Oscar Robelo
Los bellos altares a la Virgen Inmaculada Concepción, que las instituciones del gobierno y del Estado colocan todos los años a lo largo de la Avenida de Bolívar a Chávez, en los últimos días del mes de noviembre y los primeros de diciembre, contribuyen a que Nicaragua se vista de María para celebrar la Gritería en todo el territorio nacional.
Si bien la Constitución Política establece que el Estado es laico, el hecho que las autoridades nicaragüenses pongan altares de la Virgen María en espacios públicos, para el padre Osman Figueroa significa que el gobierno sandinista es incluyente y no excluyente en las manifestaciones de la fe del pueblo y ayuda a la unidad de la sociedad.
“Creo que es una manifestación de que nuestra sociedad no puede vivir sin Dios, porque un buen cristiano es un buen ciudadano”, consideró el sacerdote de la Capilla Santísima Trinidad de la Comunidad Eclesial de Base San Pablo Apóstol, de la Colonia Nicarao.
A su juicio, es bonito cuando el altar sirve como medio de evangelización y de catequesis, pues “el altar no tiene que ser alusivo solo a la Virgen, sino que tiene que ser un medio para catequizar”. Al respecto, el Padre aseguró que ha tenido oportunidades de visitar algunas instituciones a bendecir los altares en la Avenida de Bolívar a Chávez.
“El año pasado yo estaba en una institución, hicieron una fuente y les pregunté qué van a hacer este año ustedes de altar, dijeron que la Virgen va sobre una fuente, pero no sabemos cómo ponerle, entonces le dije María fuente de sabiduría, alguien dice anotá que así se va y así le pusieron al altar: María fuente de sabiduría”, recordó.
Sociedad debe estar unida
De acuerdo al sacerdote Figueroa, promover los altares desde un aspecto cultural, religioso, “es hacernos parte de que la sociedad nicaragüense tiene que estar unida, porque ¿quiénes llegan a ver los altares?: las familias y van a compartir. No lo veamos desde el punto de vista de que es sólo para los católicos, no, es para las familias para compartir y fraternizar”.
Está convencido que esa acción es un medio de acercamiento a la sociedad, y aunque al gobierno no le compete catequizar, sino a las iglesias, sí promueve la cultura y facilita el espacio. En ese sentido estimó que los altares no solo representan la idiosincrasia y la creatividad, sino que también es una expresión y extensión del amor hacia la Virgen.
Al explicar los términos de “Purísima” y “Gritería”, el religioso destacó que son muy nicaragüenses. “En todo el mundo se celebra la Inmaculada Concepción, pero sólo aquí en Nicaragua le decimos Purísima”, afirmó. Igual la Gritería que –a su criterio- es una expresión popular de fe en María.
“Decimos Gritería por el bullicio, por el canto, la pólvora, la alegría, por el jolgorio, por las consignas: Quién causa tanta alegría, la Concepción de María, eso es propio, es nuestro, no lo adoptamos ni con la evangelización española, es algo propio, de nuestra nicaraguanidad”, resaltó.
El 7 de diciembre se celebra la Gritería, víspera del día de la Inmaculada Concepción de María el 8 de diciembre. No obstante, todo el rito empieza días antes, el 28 de noviembre, cuando se inicia el novenario. “Las personas se reúnen en sus casas o en la iglesia, en comunidad, y se reza la oración establecida para cada día hasta concluir el 6 de diciembre, y al día siguiente visitar los altares y cantarle a María.
Celebración al estilo nica
Durante el novenario se reflexiona sobre la Virgen como madre de la iglesia, reina de la paz y auxiliadora de los cristianos. “Nosotros los nicaragüenses como hacemos las cosas muy a nuestro estilo no celebramos con fiesta el ocho, sino que el siete que es la víspera, el 8 todos amanecemos rendidos, sabemos que ese día hay comuniones en las iglesias, sabemos que el ocho es la parte religiosa”, apuntó el padre Figueroa.
En opinión del sacerdote, la Gritería tiene como cualidad que la gente visita los altares en grupos familiares, de amigos, que “van gritando Quién causa tanta alegría, la causa de nuestra alegría es María y la causa es porque es la madre de Jesús, es la Inmaculada, la pura, la sin mancha y eso es lo que profesamos nosotros los católicos”.
Esta fiesta religiosa surgió a comienzos del Siglo XVIII en León, con los padres franciscanos, como medio de evangelización. Monseñor Gordiano Carranza orientó que, en todas las casas, las familias celebraran la oración a la Purísima Concepción de María. El padre Figueroa señaló que en el barrio San Felipe, el prelado fue el primero en gritar ¡Quién causa tanta alegría!
Según el religioso, la Gritería se empezó a celebrar en dos escenarios diferentes: la versión leonesa y la granadina; diferentes de fe popular, pero siempre en tormo a María, la madre de Dios. “Granada lo va a hacer, diría yo, de una manera más aristocrática, allí es una carroza, la imagen sale, visita los barrios, se reza el rosario, es como más apegada a la tradición del rezo. En cambio, en León es más al jolgorio popular”.
Al concluir el sacerdote Figueroa envió el siguiente mensaje al pueblo cristiano: Que vivamos la fe mariana desde la fe cristiana haciéndonos todos para todos como dice el apóstol Pablo, compartiendo desde nuestra sencillez lo que tenemos, dándolo con amor, con cariño, sin discriminar acercándonos al necesitado sobre todo teniendo presente a Dios en nuestro corazón. Un buen cristiano es un buen ciudadano y un buen ciudadano es un buen cristiano.