El encuentro del Presidente de la República con los representantes del gran empresariado, este 16 de febrero, en la que acordaron iniciar una negociación pensando en la paz y el bien común de Nicaragua, es un paso necesario para continuar superando la confrontación generada por el extremismo golpista y todas sus secuelas contra la vida, la economía y la tranquilidad del pueblo nicaragüense.
Fredy Franco
El diálogo, la negociación, la búsqueda de consenso para el desarrollo de Nicaragua, es parte sustancial de la vocación de paz del sandinismo desde el General Sandino hasta el FSLN, profundizándose en la etapa más reciente con el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional.
Después que Sandino derrotó a los marines yanquis en enero de 1933, inmediatamente firmó los acuerdos de paz con el presidente Sacasa en febrero de 1933, para continuar la lucha por vías pacíficas. Y precisamente luchando para que se cumplieran los Acuerdos de Paz, es que fue asesinado a traición por Somoza García bajo las órdenes del imperio yanqui y con el contubernio de las fuerzas políticas libero-conservadoras del país.
En la lucha contra la dictadura somocista y en el momento culminante de ésta, el FSLN dialogó y sumó a la inmensa mayoría de las fuerzas antisomocistas para liberar al país; y eso se hizo realidad con distintos acuerdos y alianzas, reconstruirlo de la destrucción somocista y desarrollarla de acuerdo a las aspiraciones de los nicaragüenses de tener patria y derechos para todos. Ello se concretizó en la conformación plural y funcionamiento democrático de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional de 1979 a 1984.
En los años 80, para superar la guerra y el bloqueo impuesto por el Imperio, el gobierno sandinista recurrió a las soluciones establecidas en el derecho Internacional (la Corte Internacional de Justicia de La Haya) y a las soluciones pacíficas, propiciando negociaciones con Estados Unidos (como las de Manzanillo), la negociación de Contadora y luego los Acuerdos de Esquipulas de 1987, que Nicaragua cumplió y abrió el proceso de paz para la región, y que internamente implicó también acuerdos con la contrarrevolución (Acuerdos de Sapoá), que llegaron a la desmovilización de ésta y avanzar en la pacificación.
En el periodo neoliberal, el FSLN desarrolló una oposición constructiva, no proponiendo ni golpes de Estado ni ruptura constitucional; al contrario, propició y construyó acuerdos con los gobiernos de doña Violeta, del doctor Alemán y del ingeniero Bolaños, que aportaron a la estabilidad política del país.
FSLN promotor del diálogo
En el periodo del 2007 hasta la actualidad, la premisa para avanzar ha sido el diálogo y el consenso, que permitió desarrollar la economía en crecimientos históricos y ubicarse en los primeros lugares de América Latina; combatir la pobreza, reduciéndola del 48 al 26%; restituir los derechos del pueblo, asegurando educación y salud gratuita, fortaleciendo la seguridad social, brindando crédito justo, servicios sociales como la electricidad, el acceso a la cultura y la recreación, derechos de la mujer, los niños, jóvenes y adultos mayores a través de decenas de programas sociales; modernizando la infraestructura productiva y social del país, entre muchos otros avances.
En ese marco el gobierno del FSLN se definió y se define de Reconciliación y Unidad Nacional, porque se está consciente que después de casi 200 años de llamada Vida Independiente, ha predominado la guerra, la violencia y la confrontación, que la vivimos con más intensidad y desgracias desde 1926 hasta 1990, y por eso ha impulsado el diálogo y la negociación, la reconciliación y la paz.
Por eso el FSLN, como como fuerza política revolucionaria y con indiscutible vocación humanista, pacífica y patriótica, ha trabajado y sigue trabajando para que haya entendimiento nacional que contribuya al desarrollo de Nicaragua y combata la pobreza, el atraso y las desigualdades.
