Ernestina Navarro

Ernestina Navarro
  • Decana de la solidaridad
  • Promotora de amistad y solidaridad entre revoluciones
  • De chavala comenzó a colaborar con el FSLN
  • Afirma haber sido novia del comandante Carlos Fonseca

David Gutiérrez López

En Niquinohomo, que en lengua chorotega significa valle de guerreros, cuna del general Augusto C. Sandino, el domingo 6 de enero día de Reyes Magos, transcurría tranquilo. Doña Josefina Navarro, maestra normalista y enfermera, ese mismo día mientras atendía un parto de pronto sintió que a ella, que estaba embarazada, le llegaba urgentemente su propio alumbramiento.

Es una niña, dijo la comadrona que le asistió en el parto. La bautizaron con el nombre de Ernestina Navarro, nombre de su abuela materna y el apellido de su abuelo, general hondureño Eduardo Navarro, quién en los años 20, había llegado a Nicaragua con refuerzos militares a brindar apoyo a un bando de liberales, en las contiendas entre conservadores de Granada y liberales de León que terminaron siempre con intervenciones de tropas yankees.

A los pocos meses de nacida Ernestina, la familia se trasladó a Managua a vivir en el barrio Buenos Aires, conocido como Darío por la referencia de un cine que llevaba el nombre del poeta Rubén Darío. La vida de los Navarro transcurrió con normalidad, hasta que el mayor de los hijos, Jorge Alberto Navarro, estudiante del Instituto Ramírez Goyena, comenzó a involucrarse en los años 60 en la lucha contra la dictadura somocista.

Jorge Navarro, tras finalizar el bachillerato se trasladó a León para estudiar Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN). En 1963, abandonó el tercer año de la carrera para integrarse a la jornada guerrillera de Raití-Bocay, como fundador y combatiente del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), conocido con el seudónimo de Juan Luna.

Entre 1960 y 1961 Jorge había estado en Irak, Libia y la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas participando en actividades internacionales revolucionarias, donde se destacó como un ardiente orador que desde su pódium combatía a la dictadura somocista y su engendro el imperio norteamericano.

El 27 de octubre de ese año 1963, hace 57 años, la Guardia Nacional lo capturó vivo junto a ocho compañeros, los hicieron cavar su propia tumba mientras los muchachos cantaban el himno nacional de Nicaragua. El comandante Carlos Fonseca Amador delegó al comandante Silvio Mayorga para comunicar la trágica noticia a su mamá doña Josefina, quien laboraba de maestra de primaria y partera.

Días después el dictador Somoza mandó a cancelar la plaza de la profesora en una clara venganza por la participación de su hijo, miembro de la Dirección Nacional histórica del FSLN en contra de su gobierno. La acusaron de padecer problemas mentales para sacarla de su cargo. Los días venideros se tornaron difíciles, doña Josefina tuvo que lavar y aplanchar ropa, vender comida y atender huéspedes para poder sobrevivir y darle de comer al resto de sus tres hijas.

Doña Josefina se resistía a creer que a su hijo lo habían matado, tenía la esperanza que cualquier noche, como acostumbraba, le llamara con un silbido convenido, que era la señal para que ella quitara la tranca de la puerta y le permitiera entrar a la casa. A veces llegaba disfrazado de vendedor de carbón, cebollas y cualquier otra cosa, para despistar y evadir a la guardia “que lo buscaban vivo o muerto”,  asegura Ernestina, al remover entre sus recuerdos esos tristes días.

Reuniones en la escuelita Rubén Darío

Ernestina recuerda que siendo ella una adolescente de 14 años, a la escuelita Rubén Darío, ubicada del antiguo Instituto Ramírez Goyena tres cuadras al sur (a la montaña le decían) llegaban a reunirse en 1961 su hermano Jorge Navarro, Silvio Mayorga, Tomás Borge, los hermanos Daniel, Humberto y Camilo Ortega, quienes eran unos chavalos en los inicios del Frente Sandinista.

Años después, por donde fue La fábrica de baterías Hasbani, en el antiguo barrio Santo Domingo, en una humilde casa donde se vendía pan, tortilla, frijoles cocidos y algunas otras cosas que servían de fachada, se ocultaba el comandante Carlos Fonseca en un pequeño cuarto, en el que con dificultad alcanzaba un catre y una mesita donde colocaba libros y documentos.

En esa casa vivía doña Teodorita Rubí, madre del mártir José Rubí Somarriba, uno de los cuatro estudiantes universitarios asesinados en la masacre en León por la guardia de Somoza, donde resultaron más de 60 heridos, el 23 de julio de 1959.

“Mi mamá le mandaba la comida, le alistaba la ropa, el pinolillo”, dice Ernestina, cuya misión fue llevar esos alimentos y ropa al comandante Carlos, quién con su vasta experiencia de revolucionario y conspirador, cuando conversaban, la entrenaba en el chequeo y contra chequeo (observación y precaución de no ser vigilada ni seguida). También le recomendaba nunca dejar de estudiar.

