo Valle Salinas

El 2 de diciembre de 1967 a Yolanda la trasladaron a la cárcel del Hormiguero (viejo cuartel de piedra cantera) ubicado en la avenida Roosevelt, dándole la “bienvenida” el policía Nicolás Valle Salinas, torturador, represor y verdugo, actualmente anciano que vive todavía tranquilamente en Managua, apoyándose al caminar en un bastón que le sirve también de arma corto punzante (estilete).

En el Hormiguero la ingresaron en una celda ubicada en un torreón quecomunicaba por pequeñas hendijas con la calle, mediante las cuales los prisioneros sacaban con hilos y manilas cartuchitos donde los transeúntes les colocaban cigarrillos y a veces algunas monedas.

Días después fue trasladada a la cárcel de la Aviación, actual Central de Policía Ajax Delgado. En ese lugar, encontró a Gladys Báez, Doris Tijerino y se enteró que en la celda 16, también se encontraban presos su papá Guillermo y sus hermanos varones Guillermo de 17 años y Rigoberto de 10, quienes a pesar de ser unos niños fueron torturados con los temibles chuzos eléctricos, al igual que a su padre.

Durante las sesiones de tortura, cuando los verdugos se convencieron que no podían sacarle mayor información a Yolanda, al verla resistiendo con fortaleza, aun sometida al dolor tormentoso, el “coto” Torres le preguntó: ¿“Qué es lo que guardas en ese cuerpo” ?, refiriéndose a la delgadez de la muchacha que en estado de embarazo soportó los vejámenes.

De la cárcel salió a dar a luz

El 12 de abril de 1968 le otorgaron “casa por cárcel” para terminar su condena, en tanto su hijo crecía dentro de su vientre. El 27 de mayo de ese año, paradójicamente el día que la Guardia Nacional de Somoza celebraba su día, nació su primogénito Santos Ulises, quién se resistió al igual que su madre a perecer o rendirse ante las torturas de sus captores.

Desde esa fecha, fue perseguida constantemente por agentes de la seguridad de Somoza. En algún momento de esa etapa represiva Yolanda fue perdiendo contacto y estratégicamente se apartó. A su vez el Frente Sandinista, como organización se replanteó una nueva estrategia que consistió en “acumular fuerzas en silencio” después del revés de la guerrilla de Pancasán.

El 4 de febrero de 1976, día que capturaron al comandante Tomás Borge, cerca del Colegio Teresiano en la carretera a Masaya, luego de una balacera ocurrida en la Colonia Centroamérica, la guardia y los agentes de seguridad realizaron una inusual redada y patrullaje en toda el área.

Cerca de las cinco de la tarde, cuando las golondrinas revoloteaban cerca de la antigua sorbetería Lacmiel, Yolanda caminaba de forma natural y tranquila, cuando escuchó su nombre, volvió a ver y eso bastó para que hombres de civil la secuestraran y condujeran a la Loma de Tiscapa, ahora en ruinas, destruida por el terremoto de 1972.

La interrogaron sobre qué andaba haciendo por ese sitio, de donde venía. Solamente dijo que venía de trabajar. A eso de las ocho de la noche la dejaron en libertad. Fue su última carceleada por unas horas.

Yolanda retomó de nuevo contacto y se reintegró con su organización, la misma a la cual se entregaron en cuerpo y alma toda su familia hasta 1977, iniciando con el estallido de diversos ataques a cuarteles de la guardia en Managua, Nueva Segovia, San Carlos, Río San Juan y Masaya entre otros.

Fue en el barrio San Judas, de los Cocos 3 cuadras al sur, donde Yolanda se convirtió en refugio y transmisora de experiencia conspirativa con jóvenes combatientes que por las noches salían a realizar acciones de hostigamiento y aniquilamiento de patrullas de la Guardia Nacional. Su casa sirvió de buzón de armas y pertrechos del nuevo relevo de sandinistas.

Yolanda cada vez se involucraba más, llegando a participar activamente en los preparativos y ejecución de la insurrección de septiembre de 1978 y en la ofensiva final cuando el FSLN convocó a la paralización del país iniciando con una huelga general el 6 de junio. El 8 de ese mes la gente se adelantó al preparativo y se sostuvieron fuertes combates contra la guardia que intentaba tomarse el barrio.

