Rentabilizar el desarrollo: despertar, emprender e innovar

Valeria Imhof

Rentabilizar el desarrollo es un nuevo concepto económico-social que se está poniendo en práctica en Nicaragua aprovechando las múltiples y amplias obras de progreso que ha ejecutado el Gobierno de Unidad y Reconciliación Nacional en los últimos diez años, y que constituyen bases firmes para profundizar la economía popular.

El economista Freddy Cruz, directivo del Consejo Nicaragüense de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Conimipyme) es un entusiasta impulsor de este concepto que se enmarca en aprovechar las obras de infraestructura y de carácter social para avanzar en la economía social, conformada por sectores populares organizados alrededor de la producción y de los servicios.

Es decir, sectores claves en el país para el desarrollo social, económico y productivo como cooperativas, empresas de los trabajadores y asociaciones de pequeños productores, entre otros.

Freddy Cruz Cortez, directivo del Consejo Nicaragüense de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Conimipyme)

“Si bien las obras y metas alcanzadas por el gobierno mejoran inmediatamente el bienestar de la población, tal como disfrutar y beneficiarse de una nueva carretera de cuatro carriles, es necesario adoptar el criterio de optimizar el aprovechamiento del desarrollo para generar mayor beneficio social”, consideró Cruz.

“Década de la prosperidad” ha calificado Cruz el tiempo que ha transcurrido de 2009 a 2019 por los logros económicos y sociales alcanzados que se traducen en la reducción de la pobreza general del 48.4% al 24.9%; la educación gratuita a más de 1.7 millones de estudiantes en primaria, secundaria y formación técnica; aumento de la cobertura de energía eléctrica en hogares del 54% al 96%; programas de crédito a 812,654 mujeres de 143municipios del país; cobertura de agua potable de 65% en 2006 a 95% en 2018, entre otros logros.

“Las obras de desarrollo del país son amplias y ofrecen una base firme para un efecto multiplicador del progreso social”, destacó el economista, agregando que Nicaragua debe institucionalizar las capacidades que han sobresalido
en respaldo a la revolución durante la crisis surgida en 2018.

A su juicio, en esta etapa histórica especial se ha puesto de manifiesto el rol de las organizaciones de la economía social, que se han destacado en su respaldo al gobierno revolucionario y en asumir el rol de la reactivación económica, contribuyendo así a que la población tenga a mano su alimentación y tranquilidad.

Carreteras como polos de desarrollo

Precisamente son esos pequeños y medianos productores los que realizaron grandes esfuerzos en reactivar la economía luego del intento golpista, pero, según Cruz, todavía hace falta en avanzar en el aprovechamiento de las obras del gobierno sandinista para “rentabilizar el desarrollo” de este inmenso sector de la población.

Nicaragua ha tenido una década de prosperidad y uno de los datos más significativos son los más de 500 kilómetros de carretera en todo el país, y un conjunto de obras de desarrollo que se deben aprovechar desde el punto de vista económico.

En ese sentido, el economista refirió que en el caso de las carreteras se les debe dar un uso más extendido, convirtiéndolas en rutas de negocios locales típicos y de turismo. Ya hay ejemplos como lo ocurrido en el km. 70 Managua- Chontales, donde la alcaldía de la zona ayudó a instalar un mercadito de la miel de abejas, beneficiando a más de 60 familias rurales.

“Tenemos una riqueza enorme, un potencial inmenso que hay que despertar”, subrayó el directivo de Conimipyme, y resaltó que con una buena carretera se viaja mejor y más rápido; “pero no solo se trata de eso, sino de aprovechar esa inversión poniendo por ejemplo negocios que sean visibles a los conductores o transeúntes”.

De ahí que uno de los planteamientos como gremio ha sido promover iniciativas para rentabilizar las obras de desarrollo, pero además se plantea destacar la magnitud, importancia y aportes de este modelo económico.

“La pequeña empresa dio muestra extraordinaria de capacidad de reactivación en medio de la crisis y prueba de eso es que en 2018 la agricultura creció un 18 por ciento y el sector pecuario el siete por ciento; esto significa que la economía social, per sé tiene una potencia inmensa y fuera más grande si le damos el apadrinamiento de las obras de desarrollo”, consideró.

Para él, la próxima etapa es el reconocimiento y consolidación de la economía social, y despertar pautas y capacidades para que se desarrolle más. En consecuencia, se requiere “un esfuerzo de educación económica empresarial para acoger ese esfuerzo y multiplicarlo”.

La realidad es que las pequeñas y medianas empresas corresponden al 97 por ciento de las unidades económicas
del país y proporcionan el 75 por ciento del empleo, generando el 45 por ciento de la producción nacional.

Además, se pueden aprovechar los más de un millón 700 mil técnicos formados en los diferentes centros educativos, como el Tecnológico Nacional-Inatec. “Los técnicos ya tienen esa capacidad y hay que aprovecharla. Hay un beneficio pasivo pero lo que queremos crear es un beneficio activo de cada obra de progreso”, explicó.

Apostar por la economía social

De acuerdo a Cruz, si un país quiere crecer debe apostar por la economía social y no solo enfocarse en el incremento del Producto Interno Bruto (PIB). “Nos ha entrampado el concepto neoliberal de que el desarrollo y el crecimiento es en base al PIB y lo que éste genera. El desarrollo está en que las personas tengan capacidades de hacer, desarrollarse y crecer por sí mismas como lo plantea el estadounidense Joseph E. Stiglitz, Premio Nobel de Economía”, mencionó.

