40 años al servicio del pueblo

Fredy Franco (*)

En este septiembre celebramos los 40 años de fundación del Ejército de Nicaragua y de la Policía Nacional, dos instituciones que están al servicio del pueblo y de la nación, y que fueron creadas tras el triunfo de la Revolución Popular Sandinista como parte de los cambios necesarios y profundos que desmontó al oprobioso estado somocista, para crear un Estado revolucionario democrático-popular-nacional.

El Ejército de Nicaragua surgió un 2 de septiembre en homenaje a la fundación del Ejercito Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua (EDSNN) un 2 de septiembre de 1927, y la Policía Nacional el 5 de septiembre de 1979 en homenaje al héroe estudiantil Ajax Delgado, asesinado por la guardia somocista un 5 de septiembre de 1960.

El nuevo Ejército y la nueva Policía fueron conformados por los combatientes populares y los guerrilleros sandinistas que participaron en la lucha por el derrocamiento de la dictadura somocista.

Por la fuerza y voluntad del pueblo insurreccionado se disolvieron la Guardia Nacional, la Oficina de Seguridad Nacional (OSN) y el Servicio de Inteligencia Militar (SIM) de la dictadura.

En aquel momento, tras el triunfo sandinista se crearon el Ejército Popular Sandinista y la Policía Sandinista. La creación de estas nuevas instituciones implicó la separación de funciones, pues en la época de la dictadura la Guardia Nacional cumplía funciones de Ejército y de Policía. Por eso, la revolución decidió institucionalizar un Ejército y una nueva Policía con funciones específicas.

A partir de entonces se eliminaron las prácticas criminales, represivas y sanguinarias contra el pueblo, que fue característico durante la época dictatorial, porque se establecieron instituciones respetuosas de los derechos humanos y soberanos del pueblo nicaragüense.

La defensa de la patria

Realmente fue a partir del triunfo de la revolución sandinista que tuvimos por primera vez en nuestra historia un Ejército Nacional, un ejército patriótico y popular. Si analizamos, los de la época de la Independencia hasta 1927 fueron ejércitos de bandos político-partidarios, elitistas-oligárquicos; y luego en 1927 fue creada la Guardia Nacional por los interventores yanquis, que funcionó a su servicio y al de las fuerzas burguesas-oligárquicas representadas por el somocismo, derrotadas en 1979.

Era un nuevo ejército guiado por el espíritu del Ejercito Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua del General Sandino, y establecido en el punto XII del programa Histórico del FSLN que proponía la creación de un Ejército Patriótico Popular.

Cada institución comenzó a cumplir sus funciones específicas. En líneas generales, el Ejercito para la defensa de la soberanía, independencia e integridad territorial de Nicaragua; y por tanto el cuido el espacio terrestre, fronterizo, aéreo y marítimo del territorio.

El de la Policía para el cuido del orden interno, prevención, persecución e investigación de los delitos y los delincuentes, y la seguridad ciudadana.

En su primera etapa, la prioridad fue la defensa de la patria y del orden Interior ante la guerra impuesta y las acciones desestabilizadoras de todo tipo impulsada por el gobierno de los Estados Unidos en contra del pueblo y el gobierno revolucionario en los años 80.

Ello consolidó el espíritu patriótico del Ejército, defendiendo la soberanía e independencia de Nicaragua de la agresión externa, haciendo realidad el ¡Pueblo-Ejercito-Unidad garantía de la Victoria! La Policía demostró su vocación popular, humanista, su vocación de dar seguridad al pueblo, y por eso fue llamada ¡Centinela de la Alegría del Pueblo!

Los gobiernos neoliberales creyeron que con la victoria electoral que tuvieron en febrero del 90, había llegado el momento de hacer desaparecer o vaciar de su esencia revolucionaria, patriótica y humanista al Ejército y la Policía. No tomaron en cuenta que el revés electoral del FSLN no significaba la derrota de la revolución, y por tanto de la Constitución.

