- Informe de Acnur sobre Nicaragua falaz y espurio
Gustavo A. Gutiérrez (*)
El miércoles 29 de agosto de 2018 la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos emitió en Ginebra, Suiza, un informe titulado “Violación de los Derechos Humanos y Abusos en el Contexto de las Protestas en Nicaragua”. Ese Informe asegura que el gobierno de Nicaragua cometió una larga lista de violaciones a los derechos humanos. Como nicaragüense que soy considero mi deber denunciar el carácter espurio y falaz de ese informe
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y responsable del informe, Zeid Ra’ad Al Hussein, permanecería en su cargo hasta el 31 de agosto del corriente año y sería sustituido a partir de ese mismo día por la señora Michelle Bachelet, expresidenta de Chile.
Epistemología. La Prensa del 31 de agosto editorializó sobre ese cambio escribiendo sobre la nueva Alta Comisionada: “La señora Bachelet vivió en Alemania comunista, donde recibió su formación política e ideológica.
Además, ha sido o es amiga de los dictadores totalitarios Raúl Castro, Nicolás Maduro y el mismo Daniel Ortega. Y que “El cargo que ocupará Bachelet a partir de mañana es muy delicado y objeto de presiones de los gobiernos violadores de los derechos humanos. Ortega posiblemente apelará a su amistad y supuesta afinidad ideológica con la nueva alta comisionada de la Naciones Unidas para
los Derechos Humanos, para presionarla a que no dé seguimiento al informe de su antecesor sobre las violaciones de los derechos humanos en Nicaragua”.
Así, de acuerdo con La Prensa, quienes ejercen el cargo de Alto Comisionado para los Derechos Humanos actúan en función de los deseos del círculo de sus amigos y de sus identidades ideológicas. Del señor Hussein es sabido que estudió y recibió su formación política e ideológica en Inglaterra y los Estados Unidos. Es de suponer entonces que él actuó bajo la influencia de esos países con lo que, lejos de cualquier objetividad, el Informe condenando a Nicaragua simplemente responde a “las presiones” de quienes dotaron al Alto Comisionado de su identidad política e ideológica. Felicitaciones a La Prensa por su valiosa contribución epistemológica.
Clases sociales. El Informe del Alto Comisionado, en toda su extensión, se ocupa de describir una lucha entre el gobierno y una masa difusa y dispersa de protestantes llamados autoconvocados. E indica que el alzamiento sucedió de manera espontánea, sin coordinación, sin jefes. Simplemente era gente que respondía emocionalmente a las acciones y agresiones del “régimen”. Conforme esa lógica, es comprensible que las recomendaciones con que concluye el Informe estén dirigidas al gobierno; y para la Alianza Cívica ni una sola palabra.
La noción de clase social es uno de los aportes teóricos más importante de la sociología y la antropología para el estudio de los fenómenos sociales. Según esa noción sociológica la sociedad está organizada, a pesar de lo que las apariencias puedan indicar, en clases sociales. Las interpretaciones sobre lo que son y sobre su funcionamiento varían, pero aparte de las diferencias interpretativas la coincidencia de que las clases sociales existen es general.
Forma y estilo de vida
Se distinguen las clases sociales por la forma y estilo de vida de sus integrantes. El tipo de vivienda en que habitan, por ser o no propietarios de empresas sean comerciales, industriales, informativas, financieras. Y si sus miembros están organizados en asociaciones capaces o no de velar por sus intereses.
En el caso de Nicaragua, país producto de la conquista, el factor étnico es crucial en la conformación de las clases sociales. Solo voy a poner un ejemplo de la vida en Managua. Por un lado, está la industria de las finanzas. Los bancos ocupan grandes y elegantes edificios rodeados de áreas verdes que custodian guardas de seguridad.
En las fotografías y videos de esas instituciones se nota que sus dueños y altos ejecutivos son blancos o medio blancos que se creen blancos. Andan bien vestidos y bien arreglados. Las casas que habitan son tan elegantes y tan bien protegidas como los bancos. Y sus hijos generalmente estudian en el Colegio Centroamérica, en el Teresiano o en el Colegio Americano. Y cuando no, los envían al exterior.
Una caracterización que hace La Prensa de los empresarios dice, son “independientes y tradicionales, algunos de los cuales son de mucha antigüedad y formaron honradamente sus capitales, afrontando los riesgos propios de la economía capitalista que se basa en la libertad de empresa y la libre competencia” (30 de julio, Editorial). Honestamente, nadie puede negar que esa sea una descripción apegada a la idea de que las clases sociales existen, en este caso la burguesía.
