La mujer en la Nicaragua actual: protagonismo y empoderamiento

La mujer en la Nicaragua actual: protagonismo y empoderamiento

Edgar Palazio Galo(*)

Tras siglos de dominación colonial, Nicaragua heredó una estructura patriarcal profundamente arraigada que moldeó de manera determinante sus dinámicas sociales, económicas y políticas. El poder colonial, primero, y la oligarquía después, consolidaron un sistema que relegó a las mujeres a roles secundarios en la construcción de la nación. Esta exclusión se reflejó en la restricción del acceso a la educación, la participación política y la tenencia de la tierra, perpetuando la desigualdad de género.

En contraposición a este legado histórico, el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional (GRUN) ha promovido una política de género transformadora orientada a cuestionar el orden patriarcal y reconfigurar las estructuras sociales del país. Entre las iniciativas más relevantes destacan la Ley 779, Ley Integral contra la Violencia hacia las Mujeres, programas de empoderamiento económico para mujeres, y políticas que incentivan su participación en espacios de decisión pública. Estas medidas han permitido avances sustantivos en la búsqueda de la igualdad de género.

Transformación histórica de género en Nicaragua

La implementación de la política de género, impulsada por el GRUN, ha representado un punto de inflexión en la historia reciente de Nicaragua al establecer un modelo de Estado que coloca la equidad como eje estratégico del desarrollo nacional. Este proceso va más allá de la promulgación de leyes y la creación de mecanismos de protección para las mujeres; se proyecta hacia la reconstrucción de la memoria histórica desde una perspectiva inclusiva y emancipadora.

Uno de los ejes centrales de esta política es el fomento de la participación activa de las mujeres en la toma de decisiones, lo que ha propiciado su empoderamiento en todas las esferas de la vida nacional. Mediante la ejecución de programas de educación, el otorgamiento de financiamiento para el emprendimiento y el fortalecimiento del liderazgo comunitario, el gobierno sandinista ha asegurado que las mujeres asuman roles protagónicos en el cambio social, superando la condición de receptoras pasivas de políticas asistenciales.

Este enfoque representa una ruptura con la lógica patriarcal que confinaba a las mujeres a un papel pasivo en la sociedad, limitando su participación en la vida pública y en la toma de decisiones estratégicas. El impacto de esta transformación se manifiesta en la institucionalización de una perspectiva de género transversal en todas las áreas de la gestión pública. Desde la administración de justicia hasta la planificación del desarrollo económico, el Estado ha redefinido su papel como garante de la equidad.

La creación de espacios de participación política para las mujeres, junto con la implementación de normativas que aseguran su acceso equitativo a oportunidades laborales y educativas, han contribuido al desmantelamiento de subjetividades que tradicionalmente reproducían la subordinación de género. Este proceso ha conllevado también una resignificación de la narrativa histórica nacional.

Durante décadas, la visión oligárquica y patriarcal invisibilizó el papel de las mujeres en las luchas de resistencia y en los procesos de cambio social. La política de género del GRUN ha rescatado y reivindicado la memoria de aquellas mujeres que enfrentaron la opresión, devolviéndoles el reconocimiento que merecen en el imaginario colectivo. Esta relectura de la historia ha sido clave para la construcción de una identidad nacional más justa e inclusiva, en la que las mujeres son protagonistas fundamentales del devenir histórico.

Adicionalmente, la superación del modelo patriarcal impulsado por el GRUN, ha favorecido la creación de un nuevo marco cultural basado en la igualdad y el respeto. Mediante campañas de sensibilización, programas educativos y la producción de materiales culturales que promueven el empoderamiento de género, se ha generado un cambio profundo en la conciencia social, desafiando estereotipos y normas tradicionales. Esta transformación cultural es esencial para garantizar que las nuevas generaciones crezcan en un entorno libre de discriminación y de violencia estructural.

La mujer como sujeto histórico en la transformación social y política

Desde su fundación en la década de 1960, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ha desempeñado un papel decisivo en la historia política y social de Nicaragua, destacándose por su lucha de liberación nacional contra la opresión somocista y su compromiso con la justicia social. En este proceso, la participación de las mujeres ha sido determinante, asumiendo roles protagónicos tanto en la lucha revolucionaria como en la edificación del nuevo Estado y en la transformación de la sociedad nicaragüense.

A lo largo de su trayectoria, el sandinismo no solo integró a las mujeres en sus filas, sino que promovió activamente su empoderamiento y liderazgo en múltiples esferas. De manera que el papel de la mujer en Nicaragua ha experimentado una profunda transformación, impulsada por un marco político y social que garantiza la equidad de género y fomenta su participación beligerante en la vida nacional.

En este sentido, el GRUN, liderado por el FSLN, ha desarrollado estrategias orientadas a consolidar el protagonismo de las mujeres en la economía, la política y la cultura, posicionándolas como agentes clave en los procesos de cambio.

