- El General buscando la paz, encontró la muerte
- Se nutrió de conocimientos en el andar de la vida Rebelde y antimperialista
- ¿Sandino decapitado para que los gringos comprobaran su muerte?
David Gutiérrez López
El General de Hombres Libres, Augusto C. Sandino, poseía una extraordinaria y rica formación política ideológica, aprendida en la universidad de la vida y puesta en práctica magistralmente con su pensamiento antimperialista y nacionalista al constituir el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN), para defender el decoro nacional de la invasión de tropas norteamericanas a las que derrotó y expulsó de Nicaragua en 1933.
Su padre, Gregorio Sandino, un acomodado hacendado de Niquinohomo, pertenecía al Partido Liberal y era un hombre comprometido con su pensamiento y actuar, tanto así que fue capturado y encarcelado por protestar cuando se firmó el oscuro y vergonzoso Tratado Chamorro-Bryan, relata el historiador nicaragüense Aldo Díaz Lacayo, en ocasión de conmemorarse el 86 aniversario del asesinato del guerrillero de Las Segovias, el 21 de febrero de 1934.
El Tratado Chamorro-Bryan fue un acuerdo internacional, suscrito el 5 de agosto de 1914, en Washington D.C, Estados Unidos de América, donde Nicaragua le concedía a “perpetuidad” (entregaban) y enfatizaba “para siempre” al gobierno de Estados Unidos los derechos de construcción, operación y mantenimiento de un canal interoceánico por la vía del Río San Juan y el Gran Lago de Nicaragua, o por donde quisieran los yanquis, a cambio de un préstamo de unos cuantos dólares más.
El entreguista tratado se firmó durante el mandato del presidente norteamericano Thomas Woodrow Wilson y el primer mandato del presidente de Nicaragua Adolfo Díaz. Los firmantes fueron por Estados Unidos William Jennings Bryan, entonces secretario de Estado y Emiliano Chamorro, entonces ministro plenipotenciario. Fue abrogado el 14 de julio de 1970.
Ver pasar el cadáver de Zeledón marcó su antimperialismo
Otro acontecimiento fundamental que marcó la vida y formación política del joven Sandino fue cuando el 4 de octubre de 1912, vio pasar el cadáver del doctor en Derecho y general liberal Benjamín Zeledón sobre una carreta tirada por bueyes rumbo a Catarina, cuando luchaba con un puñado de hombres en contra de la intervención norteamericana y los vende patria de Emiliano Chamorro y Adolfo Díaz.
Sandino estuvo en Niquinohomo hasta 1917. En ese año decidió ir a buscar trabajo para hacer dinero y casarse con su prima. En Rivas encontró trabajo en una hacienda propiedad de un señor de apellido Román. Luego se fue a San Juan del Sur, y se embarcó a finales del año 1917 y hasta 1920 laboró como obrero embarcado donde aprendió el oficio de tornero y mecánico.
Los puertos de todas partes del mundo estaban tomados y controlados por tropas norteamericanas. Al pasar por el canal de Panamá ciento por ciento dominado por los norteamericanos Sandino se asombra por la majestuosa obra del Canal y se entera del tratado Chamorro-Bryan, confirmando que era una traición y entrega”, relata Díaz Lacayo.
Sandino en sus testimonios narra que visitó muchos países, incluyendo los Estados Unidos, sin precisar las ciudades y puertos, mientras trabajó embarcado. Al regresar lo hizo en barco por la Costa Caribe y retornó a Niquinohomo con suficiente dinero ahorrado e inauguró un negocio de granos básicos, propio, sin sociedad con nadie.
En 1921 tuvo una riña con Dagoberto Rivas, le pegó un balazo y no supo qué tan grave fue la herida (que atravesó el muslo) y se puso a resguardo, se fue a la Costa Caribe, donde escasamente un año atrás había retornado.
“Hay testimonios de gente que trabajó en la Costa Caribe con él (con Sandino) y dicen que estuvo asentado por largo tiempo, pero yo he realizado cuentas calendario y no me parece que fue por mucho tiempo, porque en menos de un mes estaba en Tegucigalpa y luego salta a la Ceiba, Costa Caribe de Honduras”, explica Díaz Lacayo.
En la Ceiba conoció de la revolución mexicana En la Ceiba logró un trabajo en la United Fruit Company (conocida popularmente como la Yunai, compañía de Estados Unidos,dedicada a la comercialización de frutas, principalmente bananos). En ese país se enteró que donde predominaban estas compañías bananeras no tenían ninguna soberanía respetable, porque los que mandaban eran los yanquis explotadores de la mano de obra en las bananeras.
Durante el tiempo que estuvo en la Ceiba, el Partido Liberal de Honduras, que estaba en la oposición, decidió hacer un nuevo programa que lo escribió Zúñiga Huete, un líder hondureño liberal, documento que trascendió y fue estudiado en ese momento por Sandino. El programa liberal era de orientación fundamentada en base a los principios de la Revolución Mexicana.