Ante la escases de municiones de la fusilería y de las armas cortas el mando conjunto de las tres tendencias Guerra Popular Prolongada (GPP), Tendencia Proletaria (TP ), Tendencia Insurreccional TI), decidió realizar un repliegue táctico a la hacienda El Vapor, en el Crucero, para retomar fuerza y evitar las muertes innecesarias el día 16 de julio, en el que también Yolanda recuerda con tristeza a los muertos de San Judas y la masacre de Batahola cuando muchachos de los barrios Monseñor Lezcano, Acahualinca, La Morazán y La Ceibita se dirigían hacia San Judas y fueron ametrallados por un contingente de guardias nacionales al cruzar un campo abierto.

La foto de Selim muerto

Antes de despedirnos le muestro a Yolanda una fotografía de Selim Schible, muerto, tomada del libro de memorias En el mes más crudo de la siembra de Jacinto Suárez. La ve con detenimiento, nunca había visto esa foto de ese trágico día del 6 de agosto de 1967, sus ojos se humedecen, suelta las lágrimas al recordar el momento que el guerrillero urbano le pidió el último cafecito antes de partir hacia la muerte.

El personaje

Yolanda de los Ángeles Núñez Arteaga, nació el 11de julio de 1947 en Managua, (73) años.

Sus padres: Guillermo Núñez Bustamante, agricultor y Carmen Arteaga.

Desde 1966 se integró al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) brindando cobertura a casas de seguridad donde habitaban militantes clandestinos.

Conoció a la plana mayor de la dirigencia sandinista de la época, cuando se preparaba la guerrilla de Pancasán en 1967.

Después del triunfo de la Revolución formó parte del Ejército Popular Sandinista, por un breve tiempo. Posteriormente pasó a trabajar en la Casa de Gobierno hasta 1990.

Los últimos 21 años laboró en el Instituto de Historia del Sandinismo adscrito a la Universidad Centroamericana (UCA). Es madre de seis hijos: Santos Ulises Medina, Mauricio Antonio, Félix, Lester Omar, Leonel Salvador y Cristina del Socorro Bustamante Núñez.

Ha recibido varios reconocimientos entre ellos la Orden X Aniversario de la Revolución Popular Sandinista. También de la Asociación de Mujeres Luisa Amanda Espinoza (AMLAE), por su militancia y colaboradora histórica del FSLN.

8 Comments

  1. Para mi es un orgullo pertenecer a la familia Núñez ya que llevamos el rojo y negro en la sangre aun recuerdo
    que la casa servia de seguridad para muchos jovenes combatientes. Me emociono ver la foto de mi abuelo viejito arecho
    que lucho en contra de la guardia Nacional para la liberación de nuestra Nicaragua libre y bendita.
    gracias por ese articulo muy bonito y si mis tios eran gente de ñeque no es cualuiera que resiste tanto y aun siendo bien jovenes

  2. Mujer pencona y seguimos de frente con el frente los nuñez no los rendimos ni los vendemos viva El comandante Daniel ejemplo de lucha siempre al frente

  3. Excelente entrevista a la Cra. Yolanda Nuñez una de persona honesta humilde y dedicada 100% a la Revolucion . Siempre a sido fiel defensora de la causa sandinista y del modelo de q una vez soño Carlos Fonseca ,Sandino y muchos combatientes q han dado su vida por una patria libre.

  4. Me siento muy orgullosa de ser parte de esta Familia Nuñez mi Abuelita Yolanda Nuñez y Mi padre Santos Ulises Nuñez quienes me han inculcado los igual que a todos los ideales del FSLN, siempre en la lucha sin claudicar muchas gracias por publicar a mi Guerrillera Clandestina Yolanda Nuñez ejemplo de esfuerzo y amor y entrega para todos sus hijos nietos y bisnietos

  5. Como hijo de Luis Noel Núñez , sobrino de Yolanda y nieto de Guillermo Núñez, me siento llenó de alegría al saber que la familia tuvo una gran responsabilidad en llevar adelante la revolución sandinista, y seguir en pie de lucha por la misma causa asta la fecha. Felicito a toda la familia Núñez Arteaga.

  6. Una gran mujer de lucha y vida ejemplar ; De dignidad , honor y gallardía , que hace enorgullecer a la Militancia del FSLN , y a muchos revolucionarios que luchan por rescatar la dignidad humana a costa del sacrificio familiar . Felicidades a Visión Sandinista y al periodista Gutierrez. Buen trabajo .

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