La derrota del golpismo

La derrota del golpismo

Los esfuerzos para el diálogo político en Nicaragua han logrado un primer objetivo importante. Los acuerdos alcanzados a partir del 20 de marzo pusieron en crisis los proyectos de subversión violenta de la ultraderecha y abrieron un nuevo escenario, representado por la voluntad política de todos los miembros de la sociedad nicaragüense de poner las diferencias políticas a prueba de entendimiento mutuo. Se quiso evitar que el clima de confrontación permanente se convirtiera en la esencia del diferendo político.

Fabrizio Casari

La firma de los acuerdos no pone fin al conflicto natural e inevitable de proyectos alternativos entre ellos, como el liberal y el sandinista, pero abre el camino que conduce a las condiciones de paz y reconocimiento mutuo que caracterizaron los últimos 12 años del asunto político nacional, indispensable por un futuro compartido.

El acuerdo alcanzado es parte de este camino. La mesa se sacude dejando caer las migajas de las posiciones golpistas y gran parte del mérito de este resultado debe atribuirse a nuestro Comandante en Jefe, el presidente Daniel Ortega, que una vez más demostró lo que significa ser un estadista; o sea, el que sabe ver largo y pone su habilidad política al servicio del bienestar de su pueblo.

Pero no podemos pasar por alto la muy importante contribución del Nuncio Apostólico Waldemar Sommertag. Aunque la Conferencia Episcopal de Nicaragua se había retirado, siguiendo las indicaciones de los mosqueteros del odio, Báez-Mata-Álvarez, el Nuncio permaneció en la mesa, indiferente a las maniobras de la ultraderecha que gobierna el CEN, pero muy interesado en el destino del diálogo nacional, única herramienta para restablecer la agenda política nicaragüense y devolver un clima de paz.

Sin embargo, el Nuncio, que es responsable ante el Santo Padre y la Secretaría de Estado del Vaticano, tuvo razón; también es gracias a su firme presencia que se haya alcanzado el acuerdo. El odio de la extrema derecha hacia él se debe a la tenacidad y el coraje de desafiar las posiciones extremistas, y defendiendo un proceso que había sido solicitado en varias ocasiones por la propia Iglesia.

Oposición fragmentada y contenciosa

En fin, tanto el gobierno como la oposición, tanto la iglesia de Roma como la OEA, han contribuido a un resultado que todos los protagonistas pueden reclamar como un paso decisivo hacia la normalización definitiva del país y a su prisa por recuperar los números de su economía. Números que hasta la intentona de golpe habían destacado un desarrollo imperioso en la región, inscritos en el mayor proyecto de modernización de la historia nicaragüense y realizados en paralelo a la enorme mejora de las condiciones sociales y económicas de toda la población.

Inútil sería leer los acuerdos en contra luz o fijándose en cada párrafo para establecer la bondad del resultado. Es metodológicamente fundamental leer los acuerdos como un texto insertado en un contexto que es nacional e internacional, más aún en una fase histórica donde la interconexión es la cifra del mundo. El diálogo y no la confrontación armada sigue siendo el único camino.

El hecho de que sea el FSLN el que tiene la fuerza política y militar capaz de ganar la batalla en unos pocos días, demuestra en sí mismo la inevitabilidad del instrumento para aquellos que no sueñan con arrastrar al país hacia un conflicto sangriento y que tienen una idea unitaria de una nación en paz como parte
fundamental de su proyecto político.

Se decidió enfrentar el tema electoral, despidiendo para siempre el asunto del adelanto de las elecciones y concentrando la atención a lo viable. El sistema se optimizará y, de conformidad con los acuerdos ya tomados, la OEA acompañará los cambios en vista de las elecciones de 2021. El sandinismo no le teme a ninguna modificación técnica al sistema, ya que cuando los mecanismos universalmente conocidos se aplican y la defensa del voto no admite excepciones, el consentimiento electoral del que goza permite al FSLN enfrentar todos los desafíos.