Sandino comenzó a conocer de la Revolución mexicana en la Ceiba, lugar donde estuvo hasta el año 1923 y luego se marchó para Quiriguá, Guatemala, donde estuvo muy poco tiempo.
Una particularidad fue que antes de la llegada de Sandino a Guatemala había ocurrido un gran conflicto dirigido por los comunistas guatemaltecos que dependían de los comunistas mexicanos.
Sandino tomó la determinación de viajar a México intrigado por esos conocimientos y se afincó en el sitio más importante de las ideas políticas, donde se conjugaban diversas corrientes ideológicas: La Huasteca Petroleum, en 1925, la compañía de petróleo donde se albergaban otras empresas de servicio relacionado a la explotación petrolera. Sandino comenzó como obrero ayudante con una paga de 5 pesos diarios, posteriormente pasó a desempeñarse como despachador de combustibles con una paga de 6 pesos.
Entusiasmado el joven Sandino de esas nuevas ideas y ávido de aprender, se involucró en círculos de estudio probablemente de carácter teosóficos, sobre América Latina, y los personajes muy importantes. “Lo dice el mismo Sandino cuando retornó a Managua, que conocía entre ellos a Bolívar y Abraham Lincoln, a los que había estudiado”.
Con ese viaje, Sandino estaba abandonando sin querer sus deseos de establecer una vida marital con su prima Mercedes Sandino.
Sandino retornó a Nicaragua el 1 de junio de 1926, un mes antes, en mayo había estallado una revuelta en la Costa Caribe y las tropas de marines norteamericanos habían desembarcado en Bluefields bajo el falso argumento de proteger la vida de los ciudadanos (muy pocos) que habitaban en la zona.
Orgulloso de su consanguinidad, nacionalismo y antimperialismo
En tanto, la insurrección que había estallado en la Costa Caribe, con una fuerte participación de los trabajadores del sector de las bananeras, movilizó a los dirigentes liberales que enarbolaron la bandera de lucha de la “constitucionalidad”, una pugna que generó una guerra civil entre dos facciones de la clase dominante, liberales y conservadores.
En el primer manifiesto del primero de julio de 1927, Sandino se declara orgulloso de llevar en sus venas sangre indígena y rinde homenaje a los que lo acompañaron durante toda su lucha en las montañas y pueblos de Las Segovias nicaragüense.
En ese manifiesto deja claro en la lucha común que han vivido y siguen viviendo los pueblos latinoamericanos, en la lucha por la independencia del colonialismo español y de liberación contra el imperialismo de los Estados Unidos de Norteamérica.
Menciona frases de Lincoln y de Bolívar. Al regresar a Nicaragua, la guerra es una oportunidad enorme para desarrollarse y tuvo la ventaja de tener muchos intelectuales a su lado a los que hizo secretarios. Una especie de legión latinoamericana formada por intelectuales, entre ellos Esteban Pavletich, de Perú, Agustín Farabundo Martí, de El Salvador que llegó a Nicaragua en 1928, Pedro Antonio Arauz Pineda (cuñado), de San Rafael del Norte y el periodista colombiano Alfonso Alexander Moncayo, entre otros.
Durante la guerra constitucionalista y después del pacto Stimson-Moncada el 4 de mayo de 1927 (Pacto del Espino Negro) Sandino aceleró su lucha antintervencionista. Sandino dijo: “No depondré mi actitud hasta no arrojar de mi Patria a los invasores. Mi inspiración es rechazar con dignidad y altivez, toda imposición en mi país, de los asesinos de los pueblos débiles”.
Ese día de la rebeldía de Sandino que se negó a capitular entregando las armas por órdenes de los yanquis, es celebrado desde la victoria de la Revolución Sandinista como el Día de la Dignidad Nacional.
En octubre de 1929, en declaraciones al Diario de Yucatán, dijo: “El ideal de alianza entre los pueblos de nuestra América racial ha sido siempre abrazado por todos los quijotes que hemos tenido en nuestra América Latina, apóstoles infatigables de las libertades de Latinoamérica a cuya cabeza van Bolívar y José Martí”.
Alfonso Alexander Moncayo, el colombiano periodista y secretario, relata que Sandino tenía tres secretarios y les dictaba a los tres al mismo tiempo diferentes temas, cartas, informes, lo que demuestra una capacidad y preparación extraordinaria de un ser humano con un alto sentido de conocimiento y concentración admirable, de amplios conocimientos, capaz de responder preguntas de toda índole, muchas de ellas quedaron escritas en diarios y revistas de la época en diversos países que daban seguimiento a la lucha antimperialista
El plan de paz
Sandino no tenía otra oportunidad que concertar la paz. Porque a partir de 1930 la guerra ya no era contra los gringos que, aunque estaban en el territorio nacional, se dedicaban a dirigir y suministrar avituallamientos; ahora la guerra era contra la Guardia Nacional, que eran soldados reclutados muchos a la fuerza, comenta Díaz Lacayo.
