
Jonathan Flores M. (*)
El acceso y uso del internet se volvió una necesidad indispensable en las sociedades de la era digital, en cuanto a que es ya muy común estar utilizando el internet para el desarrollo de múltiples actividades de la vida cotidiana. El internet es el ecosistema central de la economía, la administración pública, el comercio y la educación.
Sin embargo, la sociedad digital trae consigo una transformación de las relaciones de poder a nivel social, político y geopolítico. El dominio de la información y los fines que esto conlleva ha planteado enormes desafíos a los Estados, tales como los ciberdelitos, el ciber espionaje, ciberseguridad, propagación de noticias falsas que pueden desembocar en la desestabilización social y política.
Recientemente, el revuelo que ha causado la Inteligencia Artificial y las implicaciones geopolíticas que puede tener a nivel mundial resulta un tema relevante en la agenda internacional y una prioridad estratégica para las potencias.
El monopolio de los datos y la hegemonía digital
No se puede negar el poder y la influencia que tienen las grandes corporaciones tecnológicas en el mundo; casi toda la infraestructura digital a nivel global son propiedad de compañías occidentales, principalmente estadounidenses, que ejercen un monopolio sobre el almacenamiento, control y vigilancia de los datos de millones de personas.
Las grandes compañías como Google, Apple, Facebook y Amazon conocido como el grupo GAFA, todas de origen estadounidenses, controlan casi la totalidad de la infraestructura digital y son influyentes en las esferas más importante de la economía y la política mundial.
Los datos que a diario millones de personas suministran de manera “gratuita” a estas compañías, mediante el uso de las tecnologías digitales, es lo que le permite mantener y controlar la información que pueden, incluso amenazar la soberanía de los Estados e influir en su politica interna.
Los datos son el nuevo petróleo del siglo XXI, por las cantidades astronómicas de información que se genera y su capacidad para ser utilizada con fines geoestratégicos. Los datos han dado lugar a una nueva era de la geopolítica basada en el dominio y uso de la información, para lograr los intereses corporativos de las potencias hegemónicas.
El petróleo de datos es explotado por un conjunto de compañías reducidas que ejercen un monopolio digital mediante la recopilación, almacenamiento y gestión de la información de toda índole que son el motor de la economía digital y de la ciber geopolítica.
Desde la perspectiva clásica de la geopolítica se solía pensar que el poder duro basado en la capacidad militar, los recursos y la extensión territorial era el pivote central de las decisiones y estrategias de los Estados; sin embargo, en la era digital el poder blando se constituye en un pilar fundamental de dominio o influencia en el tablero internacional.
La geopolítica de los datos forma parte del poder blando, basado en el uso de las plataformas digitales para incidir en las esferas sensibles de la economía, la política y la vida social en general. El dominio de grandes contingentes de información y su uso geopolítico, ha dado lugar a configuraciones territoriales que afecta la soberanía nacional de las naciones de manera positiva o negativa.
La carrera tecnológica entre las potencias tradicionales y emergentes se basa en una competencia voraz por el liderazgo digital, la más reciente de esa disputa se basa en la carrera por la Inteligencia Artificial que en la actualidad se pone a la cabeza Estados Unidos y China. El principal objetivo de Estados Unidos es mantener su poder hegemónico mediante una guerra tecnológica propia de su visión imperial, por otro lado, China procura establecer un equilibrio de poder global mediante el desarrollo de sus capacidades tecnológica.
En la geopolítica de los datos, la rivalidad tecnológica entre los actores globales marcará las próximas décadas. La relevancia de la inteligencia artificial, la innovación, el comercio electrónico, la comunicación digital y la computación cuántica son temas centrales en la planificación estratégica de los países con economías fuertes. Por otra, parte los países del sur global también se plantean los desafíos para reducir la brecha tecnológica que los puede relegar a nivel internacional, y ser menos competitivos en el comercio y la economía.
La guerra de los algoritmos
En el espectro digital global también se libra una guerra oculta que suele llamarse la guerra de los algoritmos, basado en procesos inteligentes y autónomos, pero controlado por los programadores, que están influyendo constantemente en casi todas las decisiones que tomamos a diario, desde qué noticia leer y en qué medio, a qué tienda ir a comprar o comprar en línea, así como influir en las preferencias culturales y políticas por el bombardeo de información mediante las plataformas digitales de libre acceso.
Estos procesos tienen como campo de batalla la mente de los usuarios, haciendo que las percepciones y los procesos cognitivos de las personas formen parte de su poder intangible necesarios para alcanzar determinados intereses geoestratégicos. El poder de los algoritmos puede moldear la percepción del mundo o de determinados aspectos de la vida real, al mismo tiempo pueden amplificar u ocultar aspectos considerados relevantes para la comunidad internacional como minimizar un conflicto, derrocar un gobierno legítimo, boicotear una iniciativa o influir en el mercado o tendencias de consumo.
Quien domina la información tendrá la capacidad y el poder de moldear las realidades globales bajo determinada forma de percibirlo, y actuar teniendo de referencia los valores dominantes. Es por ello que la definición de las reglas del juego respecto a la inteligencia artificial y la geopolítica de los datos no puede ser controlada por una sola potencia, sino bajo una relación de equilibrio de poder y multipolar que garantice la inclusión de otras civilizatorias tanto de Asia, África y América Latina, y no solo una visión anglocéntrica o eurocéntrica.
Reflexiones finales
La geopolítica de los datos será el motor de cambio de las próximas décadas y será decisivo en la reconfiguración del tablero mundial y las relaciones internacionales. En lo sucesivo, la carrera tecnológica será más competitiva y los Estados probablemente puedan derivar hacia un proteccionismo digital, para limitar la influencia de otros Estados que tenga políticas agresivas que puedan afectar su soberanía o ampliar su poder más allá de sus fronteras.
Los datos forman parte del poder nacional de cada país y desde la perspectiva de las potencias hegemónicas, es crucial dominar y tener acceso a ello mediante el control del espectro digital y el acceso a las tecnologías. El corporativismo digital y su proyecto hegemónico responden a un proyecto neocolonial que, sin lugar a duda, busca subyugar y desplazar las otras formas de ver y estar en el mundo imponiendo una lógica imperial decadente.
(*) Docente-investigador y analista geopolítico de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, UNAN-Managua.
El escenario internacional de encamina hacia la disputa por el poder digital, los datos y el control de las sociedades a través de la IA.
Buen artículo maestro.
Excelente análisis y percepción.
Excelente análisis y percepción.
Estimado maestro, como siempre un placer leer sus análisis que son excelentes.
Coincido el mundo es de quien domina los datos y desarrolla la IA!!
Saludos.
Excelente, pienso que hay que diseñar políticas de protección en todo el ámbito de la palabra, la información que cauce daños a la integridad y la seguridad hay que regularla Nicaragua ha creado ya una ley que protege al ciudadano pero desde los centros de información hay que meterle más rigor, no caer en el error de pensar que es parte del libro mercado y un derecho democrático, pues ni los mismos seudo defensores de la supuesta democracia occidental respetan estos preceptos.