Una parte del diálogo que se venía desarrollando con el sector tradicional del gran capital nacional (porque el otro era con los trabajadores, productores, las comunidades, las familias), con grandes beneficios para ellos y también para la economía nacional, lo rompieron al incorporarse al intento golpista de abril a julio de 2018, que pretendía derrocar al gobierno legítimo, legal y constitucional que encabeza el comandante Daniel.
Y en medio de esta estrategia golpista y terrorista, el Presidente llamó al diálogo y lo instaló, diálogo, que ellos mismos (los empresarios y los grupos políticos de ultraderecha) se encargaron de hacerlo fracasar, queriendo imponer su agenda (con decenas de puntos politiqueros), creyendo que el diálogo era una mesa de rendición, no aportando nada para avanzar en la superación de la violencia que ellos mismos generaron, y al final se impuso la vocación de paz del pueblo y del gobierno, derrotando a los tranquista, su violencia y destrucción generada.
Superado ese trágico y triste episodio de la Historia de Nicaragua, cuyos responsables son el imperio y las fuerzas políticas, ideológicas y económicas de la ultraderecha nicaragüense, el país va saliendo y superando la destrucción, la economía se recupera, se avanza en el diálogo entre las familias afectadas por la guerra psicológica llena de mentiras y manipulaciones; vivimos un instantes de aprendizajes que nos obliga pensar más en la patria y abrir nuevos caminos de diálogo, negociación y entendimiento para el bien del país.
Nunca más la violencia y la guerra
Como dijo el Presidente: “el sábado 16, invitamos a una reunión para hablar el tema de la estabilidad, de la seguridad, de la paz, del tema económico y lógicamente también ahí salen los temas políticos”, y a partir de esto se proyecta la instalación de una mesa de negociación con delegados de ambas partes el día miércoles 27 de febrero.
La definición de delegados y de propuestas de ambas partes, consensuar una agenda, discutirla y llegar a acuerdos, son parte de la nueva ruta de diálogo que se abre y que es necesario para el bien del país, donde ambos sectores deben poner de su parte, aportando y cediendo para las soluciones que requiere el país, pero respetando el marco constitucional y, como dijo Daniel, “para que le demos a nuestro pueblo lo que nuestro pueblo merece, que es la paz con justicia y con dignidad”.
El diálogo sostenido antes del Golpe y el fracasado por culpa de los golpistas ya no será el mismo en esta coyuntura, hoy se abren nuevos caminos de negociación y diálogo dada las nuevas realidades.
Por eso esta negociación se produce en una nueva coyuntura que tiene como antecedentes la derrota a los golpistas, la recuperación paulatina del desarrollo del país y una batalla exitosa también en el escenario internacional. El gobierno llega en una posición de fortaleza al diálogo y con la disposición de construir soluciones en beneficio de la estabilidad, la seguridad, la paz y el bienestar de Nicaragua y los nicaragüenses.
Debemos tener el optimismo como en otros momentos de nuestra historia, que de esta negociación y diálogo -contando con la experiencia del comandante daniel y la fortaleza del FSLN, e interpretando la indiscutible vocación de paz y de progreso del pueblo nicaragüense-, se saldrá triunfante una vez más.
Se debe dialogar y construir acuerdos, para que nunca más vuelva la violencia y la guerra, para que se fortalezca la paz, la vía cívica y electoral, como único camino para llegar al gobierno; para que el diálogo y el consenso sean el principal estilo para gobernar y asegurar la democracia participativa; para saber cuidar el desarrollo económico, el bienestar social y la estabilidad política, que cuesta construir y que hay que sostenerlo en el largo plazo.
Igualmente para saber enfrentar y solucionar las indiscutibles exigencias del desarrollo para las presentes y futuras generaciones, y que tenemos que hacerlo con el aporte de todos, pero siempre pensando en fortalecer la soberanía de Nicaragua, la paz y el bienestar para todos, y sobre todo para los históricamente excluidos, para los pobres, para las inmensas mayorías populares que es la razón principal razón de ser del FSLN y de la Revolución Sandinista.
(*) Cientista Social e Historiador. Profesor Titular UNAN Managua