América Latina frente a los BRICS

América Latina frente a los BRICS

Josseline Yaleska M. Berroterán (*)

Históricamente la región latinoamericana ha sido un espacio en disputa, una región que las potencias occidentales han deseado repartirse con el interés de sostener su propio desarrollo. Es decir, perpetuar modelos coloniales y extractivista para la preservación de relaciones de poder desiguales. En esa dimensión, Latinoamérica se posiciona como un espacio geoestratégico con grandes oportunidades y desafíos.

La región posee grandes riquezas naturales que van desde la península de Baja California en México, hasta los majestuosos glaciares de la Patagonia; posee una amplia variedad en ecosistemas, así como potencial humano, económico y un importante acervo cultural que la convierte en una región pluricultural, con ventajas competitivas ante el escenario internacional.

Algunas de las riquezas que se encuentran en esta región son: 50% de las especies del planeta, 20% del petróleo mundial, 25% de metales estratégicos (cobre, estaño, plata), 52% de las reservas mundiales de litio, 13% de las reservas de oro mundial, más del 30% de bosques primarios, 16% de las tierras agrícolas del mundo, 23% de la carne de vacuno, un tercio de las reservas de agua dulce y es el hogar de una amplia biodiversidad en la Amazonía, según datos de la CEPAL (2024).

Latinoamérica no solo posee riquezas naturales, sino que su potencial humano es significativo, ya que demográficamente representa el 8.2% de la población mundial, superando a Europa que representa el 5.6%, y su estructura demográfica, en donde más del 50% de la población se encuentra entre jóvenes y adultos, constituye un recurso fundamental para la producción y generación de riquezas sostenibles en el tiempo. Por otro lado, de acuerdo a estudios del BID (Banco Interamericano de Desarrollo), la región unida podría ser la 5ta potencia mundial.

Lo anterior indica que sus riquezas son bienes indispensables para el desarrollo global, bienes comunes y geoestratégicos para garantizar la vida de las presentes y futuras generaciones. Esta realidad obliga a pensar y repensar las estructuras de desarrollo y lógicas de poder establecidas por Occidente, con el fin de transformar esas fortalezas en oportunidades y avanzar hacia la erradicación de problemáticas comunes como la pobreza y la desigualdad social estructural.

BRICS como alternativa del Sur Global

A principios del siglo XXI, en un contexto internacional unipolar, nace como asociación interestatal de países el BRIC, conformado por Estados de economías emergentes: Brasil, Rusia, India y China. En 2011 se integra Sudáfrica y esta asociación se convierte en BRICS. Actualmente se han integrado países como Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán, así como otros actores en calidad de miembros asociados, conformando una alianza estratégica extracontinental que posiciona los intereses comunes y aspiraciones del Sur Global.

Esta plataforma se ha convertido en un espacio de interés para actores que históricamente fueron relegados a la periferia del desarrollo occidental, los BRICS proponen un modelo de integración sobre la base del regionalismo abierto, lo que ha permitido el debate público sobre la reconfiguración del poder internacional hacia un mundo multipolar.

Desde el punto de vista geopolítico, este bloque se constituye en un actor elemental, ya que representan más del 40% de la población mundial, el 20% del comercio mundial y el 36% del PIB mundial, superando desde el 2020 al Grupo de los 7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido), lo que significa que su potencial ha reflejado una tendencia en aumento, transformándose en una fuerza global que está atrayendo a otros países inversores de relevancia económica, social, política y cultural.

Por otro lado, esta plataforma ha desarrollado sus propias instituciones que le permiten a los países miembros y asociados establecer relaciones de cooperación estratégica multilateral, considerando principios y valores distintos a los que establece el occidente colectivo; es decir, que se piensa en inclusión, equidad, soberanía, autodeterminación, desarrollo sostenible, respeto a la cultura y tradiciones propias de cada país.

Es una plataforma alternativa que impulsa una agenda política, económica y financiera que pone de relieve realidades históricas que deben ser superadas por el Sur Global. En ese proceso también se perfila la idea de desdolarizar la economía internacional como una estrategia que desarma, en gran medida, el poder financiero que ha establecido el occidente colectivo para dominar a los países en desarrollo.

De igual manera, el fortalecimiento de la soberanía tecnológica y alimentaria, así como la seguridad internacional son proyectos claves que se incluyen en esta nueva agenda multipolar.

Los BRICS representan una oportunidad para que América Latina y el Caribe se inserte de manera estratégica en el mundo multipolar, por lo que la incorporación o asociación de más países de la región permitirá el fortalecimiento de alianzas regionales y transcontinentales para afianzar el desarrollo integral. De igual manera, esta plataforma podría contribuir a superar las discordias históricas y profundizar los lazos de cooperación entre los pueblos. En palabras del canciller Ruso, Serguéi Lavrov: “América Latina es un polo poderoso del orden mundial multipolar emergente”.

(*) La autora es Politóloga, Docente Universitaria, especializada en Comunicación y Marketing Político.

4 Comments

  1. Gracias profesora Josselyn.
    Importante los datos estadísticos que usted escribe y lo que aporta América Latina al mundo en recursos naturales y la capacidad de tener la fortaleza de sus habitantes con una lengua común, culturas, tradiciones.

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