“Siempre fíjate que nadie te siga, tené cuidado,” le instruía e insistía el jefe sandinista.

La novia clandestina

Después de la muerte de su hermano Jorge Navarro en la guerrilla de Raití- Bocay, Ernestina, siguiendo los pasos de su mamá, ingresó a estudiar a la Escuela Normal Central de Managua preparándose para convertirse en maestra de primaria. Fue creciendo en edad y su amistad con el comandante Fonseca fue acrecentándose, hasta llegar a ser su novia en la clandestinidad, afirma la Tina como le saludan y conocen sus amigos.

“Yo fui su novia”, reafirma Ernestina Navarro, que en enero del 2021 cumplirá 74 años de edad y por primera vez revela públicamente ese episodio de su vida. El 20 de junio de 1964, Carlos Fonseca, luego de haber entrado al país para fortalecer la estructura interna del FSLN, fue capturado en el barrio San Luis, junto al entonces militante mexicano Víctor Tirado López.

Durante su permanencia en la cárcel doña Teodorita y Ernestina le visitaban los jueves y domingos llevándole alimentos y cambiando la ropa. “Dejábamos de ir a misa para ir a la visita”, rememora la colaboradora histórica y militante sandinista. Fonseca fue deportado a Guatemala el 6 de enero de 1965, el mismo día que Ernestina cumplía 19 años de edad. Después de esa fecha nunca más volvió a verlo.

La relación sentimental entre Ernestina y Carlos concluyó por interferencia de doña Teodorita Rubí, quién insistía que el jefe guerrillero a quién llamaba hijo necesitaba “una mujer mayor, vos sos una chavala”, cuenta Ernestina que le decía la señora Rubí, para quien Carlos Fonseca era su adoración.

– “Pero para llevarle la comida, ropa, traer periódicos, corriendo el riesgo de que hasta los guardias me puedan violar, entonces si no soy una chavala”, reclamaba con asistido derecho la entonces joven estudiante a doña Teodorita, quién volvía a remarcar que ella era muy joven para una relación con un hombre perseguido por la Guardia Nacional de la dictadura somocista.

Recuerda que también acudía a los juzgados donde procesaban al comandante Fonseca. En los antiguos juzgados de El Trébol, llamados así por la cercanía a un cine de ese nombre (que a criterio de Ernestina deberían convertirlo en un museo de la injusticia somocista). A esos juicios llegaban doña Teodorita, doña Justina Fonseca (madre del comandante Carlos) y doña Josefina Navarro.

La promoción interrumpida por la masacre del 22 de enero

Trabajaba de día como maestra de primaria y de noche estudiaba el bachillerato en el Instituto Miguel de Cervantes, que funcionaba en las mismas instalaciones del Goyena. El domingo 22 de enero de 1967 el partido Conservador, liderado entonces por el oftalmólogo Fernando Agüero Rocha, cerraban su campaña electoral para las elecciones del 5 de febrero del año siguiente, ese mismo día Anastasio Somoza Debayle, candidato presidencial cerraba la campaña en León, llamada entonces la cuna del liberalismo y somocismo.

Al finalizar la concentración en la actual Plaza de la Revolución, los cientos de manifestantes se rehusaron a retirarse y fueron arengados para emprender la marcha sobre la antigua Avenida Roosevelt que conducía directamente a la Casa Presidencial, ubicada en la loma de Tiscapa, con la intención de sacar del poder a Somoza.

Casi al caer la tarde, cuando las golondrinas revoloteaban buscando el sitio ideal para dormir, se desató una balacera en la que murieron al menos mil quinientas personas, pero nunca se conoció con exactitud el número de fallecidos, porque los cadáveres fueron enterrados en fosas comunes por efectivos de la guardia que recogían los cadáveres con palas mecánicas.

Esa noche Somoza impuso el Estado de sitio suspendiendo todas las garantías constitucionales y la bachillera Ernestina Navarro se quedó vestida y alborotada, porque ese día la dictadura había enlutado al país, seguido de una brutal represión en la que cayeron presos todos los que resultaban sospechosos de haber participado o no en la fallida revuelta por sacar a Somoza del poder.

En el hospitalito de Bello Horizonte en la insurrección

En la insurrección de junio de 1979, Ernestina se integró a colaborar con el FSLN en el improvisado hospital instalado por los guerrilleros en el actual colegio Experimental México, donde atendió a los heridos que llegaban y a las personas que buscaban refugio seguro del bombardeo aéreo. Ella también estaba angustiada por protegerse junto a sus tres pequeñas hijas.

Cuando el repliegue de Managua- Masaya la noche del 27 de junio, en el que más de seis mil personas se movilizaron estratégicamente para retomar fuerzas en Masaya que se encontraba liberada, Ernestina fue evacuada hacia la zona de Sabana Grande, ante una inminente operación limpieza que ejecutaba la guardia somocista, lo que significaba muerte para todo vestigio de vida.

