- Entrevista al Ministro de Relaciones Exteriores Denis Moncada Colindres
2 Agosto, 2018/ Geraldina Colotti
Es un sandinista de primer orden, Denis Moncada Colindres, Ministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua. Ha participado al movimiento de liberación y luego a la revolución que, en 1979, ha puesto fin a la dictadura de Anastasio Somoza dando el poder al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que ha gobernado hasta el 1990. Moncada siempre ha permanecido en la dirección del FSLN, retirándose con el grado de General de Brigada. Luego, ha trabajado por el regreso de Daniel Ortega al gobierno del país. Después de la victoria electoral del Frente Sandinista, en el 2006, ha sido por ocho años Embajador en la Organización de Estados Americanos (OEA), luego asesor del presidente para los asuntos internacionales y desde hace dos años, está en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Lo hemos encontrado en Roma en ocasión de su viaje al Vaticano, cumplido con la intención de volver a dar vida al proceso de diálogo para llevar la paz al país después de las violencias que estallaron en abril. “Más allá del cargo que se ocupa en las diversas condiciones históricas, lo que cuenta -dice- es la lucha por llevar adelante un proyecto de emancipación popular”.
Según algunos ex-dirigentes, ustedes han abandonado el verdadero sandinismo. Una posición también compartida por una parte de la izquierda internacional, que apoya a la oposición al gobierno de Ortega. ¿Qué opina?
En días pasados, el Presidente Ortega ha hecho referencia a este tema específico, al por qué algunos de aquellos que han tenido cargo en el gobierno sandinista, hayan pasado a la oposición cuando se han perdido las elecciones. En estos años hemos aprendido a respetar el pensamiento de todos, pero cuando ciertas posiciones terminan por coincidir con aquellas del campo adversario, se vuelve inaceptable. Nuestro proyecto, nuestra visión, se refieren a la vida de los sectores populares. Hemos luchado en el movimiento de liberación nacional para conquistar la libertad política, la independencia económica integral: combatir la pobreza, que es nuestro principal enemigo, junto a la ausencia de instrucción, de salud pública, de expresión artística para aquella mayoría de la población tradicionalmente excluida. Lamentablemente, luego de la caída de la Unión Soviética, el pensamiento de los intelectuales de izquierda se ha vuelto muy fluctuante. Hay una crisis de la izquierda mundial. Más que mirar a la complejidad de la situación y de la lucha de clase en este contexto global, ciertos intelectuales se ejercitan en elucubraciones con las que es difícil dialogar. El mundo no es un lecho de rosas, no estamos más en una fase de triunfo, sino cuando se define una prospectiva que indique un camino de justicia social, aunque si se encuentran obstáculos inéditos no nos debemos detener. Cierto, habrá un tiempo para discutir de todo y escuchar el pensamiento de todos en mérito a la dirección política, al método y al estilo. Pero, en este momento, la prioridad es llevar la estabilidad y la paz al país.
¿Qué es lo que está en juego en Nicaragua?
Estamos frente a un intento de romper el orden constitucional para hacer caer al gobierno progresista que, aunque con miles de dificultades, ha llevado adelante políticas a favor del pueblo como muestran todos los indicadores económicos. ¿Por qué quisieran reducir todo esto a un paréntesis a ser borrado? Porque lo que para nosotros es un buen ejemplo a seguir, para los sectores de derecha, en el país y fuera de él, es un mal ejemplo a evitar. Se quiere evitar que se consolide un experimento que ha sabido conjugar la democracia representativa con la democracia directa y participativa para mejorar las condiciones de las grandes masas. Un ejemplo mucho más peligroso porque se basa en antecedentes históricos que han llevado a la Revolución de 1979 que derrotó a la dictadura de Somoza, una de las más feroces de América Latina, y ha quitado a los Estados Unidos una pieza fundamental en Centroamérica. Aquella Revolución ha retomado el mensaje del general Sandino que, en los años 1920 – 30 del siglo pasado, ha derrotado a la injerencia armada norteamericana. El Frente Sandinista, con Daniel Ortega continúa a nutrirse de aquellos ideales también en la realización de los programas actuales y por esto permanece como un mal ejemplo. A través del ataque a Nicaragua, se quieren afectar a los proyectos de integración regional que han tomado forma gracias a la convergencia de los gobiernos de izquierda con la victoria de Hugo Chávez en Venezuela, y que buscan una segunda independencia para el continente: el ALBA, la UNASUR, la Comunidad de los Estados Latinoamericanos y caribeños, que comprende 33 países americanos. excepto Estados Unidos y Canadá. Se quiere golpear a la CELAC, que ha sido declarada zona de paz, para hacer espacio a otros polos como el del Grupo de Lima, compuesto por países gobernados por las derechas.
La OEA, que Fidel Castro ha definido el “Ministerio de las colonias”, continúa obsesivamente atacando a Venezuela y ahora a Nicaragua. ¿Cuál es su respuesta en el plano diplomático?