“Hasta ahora los gobiernos en general lo que han hecho es buscar un mejor producto interno bruto, pero esto no sienta las mejores bases del desarrollo; por eso el enfoque debe ser más economía social, más gente haciendo cosas y progresando por sí misma”, añadió.

No hay duda que en Nicaragua hay un gran potencial para el desarrollo de este modelo económico. Los agricultores son los principales proveedores de alimentos en el país. La agricultura campesina domina la producción de alimentos y casi el 80 por ciento de la tierra está en manos de pequeños y medianos agricultores.

La economía social produce entre el 80 y 90 por ciento de sus propios alimentos, emplean a casi tres millones de personas, lo que representa el 73,7 por ciento del empleo nacional, con una participación activa de la mujer.

Es decir, que la economía social ha encabezado la activación económica, indicó Cruz, retomando las estadísticas del Ministerio de Fomento, Industria y Comercio (Mific) que refleja que el 94,1 por ciento de las entidades económicas y sociales de Nicaragua forman parte de lo que se denomina la “economía popular”: micro, pequeñas y medianas empresas familiares, cooperativas y asociaciones en el campo y la ciudad, para un total de 350,000 mipymes.

Co-emprender para el desarrollo

Otro elemento importante que destaca el economista para alcanzar ese desarrollo es el co-emprendimiento: se refiere a sumar actividades económicas con la asociación de varias personas que tengan la voluntad y capacidad de participar en ese emprendimiento.

“Se trata de sumar actividades, multiplicar las capacidades. Yo tengo el conocimiento y usted la inversión. Nos juntamos partiendo de la condición de desarrollo de cada persona o co-emprendedor”, explicó y sugirió apoyar a aquellas personas que decidieron emprender un negocio o actividad al quedarse sin un empleo fijo luego del intento golpista del año pasado.

¿Pero cómo se van a financiar estos emprendimientos? El economista opinó que el financiamiento es un insumo clave para respaldar la producción en el país; sin embargo, el financiamiento de fomento ha estado ausente, así como las entidades bancarias para tal fin.

El PIB de Nicaragua en 2017 fue de 13,810 millones de dólares, de los cuales la economía primaria contribuyó con un 45 por ciento aproximadamente, o sea con 6.214 millones de dólares. Hasta ese año, según algunas estimaciones, la economía primaria agropecuaria se autofinanciaba en un 60 por ciento con mano de obra familiar y el uso de sus medios de producción; y el otro 40 por ciento con diversas fuentes crediticias.

Una fuente de financiamiento que propone Cruz es a través de las agencias multilaterales, que actualmente están enfocadas más en la inversión de obras públicas que en el financiamiento a pequeños y medianos productores.

“Uno de los problemas que tenemos es el cierre y encarecimiento del financiamiento de los bancos, por eso es importante generar una política de fomento financiero para estos emprendimientos y que los fondos de las agencias multilaterales sean destinados no solo a obras de progreso sino para el desarrollo económico y productivo”, indicó.

Otra de las propuestas del directivo de las Mipymes es que se reconozca la magnitud, importancia y aportes de la economía social y se declare como prioritario dentro de las políticas públicas. Asimismo, aprobar e implementar políticas públicas que contribuyan a dinamizar y fortalecer la economía local a través de un acuerdo nacional de reactivación económica, incluyendo el impulso a las exportaciones en el contexto de los acuerdos de libre comercio.

“Reserva Estancia del Congo”: ¡Cada especie, un emprendimiento!

La Reserva Estancia del Congo está ubicada en el km 84.8 carretera Managua- Rivas, 6 km al este hacia las playas de El Menco, municipio de Potosí, Rivas. Este espacio es un ejemplo de que es posible transformar una actividad económica en un proyecto de desarrollo con diversificación de actividades.

El lugar era anteriormente una finca tradicional ganadera y hoy es una reserva privada silvestre que promueve diferentes actividades relacionadas al uso climático, ecoturismo, salud y educación.

Además, aquí han impulsado el proyecto “Cada especie un emprendimiento” así como programas de economía de desarrollo local en conjunto con las autoridades municipales de Potosí y Buenos Aires en el departamento de Rivas.

La reserva tiene un área de 60 manzanas que han sido destinadas exclusivamente a la conservación y que ha venido regenerándose significativamente en los últimos siete años. “La reserva tiene 18 años de funcionar. Rescatamos y conservamos la biodiversidad y luego le ponemos el valor agregado que es la economía de la diversidad y de paso hacemos incidencia en el desarrollo local”, explicó Cruz.

En la reserva hay 260 especies de aves y con el proyecto adoptado bajo el principio de gestión de “Cada especie un emprendimiento” le permitirá una mayor rentabilidad de su desarrollo. También ha establecido el emprendimiento de la “Escuela Ancla de Aceleración de Emprendimientos”, para contribuir a la economía del desarrollo local.

“Tenemos un potencial inmenso que debemos de aprovechar. La gran tarea es despertar ese potencial existente y emprender asociándome con el otro de acuerdo a mis propias capacidades. En el ámbito privado hay enormes posibilidades”, finalizó.

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