Jorge Capelán
La injerencia de Estados Unidos en Nicaragua no comenzó con el regreso al poder del Frente Sandinista en el año 2007 ni con el derrotado intento de golpe del 2018, ha sido un ingrediente de toda su historia.
La injerencia fue permanente durante el somocismo, durante los años 80 y también durante la denominada «larga noche neoliberal» entre 1990 y 2006. En ese período, la Embajada de los Estados Unidos no descansó en sus esfuerzos por destruir al sandinismo y por impedir que Nicaragua sea libre y soberana. En este artículo refrescamos la memoria sobre algunos de esos actos de intervención.
Las potencias anglosajonas comenzaron a meterse en los asuntos de Nicaragua ya a inicios del siglo XIX. Por ejemplo, en 1825, los Estados Unidos designan como embajador en Centroamérica a «un diplomático encargado de oponerse a la construcción de un canal en Nicaragua por una compañía holandesa», según el historiador argentino Gregorio Selser en su Cronología de las Intervenciones Extranjeras en América Latina.
Conocemos muy bien todas las intervenciones militares de los Estados Unidos en Nicaragua, desde William Walker hasta la lucha sandinista, y sabemos también que hicieron asesinar al general Sandino a manos de Somoza, «su hijo de perra». Nicaragua bajo el somocismo era un protectorado yanqui. En los informes de la Embajada de Estados Unidos, los guerrilleros sandinistas asesinados y torturados, o los campesinos arrojados de los helicópteros eran «terroristas». En cambio, si algún dirigente de la oposición liberoconservadora caía preso lo iban a visitar, se preocupaban por él y hasta le daban un jaloncito de orejas (no muy duro) al dictador.
En los años 80 ya sabemos lo que hicieron. Convirtieron a Nicaragua en la Siria de aquellos tiempos. Invirtieron cientos de millones en su guerra de mal llamada «baja intensidad» contra nuestro pueblo, además de aplicar un bloqueo brutal y minar nuestros puertos. La Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés) financió a la Unión Nacional Opositora (UNO) con 12 millones de dólares de la época solo para las elecciones del 1990.
La injerencia siguió en la década de los años 90, ahora con la participación de los gobiernos europeos a través de todo un entramado de ONG. El objetivo era el de garantizar la implementación del modelo neoliberal, y sobre todo el de destruir al Frente Sandinista de Liberación Nacional, instrumento del pueblo organizado y empoderado por la revolución en 1979.
Los Estados Unidos muy pronto se dieron cuenta de que si solo financiaban a los grupos afines a los liberoconservadores no iban a llegar muy lejos. Las políticas privatizadoras que pretendían implementar generaban un gran rechazo en la población y hasta los propios contras de a pie se daban cuenta de que las promesas de tierras y otros beneficios que les habían hecho durante la guerra jamás se cumplirían.
Por eso la USAID decidió cambiar de estrategia e intentar corromper a las propias filas del sandinismo creando ONG que tuvieran una pátina de mayor credibilidad entre la población. La idea era la de dividir al Frente Sandinista, desacreditar el liderazgo del comandante Daniel, destruir lo que quedaba de las Fuerzas Armadas de los años 80 y chantajear al pueblo organizado con la mal llamada «ayuda» de las ONG financiadas por los Estados Unidos y los gobiernos occidentales.
Por ejemplo, un documento de la USAID de 1996 titulado “Evaluación del Fortalecimiento de las Instituciones Democráticas (SDI) USAID Nicaragua 534-03 16-C-00-5010” establecía que «La táctica de apoyar a las instituciones que se oponían a las organizaciones sandinistas no tuvo mucho éxito en cuanto a la creación de instituciones sostenibles. Los casos de este tipo son los sectores laboral y de derechos humanos (…) hay que reconocer que esta táctica no ha contribuido a la consecución del objetivo del proyecto en la misma medida que la táctica actual.»
La «táctica actual» a la que hacía referencia el documento, consistía en el financiamiento a ONG del MRS como el CENIDH de Vilma Núñez, Ética y Transparencia, el Grupo CINCO de Carlos Fernando Chamorro y muchas otras. Por ejemplo, una de las primeras actividades de Ética y Transparencia financiadas por la USAID fue una visita de observación a las elecciones locales del Perú de Fujimori en 1995. Al año siguiente tendrían lugar las elecciones más sucias de toda la historia de Nicaragua en las que se le arrebató el triunfo al Frente Sandinista, favorito en las encuestas.
