Hace 45 años el FSLN inició ofensiva contra el somocismo

  • Cuando se rompió la etapa de acumulación de fuerzas en silencio con la Operación “Diciembre victorioso”

Este 27 de diciembre se cumplen 45 años del famoso asalto a la casa de José María “Chema” Castillo que significó un fuerte golpe propinado por el Frente Sandinista a la dictadura somocista, y con el que se rompió la etapa de acumulación de fuerzas en silencio para pasar a una ininterrumpida ofensiva política y militar en todo el territorio nacional hasta lograr el triunfo de la Revolución Popular Sandinista el 19 de julio de 1979.

Hasta esa noche del 27 de diciembre de 1974, el FSLN había recibido constantes golpes de parte de la dictadura: muchos de sus militantes asesinados, y otros tantos presos y torturados. De ahí la decisión de mantener un período de acumulación de fuerzas en silencio.

La espectacular acción guerrillera fue perpetrada por el Comando “Juan José Quezada”, integrado por trece militantes sandinistas que durante meses se habían preparado para tal efecto, entre ellos Omar Halleslevens, Leticia Herrera, Hilario Sánchez, Alberto Ríos, Róger Deshon, Germán Pomares, Olga Avilés, Eleonora Rocha y Félix Pedro Picado, bajo el mando de Eduardo Contreras “Marcos”.

La operación empezó cuando una escuadra de guerrilleros bajó a Managua desde la vivienda en la que el comando se entrenaba clandestinamente en el municipio de El Crucero. Tras asaltar varios taxis, todos los abordaron y llegaron de sorpresa hasta la puerta principal de la casa de Chema Castillo, ubicada en el reparto Los Robles.

Castillo Quant, uno de los ministros más destacados de Anastasio Somoza, daba una fiesta en honor al embajador de Estados Unidos en Nicaragua, Turner B. Shelton, e invitó a la «crema y nata» de los funcionarios del dictador, al cuerpo diplomático acreditado en el país y a empresarios somocistas.

Encuentran a los “peces gordos”

Tras la operación, el comandante Germán Pomares, El Danto, narró a un periódico que “Marcos” o comandante Cero en esta acción, salió de uno de los taxis disparando a los guardias y a escoltas que se encontraban resguardando el lugar.

“El objetivo era tomar la casa. Había que irrumpir metiendo tiros, haciendo bulla para hacer más grande la sorpresa, el susto. Todos los compañeros que iban con nosotros se tiraron también detrás de Marcos, a pesar de que había algunos que nunca habían combatido antes”, explicó El Danto.

Algunos escoltas lograron responder a los disparos de los guerrilleros que poco después entraron a la vivienda disparando. “A los minutos toda la zona estaba llena de guardias somocistas que disparaban a discreción, y que incluso intentaron una operación de ingreso por el techo”, relató el comandante Pomares, caído durante la toma de Jinotega en mayo de 1979.

“Por cuestiones del destino, y aunque supuestamente no era objetivo para el FSLN, el embajador Shelton se había retirado de la casa de Chema Castillo unos minutos antes de la incursión guerrillera, de haberse retrasado habría sido un factor para que el éxito de la operación fuese más expedito”, agregó.

Al inicio, los guerrilleros no encontraron a los “peces gordos” que retendrían a cambio de la liberación de los presos políticos. Pero poco a poco, en la madrugada del día siguiente, los fueron encontrando escondidos y llenos de terror: el eterno embajador de Somoza en Washington Guillermo Sevilla Sacasa, el alcalde de Managua Luis Valle Olivares, el embajador ante la OEA Noel Pallais, el general Alejandro Montiel y el embajador de Chile en Nicaragua, entre otros.

La primera reacción de Somoza fue intransigente: no negociar, y preparar una acción para rescatar a los retenidos. No obstante, en la mañana del 28 de diciembre comenzó a cambiar de parecer e iniciaron las negociaciones con la mediación de monseñor Miguel Obando y Bravo, entonces arzobispo de Managua.

Éxito total

El comandante Cero le entregó a monseñor Obando las exigencias del FSLN para la liberación de los retenidos: la publicación en los periódicos y la emisión por radio en cadena nacional, de dos pronunciamientos en los que explicaba al pueblo su lucha, sus principios, y denunciaba la represión brutal de la dictadura.

Igualmente, se exigía la liberación de los sandinistas encarcelados, la entrega de cinco millones de dólares, la emisión de un decreto de ley elevando el salario mínimo, en el que también se otorgaba el aguinaldo sobre el ciento por ciento del salario de los trabajadores, e incluía también el aumento del salario a los guardias rasos y la suspensión total de las medidas represivas.

El manifiesto del Frente Sandinista decía textualmente que “si no se cumplían las condiciones especificadas en un plazo de 36 horas, o no están en vías de cumplirse, será ajusticiado el primer rehén; doce horas más tarde el segundo rehén y así sucesivamente”.

Los reos políticos que lograron ser liberados por esta operación fueron los miembros de la Dirección Nacional José Benito Escobar y el actual presidente de Nicaragua Daniel Ortega, Manuel Rivas Vallecillo, Jacinto Suárez Espinoza, Lenin Cerna, Julián Roque Cuadra, Daniel Núñez y dos de sus hermanos, Adrián Molina y Carlos Arguello Pravia.

Tres días duraron las negociaciones en las que el dictador, además de acceder a liberar a los sandinistas en prisión, pagó un millón de dólares por los retenidos y permitió la publicación y difusión de los pronunciamientos sandinistas. De esta manera, el FSLN logró su propósito y le comunicó al mundo que la lucha por la liberación de Nicaragua seguía. Finalmente, los miembros del comando “Juan José Quezada” y los liberados llegaron a Cuba, donde fueron recibidos por el comandante Carlos Fonseca Amador.

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