La solidaridad con Cuba y Venezuela

Luego de la victoria de la Revolución Popular Sandinista, el 19 de julio de 1979, Ernestina se integró a trabajar en el Ministerio de Bienestar Social, desde donde le encargaron la selección y captación de muchachos que habían concluido los estudios primarios para continuar la secundaria y saltar a un técnico o bien universitario en la isla caribeña.

Posteriormente le encomendaron la misión de coordinar el trabajo con discapacitados de guerra, para ser enviados a reestablecerse a Cuba, la Unión Soviética y países socialistas que ofrecieron su solidaridad con las víctimas de guerra.

Por ser economista graduada le asignaron trabajar en el entonces Ministerio de Desarrollo Agropecuario y Reforma Agraria (MIDINRA), laborando en el primer plan nacional de producción nacional. En esta institución se integró a las Milicias Populares Sandinistas y en las Milicias Obreras Alfabetizadoras (MOAS), desarrollando su trabajo en la zona de El Crucero.

Es fundadora de la Asociación de Padres de Familia con hijos becados en Cuba, comandante Julio Buitrago, desde donde desarrolló un trabajo de agilidad en la comunicación entre padres e hijos. Igualmente es fundadora de la Asociación de Amistad y Solidaridad con Cuba. También ha trabajado con las madres de héroes y mártires y víctimas de la guerra.

Les botó una farsa a la derecha en el Ben Hur

En agosto de 2003, en la última edición del Ben Hur, (cuando el FSLN no estaba en el gobierno) una competencia de carrera de carretones halados por caballos organizado en los años de gobiernos neoliberales, los organizadores habían anunciado la presencia de Fidel Castro, con un imitador cubano residente en Miami, que en esa ocasión pretendía ridiculizar al jefe revolucionario entrando en camilla y con suero ante el redondel donde se levantaba una tarima en medio estadio nacional.

Conociendo previamente el anunciado show, la Tina muy decidida buscó apoyo con algunos compañeros militantes y se dirigió al antiguo coloso donde estaba atestado de gente, desplegó una bandera de Cuba de cuatro metros de largo y subió a la tarima paralizando la farsa y amenazando gritó que mucha gente de la que se encontraba en el sitio, sólo esperaban una señal para entrar en acción. Solo eran tres varones y ella la única mujer.

Los organizadores finalmente desistieron de la presentación al ver que los protestantes con su bandera de Cuba desplegada, la que pretendieron arrebatárselas, no se bajaban de la tarima y paralizaron también la carrera de caballos, de esa manera finalizó el incidente que evitó que el jefe de la Revolución de Cuba Fidel Castro Ruz, fuera objeto de burla por inescrupulosos funcionarios de la derecha.

Actualmente es la coordinadora del Comité de Solidaridad con Cuba y Venezuela, desempeñando una constante labor de denuncia contra el imperio norteamericano por sus ataques permanentes a estos países.

En el año 2002 tuvo la oportunidad de saludar y conversar con el comandante Fidel Castro durante un evento en el barrio El Vedado en la Habana, donde Fidel le concedió los micrófonos para que hablara de la hermandad y solidaridad entre las revoluciones cubana y nicaragüense.

Desde las primeras elecciones realizadas en libertad en Nicaragua en 1984, cuando el FSLN ganó por abrumadora mayoría, Ernestina ha estado inmersa en el trabajo en todas las campañas electorales, en algunas como jefa de campaña. También fue miembro concejal del gobierno municipal en la Alcaldía de Managua. Fue candidata a diputada, pero no logró alcanzar escaño.

Ante la llegada del año 2021, Ernestina Navarro, a quién sus amigos le llaman “decana de la solidaridad” por sus años y permanencia en esta labor, afirma y confirma estar presta a participar en las venideras elecciones de noviembre con la fe y seguridad en la victoria sandinista para continuar llevando amistad y solidaridad entre las revoluciones.

El personaje

Ernestina Navarro, nació en Niquinohomo, Masaya, el 6 de enero de 1946.

Soltera, madre de 3 hijas profesionales: Ana Ligia, Scarleth y Waleska, graduadas en Cuba, una de ellas médico. Abuela de ocho nietos y ocho bisnietos.  Maestra normalista 1966-1981. Economista graduada en la UNAN, Managua.

Desde 1973 trabaja como agente de seguros, actualmente es gerente de su propia correduría.

Concejal suplente por el FSLN en la Alcaldía de Managua en 2012.  Es devota de la Virgen Concepción de María, celebrando la gritería los 7 de diciembre.

Celebra su cumpleaños el día de Los Reyes Magos acompañada de amigos y niños que disfrutan de piñatas, golosinas, comidas y refrescos.

Es miembro de la Unidad de Victoria Electoral (UVE) héroes del Chaparral, de su comunidad, Bello Horizonte.

1 Comment

  1. Muchas felicitaciones cra Ernestina Navarro por su formacion y entrega a las causas de los pueblos por su identidad con las causas y legado llevado muy claro y muchas felucidades por la preparacion de sus hijas que es la mejor que una madre puede heredar a sus hijos

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