La historia de Nicaragua está marcada por la participación decidida y multifacética de las mujeres en las luchas sociales y políticas. Desde la Revolución Popular Sandinista de 1979 y el actual proceso de transformación social en la segunda fase de la revolución, las mujeres han desempeñado un papel esencial en la configuración de la identidad y el rumbo del país. Su involucramiento en la guerrilla sandinista y en la subsiguiente reconstrucción nacional son testimonios fehacientes de su protagonismo en la lucha por la justicia social y la soberanía nacional.

Durante la lucha contra la dictadura somocista, las mujeres se erigieron como pilares de la revolución, asumiendo roles de combatientes, organizadoras, y líderes políticas y militares. Su presencia no se limitó a funciones de apoyo logístico, sino que ocuparon posiciones estratégicas dentro del Frente Sandinista, consolidándose como combatientes y líderes revolucionarios.

Con el regreso del FSLN al gobierno en 2007, las políticas de género se han fortalecido significativamente, adoptando un enfoque que prioriza la equidad. Nicaragua es hoy reconocida internacionalmente como uno de los países con mayor representación de mujeres en la esfera política, gracias a la implementación de normativas que garantizan la paridad de género en cargos públicos y procesos electorales.

El GRUN ha reivindicado este legado histórico a través de políticas orientadas a consolidar la igualdad de género como una base esencial para el desarrollo nacional. La creación de marcos legales y la institucionalización de programas que impulsan el acceso de las mujeres a espacios de liderazgo, han fortalecido su papel en la construcción de una sociedad más justa e inclusiva.

Esta trayectoria histórica demuestra que las mujeres nicaragüenses no han sido simples espectadoras, sino protagonistas activas en la forja de su destino y del devenir de la nación. Su lucha sostenida por la justicia, la igualdad y la soberanía ha dejado una huella indeleble en la historia de Nicaragua, inspirando a las generaciones presentes y futuras.

Marco legal y legislación para la igualdad de la mujer

Desde 2007, en la segunda etapa de la revolución, el sandinismo ha promovido un sólido y visionario marco legal para fortalecer el empoderamiento y la participación activa de las mujeres en la vida política, social y económica del país. Este esfuerzo ha sido liderado con firmeza y sensibilidad por nuestra copresidenta, la compañera Rosario Murillo, quien no solo ha encarnado el espíritu de la revolución sandinista en esta nueva etapa, sino que se ha convertido en un referente continental de liderazgo femenino comprometido con la justicia social y la igualdad de género. Su ejemplo ha sido fundamental para inspirar a miles de mujeres nicaragüenses a asumir roles protagónicos en todos los aspectos.

Gracias a este esfuerzo impulsado por el comandante Daniel y la compañera Rosario, las mujeres nicaragüenses también han alcanzado posiciones clave en ministerios, alcaldías y la Asamblea Nacional, posicionando al país como uno de los pocos en el mundo donde la representación femenina supera el 50% en los espacios de gobierno. A la par, se han implementado leyes y mecanismos institucionales que garantizan la prevención, sanción y erradicación de la violencia de género, consolidando un Estado que prioriza la dignidad y los derechos de las mujeres.

En esta línea, el GRUN, a través del Plan Nacional de Lucha contra la Pobreza y para el Desarrollo Humano 2022- 2026, ha definido el empoderamiento de mujeres y niñas como un eje estratégico para el desarrollo nacional. Bajo un enfoque de equidad de género, se promueve su participación plena y activa, reconociéndolas como titulares de derechos humanos, agentes de transformación social y protagonistas del desarrollo sostenible.

Entre las leyes más relevantes se encuentra la Ley No. 648, Ley de Igualdad de Derechos y Oportunidades, aprobada en 2008, cuyo propósito es eliminar la discriminación por motivos de sexo y raza, promoviendo la igualdad efectiva en los ámbitos político, económico, social, cultural y medioambiental.

Otro avance significativo es la Ley No. 717, promulgada en 2010, que creó el Fondo para la Compra de Tierras con Equidad de Género para Mujeres Rurales. Esta ley facilita el acceso de las mujeres rurales a la propiedad de la tierra, garantizándoles seguridad jurídica y mejorando sus condiciones socioeconómicas. Además, prioriza a las mujeres jefas de hogar con bajos ingresos, reconociendo su papel esencial en el desarrollo de las comunidades rurales y su capacidad para generar bienestar familiar.

En el ámbito político, la Ley No. 790, de Reforma a la Ley Electoral No. 331, aprobada en 2012, representa un paso decisivo hacia la paridad de género. Esta normativa establece la obligación de que las listas de candidatos a cargos de elección popular se conformen con un 50% de mujeres y un 50% de hombres, dispuestos de manera alterna y equitativa, garantizando así una mayor representatividad femenina en la toma de decisiones a nivel nacional.

Complementariamente, la Ley No. 792, Ley de Reforma y Adición a la Ley de Municipios, busca asegurar que los gobiernos locales incorporen la perspectiva de género en la formulación y ejecución de sus políticas públicas. Esta legislación obliga a los municipios a diseñar planes y programas que atiendan las necesidades específicas de las mujeres y hombres, corrigiendo desigualdades históricas y promoviendo una gestión pública más inclusiva.