Asimismo, se financiaron ONG de carácter político supuestamente amplio que defendieran los intereses de Estados Unidos en Nicaragua, por ejemplo el Instituto de Estudios y Estrategias de Políticas Públicas (IEEPP) del golpista y hoy reo Félix Maradiaga, que a través de seminarios y encuentros «amplios» (es decir, con sandinistas considerados afines al MRS) intentaba generar apoyo hacia las políticas de Estados Unidos, especialmente sus presiones para que el Ejército de Nicaragua entregara los misiles soviéticos SAM 7 recibidos durante la guerra de los años 80.
Paralelamente, los gobiernos europeos se sumaron a la estrategia estadounidense impulsando la campaña de desprestigio hacia el sandinismo y al mismo tiempo chantajeando a miles de sandinistas activos en muchas de las ONG occidentales para que tomasen distancia del FSLN bajo pena de perder sus empleos o financiamientos. Asimismo, algunos embajadores europeos, como la sueca Eva Zetterberg, se caracterizaron por emitir opiniones sobre asuntos internos de la política de Nicaragua todas las semanas en los medios. Esas opiniones por regla general iban dirigidas a atacar al Frente Sandinista y en particular al Comandante Daniel Ortega.
El caso de Zetterberg es un ejemplo claro de la descarada injerencia de los gobiernos occidentales en los asuntos internos de Nicaragua en esa época. La embajadora aparecía en los medios semana a semana criticando al Frente Sandinista o a cualquiera que a los ojos de la Embajada de Estados Unidos fuera visto como un factor que podría mejorar la adversa correlación de fuerzas que enfrentaba el sandinismo durante el período neoliberal. En una entrevista a la web Tortilla con Sal antes del retorno del FSLN al gobierno en 2007, Zetterberg llegó a decir que el FMI y el Banco Mundial «tenían» que intervenir en los asuntos internos del país porque «los nicaragüenses son incapaces de manejar sus propios asuntos».
Bajo el liderazgo de hoy rea Dora María Téllez y sus compinches, el MRS colaboró extensamente con el gobierno de los Estados Unidos.
Cables clasificados del Departamento de Estado publicados por WikiLeaks y analizados por The Grayzone (06MANAGUA2434_a y 06MANAGUA2434_a) muestran que Téllez y otros líderes de su partido MRS se han reunido con frecuencia con la embajada de Estados Unidos y han servido como informantes durante años.
En reuniones periódicas con funcionarios estadounidenses, Téllez, Sergio Ramírez, Hugo Torres Jiménez, Víctor Hugo Tinoco y otras altas figuras del MRS proporcionaron inteligencia a Estados Unidos sobre el FSLN y la política interna de Nicaragua, en un intento por evitar que los sandinistas regresaran al poder. Luego ayudaron a Washington a intentar desestabilizar el gobierno del presidente Daniel Ortega después de que ganó las elecciones de 2006.
La embajada declaró claramente que “la posición del USG [gobierno de los Estados Unidos] [es] que el MRS es una opción viable y constructiva, con quien Estados Unidos mantendría buenas relaciones” (cable 06MANAGUA1961_a).
La embajada agregó con aprobación: “Si el MRS puede cambiar los votos del FSLN y obtener algunos de los votos indecisos, todavía es una opción viable y podría ser la clave para evitar que Ortega gane”.
Antes de las elecciones de 2006, el MRS eligió al exalcalde de Managua y entonces candidato a la presidencia por el MRS, Herty Lewites, que se reunió con el embajador de EE. UU. para desayunar asegurándole a Washington que si ganaba mantendría estrechas relaciones con Estados Unidos.
Otro Lewites, su sobrino Israel, portavoz en ese entonces del MRS, también se reunió con la embajada reafirmándole total lealtad. De los cables publicados se sabe que la Fundación Nacional para la Democracia (NED), uno de los principales canales del Departamento de Estado para la injerencia política en otros países, había capacitado al 30% de los fiscales del partido para esas elecciones.
El resto de la historia lo sabemos: El Frente Sandinista ganó las elecciones del 2006 y, decidida pero metódicamente, se puso a continuar lo que había quedado interrumpido en 1990. La injerencia de Estados Unidos y de los países europeos siguió todo el tiempo, pero sus «peleles» locales, como diría el general Sandino, se fueron hundiendo cada vez más en la irrelevancia política. Intentaron una derrotada «revolución de colores» contra el pueblo en 2018 que terminó enseñándole a toda la población cuál era su verdadera agenda hacia el país.
Hoy Nicaragua cuenta con un conjunto de leyes y estructuras institucionales que la defienden efectivamente contra la injerencia extranjera, especialmente la de Estados Unidos. Se puede decir que desde sus inicios como nación Nicaragua se ha desarrollado a pesar y en contra de la injerencia estadounidense, y que ha logrado su verdadera independencia gracias a las victorias populares de julio de 1979 y de noviembre de 2006.
Que paso en la reunion de la OEA del 12 de agosto
Colombia tenia embajador en la OEA