Veamos, por otro lado, la economía de carretón. Corre o se mueve a pie, en carretones de dos ruedas empujados a mano. Los empujan hombres y mujeres jóvenes o de mediana edad. Recorren la ciudad desde horas muy tempranas de la mañana. Venden frutas y verduras que las van pregonando a viva voz. Comen a la orilla de las aceras. Pasan por serias dificultades para resolver sus otras necesidades fisiológicas.
Son miles los que andan en Managua que, junto con la economía de los carretones de caballo y de las fritangas instaladas a las orillas de las aceras en aleros improvisados, forman una clase social considerablemente más grande que la que integra la burguesía bancaria.
En la población que integra la economía de carretón no aparece gente blanca. Es más común ver en sus integrantes gentes de tipo indígena, del indio de Masaya, de Monimbó. Son generalmente de mediana a baja estatura, de complexión fuerte, de color café, cara bastante redonda, pelo negro liso. Nunca he visto a una persona rubia (ni teñida en rubio) empujando un carretón.
Ignoran la historia de Nicaragua
La Prensa y El Nuevo Diario son periódicos de la burguesía. Semana y Dracma son revistas de la burguesía y como tales fueron o son voceros de la llamada Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia. De los campesinos e indígenas que forman parte de la Alianza se sabe de ellos porque esos medios le prestan sus páginas cuando los entrevistan. No tienen voceros creadores de opinión pública.
Los creadores de opinión pública son miembros de la burguesía. Juan Sebastián Chamorro es una de esas personas generadoras de opinión. Es raro el día que La Prensa o El Nuevo Diario no lo llame para preguntarle qué piensa de esto o aquello. José Adán Aguerri, Carlos Tunnermann, Michael Haley son líderes de la burguesía y líderes de la Alianza.
En el Informe del Alto Comisionado no aparece el concepto clase social, ni la palabra burguesía con lo que la interpretación que proporciona sobre el intento de golpe es desarticulada y a la vez desarticula la sociedad de sus estructuras. Si el Informe del Alto Comisionado fuera sobre un partido de béisbol, este comentario sobre las clases sociales no tendría sentido; pero se trata de intento serio de un golpe de Estado terrorista. Por eso decimos que el informe es falaz y espurio.
Pero hay más. Según el Informe Nicaragua aparece como creación divina, salida de la nada. Pero Nicaragua, repetimos, es producto de la conquista. Con la conquistada, Nicaragua fue incorporada al orden mercantil mundial que en ese entonces estaba naciendo. Se incorporó como periferia y desde entonces no ha dejado de ser periferia del sistema global. Globalidad que se manifiesta, por ejemplo, en las condiciones asimétricas de participación en el mercado global actual.
Nicaragua coloca en ese mercado global diez o doce productos. En oposición necesita de todo y para todo. Necesita medicinas, papel higiénico, cornflakes, gasolina, automóviles, teléfonos celulares. Si las líneas aéreas no vienen, Nicaragua se hunde, desaparece. Necesita préstamos, donaciones de todo, de camionetas para la Policía, de cámaras de televisión para los canales de televisión, de dinero para las oeneges. Necesita asesoramiento para todo. Necesita que vengan de Ginebra a monitorear los Derechos humanos.
Ese calamitoso estado de necesidad no es un fenómeno de ahora, ni nacen en 2007 como sugiere el Informe. Las relaciones conquistador conquistado y las relaciones asimétricas con el orden global son cosa vieja, existen desde hace siglos. El Alto Comisionado no ha estudiado la historia de Nicaragua.
Burguesía fallida sin valor moral
Debido a su incapacidad de presentar programas para solucionar nuestros problemas nacionales, la burguesía es una burguesía fallida. Carece de valor moral y coraje para alterar las reglas del juego. Sus intereses de clase son su límite, y su modelo ideal es Puerto Rico y la meta de sus líderes es ser gobernadores coloniales. Y ni siquiera es capaz de dar la cara por lo que hizo, por el desastre que causó. Se la cubre; deja que se la cubran. El Informe del Alto Comisionado le pone una máscara a su incapacidad.
El intento de golpe. El primer reclamo de la Alianza fue la renuncia inmediata del presidente Daniel Ortega y de la vicepresidenta Rosario Murillo. Así, José Adán Aguerri, presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada, en la reunión del Diálogo Nacional de mediados de mayo, afirmó que la salida a la crisis debía ser inmediata.