En materia de protección frente a la violencia, la Ley No. 779, Ley Integral contra la Violencia hacia las Mujeres, aprobada en 2012, es uno de los principales instrumentos legales para garantizar la seguridad y dignidad de las mujeres. Esta ley tipifica diversas formas de violencia, establece medidas de protección para las víctimas y promueve una cultura de respeto y equidad en la sociedad nicaragüense.

En el ámbito digital, la Ley No. 1042, Ley Especial de Ciberdelitos de 2020, ofrece un marco de protección frente a delitos que afectan especialmente a las mujeres, como el acoso en línea, la difamación y la difusión no autorizada de contenido íntimo, contribuyendo así a la defensa de su integridad y dignidad en los entornos digitales.

Finalmente, la Ley No. 870, Código de Familia, aprobada en 2014, introduce reformas sustantivas en el ámbito familiar. Sustentada en el principio de igualdad entre hombres y mujeres, esta ley garantiza derechos y deberes equitativos en la vida conyugal, reconoce la violencia doméstica como delito y otorga protección especial a las mujeres que ejercen la jefatura del hogar.

En conjunto, este marco legal ha sido clave para avanzar en la construcción de una Nicaragua más justa e igualitaria, fortaleciendo el papel de las mujeres como protagonistas del desarrollo y la transformación social.

Empoderamiento de género en la sociedad: impacto y transformación

El fortalecimiento del papel de la mujer en Nicaragua ha generado un impacto positivo y profundo, trascendiendo el ámbito individual para consolidarse como un motor esencial de transformación social. Uno de los avances más notables ha sido la mejora sustancial en el bienestar familiar. El empoderamiento de las mujeres ha permitido una distribución más justa y eficiente de los recursos en el hogar, lo que se refleja en mayores inversiones en educación, salud y nutrición para las familias, contribuyendo al desarrollo integral de las comunidades.

De igual manera, la creciente participación de las mujeres en la vida política ha sido decisiva para la construcción de políticas públicas más inclusivas y con perspectiva de género. Esto ha permitido que las necesidades y derechos de las mujeres se integren de manera efectiva en la planificación y ejecución de programas estatales, generando una sociedad más equitativa, con oportunidades reales para todas y todos.

En el sector productivo, ha dinamizado las economías locales y ha promovido modelos de desarrollo sostenible. A través de su liderazgo en cooperativas y emprendimientos, las mujeres han impulsado la creación de empleos, la diversificación productiva y la generación de ingresos, demostrando una capacidad notable para aplicar prácticas responsables con el medio ambiente y aportar a la sostenibilidad territorial.

Asimismo, el protagonismo femenino ha fortalecido el tejido social y la cohesión comunitaria. Las mujeres han sido artífices de redes solidarias y organizaciones de base que promueven la participación ciudadana, la equidad de género y la resolución pacífica de conflictos, desempeñando un papel crucial en la consolidación de la cultura de paz y el bienestar colectivo.

En el campo educativo, la presencia creciente de mujeres en espacios académicos, técnicos y de formación profesional ha transformado de manera profunda los imaginarios sociales sobre los roles de género. Con ello está formando nuevas generaciones con una visión más justa y equilibrada sobre la participación de hombres y mujeres en la vida social, cultural y económica del país, contribuyendo a erradicar estereotipos y cimentar una cultura de igualdad y respeto.

En suma, el empoderamiento de las mujeres en Nicaragua ha sido un factor determinante en la mejora del bienestar familiar, el fortalecimiento de las políticas públicas inclusivas, la reactivación económica con enfoque sostenible, la cohesión social y la transformación cultural en torno a la equidad de género. Por ende, resulta estratégico continuar profundizando políticas y programas que reconozcan y potencien a las mujeres como agentes esenciales de cambio y como constructoras de un futuro más justo, igualitario y sostenible para la nación.

(*) Profesor Titular de la UNAN- Managua, Máster en Estudios Históricos Latinoamericanos y del Caribe, Doctor en Ciencias Sociales. Departamento de Extensión Universitaria.

1 Comment

  1. Muy atinado este escrito tuyo hermano, pues se observa en materia legal, social, política y económica el verdadero protagonismo de la mujer de Nicaragua, de la mujer humilde, trabajadora, campesina, la mujer en las esferas políticas, generando desarrollo en las empresas, micro empresas, la mujer intelectual comprometida con este proceso, hablamos de un rol activo en el desarrollo del pais. Pero fundamentalmente hablamos de la compa Rosario Murillo como un referente en LA, Caribe de un liderazgo social, económico y político activo y transformador es decir, con voz y voto y capacidad de decisión, pero fundamentalmente de conducción del país. Cuando escucho las voces apátridas, de los desclasados, de los que destruyeron la nación en el 2018, hablar de la mujer y del rol que ocupan en la actualidad en Nicaragua, lo hacen pensando en su ego, su avaricia, no piensan en la mujer humilde , en sus restituciones, que son por la gracia derechos concebido por la revoluciòn, los caídos y la voluntad expresa del FSLN, pero sobre todas las cosas del comandante Daniel y la compa Rosario.

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