Hemos invitado a la Comisión Interamericana para los derechos humanos, representantes de la Unión Europea y otros organismos a venir a Nicaragua para constatar la situación de los derechos humanos. Pero la OEA ha decidido convocar al Consejo permanente para una serie de reuniones con una clara intención de injerencia en los asuntos internos de Nicaragua. En esto hemos sido muy claros, también con los organismos invitados: Nicaragua no es territorio de nadie, sino un Estado libre que tiene sus propias instituciones legítimas. No somos un país con soberanía limitada, no permitiremos a nadie ponernos bajo tutela. Los problemas que hay, se resuelven dentro de nuestro país.
Relanzamiento del Nica Act, fondos de la CIA concedidos para “defender la democracia” en Nicaragua, apoyo explícito a la oposición interna por parte de los anticastristas presentes en el congreso de Estados Unidos. Contra Nicaragua parece reproponerse el mismo libreto aplicado para hacer caer el gobierno de Maduro en Venezuela. ¿Hasta dónde puede llegar todo esto?
Los mecanismos utilizados por los Estados Unidos para someter o debilitar gobiernos que quieren ser independientes, son siempre los mismos: presión sobre los organismos de cooperación internacional, bloqueo económico y conspiración prolongada como estamos viendo contra Venezuela. Es sabido que los Estados Unidos se consideran los más grandes paladines de los derechos humanos: como en Irak, en Libia, en Siria… nosotros debemos hacer hasta lo imposible para evitar que se llegue a aquellas extremas consecuencias, a la instauración de gobiernos de derecha, desde siempre aliados de los Estados Unidos. Nuestro esfuerzo principal es el diálogo nacional, esencial para llevar la estabilidad y por ende la paz.
¿A cuáles condiciones y con cuáles mediadores? La oposición quiere que Ortega se vaya y que se realicen elecciones anticipadas.
El diálogo se ha estancado también por las acciones de algunos sectores de la Conferencia Episcopal, que abiertamente se han puesto a favor de la oposición. El diálogo se debe reestructurar con aquella parte de los obispos que han mantenido un comportamiento ecuánime. También por esto hemos venido al Vaticano. Debemos encontrar el mejor camino para definir un nuevo diálogo y resolver la situación interna, sin injerencias internacionales. La gran máquina mediática, ciertos organismos para los derechos humanos, ciertas instituciones internacionales han creado la imagen de un gobierno represivo, poniendo a cargo de la “represión” hasta los muertos por accidentes de tráfico, por infarto, por error médico…un comportamiento irresponsable que ciertamente no ayuda a resolver una situación compleja en la que cada muerte pesa, y cuyas causas estamos investigando en la Comisión por la verdad. En esta visita, nos parece que hemos sido escuchados, que hemos podido explicar nuestras razones. La ONU ha prometido acompañarnos en este nuevo intento. Obviamente todo debe ocurrir en el pleno respeto de la Constitución, se debe restablecer la estabilidad, llevar la paz y el respeto por la vida de las personas, luego se puede discutir de cómo reforzar la democracia, de cómo hacer avanzar las cosas en el mejor modo.
El proyecto de reforma de las pensiones ha sido retirado. ¿En el nuevo proyecto de diálogo, la cuestión, todavía está sobre la mesa?
La reforma del Instituto de Seguridad Social (INSS) fue considerada la causa desencadenante de las protestas violentas, y aquel proyecto ha sido retirado. Pero, este asunto nunca ha surgido en los intentos de diálogo que se ha estancado y lo que estaba en juego era evidentemente político: quitar del medio al gobierno sandinista pisoteando la constitución, que impide borrar la vida social y económica basada en el progreso de los sectores populares. Desde hace tiempo, los argumentos de algunos sectores muy minoritarios son usados y difundidos en modo instrumental: como la cuestión del incendio de la Reserva Biológica Indio Maíz. En aquella ocasión se ha acusado al gobierno de no haber hecho lo suficiente para apagar el incendio por allanar el camino a intereses ligados a la construcción del Canal. Por el contrario, se ha hecho todo lo posible inmediatamente, y se ha logrado apagar el incendio también con la colaboración de los gobiernos de México, del Salvador y de Honduras. El proyecto del Canal ha contado con muchos y titulados estudios de impacto ambiental, con todas las garantías y tiene como objetivo el de sostener la demanda comercial internacional y aquella de una adecuada circulación en los intercambios. Una situación que el canal de Panamá no está en capacidad de sostener. El Canal es parte del futuro y no afecta ni la vida del lago, ni la seguridad del ambiente. Lo que no se dice es que Nicaragua procede desde hace tiempo con el cambio de modelo productivo dando la primacía a la energía alternativa. Gracias al aporte económico de países solidarios como Venezuela, pero también a la intervención de empresas privadas, por ejemplo europeas, y de un financiamiento del Banco Mundial, la estamos empleando al 80%. Y contamos con llegar muy rápido al 90%.
Traducción: Gabriela Pereira.