“Lo que estamos diciendo”, dijo Aguerri, “es que este país no aguanta una salida a mediano plazo, el país necesita una respuesta ya, y en eso el gobierno tiene que dar respuestas políticas contundentes”. (Comunicado del Consejo Superior del 19 de mayo titulado “El país no aguanta una salida a mediano plazo necesita resultados ya”).
A tono con el Consejo Superior, Dracma (junio-Julio 2018), revista de empresarios académicos libre mercadistas puros y autoconvocados, apela a un golpe violento a ejecutarse por el método que llama del shock. Debe ser ya, al precio que sea y por los medios que sean, incluyendo “el cáliz del sacrificio”. Leamos: “En Nicaragua no se trata de adecuar el presente al pasado sino de adecuarlo al futuro a través de un cambio radical.”
Y que “El dinamismo necesario para sobrevivir en el mundo moderno pasa por el cáliz del sacrificio para definir la trayectoria hacia una sociedad civilizada”. En consecuencia, “El shock político es una necesidad para que el país regrese a la estabilidad con una amplia apertura democrática ya que el gradualismo no soportaría los desequilibrios presentes”. Y es de suponerse que la doctrina escatológica del “cáliz del sacrificio” pasa por los escenarios del terror, los tranques, la tortura, la muerte y el exorcismo.
Denis Moncada, el canciller, dijo acertadamente que tal reclamo era un golpe de Estado. En el comunicado de la Alianza Cívica del 29 de mayo explica que en la sesión del diálogo de ese día la Alianza dejó establecido que el propósito del diálogo era la “refundación” del Estado, petición que en ese momento Moncada, representante del gobierno en el Diálogo, calificó de golpe de Estado. No es golpe porque el Estado ya desapareció, se apresuró a decretar Carlos Tunnermann: “ellos”, dijo, “están hablando de un golpe de Estado a un Estado que ya no existe” (comunicado, “Alianza Cívica sienta posición”).
El plan estratégico golpista
La publicación de los jesuitas, Envío (No. 436), afirma que los tranques fueron el arma más poderosa para imponer el golpe. Fueron, dice, “el único instrumento de presión cívica sobre el régimen”. “Más que las movilizaciones, marchas y plantones masivos que hubo en abril y mayo, tranques y barricadas defendiendo a la gente del ingreso de las fuerzas policiales y parapoliciales, organizando territorialmente a la población y concitando la solidaridad de los otros pobladores para ‘mantener’ el tranque o la barricada con la donación de alimentos y medicinas, se convirtieron en el único instrumento de presión cívica sobre el régimen que es permanente, que está ahí de día y de noche y que logra cubrir todo el país”.
Bloquear calles y carreteras con barricadas y tranques era un acto violento. Era alterar la función normal de espacios públicos destinado al movimiento ordinario y pacífico de personas y vehicular. Cobraban peajes y cuando los vehículos transportaban alimentos y medicinas –muy útiles para sus necesidades golpistas– se apropiaban del contenido y del vehículo.
Y los tranque se levantaban en espacios económicos estratégicos, en rutas de confluencia de tráfico nacional e internacional. Casi llegan a paralizar el país. Espacios cívicos y comerciales adquirían de esa manera un carácter confrontador, político-militar. Eran el arma más poderosa y “permanente” de los golpistas. Al alterar las funciones normales de los espacios públicos, la Alianza creaba deliberadamente una contradicción con la que medía fuerzas con el gobierno. Y apostaba que la dinámica de esa contradicción llegaría a favorecerle.
Pero los tranques fueron perdiendo fuerza, se agotaron. No daban para más. Un canal de televisión golpista comentó que los tranques eran una acción paliativa, provisional, como un “torniquete” que reclama acciones complementarias. Eran los días en que estaban anunciando y justificando el primer paro nacional.
Gran titular de El Nuevo Diario del miércoles 13 de junio: “Alianza Cívica convoca a paro nacional”. E informa que el paro será el día siguiente y que tendrá una duración de 24 horas. En ese mismo número, el periódico publicó una carta anónima pidiendo la deserción de los policías.
Pide individualmente a los policías arrojar al suelo uniforme e insignias y “unirse al pueblo”. La carta fue publicada como “campo pagado” en una página entera del periódico. Así se desarrollaron las cosas: tranques, paro nacional y llamado a los policías a desertar. Todo un plan estratégico golpista.
