- A dos años de haber iniciado su tránsito a la inmortalidad
Dos años de haber iniciado su tránsito hacia la inmortalidad cumplió este 8 de junio el padre Miguel d´Escoto Brockmann, recordado a nivel nacional e internacional como el Canciller de la Paz y la Dignidad por su empeño a favor de la paz mundial y su perseverante lucha en contra de toda forma de dominación imperialista.
En su memoria y para conmemorar el segundo aniversario de su paso a otro plano de vida, el padre Antonio Castro celebró una misa en la iglesia de Nuestra Señora de la Merced donde aseguró que “El don de Dios para nuestro hermano Miguel fue anunciar la paz en el mundo, no solamente en el campo diplomático, desde el campo del derecho, desde el campo de la relación mundial”.
“Mi hermano siempre trató de edificar, de construir una nación en paz, de buscar la paz”, dijo Rodrigo d´Escoto, convencido que el padre Miguel –miembro del Consejo Editorial de Visión Sandinista- vive eternamente a través de sus pensamientos, y de sus ideas por un mundo mejor y lleno de paz.
Veterano estadista, político, dirigente comunitario y sacerdote, el Padre Miguel d’Escoto fue ministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua desde julio de 1979 hasta abril de 1990. Durante el tiempo que ocupó ese cargo tuvo un papel fundamental en los procesos de paz de Contadora y Esquipulas I y II, encaminados a poner fin a los conflictos armados internos de Centroamérica en la década de 1980.
Como Canciller promovió la decisión adoptada por su Gobierno en 1984 de presentar ante la Corte Internacional de Justicia una demanda contra los Estados Unidos de América por apoyar actividades militares y paramilitares contra Nicaragua. El dictamen de la CIJ, que favoreció a Nicaragua, constituye un hito en el derecho internacional sobre la prohibición del uso de la fuerza en las relaciones entre los Estados.
Toda una vida por los más necesitados
El Padre Miguel fue Asesor Principal del presidente Daniel Ortega en Asuntos Internacionales, a partir de 2007. Fue miembro del Consejo Sandinista Nacional y de la Comisión Política, máximo órgano ejecutivo del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
Ordenado sacerdote de los Misioneros Maryknoll a principios de la década de 1960, el Padre Miguel dedicó su vida a ayudar a los más necesitados. En 1963 fundó el Instituto Nacional de Acción Poblacional e Investigaciones (INAP) en Chile, cuyo objetivo era empoderar a los grupos vulnerables de las ‘callampas’ -barrios marginales de la periferia de Santiago y de otras ciudades- mediante la acción comunitaria en defensa de los derechos laborales.
Después del terremoto que asoló la ciudad de Managua en diciembre de 1972, el Padre d’Escoto movilizó los esfuerzos de reconstrucción para las víctimas del terremoto, y en 1973 creó la Fundación Nicaragüense pro Desarrollo Comunitario Integral (Fundeci).
En 1970 asumió la dirección del Departamento de Comunicaciones Sociales de Maryknoll en su sede de Nueva York, donde fundó Orbis Books, la editorial de la congregación Padres y Hermanos de Maryknoll, que pronto se convirtió en una de las primeras editoriales religiosas.
Más tarde, durante su estancia en Nueva York, fue uno de los fundadores del “Grupo de los Doce”, formado por profesionales e intelectuales progresistas que apoyaban al FSLN en su lucha por derrocar la dictadura de Anastasio Somoza en Nicaragua. El Padre d’Escoto fue nombrado Ministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua poco después de la caída de Somoza por el gobierno revolucionario sandinista.
Reinventar y democratizar la ONU
En junio de 2008, fue elegido Presidente del sexagésimo tercer período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Desde inicios de su mandato, rompió precedente al ejercer un liderazgo político audaz y decisivo, como corresponde al funcionario de más alto rango de las Naciones Unidas.
Durante su periodo, que coincidió con el estallido de la crisis financiera de 2008, d’Escoto desafió abiertamente al monopolio y exclusión de los P-3, la G-8 y las instituciones de Bretton Woods, dando apertura a una conversación global (de los G-192) en la Asamblea General sobre la crisis económica mundial.