Vocación patriótica y popular

Frente a los propósitos revanchistas y regresivos de las fuerzas de la derecha, las instituciones se defendieron y se mantuvieron. En esa coyuntura se dieron pasos para el fortalecimiento constitucional y legal de la Policía y el Ejército, avanzando en su profesionalización a partir de su dinámica y esencia como instituciones.

Pese a la reducción de personal y de presupuesto y la pretensión de usarlas como fuerzas represivas contra el pueblo y el sandinismo, en ese período mantuvieron- en líneas generalessu esencia de vocación patriótica y popular.

Los gobiernos neoliberales, además de eliminar buena parte de las políticas sociales de la revolución, también redujeron la inversión en seguridad ciudadana, lo que afectó los niveles de seguridad en el país. No obstante, por la vocación que caracteriza a estas instituciones no llegamos a tener los límites de inseguridad de los llamados países del triángulo norte.

A partir de 2007, con la llegada del Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional, encabezado por el comandante Daniel Ortega, se restablecieron los derechos sociales del pueblo, así como el derecho a la seguridad, a la estabilidad y la paz; se fortaleció la defensa de la soberanía e integridad territorial de la nación.

En esta compleja coyuntura histórica que vivimos en la región y en el mundo, de mayores vulnerabilidades y peligros derivados de las consecuencias de las políticas neoliberales como mayor pobreza y desigualdad, más inseguridad (sobre todo producto del narcotráfico y el crimen organizado), mayores vulnerabilidades humanas y naturales vinculadas a la migración internacional y al cambio climático, como país hemos venido enfrentando con éxito esos desafíos.

Desafíos en los que Ejército de Nicaragua y la Policía Nacional han jugado y juegan un papel de primer orden. Un logro fundamental es que nuestro país es el muro de contención del narcotráfico y el crimen organizado.

Surgidas del seno popular

Producto del papel del Ejército y la Policía, de las políticas de desarrollo humano del gobierno sandinista y el apoyo del pueblo, somos el país más seguro de la región y el tercero menos violento de América Latina y El Caribe. Todo ello se debe al fortalecimiento y ampliación del rol de estas instituciones ante los nuevos desafíos de la seguridad y la paz de Nicaragua y la región.

A las misiones básicas que cumple, se le suma al Ejército tareas como las del Plan de Seguridad en el campo, atención a los desastres, defensa civil, atención humanitaria y protección ecológica, junto a las derivadas de la ampliación del mar territorial de Nicaragua y la necesidad del cuido de nuestra soberanía en nuestros espacios marítimos.

La Policía ha sido ampliada de 6 mil a 15 mil miembros, se ha modernizado tecnológicamente, construido más y mejores delegaciones y unidades, y cuenta con mayor presupuesto (aunque sigue siendo el menor de la región). Se ha dignificado la carrera policial, ha logrado mantener y fortalecer la seguridad ciudadana, ser más efectiva en el enfrentamiento a la narcoactividad y el crimen organizado, ha mejorado los servicios policiales, fortalecido los programas de atención a la juventud en riesgo, y es más efectiva en el esclarecimiento de los delitos, aclarando 89 de cada 100.

El Ejército de Nicaragua y la Policía Nacional pusieron a prueba su carácter constitucional, patriótico y popular ante el intento de golpe de Estado del Imperio y la ultraderecha nicaragüense de abril a julio de 2018, asegurando la defensa de la patria y la seguridad de la sociedad, enfrentando el terrorismo golpista, recuperando la paz, tranquilidad y la estabilidad de la nación.

En ocasión del 40 aniversario de su fundación, debemos cuidar y defender al Ejército de Nicaragua y a la Policía Nacional, ambas instituciones surgidas del seno popular, para que continúen con vocación patriótica y humanista.

(*) Cientista Social e Historiador. Profesor Titular UNAN Managua.

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