El jefe supremo del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, tenía la suficiente sensibilidad para conocer que los gringos se tenían que largar de Nicaragua, lo cual efectivamente ocurrió cuando se fueron el primero de enero de 1933.
Fue entonces que Sandino decidió con la salida de los yanquis viajar a Managua, en contra de su Estado Mayor, que le rogó: “general no vaya a Managua, puede ser una trampa”. Desafiando todas esas recomendaciones decidió viajar en febrero de 1934, confiado en que el presidente de la República Juan Bautista Sacasa, era el jefe supremo del Estado y por lo tanto, tenía mando sobre las fuerzas armadas y convencido de ello llegó a la capital a dar continuidad a los acuerdos de paz.
Otro aspecto de ese viaje fue que Sandino era Masón y Somoza también (Masonería es una institución de carácter filantrópico, filosófico, armónico, selectivo, jerárquico, humanista, con fundamentos en la fraternidad) y probablemente eso coadyuvó a aumentar la confianza y no tuvo la duda y sospecha de que Somoza podría traicionar la búsqueda de la paz.
¿Decapitado y su cuerpo incinerado?
– ¿Entonces Sandino no cayó en la trampa?, pregunto a Díaz Lacayo.
-No creo, porque cuando lo toman preso (la noche del 21 de febrero de 1934 en las afueras del cuartel de El Hormiguero) él pide hablar con Somoza García y muestra la fotografía tomada y firmada por ambos dándose un abrazo, en señal de paz y fraternidad.
La teoría de Aldo Díaz Lacayo es que a Sandino, después de fusilado, lo decapitaron y su cabeza fue llevada probablemente a los laboratorios de Estados Unidos, como medida rigurosa de los gringos para cerciorarse que efectivamente habían aniquilado a quien les combatió y derrotó en las montañas segovianas. Su cuerpo probablemente fue quemado y sus cenizas esparcidas para no dejar evidencia ni rastro ni para que posteriormente sus seguidores rescataran sus restos.
Junto al general Sandino fueron asesinados los miembros de su Estado Mayor Francisco Estrada y Juan Pablo Umanzor. En la misma fosa lanzaron los restos de un niño que inocentemente murió en el tiroteo en la casa de Sofonías Salvatierra, de donde escapó a punta de metralla y herido, el coronel Santos López, quien se convertiría posteriormente en el eslabón vital de la fundación y formación del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
Otras versiones revelan, incluso la de algunos oficiales de la G.N que estuvieron directamente involucrados en la ejecución, que los cuerpos de Sandino y sus ayudantes podrían encontrarse donde hoy está ubicado el Centro Comercial Las Américas, en Bello Horizonte.
Otras, indican que fueron sepultados donde hoy es el barrio Larreynaga. En los años 80 se realizaron excavaciones en la antigua cárcel de La Aviación, donde funciona actualmente la Central de Policía Ajax Delgado, sin resultados positivos.
– ¿Qué se conoce de la espiritualidad de Sandino?
-La espiritualidad de Sandino es un tema poco estudiado, explica el historiador Díaz Lacayo, quien expresa no recordar cuando comienza a firmar: Siempre más allá.
Sandino era teósofo. El presidente de El Salvador Pio Romero Bosques, cuando pasó por ese país para viajar a entrevistarse en febrero de 1930 a México con el presidente Emilio Portes Gil, le brindó todas las atenciones, le arreglaron un vagón del tren para que se movilizara por todo el territorio nacional.
Un ministro de apellido Claramunt dijo que no se lavaría las manos en un mes después de estrechársela al general que representaba la dignidad de los hombres libres antimperialistas del mundo.
En 1929, en México, conoció a Joaquín Trincado, fundador del movimiento Escuela Magnético-Espiritual de la Comuna Universal (EMECU) y el primer escrito de Sandino deja claro que era un hombre muy espiritual, pero que haya militado él y sus soldados y militares en esa escuela no hay certeza, pero le guardaban mucho respeto y admiración.
Sandino abrazaba las ideas de “fraternización universal” entre todos los pueblos de la tierra. El 26 de febrero de 1933 (un año antes de su asesinato) Sandino declaró a la Nueva Prensa: “Las fronteras tendrán que desaparecer y la América realizará el sueño del gran libertador. Mas no solo es esto mi ideal, sino lo grande y lo sublime sería que realizado esto, Europa, los demás continentes formaran la gran confederación, la gran fraternidad humana”.
En marzo de 1930 Sandino declaró a El Nuevo Día, diario de San Salvador: “El comunismo está aureleado de libertad. Cada hombre lleva un espíritu libre. Jesucristo forma parte de la noble cadena de los grandes comunistas (…) Nos estamos perdiendo. Rusia se salvó por el comunismo y se empezaba a perder de nuevo porque bajo esa bandera de libertades puras, había hombres corrompidos”.