También nombró una Comisión de Expertos sobre las reformas del sistema monetario y financiero internacional, presidido por el profesor Joseph Stiglitz, para sentar las bases para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la crisis financiera y económica mundial y sus efectos sobre el desarrollo que se celebró en junio de 2009 en Nueva York. Tanto el Documento Final de la Conferencia, así como el informe de la Comisión figuran entre los documentos más profundos y significativos producidos en los últimos años por las Naciones Unidas.
Al terminar su mandato en la Asamblea General, el Padre Miguel emprendió una iniciativa política para reinventar y democratizar las Naciones Unidas. Incluye, además de la elaboración de una Propuesta para una Carta actualizada de la ONU, una serie de acciones para desenmascarar la política hegemonista e imperial de los Estados Unidos de América y promover el derecho internacional, el multilateralismo y los derechos de la Madre Tierra.
En junio de 2010 fue elegido por aclamación unánime como miembro del Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra. Su trabajo en el Comité fue para promover el “derecho de los pueblos a la paz”, así como “el derecho a la solidaridad”. Su período se venció en septiembre del 2012.
Carta del hijo adoptivo del Canciller de la Dignidad y la Paz
El Padre Miguel, ejemplo de entrega a la RPS
Hablar del Padre Miguel d’Escoto, nunca terminaré. Yo le decía al Padre: “Usted es un hombre grande y pesado”.
– “Esos elogios a mí no me gustan que me digan. Lo que soy es que soy gordo, por eso me dicen que soy grande y pesado”.
– “No me andés con esas bromas, viejito”, así lo trataba yo porque era mi padre. Y cuando miro el discurso que lleva a la Corte a los gringos y los condenan, por eso dije yo que era un hombre pesado. Y en todo el mundo que anduvimos recorriendo, su “disco rayado” que tenía él era conservar el agua, forestar el mundo para la sobrevivencia de la humanidad.
Él hizo el libro (La reinvención de la ONU) porque sacó la conclusión que la ONU ya no estaba para ponerle un parche, sino para una reinvención. Y dijo él que se podía trasladar la ONU a la India, pero que fuera mejor a África donde había mucha pobreza.
Eso se dio cuenta en todo el periodo que estaba en la ONU como presidente de la Asamblea General. Como Presidente fue acogido hasta por las afanadoras porque él las saludaba y abrazaba. Se quedaban admiradas, qué presidente humanitario que nunca había habido en la ONU. Y cuando terminó su periodo les hizo un refrigerio grandísimo a los carpinteros, electricistas y afanadoras.
Entonces, yo quisiera contarles algo. Sus ídolos eran Gandhi, León Tolstoi, Martin Luther King y Dorothy Day. Yo los tengo aquí, en la casa. Y yo me pongo a pensar, esos cuatro muertos, y con él cinco, yo desearía y le pido a Dios que hubiera 20 jóvenes con todos los buenos sentimientos que ellos tenían. Por eso mataron a Gandhi y a Martin Luther King.
Dios nos protegía
Hubo varios intentos de quitarle la vida al Padre Miguel. El primero fue con un licor “Bénédictine” envenenado. El segundo fue cuando vinieron a tirar una bomba aquí en la casa. El viento se la llevó y fue a caer a un hoyo cerca de la casa donde no había nada. El tercero fue cuando era Presidente de la Asamblea General en la ONU.
Le dijeron que unos judíos lo querían matar, pero, en realidad eran los mismos gringos. Le ofrecieron un chaleco anti-bala, pero él dijo que no porque estaba protegido por Dios. Él me preguntó, “¿querés vos un chaleco?” Y le dije que no, pero con miedo. Allí me convencí yo de que no nos pasó nada porque Dios nos protegía.
Hablar del Padre Miguel d’Escoto Brockmann no es tan solo hablar del Canciller de la Dignidad y la Paz de Nicaragua, y de muchos otros pueblos del mundo. También es hablar de un hombre entregado al proyecto de la Revolución Sandinista, principalmente al servicio de los pobres y desposeídos de este mundo.
Un ejemplo a seguir como un buen cristiano, servidor de Jesús. Hablar de él es hablar de un sinnúmero de cualidades que, como sacerdote, no muchos las poseen actualmente. Hombre entregado al trabajo comunitario en Chile y en su querida y amada Nicaragua.
Atentamente,
Manuel Gutiérrez Martínez
Hijo adoptivo del Padre Miguel