
- Se conmemoran 32 años de su promulgación
Este 30 de octubre se conmemoran los 32 años de la promulgación de la Ley de Autonomía (Ley No. 28, de 1987), una proeza de la Revolución Popular Sandinista que rescató la dignidad a los pueblos de la Costa Caribe Norte y Sur de Nicaragua. La ley otorga los derechos sobre sus tierras, sus territorios y sus formas de gobierno a las regiones autónomas de la Costa Caribe.
Después de la aprobación del Estatuto de Autonomía de la Costa Atlántica de Nicaragua (que reconoce los derechos indígenas y étnicos, sus costumbres, su historia y sus territorios), se dio otro paso de relevancia con la aprobación de la Ley de Lenguas (Ley No. 162, de 1993), la cual establece que las comunidades multiétnicas tienen pleno derecho a la preservación de sus lenguas, así como su fomento, desarrollo, estudio y difusión.
La Ley de Autonomía fue impulsada por la Revolución Popular Sandinista reivindicando el derecho a los pueblos originarios a su identidad, lengua, cultura, costumbres y autodeterminación.
Por otro lado, la Ley de Demarcación Territorial (Ley No. 445) ha sido otro logro de las comunidades de la Costa Caribe. Dicha ley regula la demarcación de los territorios indígenas y multiétnicos, sus suelos y sus riquezas naturales, reconociendo la potestad de los pueblos sobre los mismos.
A través de esta ley el gobierno sandinista ha entregado 23 títulos de propiedad comunal a los pueblos miskitos, sumu-mayangna, ramas, afrodescendientes creoles y garífonas, correspondiente a un área de 37, 841.9 Km2, que representa la tercera parte del territorio nacional, restituyendo los derechos históricos a estas comunidades.
Derechos en salud y educación intercultural
En restitución de derechos de los pueblos originarios y afrodescendientes, el gobierno ha implementado en la Costa Caribe un modelo de educación intercultural bilingüe, un modelo de atención en salud Intercultural, un Instituto de Medicina Natural y la base de la justicia tradicional administrada por las autoridades comunales.
Como parte de este modelo, un sinnúmero de brigadas médicas se han trasladado a las comunidades indígenas para atender a las familias, realizando jornadas quirúrgicas y atención y/o prevención de enfermedades.
Además, se ha impulsado un sistema de educación autonómico regional y un programa de educación intercultural bilingüe que contribuye de manera directa a la preservación de lenguas indígenas, a través de educación básica y las universidades indígenas.
Los pueblos indígenas y afrodescendientes están integrados dentro del Plan de Desarrollo Humano, por lo que el gobierno ha ejecutado diferentes obras sociales y de infraestructura encaminadas a la erradicación de la pobreza y el acceso a los servicios básicos de energía eléctrica y agua potable.
En agua y saneamiento, se han instalado plantas purificadoras, tuberías de agua potable y plantas de tratamiento de aguas servidas en las cabeceras municipales, que incluyen comunidades rurales circunvecinas, así como un sinnúmero de proyectos de agua potable para las comunidades de difícil acceso.
Articulación y complementariedad de esfuerzos Las comunidades indígenas tienen cobertura de señal telefónica y energía eléctrica que cubre más del 92% de las comunidades. Y ahora cuentan con una obra histórica esperada por más de 500 años: la carretera que une por primera vez en la historia de Nicaragua el Pacífico y la región del Caribe nicaragüense, lo que viene a fortalecer la conectividad vial con todo el país e impulsar la producción, el comercio, turismo, la pesca, etc.
También se han implementado programas sociales como el bono y merienda escolar, casas maternas, Amor para los más Chiquitos, Programa Usura cero, Todos con voz, Techo solidario, Casas para el pueblo, entre otros.
El bienestar socio-económico es promovido como un proceso de restitución de derechos mediante una articulación y complementariedad de esfuerzos entre los diferentes niveles de gobierno: comunitarias, territoriales, municipales, regionales y nacional. Los proyectos que se desarrollan son con el consentimiento previo, libre e informado de las comunidades.
Como manifestación del principio de autodeterminación de los pueblos, los costeños -mediante sufragio universal, igual, directo, libre y secreto- realizan elecciones autónomas para elegir a las autoridades multiétnicas de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe de Nicaragua. Ellas son las encargadas de administrar los modelos propios interculturales de salud, educación, administración de justicia, e impulsar y promover proyectos económicos, sociales y culturales.