La oposición, fragmentada y contenciosa, carente de liderazgo, identidad y programas creíbles, lo que arriesga es la balcanización y, aunque es posible plantear hipótesis de reglas menos estrictas para el acceso a la personalidad jurídica, los votos al final son los que deciden. Si son pocos, no hay reforma que pueda ayudar.

Controversial asunto del perdón

El asunto del perdón ha sido el más controversial. La liberación de los prisioneros arrestados por los crímenes cometidos en el intento de golpe de Estado en 2018 será supervisada y asistida por la Cruz Roja Internacional, único órgano digno de la confianza de todos los miembros del diálogo nacional. Sin embargo, los procedimientos se llevarán a cabo en el marco del sistema legal nicaragüense, que sabe distinguir los delitos políticos de los de sangre, las responsabilidades subjetivas de las objetivas.

La liberación de los arrestados quita a la derecha el tema más importante detrás del cual se escondía para no negociar. Aunque es desagradable ver a quienes no lo merecen salir de la cárcel, no se puede negar que esto ha sido determinante para obligarlos a sentarse y a tratar la paz. Se cumplen 31 años del acuerdo de Sapoá con la contra; acostumbrados estamos en ejercer también la fuerza del perdón para alcanzar metas. Ahora es importante tratar de insertar los acuerdos alcanzados en el contexto general de nuestra realidad política. Sin ilusiones: el acuerdo firmado no evitará las futuras provocaciones de quienes saben que no tienen un espacio político-electoral e intentarán, a las órdenes de los Estados Unidos, cuestionar la institucionalidad del país todos los días.

Para los traidores del MRS, la obediencia a Washington sigue siendo el horizonte, business is business. Por esta razón los Estados Unidos -que tienen claro de que sus más fieles seguidores pueden competir, pero no ganar- ordenan evitar la derrota segura y tratar, con la ausencia, de deslegitimar el camino democrático y el gobierno.

Además, el dinero gringo llega solo si se reconoce que las condiciones en las que opera carecen de garantías democráticas; sin este supuesto, el Congreso no asigna fondos y el MRS simplemente termina. Ningunos de estos vende patria tiene realmente posiciones ideológicas para mejorar la vida de los nicaragüenses; en el afán de dinero y poder, alimentado por el rencor y el derrotismo histérico que los connotan, reside el motivo de tanta infamia.

En cuanto a los empresarios, continúan en abierta confrontación con el gobierno porque quieren a Washington y Miami. Renunciar a la participación democrática y a la responsabilidad nacional los reduce al papel de sola gerencia. Los empresarios tendrán que decidir si seguir siendo una entidad económica con tracción reducida o asumir un papel en la generación de riqueza y, por lo tanto, en la cogestión de la economía nacional.

Los violentos serán políticamente marginados

La confrontación democrática es la sal de la democracia y la mesa de negociación es el único instrumento, además es en el Parlamento donde es posible discutir lo que se debe discutir y reformar lo que se necesita reformar. Mientras, les tocará un singular destino: cabildear para dejar sin efecto las sanciones gringas será necesario para el bienestar de sus empresas.

Está claro que el diálogo es un método de gobierno que tiene un valor intrínseco, incluso independientemente de los símbolos específicos de los participantes. Los distintos partidos políticos, sindicatos y organizaciones sociales legalmente reconocidos -en otras palabras, los llamados “cuerpos intermedios” que ofrecen y reciben representación, garantizando la relación entre gobernantes y gobernados-, son el corazón de la sociedad nicaragüense.

Es con ellos y para todos que el diálogo puede desarrollarse dando sentido a la ansiedad de normalización y paz que impregna a todas las familias nicaragüenses. Quienes se apegan al terreno de la confrontación predicando el choque serán políticamente marginados, no serán representativos de los nicaragüenses y, en última instancia, estarán sujetos a nuevas derrotas.