Pero, ¿por qué la carta pidiendo la deserción de los policías fue publicada anónimamente? Para mí, no es más que una muestra del estilo de actuar de la burguesía fallida. No tuvo valor de dar la cara. Se escondió bajo la máscara del anonimato.
Tranques y paros sembraron el terror
Agreguemos nomás que pedir a los policías que deserten individualmente es muy diferente que llamar a la Policía como cuerpo entero que se pase a la Alianza. A simple vista pareciera que se trata de una originalidad o agudeza política de la burguesía opositora. Sin embargo, todo parece indicar que lo que hace es seguir el manual, el manual de los golpes suaves.
El yanqui Gene Sharp, por ejemplo, en un libro reciente señala que en la lucha contra los dictadores los “demócratas” deben evitar aliarse con cuerpos militares del “régimen” dictatorial. Puede pasar, advierte ese autor, que los militares se cojan el mandado (De la dictadura a la democracia, 2011).
Y vino un segundo paro. El Nuevo Diario, sábado 7 de julio, titular: “Llaman a otro paro nacional”. Subtitular: “La Alianza Cívica convoca a manifestaciones pacíficas para demandar el cese de la represión y el adelanto de elecciones a marzo del 2019”. El nuevo paro fue el jueves 13 de julio y como el primero, fue de 24 horas. Como puede verse, para el segundo paro los golpistas no pedían la renuncia inmediata de los gobernantes Ortega y Murillo, sino el adelanto de las elecciones de 2021 a marzo de 2019.
Tranques y paros sembraron el terror y derrumbaron la economía nacional, pero el Informe del Alto Comisionado tiene la gracia de no mencionar ni el primero ni el segundo paro, y de calificar los tranques y barricadas como acciones pro derechos humanos.
Cronologías. El Informe del Alto Comisionado divide el movimiento golpista en tres fases o etapas que Envío, (No. 437) refiriéndose a la primera, anota: “El momento inicial, cuando la ciudadanía despertó, exigió y reclamó, hizo pensar a la Alianza que su capacidad de negociación era muy grande, que Ortega se iría primero y que las elecciones vendrían después”.
Y El Nuevo Diario (primero de sep.) presenta la cronología del Alto Comisionado de la siguiente manera. Primera, “se caracterizó por la respuesta represiva del Estado” y por “la generalización de las protestas por todo el país en distintas
modalidades, incluyendo barricadas y tranques”. Segunda, “Se caracterizó por el levantamiento por la fuerza de las barricadas y tranques”. Y en la tercera, que está en curso, “se ha producido la criminalización y persecución de todas aquellas personas que participaron en las protestas”.
Dicha cronología, en las propias palabras del Informe son: “La fase inicial se caracterizó por la respuesta represiva del Estado a las manifestaciones públicas y por la generalización de protestas por todo el país en distintas modalidades, incluyendo barricadas y tranques.
Cronologías falsa y verdadera
La segunda etapa (desde mediados de junio a mediados de julio) se caracterizó por el levantamiento por las fuerzas de las barricadas y tranques por parte de las autoridades estatales y elementos armados progubernamentales. En la tercera y actual etapa, que comenzó tras la represión de las protestas, se ha producido la criminalización y persecución de todas aquellas personas que participaron en las protestas o que son de alguna forma percibidas como opositoras al gobierno”.
¿Es objetiva esa cronología? ¿Responde a la verdad de lo sucedido? De ninguna manera. Ella viene a propósito de condenar al gobierno de Nicaragua. El hilo que sigue es el de los que intentaron el golpe pintando al gobierno como un monstruo irracional, represor. Los policías salieron a la calle a maltratar y matar a quien encontraba; y la respuesta fueron los tranques por todo el país y los paros nacionales de los autonvocados.
La Prensa y El Nuevo Diario, legítimos y autorizados voceros de la burguesía fallida, describen la construcción de las barricadas y tranques no como el arma principal de los golpistas, sino que se levantaron para evitar las atrocidades de la policía y “parapolicías”. Por ello, esos periódicos se sintieron felices con la publicación del Informe, los absolvía de toda responsabilidad.
El informe no es ecuánime, no busca la paz. Atiza el fuego del terrorismo y del odio. En cambio, nuestra cronología, que también consta de tres momentos, se apega al deseo de paz y al orden constitucional del Estado. Para facilitar la comparación entre las dos cronologías pongamos la una a la par de la otra.