Los pueblos indígenas y afrodescendientes, hombre y mujeres, tienen hoy igualdad de oportunidades como servidores públicos con una participación política en la Asamblea Nacional, Parlamento Centroamericano y como magistrados, ministros, directores de instituciones, concejales regionales y municipales, etc.
Gran impacto en su cultura
Para los habitantes de la Costa Caribe nicaragüense, los 30 de octubre es un día especial porque es una fecha en que los pueblos originarios de las regiones autónomas celebran la promulgación de la Ley 28, Estatuto de autonomía de las regiones de la Costa Atlántica de Nicaragua, conocida como Ley de Autonomía que contribuye a la promoción de nuevos valores en la sociedad como la fraternidad, igualdad, libertad y el respeto entre los pueblos y comunidades del país.
Para Kensy Sambola, de Orinoco, enlace del INC en la Costa Caribe Sur, La Ley 28 –promulgada hace 32 años- ha servido para restituir derechos de los pueblos de la Costa Caribe, pues el triunfo de la Revolución Popular Sandinista provocó un despertar en el Caribe.
Antes del triunfo de la revolución “teníamos pueblos que culturalmente desaparecían, nadie sentía orgullo de ser miembro de cualquiera de los pueblos caribeños, nadie quería decir que era garífuna porque era vivir discriminación en todas las formas habidas y por haber, era una tendencia de que los pueblos murieran”, sostuvo.
Por el contrario, después de la revolución y con la promulgación de la Ley de Autonomía, “los pueblos ahora se identifican fuertemente, se sienten reconocidos y fortalecidos en su identidad”. A ello ha contribuido el gobierno sandinista con la construcción de centros culturales en las comunidades de los diferentes pueblos, formando a los portadores culturales, y con la creación de las universidades Uraccan y Bicu.
“El reto es grande: salvaguardar, proteger, promover nuestras culturas, fortalecer las identidades de los pueblos para que se puedan desarrollar en un ambiente propio; es difícil pero ahí vamos paso a paso con el apoyo del gobierno y la voluntad de las comunidades”, destacó Sambola.
Según Sambola, en el Caribe Sur hay seis pueblos orgullosamente identificados que se han apropiado de la Ley 28, porque a partir de ella se han promulgado otras leyes como la Ley de Lenguas, que permite que todos los pueblos sean educados en su lengua. “Cada pueblo en esa región su lengua es oficial, antes decían que eran dialectos; hoy, comprobado por estudios, tienen reconocimiento de lengua”, sostuvo.
En consecuencia, cada pueblo tiene su propia identidad cultural, su propia lengua, su propia historia, su propia gastronomía. Los pueblos son rama, garífuna, miskitu, creole, ulwa y mestizo costeño.
Unidad de esfuerzos
Además de la construcción de centros culturales, con el apoyo del gobierno sandinista se ha capacitado a los portadores culturales, actividad que se trabaja en coordinación con el Instituto Nicaragüense de Cultura (INC), las alcaldías, los consejos regionales y la secretaría de la Juventud Sandinista en las regiones. “Son esfuerzos unidos que se hacen, se trata de llegar a las comunidades promoviendo la cultura en la región”, agregó.
Los pueblos misquitos, creoles y mayangnas ya tienen materiales educativos en sus lenguas. Pero en el caso de los rama y garífunas, cuya cultura es patrimonio cultural de Nicaragua, “creo que hay que hacer un plus
esfuerzo porque no hemos avanzado mucho en cuanto a materiales educativos, pero tenemos maestros que se van capacitando en esa área”.
No obstante, Sambola sostuvo que el gobierno sandinista ha llevado la educación a todos los rincones de este país y la Costa Caribe no ha sido la excepción. Pero “hay que fortalecer el sistema educativo regional para que la gente tenga una educación acorde a su cultura, no queremos perder esos valores culturales y nuestra propia historia como pueblo”.
Por su parte Gloria Bacon, directora de la Oficina de la Costa Caribe del INC, considera que la Ley de Autonomía en la región se patentiza a nivel cultural en la forma cómo se ven: como una sociedad pluriétnica y multilingüe.
“Ya no nos da vergüenza hablar nuestro inglés criollo o nuestro misquito, nos hemos fortalecido en nuestra identidad, celebramos y promovemos con orgullo nuestras tradiciones, artesanías, bailes y comidas”, aseguró.
Además, cuentan con programas como el SEAR (Sistema Educativo Autonómico Regional) que impulsa la educación en la lengua materna, así como con dos universidades que inciden en el rescate de la historia oral y las expresiones culturales. “Todo esto es una muestra sencilla del impacto cultural que significa la Ley de Autonomía en la región”, resaltó.