Como en cualquier mediación que se aprecie, nadie se levanta de la mesa igual a como se sentó. Reconocer las razones del otro, reducir progresivamente los puntos irreconciliables y reforzar el valor de aquellos que pueden compartirse, sirve para buscar una solución mutuamente beneficiosa. Por supuesto, la idea de ver a los culpables convertirse en no perseguibles puede ser una justa fuente de decepción o enojo, pero ellos nunca serán inocentes.

Y firmar acuerdos no significa, por supuesto, que se bajen las defensas o que a la oposición se le permita una postura subversiva; significa que estamos preparados para dejar lo relativo sobre la mesa con tal de salvaguardar lo estratégico en el país. El mensaje del gobierno es claro: recompensamos la buena voluntad de nuestros interlocutores y sabemos que el camino hacia la paz se basa en la firmeza y la generosidad al mismo tiempo.

La paz representa el horizonte estratégico

Después de haber enfrentado y derrotado el segundo ataque terrorista en la segunda etapa de su revolución, el FSLN se encuentra en el centro de una operación política de reconciliación nacional. Un mes antes del aniversario del intento de golpe de Estado de 2018, el marco político es claro: en Nicaragua la tranquilidad más absoluta está vigente, el gobierno está en el pleno de sus poderes y funciones; tiene la fuerza necesaria para mantener al país seguro, prevenir cualquier intento de golpe de Estado, y cuenta con el consenso necesario para ir a la votación en 2021 y continuar ganando.

Nicaragua ha forjado al sandinismo tanto como el sandinismo ha forjado a Nicaragua; 60 años de luchas y victorias han dejado en claro que dividir los dos términos se ha vuelto imposible. La fuerza del sandinismo no reside solo en su ideología socialista e independiente. El sandinismo debe su fuerza también a las capacidades políticas, a un proyecto nacional fundado en la soberanía y la independencia como condiciones previas necesarias para implementar las políticas destinadas a salir de la pobreza de millones de nicaragüenses, al desarrollo del sistema nacional, a su modernización y crecimiento cultural.

Estos son elementos fundamentales de su proyecto político. Pero para que esto se haga realidad, es necesario que haya paz, no conflicto. En este sentido, la paz representa el horizonte estratégico, el objetivo que se persigue, mientras que el conflicto sigue siendo una necesidad dolorosa que debe evitarse cuando sea posible.

Lo que no significa que no sepamos cómo combinar el arte del gobierno con el arte de la guerra. La respuesta del sandinismo al intento de golpe está grabada en la piedra y nadie, menos que nunca el enemigo, la olvidará fácilmente. Pero nadie, sin embargo, puede pedirle a un país tan atormentado por los lutos de cada guerra que no se le ofrezca otra alternativa.

Quien es más fuerte en la lucha aprecia más la paz; solo aquellos que están acostumbrados a librar y ganar guerras conocen el valor absoluto de su ausencia. La derecha oscurantista sigue soñando con los marines de Trump, pero se despierta todos los días con los cachorros de Sandino. Está destinada a vivir de esperanzas y morir desesperada.

2 Comments

  1. Estamos claros que el único camino que existe para lograr el entendimiento entre nicaragüense en crisis es la PAZ…y el dialogo y la negociación es fundamental…..Por experiencia anteriores lo sabemos. Los acuerdos d3 SAPOA…fueron exitosos contra la guerra de la contrarrevolución financiada y apoyada por los gringos…..El gobierno de reconciliación y unidad Nacional siempre se ha caracterizado por ser un buen gobierno cuyo objetivo es sacar a la mayoría de los nicaragüense de la pobreza elevando el nivel de vida de los mismos….mediante proyectos de desarrollo sociales.educacion y sanidad gratuita……Viva Nicaragua Libre de toda intervención extranjera….vamos por más victorias.

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